ID de la obra: 1301

A la Sombra del Miedo

Gen
R
En progreso
1
Tamaño:
planificada Mini, escritos 6 páginas, 2.980 palabras, 2 capítulos
Descripción:
Publicando en otros sitios web:
Consultar con el autor / traductor
Compartir:
1 Me gusta 0 Comentarios 0 Para la colección Descargar

Capítulo 1 La rutina del silencio

Ajustes de texto
El sonido de las teclas llenaba la oficina en una rutina familiar. Después de los días que habían pasado tratando de atrapar a los asesinos en serie, el estar en su oficina sin tanto alboroto le parecía encantador, rodeada de sus amigos, en especial de sus bellos unicornios, era un sueño hecho realidad, el sentir tan cerca la perdida de Rossi, JJ y Luke, podían poner a cualquiera del equipo a su límite, en especial a ella que veía todo desde sus pantallas. A veces pienso que nunca debí a ver vuelto a este trabajo, pero otras veces no me imagino hacer nada más que esto, además las personas que más me importan están aquí, por lo menos estando cerca de ellos puedo estar al pendiente de todo lo que les pasa y no vivo en incertidumbre de recibir una llamada para avisarme que estaban heridos o peor muertos- pensó ella Así como toda la situación con Tyler que había dejado su corazón casi roto, pero que también le había ensañado un par de cosas, la primera que debía reconocer sus propios límites y comenzar a priorizarse, ella no era una salvadora, no podía cambiar a una persona por el simple hecho de verlo como un gatito abandonado e herido, alguien que sufría, que ella tenía que cuidar y curar, eso solo le había tristeza y decepción, la segunda que ella merecía más, ella merecía una relación con respeto hacia sus valores y emociones, comprensión, comunicación, seguridad emocional, pero sobre todo basada en respeto y sinceridad. Por otro lado, había descubierto un nuevo lado de Luke, uno protector, decidido, comprensivo, pero sobre todo encantador—se escuchó a sí misma suspirar y después un golpe a la puerta que la hizo sobresaltarse Majestad, su humilde caballero ha llegado para escoltarla hasta la salida… aunque si prefiere que la lleven en brazos, necesitaré entrenamiento extra. Aunque pensándolo bien una buena copa serviría como incentivo para mis fuerzas. —No puedo creer que el inconquistable Luke Álvez que se cree super fuerte, que siempre está haciendo ejercicio, quien persigue sospechosos todo el tiempo, sea incapaz de cargar a alguien tan ligera como una pluma. -Dijo ella riéndose El poniendo una mano sobre su pecho, haciendo un gesto de dolor—¡Ay! Tus palabras me han herido más que cualquier sospechoso armado. ¿Ligera como una pluma? Tengo mis dudas. Cruzando los brazos- ¡Pues cualquiera pesa menos que tu ego, engreído! -Vale, lo admito, no puedo cargarte porque no quiero arriesgar mi espalda… Ya sabes, si me lesiono, ¿quién te va a proteger? - Entre risas —Por favor, Álvez, te lesionas más en el gimnasio según tu poniéndote en forma. Él, llevándose la mano al corazón otra vez —¡Y otro golpe directo al ego! Si sigues así, tendrás que cargarme tú a mí. Con ese comentario ambos se rieron. De repente, se dio cuenta de que ya no había ningún sonido en la oficina, el suave murmullo de las conversaciones lejanas había desaparecido, y el sonido de los teclados y teléfonos se había extinguido por completo. Mirando alrededor- Este lugar está un poco callado, ¿no? Me recuerda a aquella vez que terminamos en un restaurante vacío - comento ella Riendo – ¡¿Cómo olvidarlo?! Literalmente parecía que habíamos reservado el lugar completo para una cita súper romántica- le respondió él - Y ni siquiera estábamos comiendo, ¿te acuerdas? Solo bebíamos vino. Yo me sentía tan incomoda y nerviosa, no podía parar de pensar en que estaba arruinando nuestra enemistad. - Venga enemistad…pensé que habíamos dejado eso en el pasado, se supone que ya crecimos. Entre risitas -Me declaro culpable, la niña que vive en mi se hace presente, pero todo es tu culpa- - Hablando enserio esa noche yo estaba tan nervioso también que no sabía ni que decir, ni que hacer más que pedir vino. Se ríe- ¡Pues claro! me percate de eso, pero no quería que te sintieras mal, pero por dentro solo pensaba: esto no podía haber sido más incómodo. Asintiendo- Y al final solo estábamos