ID de la obra: 130

Heridas

Femslash
R
Finalizada
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3 páginas, 1 capítulo
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Heridas

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Un hilo escarlata comienza a deslizarse por su rostro pálido, manchando el blanco del top deportivo. Sonic jadea, el aire quema sus pulmones. Su estómago se retuerce, un dolor agudo que la dobla. A punto de caer, un brazo fuerte la sostiene. Shadow la mira, sus ojos llenos de preocupación, mientras la ayuda a mantenerse en pie. Sonic cojea y suprime unos ligeros quejidos apretando los labios agrietados. No quiere quejarse, se niega a demostrar lo evidente:el angustiante dolor. Con la ayuda de Shadow, llega al interior de la cueva, cojeando y esforzándose al máximo. Shadow la ayuda a sentarse, apoyándola en una fría roca, y Sonic suspira aliviada al sentir su cuerpo descansar. Los bellos ojos carmesí examinan a la heroína: profundas cortadas, morados intensos, rasguños sangrantes y sangre tiñendo su pelaje cobalto y su piel melocotón. Un desastre. Shadow sabe que Sonic ha llegado a su límite, es imposible que vuelva a pelear, al menos por ahora. “Los demás... no creo que puedan lograrlo solos”, susurra Sonic, su voz apenas un hilo de sonido. “Pero, no puedo más”, confiesa, una mueca de frustración contrayendo su rostro. Sonic detesta la idea de ser inútil en momentos tan críticos. “Ya hiciste suficiente, los has debilitado. Ellos podrán”, sentencia Shadow con voz firme, tratando de calmar a la azul. Pero es difícil cuando Sonic niega con la cabeza. “Debo ir”, insiste la heroína. “Debo seguir peleando.” Aunque su voz se apaga poco a poco, algo que Shadow nota con preocupación. Los párpados de Sonic se cierran y su cabeza cae hacia un lado. Está exhausta, su cuerpo ya no responde. Solo quiere descansar un poco. “Estarán bien”, repite Shadow. No es buena con las palabras de aliento, pero hace lo que puede para tranquilizar a Sonic. “Iré con ellos, si eso te hace sentir mejor”. Sonic asiente débilmente. No puede hablar, ha dado todo lo que tenía. La inquietud carcome a Shadow, no puede seguir viendo cómo la sangre se seca en el rostro de la velocista. Aprieta los puños y, sin pensarlo dos veces, se hinca frente a ella. La toma de los hombros y acerca su rostro al de ella. Sabe que es una locura, pero siente que es necesario. Entreabre los labios, dudando. Se acerca lentamente y escucha la respiración entrecortada de Sonic. Su corazón late débilmente y parece que cada inhalación le cuesta un esfuerzo. La heroína permanece inconsciente. Entonces, exhala y su cálida lengua morada roza una laceración reciente, limpiándola de sangre. Lame el líquido carmín con tanta suavidad, teniendo cuidado de que su áspera lengua no incomode a su rival. Lo cual, no resulta ser así. Sonic se siente reconfortante cuando su rostro, magullado y herido, se humedece cada vez que Shadow recorre su lengua de arriba hacia abajo, limpiándole el rostro. El extraño sabor salado y el olor metálico no parecen disgustar a la ónice. No puede sentirse extraña, porque de alguna manera indescifrable, le agrada hacerlo. Su respiración se acelera, su pulso palpita con fuerza y su instinto la impulsa a continuar. Se niega a detenerse, olvidándose por completo de la prudencia, aferrada a limpiar cada parte de Sonic, como si hacerlo significara curarla por arte de magia. Su lengua se acerca a la comisura de los labios de la heroína, aferra su agarre en la mandíbula de Sonic, intensificando su tarea, acercándola más a ella. Sonic comienza a repartir suspiros, realmente lo disfruta, pero su mente aún está demasiado agitada como para estar completamente consciente. Aún así, voltea su cabeza por sí sola, muy lentamente. La lengua de Shadow lame sus labios, humedeciéndolos y limpiando el resto de sangre entre ellos. Una acogedora sensación que abraza a Sonic. Shadow se detiene y se aleja de manera tranquila. Los ojos de granete observan el movimiento de los párpados de Sonic abriéndose poco a poco hasta conectar miradas. Sus ritmos respiratorios se sincronizaron y la tan atesorada idea de continuar persiste en ambas. Fue el turno de Sonic en acercarse. Doloroso en el momento, pero tan necesario que poco le importa a la cobalta si su estómago punza con fuerza. Siente a Shadow cerca, los labios, intactos