ID de la obra: 1075

QUE PASO DESPUES DE LOS ÁNGELES

Gen
G
Finalizada
1
Emparejamientos y personajes:
Tamaño:
21 páginas, 6.479 palabras, 8 capítulos
Descripción:
Notas:
Publicando en otros sitios web:
Prohibido en cualquier forma
Compartir:
1 Me gusta 0 Comentarios 0 Para la colección Descargar

Despedida Temporal (Final)

Ajustes de texto
Hola. Capítulo final, no saben lo feliz que me siento al terminar mi primer fanfic. Me encantó éste manga, si tienen la oportunidad de adquirirlo, háganlo. Saludos y gracias por leer. Atención: Defense Devil y sus personajes pertenecen a Youn In-wan y Yang Kyung-il. Yo sólo escribí la historia por puro gusto y entretenimiento.

***

Capítulo 8: Despedida Temporal (Final) Después de las buenas noticias, era momento de que cada quien tomase su camino. Kucabara no estaba y era lamentable, pero todos tenían algo que decir. Idamaría habló primero, con voz triste pero firme. —Es momento de regresar a mi mundo. Quiero darles las gracias a todos y pedir que me perdonen por mi comportamiento hostil hacia ustedes. Yo estaba equivocada y ahora me doy cuenta que existen demonios buenos y ángeles malos— hizo una reverencia. —Si en algún momento quieren visitar el Mundo Humano, son bienvenidos en el monasterio del Padre Seruma. — —Seguramente nos volveremos a ver, el amo querrá seguir ayudando a las almas sospechosas y tendremos que visitar el mundo humano para buscar pruebas— dijo Bichula, sonriendo. —Espero que nos invites a comer esas deliciosas hamburguesas de la otra vez. — —Claro que sí, las que quieran— respondió la monja. Samus se acercó preguntando. —¿Puedo ir contigo, Bichula?, quiero ayudarlos y no tengo a dónde más ir. — El pequeño demonio asintió con la cabeza. —Claro que sí, Samus, pero tendrás que ayudarme con la limpieza de cráneos. — La chica se sorprendió por un momento y después se rio. Volteó a ver a Idamaría y le dijo. —Gracias por regresar y ayudarnos, ahora veo que algunos humanos son de confianza— le entregó los restos del pobre Jodie. —¿Podrán repararlo? — —Creo que el Padre Seruma podrá hacer algo al respecto— confirmó Idamaría. —Espero que sí, después de todo, mi ayuda fue valiosa para hacer el viaje a través del Mundo de los Demonios, no quiero que me desechen como chatarra vieja— intervino Jodie. El vehículo había estado en silencio desde hace rato. Ya que, después del ataque que sufrió, la batería que mantenía encendida su computadora principal, se estaba agotando, así que lo mejor era ahorrar energía. Idamaría sonrió. —No te preocupes Jodie, quedarás como nuevo. — Samus miró a Kelia y le hizo una petición. —Su majestad, me gustaría visitar a Legato cuando se recupere, si no hay inconveniente alguno. — La Reina hizo un gesto de afirmación. —Claro que sí, todos son bienvenidos al palacio, bueno, tan pronto lo reconstruyamos, podrán venir cuando quieran. — —¿Por qué quieres visitarlo?, ¿Qué tal si nos vuelve a atacar? — preguntó Bichula con gesto de molestia. —Porque sé que no es mala persona y seguramente necesitará amigos ahora que Kucabara no está— contestó la chica. Entonces Kelia intervino. —Yo me encargaré de explicarle todo, él no volverá a comportarse como lo hizo, no con todo lo que sucedió. Cuando Kucabara regrese, no podrá tomar el trono, no tiene el carácter para ello. Legato seguirá siendo Rey, pero sé que escuchará las sugerencias que le haga su hermano mayor— concluyó, mientras veía a su hijo, sostenido todavía por Sugal. Samus y Bichula asintieron al unísono. —Oye, monja, saluda a la niña de mi parte— habló por fin el Shinigami. Idamaría lo miró y dijo. —Vamos Sugal, sabes que eres bienvenido en el monasterio, además, creo que Júpiter te recordará y querrá que la visites para darte las gracias. — Sugal permaneció en silencio mientras fumaba otro cigarro y desviaba la mirada, no dejaría que su reputación de frío Shinigami se viera afectada por mostrar simpatía hacia una niña