Atardecer

Ambos estaban sentados en una de las tantas vallas publicitarias de la Unión, estando a kilómetros del suelo con una imagen de Tang Xuan enorme a sus espaldas. —Los días han estado tranquilos, no me han llamado para ninguna misión significativa hasta ahora —Mencionó Li Ling suavemente, aplastando la lata de soda con sus manos, y arrojándola al vacío, una sonrisa apareciendo en sus labios. —. Entrené con Lewis y le pateé el trasero, debiste verme, fue un gran entrenamiento. Long Mian apenas hizo un sonido, solo para darle a entender al contrario que lo estaba escuchando, sus ojos concentrados en algún punto del horizonte. Balanceando sus pies de adelante hacia atrás de manera perezosa, su cola sigue el mismo ritmo. El joven parecía apacible, Li Ling lo miró fijamente, concentrado en esta dulce persona a su lado. Separando sus labios, pronunció con tranquilidad una pregunta, sin dirigir su vista a Li Ling. —¿qué crees que piensen tus amigos al saber esto? —Preguntó de manera genuina, a él no le interesaban las opiniones que puedan tener sobre él, pero tal vez a Li Ling si le importe lo que piensen. —¿esto? ¿De qué hablas exactamente? —Li ling preguntó, aproximando su cuerpo al contrario, sus piernas tocándose sin apenas ninguna separación, Li Ling con todo el descaro, posó una de sus mano en la cintura de Long Mian, atrayendo incluso más hacia sí mismo. —. Sé más claro con tus palabras. Una sonrisa traviesa era clara en su expresión. Long Mian volteó a mirarlo, frunciendo las cejas. —Sobre… nosotros —Habló suavemente, su cola moviéndose casi tímidamente. —. Al saber que pertenezco al decreto, te dirán que debemos alejarnos—Long Mian puso su Palma fría sobre la mano en su cintura, entrelazando sus dedos, acariciando la mano del asper más grande con cariño. —se que tus amigos son importantes para ti. Li Ling observó la expresión de Long Mian y sonriendo dijo —No importa lo que digan los demás, tú también eres importante para mí —Exclamó sin titubear, sus ojos expresando esa confianza con la que decía aquellas palabras. Long Mian de manera inevitable se sintió avergonzado de las palabras dulces, desviando la mirada. La cálida luz del atardecer lo hacía ver glorioso, el azul tornándose cálido en lugar de frío como normalmente Long Mian llegaba a mostrarse a los demás. —¿Mírame? —preguntó Li Ling con ternura, levantando sus cejas mientras él rostro de su amado volteaba a verlo, sin esperar, acercó su rostro al contrario y beso sus labios con ternura. —Me gustas mucho —expresó melosamente, juntando su frente con la del contrario. —también… me gustas —Susurró Long Mian. Li Ling sonrió automáticamente al escucharlo. Long Mian no acostumbraba a decir palabras dulces. Eran contadas las ocasiones en las que Li Ling pudo oírlas, todas la veces sonando como apenas un soplo de viento, yendose tan rápido como aparecieron, un simple susurro que podría pasar desapercibido en el bullicio del mundo. Li Ling deseaba poder escucharlas en cada oportunidad, y sonreír mientras su corazón se emocionaba en su pecho. —Eres realmente lindo —Expresó con sinceridad, tocando el rostro de Long Mian con las yemas de sus dedos, sin poder tocar la suave piel gracias a sus guantes.