“Cuando miro en tus ojos.
Tengo que mentir.
Mentirle hasta a Dios, mentir frente a todos.
Para que la verdad no se sepa nunca.
No se cuanto aguantare.
¿Sera hasta el infinito?
No, nada es para siempre.
Pero debo de resistir.
Debo de ignorar y debo callar.
¿Debo?...
Debo hacerlo, porque así fue ordenado, y así debo mantenerlo hasta que se ordene lo contrario.
¿Realmente debo?...
Debe de ser.
Así debe de ser”.
Con estos últimos pensamientos Rei Ayanami se quedó dormida. Le llamo mucho la atención que tuviera pensamientos que la molestaran antes de dormir, usualmente tan solo iba a la cama y se quedaba fácilmente dormida. Pero aquella noche no fue así. De hecho, últimamente no podía irse a dormir sin pensar en él, pensamientos que le hacían nacer algo que nunca había sentido antes, como si tuviera fuego en el corazón. Lo anterior podría sonar cursi a oídos de cualquiera, pero para alguien como ella aquello resultaba significativo, muy significativo, ya que desconocía lo que era sentir algo por alguien.***
Al día siguiente despertó más temprano que de costumbre, pero no solo eso, también despertó sobresaltada por lo que vio en sus sueños. Usualmente no recordaba sus sueños y estos tendían a ser reiteraciones de vivencias que pasaban en su existencia. Pero esa noche no fue así. En el sueño ella corría. No sabía para donde ni porque, solo sabía que debía llegar a un lado que, paradojalmente, no sabía donde era; pero algo le decía donde debía de ir. De pronto su camino terminaba en un barranco, donde frente a ella había un abismo. - Salta- se decía a si misma. –Salta- Saltó, sin orden alguna, sin que se lo dijera nadie, pero algo se lo ordeno. Tenía confianza, no sabía en qué, pero confiaba. Cayo largo y tendido, esperando un gran golpe que pusiera fin a todo. Pero no hubo gran golpe. En su lugar, tan solo vio oscuridad. Cuando ella acostumbro sus ojos a dicha oscuridad pudo distinguir un marco ligeramente luminoso, dentro de ese marco había una puerta. Corrió hacia esa puerta y la abrió. Y allí le vio. Y vio a Shinji, lo vio a los ojos, a esos ojos que tenían una mirada triste y tímida, pero tranquila y llena de humanidad, dispuestos a acoger y a aceptar. Como en aquella vez donde le pidió que nunca más le dijera adiós antes de partir a una misión y donde luego, cuando ella no supo que sentir el le pidió -¿porque no pruebas sonreír?-. Rei quiso hablarle, pero Shinji solo sonrió y solo le pidió, tal como en aquella vez, que sonriera. Luego con la mirada, le dijo que no hablara, que las palabras sobraban y que el lenguaje puede herirnos. Sin decirse nada se dijeron todo con la mirada. Luego él se marchó, y Rei no tuvo el valor para seguirlo. Sintió dolor, mucho dolor, pero no dolor físico; sentía que le dolía muy fuerte dentro de su ser; un dolor que la hizo desplomarse. Volvería para verse a si misma dentro de aquel sueño. En esta ocasión estaba desnuda dentro de un estanque transparente inundado de LCL. Pronto a través del tanque pudo vislumbrar máquinas y computadoras, ver a facultativos médicos y a otra gente del personal. Y destacando frente a todos ellos, vio al Comandante. Y pese a que en realidad ella había vivido esa experiencia muchas veces desde hacía ya innumerable tiempo, en esta ocasión ella se sentía profundamente incomoda. Pronto de la incomodidad paso a la angustia y de ella a la desesperación; todo ello mientras una voz subliminal que resonaba en su cabeza se esmeraba en repetir la misma aseveración: “Tú no eres humana”. Parecía que mientras más desesperada estuviera; más fuerte, rápida y constante se tornaba aquella voz subliminal, acrecentándose tanto su angustia como el volumen de aquel mensaje que calaba profundamente su cabeza, hasta que ella grito dentro del estanque. Mientras alcanzaba a divisar en el comandante ojos serios llenos de satisfacción junto con una sonrisa que por vez primera le heló la sangre.***