humana. Finalmente, cada quien tomó su camino. Idamaría usó de nuevo la regadera que antes la enviara, por manipulación de Elimona, al Horizonte de los Eventos. Sabía que esta vez nadie intervendría en su regreso al monasterio, así que cargó en su espalda los sobrantes de Jodie y se despidió, perdiéndose en el vapor del extraño portal. Por su parte, Bichula transmutó a su forma alada y Samus subió a su espalda. Dijeron adiós y levantaron el vuelo para alejarse. Sin embargo, Kelia y Sugal vieron que ambos regresaban con una expresión ligeramente avergonzada. —No podemos regresar al Horizonte de los Eventos, no tengo el poder suficiente para abrir un portal hacia allá— dijo Bichula, un poco apenado. Sugal soltó una risilla burlona, provocando el enfado del demonio dragón. —¡¿De qué te ríes?!, ¡No todos tenemos la habilidad de pasearnos entre mundos, idiota! — Samus trató de calmarlo y preguntó. —¿Habrá alguna manera en que puedan ayudarnos? — El Shinigami bajó momentáneamente a Legato y Kelia lo sostuvo. Entonces abrió su libro de fórmulas y un ligero brillo escapó, transformándose en niebla azulada. En medio de la misma, apareció una fisura en el tiempo/espacio, era la puerta hacia el Horizonte de los Eventos. —De nada…— dijo Sugal, sin soltar su cigarro. Bichula inició el vuelo otra vez, Samus dio las gracias y ambos desaparecieron al cruzar el portal. Sólo restaban Kelia, el Rey y Sugal. —Gracias por tu ayuda, ahora tengo que ir al palacio, es tiempo de reconstruir y levantar de nuevo éste mundo. — Sugal asintió y con Legato en brazos, la siguió. Llegaron a una parte del palacio que no estaba derribada y de inmediato, decenas de guardias de acercaron, haciendo reverencias a modo de saludo. —Estamos a sus órdenes, su majestad— dijeron al unísono. Aunque estuvo ausente algunos años, todos sabían que ella era la Reina madre y que tenía el poder temporalmente, ya que el joven Rey no estaba en condiciones. Después de dejar a Legato en una habitación provisional, Sugal se despidió. —Su majestad, me retiro, tengo un infierno que administrar. — La reina lo miró detenidamente antes de hablar. —Sigue con tus obligaciones de Shinigami, pero no vuelvas a traer almas inocentes por medio de engaños, ya no es necesario hacer semejantes actos para obtener Materia Oscura. — Sugal guardó silencio, haciendo un leve gesto de sorpresa. Asintió con un movimiento de cabeza y luego se dio la media vuelta para salir de la habitación. —Al parecer, la Reina se enteró de muchas cosas— pensó, encaminándose a la salida. Kelia se dirigió al balcón de la habitación para mirar el cielo. —Vuelve pronto, Kucabara— murmuró con anhelo. . . El padre Seruma estaba regando su jardín, se sentía feliz de ver a Júpiter con sus padres de nuevo, la pequeña había sufrido mucho. Cuando el contrato firmado con Kucabara se cumplió, ella olvidó todo el dolor y las tragedias. Ahora sabía que el príncipe era un demonio con una bondad enorme, algo que jamás imaginó ver en los de su especie. Pero también había otros que eran menos expresivos en sus sentimientos, como Sugal. —Ese demonio salvó a Júpiter en más de una ocasión y, aun así, no reconoce que siente cariño por ella, es tan orgulloso y… ¡Cocina muy bien! — dijo el sacerdote, recordando cuando Sugal preparó la comida un par de veces mientras estuvo recuperándose en el monasterio. De pronto, escuchó que alguien lo llamaba. —¡Padre Seruma, hemos regresado! — gritó Idamaría con alegría, corriendo hacia él. —Bienvenida, que bueno que estás de vuelta, todas las muchachas te extrañan— contestó, mientras abrazaba cálidamente a su expupila. —Padre, lamentablemente le pasó algo terrible a Jodie, espero que pueda repararlo— dijo, enseñándole lo que quedaba del auto. El padre Seruma se sorprendió. —¿Qué te sucedió Jodie?, ¿Quién te hizo esto? — cuestionó preocupado. Después de largas explicaciones, ambos se dirigieron al monasterio, ya era hora de la misa