Único capítulo
22 de octubre de 2025, 7:31
Hacia ya un tiempo que la gran cuarta guerra ninja llegó a su fin, dejando profundas heridas en las memorias de muchos. Por suerte, en mi caso y en el de mis compañeros no experimentamos esas heridas de la misma manera. Poco a poco cada quien retomaba sus vidas, sus responsabilidades. La guerra nos dejó a todos un vacío en el pecho que debemos superar y aceptar. Por mi parte, continúe en los caminos de lord Orochimaru junto a Jugo y Suigetsu.
Seguimos unidos a nuestra manera, solo que esta vez alguien del grupo faltaba. Desde que terminó la guerra no lo volví a ver, escuché que le dieron libertad y ahora viaja de un lado a otro para expiar sus pecados. En este momento, como casi siempre me encuentro lejos de Orochimaru, en una base distinta. Lo que significaría que si él volviera a buscar a nuestro antiguo líder, yo no estaría allí para recibirlo y verlo de nuevo. Caminé por los pasillos asegurándome que todo marchara bien, que todo estuviera en orden. Preguntándome, ¿Para qué seguimos haciendo esto? Orochimaru ha recibido una especie de perdón de parte del país del fuego y aunque lo tenga en constante vigilancia, él continúa con sus experimentos. Supongo que después de todo no dejamos de ser quiénes somos, aunque nuestros corazones estén más tranquilos.
Seguí caminando por los pasillos en dirección a la salida, necesitaba tomar aire fresco. Estar siempre en un mismo lugar es desesperante, aburrido y sofocante, por lo que tomar aire fresco de la suave brisa mientras este sentada sobre una roca bajo las sombras de los árboles es un alivio para alguien que siempre está en las penumbras de las cuevas.
La luz del sol empezaba a notarse con más claridad y fuerza, mientras me acercaba a la salida. Con mi mirada al frente pude ver cómo se proyectaron dos sombras largas hacia mí, fruncí un poco el ceño al notar que dos individuos estaban entrando a la cueva. Anticipando cualquier ataque, continúe caminando sigilosamente. Mis pasos fueron firmes, pero lentos. De pronto, me detuve en seco, mis ojos se abrieron más grandes, quedé inmóvil y contuve una lágrima que quería escapar de las cuencas de mis ojos.
Allí estaba él, frente a mí. El hombre del cual he estado enamorada, de quién por un momento creí haber superado. Su aura era igual solo que esta vez no era oscura, al contrario brillaba con intensidad. Pude entender a qué se debía el cambio de su aura, en cuanto la vi a ella. A su lado estaba quien ahora supongo es su esposa, lo sé, porque la mujer que me salvó la vida en aquel puente lleva con ella un bebé en su vientre.
-- Karin, necesito de tu ayuda.
-- Sasuke, Sakura. ¿Qué hacen aquí? -- pregunté con sinceridad y preocupación.
-- Sakura está por dar a luz.
Y así era, ella mostraba dolor en su rostro mientras posaba su mano protectora en el vientre abultado.
-- No debiste traerla aquí en ésta condiciones.
-- Konoha está muy lejos, no llegaríamos a tiempo. Además, Sakura estuvo de acuerdo en venir.
-- hay que atenderla de inmediato, Sasuke traela conmigo.
Caminé de prisa dejándolos atrás, necesitaba preparar todo con urgencia para atender el parto.
-- Sasuke acuéstala allí -- le pedí en cuanto entró a la habitación, no era un lugar apropiado pero tenía los implementos necesarios. Me coloqué los guantes y el tapaboca mientras Sasuke la ayudaba a acostarla. Por suerte Sakura tenía puesto un vestido, lo que facilitaba aún mejor el trabajo.
-- el bebé ya viene -- exclamó Sakura entre dientes mientras luchaba como la mujer fuerte que es.
-- Sasuke si quiere salir lo entenderé.
-- no Karin, no quiero dejarla sola -- respondió con firmeza y consideración.
Con manos firmes quité sus bragas para dar inicio al trabajo de parto -- bien Sakura debes saber cómo es esto, necesito que pujes cuando sientas dolor.
Ella asintió con la cabeza, manteniendo la calma Sakura comenzó a pujar haciendo que la cabeza del bebé comenzara a asomarse. Sonreí un poco al notar su cabellera negra dándome cuenta así, que era igual al de su padre. Coloqué mis manos cerca para sostener al bebé en cuanto saliera. Sakura pujó por última vez con fuerza permitiendo al fin que la bebé saliera llenando la habitación con su primer llanto. En cuanto la tuve en mis manos mi corazón dió un vuelco, era un sentimiento indescriptible estaba concentrada además. Debía atenderla rápido por lo que no pude apreciar el rostro de los nuevos padres cuando la vieron nacer, corté su cordón umbilical y atendí a la niña ¡Oh cierto! debo decírselo a sus padres.
-- felicidades, es una niña -- anuncié, mi voz quizás con un deje de la emoción que aún me embargaba. Sasuke y Sakura sonrieron y dejaron escapar unas lágrimas. Se la entregué a su madre para continuar con lo mío, debía curar a Sakura.
Fue una pena no haber podido apreciar cómo Sasuke le daba aliento de fortaleza a su esposa o cómo la tomaba de la mano. Debió haber sido una hermosa imagen de ver a Sasuke preocupado por su mujer. Aquella que conquistó su corazón, quizás fue mejor así, no estoy segura de haber podido soportar ver esa escena, pero en el fondo estaba sinceramente feliz por ellos. Después de todo, ellos son la muestra de que todo dolor, vacío y soledad, se puede superar.
Al terminar, me recosté en la pared para tomarme un respiro mientras sonreía orgullosa. Era la primera vez que atendía un parto y no fue cualquiera, recibí a la hija de quién fue el amor de mi vida. Me quedé allí, viendo a ambos. Ya los podía apreciar, Sakura amamantaba a su bebé mientras que Sasuke la miraba con un brillo en sus ojos. Un brillo que tanto desee ver y una sonrisa tan difícil de apreciar.
-- ¿Quieres cargarla? -- las palabras de Sakura me sacaron de mis pensamientos, tomándome por sorpresa.
-- No lo sé -- respondí un poco nerviosa, después de todo una vez desee tener una familia con Sasuke.
-- ven, quiero que la conozca, decidimos llamarla Sarada.
Mis mejillas debieron sonrojarse mientras me acercaba a ellos -- es un lindo nombre, Sakura.
Ella me dedicó una sonrisa, en cuanto tome a Sarada en mis brazos, sentí un fuerte nudo en mi pecho. Uno lleno de felicidad, por alguna razón con esta hermosa niña no sentí tristeza. Mi resentimiento y las dudas que resonaban en mi cabeza en cuanto vi a Sakura embarazada, desaparecieron como humo entre tus manos. Dejando sólo el vacío del aire como si nunca hubiera existido. Me aferré a Sarada con cuidado, porque con ella sentí que mi corazón sanó -- oh, sarada Gracias -- susurré para ella.
Estaba tan feliz por los tres, una alegría tan intensa que sentí la necesidad de contener las lágrimas que amenazaban con brotar. La devolví a su madre y salí silenciosamente de la habitación dejándolos disfrutar su primer momento como familia, cerré la puerta con suavidad detrás de mí y me apoyé en ella sintiendo el peso de la emoción. Me quité los anteojos para dejar escapar una lágrima y secarla enseguida, mis labios delinearon una sonrisa al saber que Sasuke pudo encontrar lo que tanto desee para él, su felicidad.