ID de la obra: 140

Ella no quiere ser marginada otra vez

Het
PG-13
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Emparejamientos y personajes:
Tamaño:
10 páginas, 1 capítulo
Etiquetas:
AU
Descripción:
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Capítulo 1

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Cuando Hermione se enteró en Julio de 1991 que era una bruja, y que no tendría que ir a la secundaria local que estaba cerca de su casa, se emocionó mucho y se la pasó leyendo todos los libros de magia que sus padres pudieron comprarle. Ella entraría a un mundo desconocido, ella debía estar preparada.  

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  Pasó su selección de casa, y Hermione se sentó en la mesa de Gryffindor. Hermione terminó sentada cerca de Harry y Ron, Hermione creyó que, si hablaba con ellos, de todas las cosas que había leído respecto a este nuevo mundo que, ella estaba descubriendo, podrían volverse amigos, pero no fue así. Harry y Ron parecieron ignorarla mientras ella hablaba sobre “Hogwarts: una historia”, bueno, no sólo Harry y Ron, más bien todos los que estaban cerca de Hermione, mientras hablaba de “Hogwarts: una historia”, hicieron cara de molestia y la ignoraron.   El 31 de octubre, Hermione terminó sentada cerca de Harry y Ron en la clase de encantamientos. Hermione creyó que, si les corregía lo que estuvieran haciendo mal durante la clase, cambiarían su percepción de ella, le agradecerían, quizá la apreciarían y se volverían amigos. No fue así.   Hermione escuchó al finalizar la clase de encantamientos en el pasillo, que Ron había dicho que era una pesadilla. Hermione sintió un pequeño escozor en los ojos y un nudo en la garganta, Hermione se dirigió rápidamente al baño de chicas, necesitaba un lugar privado dónde llorar.   Habían pasado varias horas en las que Hermione estuvo llorando dentro del cubículo del baño. Se sentía tan mal consigo misma, parecía que ella no podía hacer amigos de su edad, ni en el mundo muggle, ni en el mundo mágico. Hermione durante las primeras semanas de septiembre en Hogwarts, por un momento había considerado tratar de volverse más cercana a Lavander y Parvati, pero luego de ver que los chismes de los que ellas hablaban en las noches en el dormitorio, al otro día lo sabían todos los que estaban presentes en Hogwarts, decidió no hacerlo, ¿Qué tal si Hermione un día, les confiaba algo íntimo a ellas, y al otro día todos en Hogwarts lo sabían?, Hermione sabía que guiarse de malas experiencias anteriores estaba mal, pero es que ella recordó, las malas experiencias que tuvo en su anterior escuela, al interactuar con chicas chismosas. Por eso también le había pedido a Parvati que se fuera del baño, al Parvati haberle preguntado a Hermione si se encontraba bien. De seguro ya varios alumnos de Hogwarts sabían que Hermione estaba llorando en el baño.   ¿Cuántas horas había pasado Hermione llorando en el baño?, ¿ya había pasado el toque de queda?, ¿Filch tenía permitido también patrullar el baño de chicas?   Hermione salió del baño, todo estaba oscuro, en los pasillos no había luz, a excepción de la poquísima luz de la Luna que entraba por las ventanas. Hermione caminó un poco hasta llegar a una intercepción de varios pasillos y cayó sentada en el suelo, apoyó su espalda contra la pared y bajó su cabeza mirando al suelo, ella todavía se sentía mal, ella todavía quería seguir llorando. Solo faltaba que Filch o Peeves se toparan con ella, ¿qué cartas podría enviarles a sus padres?, ¿Si ella les enviaba unas cartas, ellos se darían cuenta que ella estaba mintiendo, sobre lo bien que la estaba pasando en Hogwarts?   Hermione escuchó unos pasos acercándose, ella alzó la cabeza, vio dos sombras y por impulso gritó. Las otras dos sombras por respuesta dieron también un grito, pero corto, y una de aquellas sombras al ver que Hermione seguía gritando, le tapó la boca.   —Merlín —dijo una de las sombras que seguía manteniendo tapada la boca de Hermione—, no sabía que había personas además de nosotros, que se divertían haciendo bromas después del toque de queda.   ¿Ya era el toque de queda?   La sombra al ver que Hermione ya no seguía gritando, dejó de taparle la boca.   —¿Quiénes son ustedes, y que hacen fuera de sus dormitorios después del toque de queda? —preguntó Hermione autoritaria.   —Oh, mira George, los de primer año, cada vez son más salvajes —dijo burlonamente una de las sombras—, nosotros podríamos preguntar lo mismo.   Al recordar la razón por la que Hermione no estaba en su dormitorio, ella comenzó a llorar otra vez un poco más bajito.   —Fred… —dijo otra de las sombras.   —Basta George, sé que me estás juzgando, ni siquiera le hice nada —contestó otra de las sombras a la defensiva—, ¿Por qué estás llorando?   Ahora que Hermione lo pensaba, había escuchado dos nombres, Fred y George, oh, no, no podía ser, la suerte de Hermione no podía ser peor. Hermione había escuchado y visto a los gemelos Fred y George ejecutar varias de sus bromas a los chicos de Slytherin, y hacer pruebas de sus bromas con los de primer año, nada bueno podía salir de esto, pero Hermione tenía muchos pensamientos y sentimientos contradictorios. Ella sentía que necesitaba desahogarse, pero ella no creía, que, desahogarse con dos chicos problemáticos fuera buena idea.   —Es difícil encajar en el mundo mágico —dijo Hermione.   En realidad, para Hermione, parecía ser no solo difícil encajar en el mundo mágico, sino también en el mundo muggle.   —¿Eres hija de muggles? —preguntó la sombra que Hermione estaba segura de que era Fred.   Hermione no sabía que contestar, mientras más tiempo pasaba en Hogwarts y agudizaba el oído, más se daba cuenta que de alguna forma, los magos y brujas nacidos de muggles, no eran bienvenidos por todo el mundo mágico. Hermione había escuchado en uno de los pasillos de Hogwarts, unos días atrás, a Pansy decirle algo a una de sus amigas (también de Slyterin), algo despectivo sobre los magos nacidos de muggles.   —Sí, sí lo soy. Creí que, si hablaba sobre las cosas nuevas que estaba descubriendo sobre el mundo mágico, haría amigos, pero ya veo que no fue el caso. Es difícil hacer amigos en el mundo mágico. Creí que encontré un mundo donde me desenvolvería mejor, pero en cambio, creo que encontré un mundo donde no soy bienvenida. He escuchado a algunos compañeros de clases, decir cosas de mal gusto, sobre los magos y brujas nacidos de muggles.   Fred se puso de cuclillas y le agarró la mano a Hermione.   —Bueno, vamos a resolver el primer problema, George y yo con gusto podemos ser tus amigos —dijo Fred sonando amable.   Hermione se quedó por un momento sin habla, ¿él hablaba en serio?, ¿ser amigos de ella?, ¿y si era una broma? En dado caso que no lo fuera, y verdaderamente Fred y George estuvieran dispuestos a ser sus amigos, Hermione dudaba de que se volvieran sus amigos como un acto desinteresado. Había algo en esos dos que la hacía pensar, que, de algún modo, una amistad con ellos sería algo transaccional. O bueno, quizá si ellos se volvían sus amigos, lo serían por lástima. Era vergonzoso, pero verdaderamente Hermione se sentía tan desesperada de tener amigos, a tal punto que no le importaba quienes fueran. Por ejemplo, si Lavander y Parvati estuvieran frente a ella ahora mismo, proponiéndole que fueran amigas, en vez de Fred y George, de seguro Hermione aceptaría. Dios, inclusive Hermione aceptaría que Harry y Ron fueran sus amigos si se lo propusieran, a pesar de no haberla tratado muy bien. Es que, si se ponía a reflexionar las cosas detenidamente, era mejor tener amigos, a ser una marginada otra vez.   —Y sobre el segundo problema… —dijo Fred.   —Lo que piensan y dicen un grupo de magos y brujas, no definen completamente a toda la población mágica —continuó diciendo George—, por ejemplo, nuestra familia, está catalogada como traidores de la sangre, por estar en contra de la supremacía de la sangre pura.   Hermione se quedó sin habla, había tantas cosas que ella todavía no sabía y necesitaba aprender.   —Eres Hermione ¿verdad? —preguntó Fred todavía sosteniendo la mano de Hermione.   —¿Cómo lo sabes? —cuestionó con curiosidad Hermione.   —Bueno, la silueta de tu cabello me dio una idea —respondió Fred.   Oh claro, su cabello, su cabello siempre la había hecho resaltar.   —Además, escuchamos a Parvati decirle a Lavander en el comedor, que estabas llorando en el baño desde hace horas, así que hice la suposición de que con quién nos acabábamos de topar, era la chica de primer año que recién había salido del baño —continuó Fred, para luego dar una pausa—, quiero aclarar que George y yo no salimos de nuestro dormitorio para buscarte, nosotros salimos para hacerle una broma a Filch, y de casualidad nos encontramos contigo.   Maldita sea, Parvati le había dicho a Lavander en un lugar público, que ella había estado llorando durante horas en el baño, era un hecho que, de seguro ya toda la escuela lo sabía.   —Ven —dijo Fred mientras se ponía de pie, y jalaba a Hermione de la mano para que ella también se pusiera de pie—, se testigo de la broma que George y yo le haremos a Filch, de seguro eso te termina animando.   Hermione ya de pie y al principio dudosa, siguió a Fred y George, hasta que los tres se pusieron en medio de un pasillo, Fred seguía sosteniéndole la mano a Hermione. Con una mano libre, Fred sacó de uno de los bolsillos de los pantalones su pijama, un frasco de vidrio con tapa y líquido negro, el cual se lo pasó a George.  George tiró lo que había en el interior de ese frasco al piso. Posteriormente Fred y George, guiaron a Hermione detrás de una enorme armadura que parecía cumplir la función de decoración en Hogwarts. Se quedaron los tres detrás de esa armadura durante varios minutos, Hermione se preguntó qué es lo que estaban supuestamente esperando a que pasara. Unos segundos después, escucharon a la señora Norris acercándose gracias a sus maullidos característicos. Hermione se asomó un poco detrás de la armadura; cuando la señora Norrris pisó en el lugar dónde George había tirado aquel liquido negro, la señora Norris terminó involuntariamente deslizándose en el suelo hasta el otro extremo del pasillo. Hermione se aguantó las ganas de reírse, parecía que Fred y George también. Posteriormente Hermione vio como Filch se acercaba con una lámpara de aceite en el mismo lugar que había pisado la señora Norris. Filch se resbaló y cayó de espaldas al suelo, todavía alzando con uno de sus brazos la lámpara de aceite. Hermione vio como también Filch, se deslizó involuntariamente hasta el otro extremo del pasillo. Hermione se siguió aguantando las ganas de reírse. Fred todavía sosteniendo la mano de ella, los guio a los dos corriendo por diversos pasillos, escaleras y puertas. Hermione por los pasos rápidos que los seguían a ambos, intuyó que George los estaba siguiendo sin perder el ritmo.   Parecía que ambos gemelos Weasley conocían perfectamente el interior del castillo de Hogwarts como las palmas de sus manos, porque la soltura con la que se movían a través del castillo, no le pareció a Hermione, algo que se pudiera hacer al azar. Después de correr por diversos pasillos, y pisos, los gemelos Weasley y Hermione, terminaron frente el retrato de la Señora Gorda.   Fred dijo la contraseña al retrato de la señora Gorda, y el retrato de la señora Gorda los dejó pasar. Cuando los gemelos y Hermione se encontraban en medio de la sala común, Hermione se animó a hacerle una pregunta a Fred.   —Fred ¿Qué era ese líquido negro que echaron en el pasillo? —preguntó Hermione con mucha curiosidad.   —Tinta de calamar —contestó Fred con orgullo—, no fue difícil de conseguir.  