y entreabiertos de la morena se presionan con los suyos con tanta suavidad, fundiéndose en un inesperado beso sin explicación. Shadow mueve sus labios con armonía, ahorrándole todo el esfuerzo a Sonic para que esta guardara energías. Decide aumentar el nivel cuando el ímpetu se apodera por breves momentos de ella, emocionándola. Ambas toman aire, y la eriza de vetas rojas regresa sus acolchados labios, abriendo paso para el acceso a su lengua. Explora la cavidad bucal de su rival con tanta impudencia, compartiéndole a Sonic su sabor metálico y los deseos ocultos, tan ocultos que no creyó tener. Ignora el hecho de estar en un momento inoportuno junto a ella. Al borde de la muerte, pero accediendo a un estúpido beso, pensó Shadow, abriendo un poco sus ojos para observar los ojos cerrados de la otra hembra, quien, parecía disfrutar su descarada acción. La toma de sus mejillas e incrementa el nivel, provocando un gemido adolorido en Sonic. Pero ni así consiguieron detenerse. Shadow no quería separarse de ella y Sonic rogaba internamente para que la ónice no se detuviera. Según la heroína, los besos eran la morfina que necesitaba para calmar su angustia. La distracción para evadir toda la realidad. La tranquilidad que requería. Las fuerzas que necesitaba reponer. Al llegar a su fin, Shadow se aleja con cautela, la mirada escarlata fija en los mojados labios melocotones. Admira el brillo que le impregnó. Con lentitud, sus ojos suben y aprecian los escasos rastros de sangre seca en el rostro de Sonic. Siente que su tarea está hecha. De su columna, una corriente eléctrica llega hasta su cola, moviéndose de un lado a otro mientras que en su rostro, siente el peso de la mano de Sonic sosteniendo su mejilla. No sabe cómo reaccionar, solo deja que ella haga lo suyo. La eriza azul exhala, recobrando el aire que faltaba. Permite que su cabeza se vaya hacia atrás, recostándose en la incomodidad rocosa y se queda en absoluto silencio por unos minutos, dejando a Shadow reacomodar sus espontáneas ideas con la mirada perdida, absorta en lo que había hecho. “Bien”, dice Sonic, suspira el aire caliente y se endereza. Tiene la intención de levantarse, y Shadow se da cuenta. “Venga, ayúdame”, pide la heroína al extender su mano, en busca de apoyo para ponerse de pie. Shadow no puede más que sorprenderse por su repentino cambio. Confundida y algo aturdida, analiza si debería hacerle caso o obligarla a reposar. En cualquiera de las dos opciones, estaba segura de que se arrepentiría, quizás. "¿Qué piensas hacer?", pregunta Shadow, entrecerrando sus ojos y frunciendo el ceño. Necesitaba por lo menos una respuesta. "Seguir peleando", responde Sonic, con un cambio notable de voz, vívida y esperanzadora. "Ayúdame", vuelve a pedir, sin bajar el brazo. No le queda otra, y extiende su mano para sujetar a Sonic y, con mucho cuidado, ayudarla a ponerse de pie. La heroína se toma su tiempo, aún le duelen ciertas partes del cuerpo, pero está convencida de que es momentáneo. Ahora, ambas están de pie, mirándose una a la otra en silencio. Shadow no sabe qué decir ni pensar, pero se mantiene tranquila porque, mientras su cuerpo no le diga lo contrario, estará segura de que fue la mejor decisión. "Gracias", musita Sonic, con una pequeña sonrisa que apenas era visible entre la escasa luminosidad de la cueva. El anochecer estaba llegando. La hembra ónice asiente en silencio, sus carmines bajan hasta darse cuenta de que aún está sosteniendo la mano de Sonic. Decide no soltar el agarre, sino más bien estrujar sus dedos con los de la azul. “No te alejes de mí”, sugiere Shadow con apacibilidad. Ahora tiene una nueva tarea por cumplir; cuidar de Sonic una vez salgan de ahí. Sonic se compadece, e internamente, le agradece a Shadow por sus cuidados. Promete devolverle el favor cuando todo esto termine. “Estaré bien”, dice Sonic. Su voz ha recuperado su tono, los dolores poco a poco van disminuyendo. Su cuerpo trabaja en su autorecuperación. “Ahora que sé que cubrirás mi espalda”, agrega. “Lo haré”, sentencia la morena, “confía en ello”. La sonrisa de Shadow, involuntaria, fascina a Sonic. Y en un destello verduzco, las dos desaparecen del interior de la cueva, dejando el lugar con el único ruido de las gotas de agua que caen al suelo, creando un eco que se esparce por el lugar.
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