Capítulo 1
25 de septiembre de 2025, 16:36
PROLOGO
La oficina de la directora de Hogwarts se hallaba en un insondable silencio incomodo, todos los presentes, a excepción de una persona, experimentaban emociones demasiado encontradas como para poder emular siquiera palabra alguna.
Tras el escritorio de roble, Minerva McGonagall miraba de manera furibunda al chico que estaba frente a ella, no podía creer lo que había escuchado de sus labios, lo que aquel mocoso de catorce años había pronunciado había sido una completa herejía.
──Lo siento Harry──dijo Minerva quitándose sus gafas de los ojos mientras Harry Potter se mantenía imperturbable pese a la rabia que estaba sintiendo en estos momentos.
A su lado, el profesor Alastor Bardeman—un hombre de mediana edad, cabello grisáceo, de gafas redondas que vestía una túnica oriental de color morado— sostenía la varita mágica de Albus Severus Potter.
Aquel hombre dando un suspiro que sonó más a decepción que a sentencia, partió la varita en dos con un chasquido seco, el ruido retronando en la Oficina con crudeza.
—Nunca pensé que tendría que hacer esto contigo Potter….fuiste uno de mis mejores alumnos…de verdad que es una lástima.
Alastor deposito la varita rota en el escritorio sin molestarse en ocultar su amargura, lo que solamente ocasiono que Harry Potter volviera a contar por enésima vez en el día hasta diez para no perder los estribos.
Lo que estaba ocurriendo era insulso, estúpido quizá…pero con una demanda por indemnización por culpa de las idioteces de su hijo Harry sabía que no podía permitirse ser más dilaciones ni mucho menos mostrarse condescendiente con su hijo por haberle hecho un daño irreparable a Hogwarts, aquella escuela que tanto quería y valoraba.
Aquel castillo había sido su hogar durante mucho tiempo y el hecho de que su hijo hubiera atentado en contra de eso le producía nauseas; a unos pasos detrás de su hijo, apenas podía contener sus emociones.
Transmitía un aura excesivamente sombría, Su rostro cenizo, marcado por la frustración, se contraía como si cada segundo de aquella escena le añadiera años.
Sus ojos esmeraldas relampagueando mientras pensaba en las múltiples formas de castigar a su hijo cuando llegaran a casa.
Ginny por otra parte permanecía con la mandíbula tensa, su mano derecha apretando con disimulo el hombro de Albus igual de molesta que Harry.
Cualquier persona si se viera en esta situación sin duda se mostraría como mínimo, avergonzada o triste por todos los eventos previos que la habían conducido a este momento, a este sórdido momento en que la posibilidad de destacar en el mundo mágico le era completamente negada, así como la de convertirse en una persona respetable.
Instantáneamente Albus Severus Potter se convertía ahora en un marginado de la sociedad, un desecho humano carente de toda dignidad y respeto.
Por años, los alumnos de Hogwarts hablarían sobre lo que había sucedido aquella fatídica noche del cuatro de octubre del 2021 donde un estudiante había violado uno de los más grandes tabus de los magos.
Aquel incidente permanecería en el recuerdo de todo el colegio como uno de los peores momentos que la escuela hubiera experimentado y que días después cobraría la vida de la mitad del profesorado producto de las secuelas psicológicas que aquella horrida noche les había causado, por lo que Hogwarts suspendería labores alrededor de cuatro meses para cubrir las vacantes lo que desencadeno que todo los estudiantes aprobaran automáticamente de año sin importar sus resultados.
Una leyenda viviente tan controvertida entre los alumnos que por momentos incluso parecía opacar la fama del niño que vivió.
Sus acciones, sus decisiones, serian discutidas por cientos de estudiantes, tanto los que estaban a favor, como los que se hallaban en contra.
¿Héroe o Villano? ¿Un elegido del destino o un mago tenebroso de dudosas intenciones?
¿Volvería algún día a Hogwarts? Aquellas eran las constantes preguntas que se hacían los estudiantes en el Gran Comedor.
Aquel día, Minerva McGonagall vería por última vez a la Familia Potter.