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  Al otro día, Hermione entró temprano a la mazmorra, varios minutos antes de que comenzaran las clases de Pociones. Hermione decidió cambiarse de lugar para sentarse; los lugares para sentarse, que ella supiera, no tenían que ser forzadamente los mismos dónde se habían decidido sentar los alumnos los primeros días de clases. Hermione usó su memoria para sentarse al lado de Neville. Hermione no solo necesitaba amigos, Hermione necesitaba un compañero que, estuviera dispuesto a hacer pareja con ella, para hacer los trabajos escolares, y Neville parecía ser aquel chico que, no podría negarse a ser su pareja para hacer trabajos escolares. Hasta ahora, Hermione, no tenía ninguna razón para quejarse de que Horace Slughorn, fuera su maestro de Pociones.  

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  Con el pasar de los días, no pasó desapercibido para los demás estudiantes, que cuando los gemelos Weasley tenían la oportunidad, escoltaban a Hermione hasta los salones en los que ella debía tomar sus clases. Hermione siguió contestando las preguntas que los profesores hacían a los alumnos, y consiguiendo puntos para su casa. Hermione percibió que por cada pregunta correcta que contestaba a los maestros, Ron hacía cara de molestia. A Hermione no le importó que, Ron hiciera cara de molestia o de desagrado, cada vez que ella participara en las clases de los profesores contestando preguntas. Ella no dejaría de contestar preguntas y ganar puntos, solo para evitar la incomodidad de terceros. Ella no le debía nada a Ron.   De igual forma, no pasó desapercibido para los demás estudiantes que, durante los desayunos, almuerzos y cenas en el Gran Comedor, Hermione se sentaba en medio de los dos hermanos gemelos Weasley. Los gemelos Weasley le terminaron presentando a Hermione, sus amigos: Lee Jordan, Angelina Johnson, Katie Bell y Alicia Spinnet, en el Gran Comedor. Los amigos de los gemelos Weasley eran amables con Hermione, y ella, hablaba con ellos durante las horas de la comida en el Gran Comedor. Hermione tenía la impresión de que los amigos de los gemelos Weasley, solo interactuaban con ella por ser amiga de los gemelos, pero a Hermione no le importó, es más, a ella le convenía que, los demás estudiantes y profesores vieran que ella hablaba con más gente, así ella no parecería una marginada.   Hermione se refugiaba en las tardes de los martes y miércoles en la biblioteca; el hecho de que Hermione, se hubiera vuelto amiga de los gemelos, no significaba que ella tuviera que estar pegada a ellos todo el tiempo. Los lunes, jueves y viernes, Hermione se metía en un salón que ninguno del personal usaba, pero donde Hermione sabía que estaban los gemelos haciendo sus experimentos.   Ella se metería en aquel salón dónde estaban los gemelos, y simplemente les haría compañía, u opinaría y daría sugerencias ocasionalmente, sobre sus experimentos (cuando ellos se lo pedían). Hermione todavía no sabía el motivo por el que ellos hacían esos experimentos, pero le alegraba ver la pasión que ellos mostraban al hacerlos.

 