e Idamaría quería ver a Júpiter. … La pequeña Júpiter estaba al lado de sus padres, su sonrisa reflejaba su alma y lo feliz que era. Ella tenía la sensación de haber tenido una pesadilla en la cual los perdía, pero no alcanzaba a razonar de qué se trataba. No reconocía del todo al padre ni a la monja, sólo sabía que eran buenos amigos de su familia. Al cumplirse el contrato que firmó con Kucabara, sus dolorosos recuerdos se esfumaron, pero también parte de las buenas experiencias. Sin embargo, no todo estaba perdido, ya que su alma era pura, por ser una niña pequeña y no todas las memorias fueron borradas. Sutiles recuerdos de un par de demonios que jugaban con ella y una amistad con la hermana Idamaría y el padre Seruma, se mantenían persistentes. También recordaba a un guardián, otro demonio que la protegió en varias ocasiones estando despierta y dormida. Estaba preocupada por él, porque soñó que se despedía de ella y después moría. Pasó el resto de la tarde pensando en ello y se fue a sentar a la banca de la loma cercana al monasterio. … El humo blanco terminó de formar los cálculos matemáticos frente a Sugal. El portal comenzó a abrirse, dejando ver parte del Mundo Humano. El demonio atravesó y se encontró pisando el pasto verde de una colina. Entonces caminó un poco más y vio la banca donde no hace mucho, una pequeña niña le expresaba en silencio su cariño y gratitud por salvarla otra vez. El Shinigami estaba de nuevo en el monasterio y miraba a Júpiter sentada y dándole la espalda. —Eres tan parecida a mi hija— pensó con nostalgia, acercándose a ella. —Hola, veo que te encuentras bien— dijo, con una pequeña sonrisa. Júpiter se sorprendió bastante al escucharlo y las vagas memorias regresaron, era Sugal y estaba vivo. Corrió a sus brazos y el demonio se inclinó para abrazarla. No había nadie cerca, así que no le importó mostrar sus sentimientos, la niña humana lo hacía sentir feliz porque le recordaba a su fallecida hija. Él jamás hablaba de ello, pero antes de ser Shinigami, tuvo una familia, la cual perdió debido a un desastre natural que afectó el área donde vivían. Desde entonces, se volvió frío y reservado. Se unió a los Shinigamis para distraerse y no fue hasta que vio a la pequeña Júpiter secuestrada en el infierno, que sus sentimientos comenzaron a retoñar nuevamente. —¡Estás vivo! — gritó animada Júpiter, mientras abrazaba al demonio. —Qué bueno que viniste, gracias, no sé bien porque, pero estoy feliz de que estés aquí. — Sugal la miro y dijo. —Sólo estoy de paso, tengo unas cosas que hacer y decidí visitarlos para ver si el cocinero ya mejoro su comida, no pienses otra cosa. — —Sí, entiendo— respondió la niña con una sonrisa. Ambos se dirigieron al monasterio. Desde el pórtico, el padre Seruma los veía acercarse. Sabía que Sugal era un buen tipo después de todo, además, ya tenía muchas ganas de probar nuevamente su deliciosa comida. . . Los días pasaron, cumpliéndose un mes desde que Kucabara se fuera al paraíso. El Mundo de los Demonios ya estaba recuperado en su gran mayoría. Legato preguntaba por su hermano y Kelia lo tranquilizaba. Samus y Bichula tenían problemas para resolver casos complicados. Idamaría no terminaba de aceptar sus sentimientos por el demonio abogado, así que se distraía exorcizando espectros menores. El único que parecía indiferente a la ausencia de Kucabara era Sugal, que ahora visitaba a Júpiter para darle clases de matemáticas, eso sí, únicamente iba por “pura coincidencia”. … En lo alto del cielo se formó una grieta, de ella apareció volando una figura conocida. Sus alas tenían un ligero resplandor a pesar de ser alas de demonio. Su vestimenta era blanca y su sonrisa era de felicidad. —Ya estoy de regreso chicos— dijo Kucabara mientras volaba al encuentro de sus amigos y de la persona que amaba.

=FIN=

***

Muchas Gracias por leer.
1 Me gusta 0 Comentarios 0 Para la colección Descargar
Comentarios (0)