Y sin embargo, en medio de todo este enfermizo caos, Albus Severus Potter permanecía inexpresivo, indiferente, ninguna emoción cruzaba su rostro, como si aquello no fuera más que un trámite burocrático aburrido, como si le hecho de le rompieran la varita justo frente a sus ojos no le hubiera afectado en lo más mínimo
Un enigma absoluto para todos los presentes, nadie podía pensar en lo aquel muchacho estaría pensando.
Al final, Harry rompió el silencio inclinándose con solemnidad hacia McGonagall.
—Lamento profundamente lo ocurrido, Directora.
Sin añadir más, tomó a Ginny del brazo y salió de la oficina con su hijo caminando tras ellos.
Los pasos resonaban con un eco solemne mientras descendían por los pasillos de piedra hasta que llegaron al vestíbulo principal donde un grupo de tres estudiantes ya los estaban esperando Scorpius Malfoy, Rose Weasley y Zane Macmillan.
Ginny suspiró resignada intercambiando una breve mirada con Harry el cual solamente asintió.
—Adelante —mascullo Harry, cediendo por primera vez en toda la tarde—. Despídete.
Albus levantó apenas la vista, y por primera vez en horas algo cambió en su semblante, su inexpresivo rostro pareció iluminarse
Caminó hacia sus amigos con una ligera vacilación, sin embargo, antes de que pudiera decir algo estos lo envolvieron en un fuerte abrazo grupal.
──Te vamos a extrañar──murmuro Rose al borde de las lagrimas.
──Conquistare a tu hermana, la hare muy feliz en tu lugar──dijo Zane con una convicción que hizo que Albus solamente le tomara el hombro deseándole suerte.
Aquellos cuatro amigos lamentaban lo ocurrido por que no querían despedirse de su amigo, sin embargo, no tenían opción, al separarse las miradas de los cuatro estaban cristalizadas, su hermandad llegaba a su fin, el viaje de un amigo llegaba a su fin.
Estrechando su mano por última vez, Scorpius Malfoy le extendió un reproductor de mp3 a Albus, lo cual causo que este le mirara de manera significativa.
—Nunca nos olvides —dijo, ofreciéndoselo.
Albus lo tomó con una ligera sonrisa asomó en sus labios.
—Hicimos un juramento, Scor, no te preocupes, nos volveremos a ver.
Con eso, se separó de sus amigos y regresó hacia sus padres, quienes lo esperaban con gesto severo mientras las puertas del castillo se abrían.
El trío cruzó los terrenos de Hogwarts en silencio.
Harry se tensaba con cada paso ya que no le parecía para nada bien que su hijo estuviera medianamente alegre por haber recuperado ese cacharro muggle como si todo lo malo que había hecho anteriormente no importase.
Al llegar a la entrada, el siempre confiable Ford Negro de la familia Potter los aguardaba.
Harry y Ginny tomaron asiento adelante, rígido como estatuas, mientras Albus se acomodaba atrás.
Colocando los auriculares del MP3 en sus oídos y, con total despreocupación, encendió el aparato.
──Estoy profundamente decepcionado de ti Albus──dijo Harry mientras encendia el auto y empezaba a conducir.
Ignorando completamente a su padre Albus se había puesto los auriculares y se acostó en el asiento trasero como si de una cama se tratase.
A Harry esto no le hizo ni pizca de gracia y ya había levantado su varita para explotar el infernal aparato de no ser porque su esposa lo detuvo dándole una mirada de advertencia.
Unos segundos después, la inconfundible voz melancólica de una banda lleno los pensamientos de Albus que con una devocion irritante, comenzó a cantar.
Su voz, sentida y dramática, parecía la de un artista en pleno escenario.
──Everybody needs a little time awaaay
──I Heard her say…from each oootheer.
Harry se removió en su asiento, el ceño cada vez más fruncido, Ginny lo miró de reojo, advirtiendo le a su hijo de esa chispa peligrosa que empezaba a encenderse en sus ojos también ¿Cómo se atrevía el maldito cabrón a ponerse a cantar?
──Even lovers need a holiday….far way from eaach ootheer…
Harry inspiró profundamente, los nudillos blancos sobre la varita
—Harry, no lo hagas —susurró entre dientes.
Pero fue inútil.
──HOOOLDD ME NOOOW IS HARD FOR ME TO SAY I´M SO…
──¡EXPELLIARMUS!