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  El 21 de noviembre de 1991, el profesor Flitwick en la clase de encantamientos, les enseñó a sus alumnos a hacer el hechizo Lumos. Hermione durante la hora del almuerzo en el Gran Comedor, mientras comía, se puso a recordar cuando fue testigo de la broma que, le aplicaron los gemelos Weasley a la señora Norris y a Filch. Entonces Hermione durante esa misma hora del almuerzo, se preguntó a sí misma en su mente: “¿Por qué Filch no usó su varita y el hechizo Lumos?”, desde el punto de vista de Hermione, parecía ser más fácil y menos laborioso usar la varita y el hechizo Lumos, a usar una lámpara de aceite.   Ese mismo día, Hermione a las 6 de la tarde, se dirigió al salón vacío donde estaban los gemelos. Mientras ellos estuvieron por su lado en una mesa, haciendo experimentos mezclando líquidos en un caldero, Hermione en otra mesa detrás de los gemelos, se puso a avanzarle a ensayos pendientes, que los maestros les habían dejado a los alumnos como tarea. Pasaron 15 minutos en los que Hermione estuvo avanzando a sus ensayos pendientes, pero la imagen de Filch recorriendo los oscuros pasillos de Hogwarts en la noche, con una lampara de aceite en la mano, le estaba carcomiendo la cabeza a Hermione.   —Fred... —vocalizó Hermione.   —¿Sí? —preguntó Fred, mientras giraba su silla en dirección a Hermione.   —¿Por qué Filch estaba usando una lámpara de aceite? Es más fácil usar el hechizo Lumos —preguntó con curiosidad Hermione.   Pasaron unos cuantos segundos en los cuales hubo silencio.   —Hermione, Filch es un squib ¿no lo sabías? —preguntó con perplejidad Fred.   Squib... Hermione había leído de pura casualidad sobre ellos, en uno de los libros que ella había consultado en la biblioteca de Hogwarts, para una de las asignaturas de la escuela. Las implicaciones de que Filch fuera un squib, hicieron sentir mal y culpable a Hermione. La tensión se podía sentir en la habitación que estaban compartiendo los gemelos y Hermione.   —¿Eso significa que usted dos, aun sabiendo que Filch era un squib, le hicieron una broma pesada? —preguntó Hermione con sorpresa.   La cara de Fred en ese momento luego de que Hermione hizo aquella pregunta, reflejaba burla y algo más difícil de descifrar, ¿era enojo o indiferencia?   —Hermione ¿cuál diferencia habría entre hacerle una broma a un squib y a un mago? —dijo Fred.   La diferencia era muy evidente.   —La diferencia Fred, que hay, es que el mago puede usar magia para defenderse y el squib no, el mago puede deshacer la broma que le hayan hecho con magia, el squib no —respondió Hermione solemnemente.   El sentimiento de culpa se reflejó en la cara de George, la cara de Fred era más difícil de descifrar.   —Ah, así que el problema es hacerle una broma con magia a un squib, tranquilízate Hermione, la broma que le hicimos George y yo a Filch no fue con magia —respondió con serenidad Fred.   Hermione se quedó sin habla por un momento.   —¿Saben qué? Olviden lo que dije, no tiene caso hablar de ello —dijo Hermione con resignación.   —¿Piensas delatarnos Hermione? —preguntó con culpa George.   —No —respondió Hermione.   Fred sonrió.   No, ella no los iba a delatar, en primera porque eso significaría poner en evidencia que ella estuvo afuera del dormitorio después del toque de queda, y en segunda, porque delatarlos, tendría como consecuencia el final de la amistad de Hermione con los gemelos, Hermione no quería ser una marginada otra vez. A Hermione le agradaba Neville, era agradable hablar con él, pero, ¿Neville consideraba a Hermione su amiga?  

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  Durante los primeros días de diciembre del año 1991, Hermione en el fin de semana, le ofreció comida a la señora Norris, por medio de un sobrecito de comida para gatos, que le pidió Hermione a sus padres en una de sus cartas anteriores. La señora Norris con recelo comió del sobrecito de comida para gatos, y luego de haber terminado de comer, se fue, con una postura que a Hermione le pareció engreída. Hermione había pensado por un momento regalarle chocolates muggles a Filch, por su sentimiento de culpa, pero luego decidió no hacerlo, ¿Qué tal si Filch lo malinterpretaba, y creía que Hermione sutilmente le estaba comunicando que, él no pertenecía al mundo mágico?  