-¡¡¡Ahhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhh!!!. Un grito aterrador que nadie mas escucho, la hizo incorporarse raudamente de manera aterrada y jadeante, temblorosa y empapada en sudor frio. Un grito que, fuera de ella, nadie más escuchó. Después de un largo rato, intento ella tranquilizarse y volver a dormir. Pero dos cosas le perturbaban. Primero el recordar aquella mirada de Shinji. Pletórica de paz, aceptación y que reflejaba una sonrisa sincera; propia de quien no tiene nada más que ofrecer que si mismo, porque ninguna otra cosa podía dar. Acto seguido paso a rememorar aquella otra cara, la cara del Comandante Ikari. Gobernada por facciones rígidas, mirada severa y enmarcada por aquella sonrisa insincera y carente completamente de toda piedad; reflejo del mal, corrosiva y maligna, como la sonrisa que siempre le había visto a Asuka cuando se dirigía para humillar a Shinji. - ¿Este es nuestro bien? ¿También nuestro mal?-. Nunca antes había pensado cosa semejante a aquellas preguntas que de manera intempestiva asomaron por su cabeza, pero lo pensó. Luego, volvería a recordar lo que ocurrió después de la operación Yashima. Cuando Shinji le pidió sonreír, ella sonrió. Luego le ayudo a salir de la capsula y antes de que fueran encontrados, recordó unas palabras que le dijera en aquella oportunidad: “Ahora a nosotros dos no nos queda otra cosa más que pilotear los evas. Pero si continuamos viviendo, tal vez encontremos algo de bueno en la vida. Puede pasar mucho tiempo para ello. Pero hasta entonces seguiremos viviendo. En la oscuridad no se puede ver el camino. Pero si caminamos los dos algo seguro encontraremos. Algo como esa luna llena suspendida en los cielos. ¿Tienes fe en ello Rei?”. Ella nunca pudo contestar aquella interrogante, ya que fueron interrumpidos por los helicópteros que sobrevolaban aquella zona y que los apuntaron con sus focos mientras les pedían por los altoparlantes que permanecieran allí para ser rescatados. Pero ahora, tiempo después en su habitación, y todavía recostada en su cama, Rei se volvió a formular mentalmente la pregunta que nunca pudo tener respuesta. ¿Tengo fe? Pero... ¿En qué debo tener fe?, y, ¿qué es la fe? Ante esta interrogante se levantó de la cama y quiso salir a la ventana para mirar, al mirar afuera una cosa de inmediato le llamo la atención. Allá afuera todavía era de noche, aunque la tonalidad cada vez mas azulosa del cielo ya indicaban que esa oscuridad no duraría mucho tiempo más. Pero eso no era lo más llamativo. Sobre su cabeza pendía una luna llena, igual que la noche de la operación Yashima. Estaba allí imponente con su luz algo amarillenta, como si estuviera esperando una respuesta para una interrogante pendiente. Después de contemplarla, volvió a pensar en los ojos de Shinji, así como en la pregunta que aun permanecía irresoluta. ¿Tenía fe ella? Pero a diferencia de aquella otra ocasión, esta vez ella pudo contestar. -Tengo fe en que algo encontraremos si seguimos viviendo.***
Fin.
***
¡Hola! Y vuelvo a publicar por estos lares. Y en esta ocasión publicando una historia que veras es muy especial. Y es porque este fue mi primer fanfic que escribí hace ya demasiados años atrás; tanto tiempo que, de hecho, lo tenía algo olvidado. Ahora vengo en rescatarlo y en publicarlo aquí para que ustedes también puedan leerlo y disfrutarlo. Favor dejen comentarios sobre si les gusto; y, si no les gusto, no importa; también dejen comentarios. Por último, pero no por ello menos importante, Evangelion y todos sus personajes y caracteres NO ME PERTENECEN. Son propiedad de Gainax/Khara. Por lo que la publicación de este fic no significa reclamo de propiedad o derecho sobre esa serie. Y este fanfic solo se publica por satisfacción personal y con el fin de contar una historia que espero que también guste a todos ustedes. Por lo que esta historia no tiene ni busca ánimo de lucro o de cualquier otro beneficio. Será hasta la próxima.