Capítulo único
13 de octubre de 2025, 20:05
Cuando el corazón late por alguien y lo elige como su dueño: estás perdido. Y eso lo sabía bien Hiragi Toma cuando fijó sus ojos en ese chico tan increíble y malhumorado.
Porque ese chico no era alguien más. No solo porque es un idol que seguramente hace música que no es del estilo de Hiragi y, aun así, le encanta. No, tal vez sea por esa manera tan casual en la que se encontraron por primera vez, y luego hubo una segunda vez, una tercera y así hasta que no podría contarlas con los dedos de una mano.
Quizá fue la manera natural en que Sako Kota pide un chocolate a la taza, y lo bebe con paciencia disfrutando del dulce sabor.
Quizá fueron esos ojos avellana que cada vez que se dirigen a Hiragi, este siente que el mundo se paraliza.
O quizá sea cada vez que se prometen no volver a verse, fracasando por completo cuando a la semana se reencuentran y conversan de mil cosas para nada interesantes, pero que juntos, valen la pena.
Y, tal vez, Hiragi no sabe si la atmósfera de sentimientos que lo hacen sentir blandito es real, ni si lo que siente en su estómago son esas famosas mariposas de las que hablan los enamorados.
— Estás nervioso que parece que vayas a dar el concierto tú. — Comenta Umemiya al lado de Hiragi en la fila para el concierto del idol tan querido.
Hiragi toma una pastilla para el dolor estomacal mientras ignora el comentario.
Ume se ha visto arrastrado al estadio por Hiragi, una actitud impropia de su amigo. Pero el amor nos vuelve tontos. Sea como sea, Ume nunca había visto tan emocionado a su mejor amigo, así que decide apoyarlo en toda esta aventura.
Pasado un tiempo exagerado en la fila para entrar al concierto, consiguen un buen puesto para ver todo.
Hiragi siente su corazón saltar de una forma preocupante, lo achaca a los nervios antes de ver a su amado o-lo-que-sea. No sabe qué son, solo sabe que es un secreto y que Sako le invitó a este concierto con la premisa de “tengo una sorpresa”.
…
El concierto transcurre sin problemas. Hiragi, casualmente, se sabe cada letra y, casualmente también, Sako canta las que tiene constancia de ser las favoritas de su chico.
Sako Kota y su anuncio en pleno concierto de que tiene a alguien especial toma por sorpresa a todos. Incluso Hiragi se siente sorprendido, y Umemiya le codea como diciendo: qué afortunado.
— Al fin lo admites. — Comenta Inugami cuando su mejor amigo entra al camerino.
Kota resopla como si hubiera sido un esfuerzo enorme admitirlo públicamente, incluso si no ha dicho el nombre del implicado. Tal vez sí le ha costado. Es tremendamente reservado con su vida privada, pero sentía que debía decirlo, hacer saber que no está disponible, porque una parte de él le dice que está bien con ello.
Y aunque está lejos de todo lo que podía imaginar, Hiragi se siente completo, aunque nunca necesitó a alguien más, pero se siente satisfecho con lo que está por comenzar.
…
Los días pasan. Parece que todo va como siempre, que el mundo sigue girando como es habitual, y quizá, así sea.
Solo que ahora Hiragi ve más a menudo a Kota, al que ahora sí puede llamar por su nombre y no por su apellido. Que ahora las horas se sienten menos pesadas, que se respira un aire nuevo.
Kota no sabe cómo decirle a Toma que lo ama. Y no sabe que no hace falta, que Hiragi lo sabe, que Sako Kota ama a Hiragi Toma y eso nadie puede borrarlo.
Ni siquiera importa que sean portada en revistas de salsa rosa. No importa qué rumores estén esparciendo porque en su burbuja ambos chicos son felices.
— ¿Crees que se cansarán pronto? — Pregunta Hiragi.
Le molesta estar en la boca de todos cuando no han hecho nada malo. Odia que cuestionen su relación. Pero, sobre todo, lo de salir y que la prensa los acose, no le gusta para nada.
— ¿Los paparazzi? Ellos nunca se cansan. — Contesta Sako quién ya es inmune a todos los dramas del mundo del espectáculo. — Pero no importa, te amo, eso sí importa. — Susurra.
Sako teme que Hiragi se replantee su relación. Que se arrepienta de salir con alguien tan absurdamente famoso y, muchas veces, de carácter complicado.
— Pues buena suerte para ellos, yo no me cansaré de ti tampoco. Te amo y obviamente importa. — Susurra esta vez Hiragi.
Una mano de Hiragi se posa en su muslo. Sako se sonroja, no puede evitar sentirse vulnerable ante el contacto con su chico, el cuál sonríe por el efecto que le causa.
Y todo está bien. Porque a pesar de lo problemático de salir con un idol, y aunque no se lo recomendaría a nadie, Hiragi Toma no se arrepiente. Y, probablemente, nunca lo hará.
Así que comienzan a pasar los días, que se hacen semanas y concluye un mes, luego otro… Cumplen un año de relación ya sabiendo manejarse el uno al otro.
Conocen las manías del otro. Saben de las debilidades y cualidades de cada uno. Kota sabe que Hiragi es débil hacia su mirada y Toma sabe que ganará cualquier discusión con un beso.
Ambos están juntos y felices.
Inugami y Umemiya se autoproclaman los padrinos de la relación. Porque allá donde vayan sus mejores amigos, ahí estarán ellos apoyando, brindando consejos.
Y es una noche de reunión de amigos que todo se siente correcto. Sako continúa con sus conciertos, aunque su contrato está cerca de terminar y no piensa renovar.
— Quiero una vida tranquila a tu lado. — Fue lo que dijo Sako al tomar la decisión.
— No tienes por qué abandonar tu carrera musical, sabes que te apoyo. — Hiragi no quería ser el responsable de que Kota abandone sus sueños.
Pero no. Ser idol no era el sueño de Sako. Eso fue solo algo que surgió y que le ayudó a ahorrar una fortuna, nada más. El verdadero sueño de Sako Kota era no tener que estar a kilómetros de distancia de Toma solo por tener que cantarle a un montón de fans, a los que adora, pero nunca más que a Toma.
Kota juntó su frente con la de Toma. Sonrió de manera dulce, como solo a él puede sonreírle y luego besó los labios de Hiragi Toma, el mayor tesoro que tiene.
Y de verdad que Kota desea que Toma sobreviva al drama de ser su novio, porque ya no quiere ni puede soltarlo.