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  Después de las vacaciones de navidad, Hermione entró a las mazmorras para recibir sus clases de pociones. Durante la clase, el maestro Horace, hizo una pregunta relacionada a la clase de pociones, para los estudiantes. Varios alumnos alzaron sus manos, Horace eligió a Draco para que contestara la pregunta. Draco contestó mal la pregunta. Horace volvió a elegir a otro estudiante para que, contestara la misma pregunta que había contestado erróneamente Draco. Hermione fue elegida para contestar la pregunta y la contestó bien. Unos minutos después, Horace abandonó por un momento el salón porque tenía que discutir unos temas con la profesora McGonagall.   Los estudiantes comenzaron a hablar entre sí mientras esperaban al profesor, Hermione escuchó claramente a Draco decir con resentimiento, pero en voz baja: “maldita sangre sucia”.   Al otro día, viernes en la tarde, Hermione les hacía compañía a los gemelos en un salón vacío, mientras ellos hacían un montón de anotaciones en sus cuadernos. Hermione decidió, sentarse en una mesa detrás de la que estaban los gemelos.   —Fred, George, ¿qué es un sangre sucia? —preguntó Hermione.   Fred dejó caer la pluma con tinta sobre la mesa, y ambos gemelos giraron sus sillas en dirección a Hermione.   —¿Quién te llamo así? —preguntó seriamente Fred.   Además de la seriedad, Hermione percibió un indicio de enojo.   —Bueno, no estoy segura de si él me llamó a mi directamente sagre sucia, pero...   Entonces Hermione narró todo lo que pasó el día anterior, en la clase de pociones que tuvo con el maestro Horace Slughorn.   Las caras de Fred y George reflejaban enojo; si Hermione tuviera que ser más específica, ella señalaría que Fred tenía el ceño fruncido más marcado que el de George, y que la cara de Fred estaba más roja (probablemente del enojo), que la de George.   Unos días después, Hermione se enteró escuchando a otros alumnos, que encontraron a Draco, Goyle y Crabbe, levitando en uno de los pasillos de Hogwarts, envueltos en frazadas como si fueran niños recién nacidos, y con los ojos y boca borrados, con la piel de la cara uniforme, como si hubieran nacido sin boca y sin ojos. Afortunadamente, Madame Pomfrey pudo devolverles sus ojos y boca a los tres.   Hermione durante los primeros días de la semana, siguió conviviendo como si no hubiera pasado nada, con los gemelos, pero el jueves en la tarde, en el salón vacío en el que acostumbraban a verse, los encaró. Los tres estaban de pie.   —¿Saben quién pudo haberle borrado los ojos y boca a Draco y sus secuaces? —preguntó Hermione con fingida curiosidad.   Los gemelos Weasley reaccionaron con fingida sorpresa, tan exagerada, tan teatral.   —No estoy seguro Hermione, pero sospecho que quienes lo hicieron, deben ser personas muy guapas e inteligentes —contestó Fred con una sonrisa burlona.   —Sí, no cualquiera podría haber hechizado a esos tres discretamente —añadió George, con una sonrisa burlona más disimulada que la de Fred.   Hermione fingió que ella tampoco sabía quienes habían sido los perpetradores, pero aun así se atrevió a hacer una pregunta.   —Entiendo la razón por la que esos chicos guapos e inteligentes pudieron haber hechizado a Draco —dijo Hermione—, pero... ¿Por qué Goyle y Crabbe?   —Ah, eso fue cortesía de la casa —dijo Fred mientras hacía una reverencia exagerada.   Hermione observó que George siguió el ejemplo de Fred, también haciendo una reverencia.  

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  En las vacaciones de verano, del año 1993, Hermione recibió una carta (carta entregada por una lechuza vieja), la cual leyó, en la habitación de Hotel en la que se estaba hospedando junto a sus papás, en Francia.   Querida Hermione:   Estuvimos a punto de encerrar a Percy en una pirámide, luego nos imaginamos lo molesta que estarías con nosotros por eso, así que no lo hicimos.  

Fred y George

 

P.D.: Yo (Fred) maquiné el 60% de la broma (que ya no se hizo), George maquinó el resto. Hago la aclaración para que cuando nos veamos otra vez en Hogwarts, no regañes a George más de lo que se merece.   Ante el pequeño estrés que le generó a Hermione leer esa carta, ella se puso a leer por unos minutos, uno de sus libros favoritos (un libro de 600 páginas), antes de contestar la carta y mandarla a sus destinatarios con Errol.   Aquellos chicos eran honestamente increíbles, a veces para bien, a veces para mal.  