los dos ahí, hablando de cualquier cosa para llenar el silencio, mientras el mesero nos miraba. - ¡Sí! Aunque debo admitir que, a pesar de lo incómodo que era, no estuvo tan mal… valió la pena compartirlo contigo. Fue una buena ¡no cita ¡- Se hizo un silencio entre ellos, que invadió todo el lugar, solo el sonido de sus respiraciones era lo único que cortaba la quietud, pero incluso esas se sentían leves, como si el aire mismo se hubiera detenido para observar. La última vez que habían intentado algo más había sido un desastre. Una salida, una oportunidad que terminó en una serie de silencios incómodos y risas forzadas. Ella había sido clara: sé que existe la persona correcta para nosotros ahí afuera, y él había sonreído, aceptando su destino sin oponerse. Ella lo miró, sorprendida. La última vez que habían intentado “algo” no había salido bien, pero algo en sus ojos la hizo dudar. No eran solo compañeros de trabajo. No después de todo lo que habían pasado juntos. – ¿Te parece una segunda oportunidad? – preguntó ella, parecía que lo decía en broma, pero algo en su tono mostraba seriedad. Sus palabras resonaron en su corazón, por lo que él podía percibir que ella lo decía muy enserio, él nunca pensó que ella se atrevería a decir esas palabras después que había dejado claro que lo suyo no era nada romántico, él la quería y esas palabras le daban esperanza. Ella lo miró, para después girarse en su silla fingiendo concentrarse en las pantallas que tenía frente a ella. Sabía que él también la observaba, como lo hacía desde aquella noche incómoda. Habían salido, una cita que comenzó llenarlo de esperanza, pero terminó en una incomodidad palpable. No fueron ellos mismos, como si la idea de ser algo más que amigos los hubiera asustado. Desde entonces, todo había vuelto a la "normalidad", si es que se podía llamar así. Él seguía siendo su apoyo, como cuando su ex la había engañado y ella pensó que nunca volvería a confiar en nadie. Él estuvo allí, en silencio, sin pedir nada a cambio. Ahora, el peso de esa historia compartida se sentía más que nunca, y aunque ambos lo sabían, ninguno se atrevía a mencionarlo. Tratando de cambiar el tema, no porque no estuviera seguro de lo que ella quería decirle, sí no porque tenía tanto miedo de que fuera tan solo una broma o que se refiriera a otra cosa y no a el tipo de relación que actualmente mantenían. – ¿Ya terminaste con ese informe?– preguntó él, su voz casual, pero con esa tensión apenas disimulada que ella había llegado a reconocer. – "Casi." – respondió ella sin levantar la vista. Sabían que había más entre ellos, algo que ninguno de los dos estaba dispuesto a admitir. Pero, en medio de sus casos y la rutina diaria, era más fácil fingir que todo seguía igual. Ninguno quería arriesgar lo que tenían, ni siquiera por aquello que los esperaba al otro lado del miedo. Al terminar ella se levantó apagando todos los equipos, mientras el agarrando sus cosas, ella cerró la puerta de su cueva, ambos se dirigieron hacia el elevador al elevador, el teléfono del él empezó a sonar sin parar, él solo colgaba una y otra vez, ella quería que su molestia pasara desapercibida pero no pudo resistirse. Mirando el teléfono sonar otra vez ella comenta -Vaya, parece que alguien es muy popular hoy, tanto que no te dejan ni respirar, dile a esa mujer que ya vas en camino para que deje de llamar – mirándolo de manera rápido y regresando su mirada hacia el frente —¿Por qué? ¿Te preocupa que alguien esté compitiendo contigo por mi atención? —Sonriendo con un toque de malicia le contesto Cruzándose de brazos, fingiendo indiferencia —¿Yo? Para nada. Solo estoy diciendo que, si no contestas, podrías al menos bajar el volumen del teléfono. Es un poco... molesto.— Riendo mientras guarda el teléfono — Claro, claro. Lo que tú digas, Penélope. No te preocupes, sigues siendo mi prioridad número uno... por ahora.— mientras la abraza Murmurando mientras desvía la mirada—Eso espero.— Cuando el ascensor llego al garaje, ambos se despidieron con un beso en la mejilla, ella subió a su auto y se fue, mientras que el por fin contesto la llamada. —Agente especial Luke Álvez, ¿Con quién hablo?—
1 Me gusta 0 Comentarios 0 Para la colección Descargar
Comentarios (0)