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  En el tercer año de Hermione en Hogwarts, en un día en la tarde, en el año de 1993, Hermione Granger estaba abrazando a Fred Weasley en un salón vacío, Fred correspondía el abrazo.   —Soy un fracaso Fred —dijo Hermione con la voz temblorosa y lágrimas en los ojos.   —No eres un fracaso Hermione, ni siquiera necesitas tener altas calificaciones en las asignaturas, y aun así las tienes —respondió Fred afablemente.   —¡Abandoné adivinación y Estudios muggles Fred! —exclamó Hermione.   —¿Y?, en las otras asignaturas tu desempeño por lo que me has contado es excelente, además recuerdo que una vez me dijiste que, la información que viene en los libros de Estudios muggles, está desactualizada —replicó Fred.   —Bueno, eso es cierto —dijo Hermione.   —No tienes que forzarte a cursar una materia que no te gusta o en la que no crees —dijo Fred.   Hermione supo de inmediato que Fred se refería a adivinación.   —No tienes que forzarte a ser la mejor, no tienes que demostrarle nada a nadie, tienes todo el derecho a estar aquí como los mestizos, e hijos de sangre pura —añadió Fred.   Por un momento Hermione se desconcertó, pero ella no debería haberse desconcertado, Fred había mostrado empatía a Hermione con anterioridad. Sin embargo, es que a Hermione le parecía muy extraño ver dos facetas de la misma persona: Fred cruel y Fred empático.  

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  Era el año de 1994, Hermione estaba sentada junto con Angelina, Katie y Alicia en unos sillones, en uno de los extremos de la sala común.   Hermione vio por un momento a Fred hablar con Harry y Ron en medio de la sala común, Hermione decidió no darle importancia, lo que hicieran Harry y Ron, no era de la incumbencia de Hermione. Hace poco había salido el anuncio del baile de navidad en Hogwarts, no es como si Hermione estuviera esperando a que, Fred le pidiera ir como su pareja a ese baile (en realidad sí). Hermione siguió hablando con Angelina, Katie y Alicia, Hermione volvió a prestarle atención a sus amigas con quienes estaba conversando.   —¡¡¡Hermione!!!   Hermione giró su cabeza en dirección al grito que ella había escuchado. Hermione hizo contacto visual con Fred.   —¡¿Irías al baile de navidad conmigo?! —preguntó Fred para luego reflejar en su cara una sonrisa confiada.   Era increíble el descaro de Fred Weasley, estaba tan convencido de que Hermione no lo iba a rechazar, que se dio el lujo de proponerle ir al baile con audiencia incluida.   —¡Sí Fred, iré al baile contigo! —gritó Hermione como respuesta.   Ante la respuesta de Hermione, Fred siguió hablando con Harry y Ron casualmente. Hermione no le admitiría a nadie, que después de que Fred le pidiera ir al baile con ella, una sonrisa adornó el rostro de Hermione, por el resto de la tarde.   Hermione era consciente de lo cruel que podría llegar a ser Fred si se lo proponía, Fred y Hermione habían tenido discusiones en el pasado sobre cuestiones éticas y morales. A veces Hermione, se sorprendía cuando Fred mostraba empatía hacia ella, tal vez ella debería cambiar la imagen mental que tenía de Fred Weasley, pero ¿cómo hacerlo, con el historial de él siendo cruel con otras personas?, Hermione estaba segura de que, si ella diera su punto de vista sobre Fred Weasley, no faltaría alguien que le preguntaría: “¿entonces por qué sigues siendo amiga de él?” La respuesta era simple. Fred, además de George, fueron los únicos que, en el primer año de su estancia en Hogwarts, le extendieron la mano y le propusieron ser amigos. Su relación con Fred era una cuestión de lealtad y fidelidad, por haber sido un apoyo para Hermione.  

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   Mientras Fred y Hermione se besaban en la noche del baile de navidad, Hermione pensaba: “por alguna razón este suceso lo pude predecir”.
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