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El 30 de octubre, Molly Weasley invitó a los Potter a almorzar en la Madriguera y los Potter aceptaron la invitación. Durante el almuerzo, Ginny sentía la mirada ocasional de Harry Potter, pero cuando Ginny se envalentonaba para observarlo, ella se daba cuenta que Harry estaba mirando al plato que estaba en frente de él. Quizá ella, se había estado imaginando que aquellos ojos verdes la habían mirado. Después del almuerzo, los adultos siguieron platicando sentados frente a la mesa y Fred, George y Ron invitaron a Harry a jugar fútbol en el jardín de la madriguera. Como Ginny también quiso jugar, siguió a los cuatro al jardín. —¿Puedo jugar con ustedes? —preguntó Ginny antes de que ellos comenzaran a jugar. —Vuelve adentro Ginny, lo arruinarás todo —contestó Ron groseramente mientras sostenía el balón de fútbol. Ginny ya había pedido con anterioridad jugar con sus hermanos varias veces al fútbol, pero no la habían dejado, argumentando que como era una niña, no jugaría del todo bien y que hasta se podría lastimar. A pesar de la presunta lógica preocupación de ellos, le fue difícil a Ginny no resentirse, aunque fuera un poco con ellos. —Sí Ginny, vuelve adentro, no queremos que te lastimes —dijo George con preocupación. Ah, ahora George quería hacer el papel de hermano preocupado y responsable, ese papel no le salía a él. Ginny frunció el ceño, otra vez sus hermanos no la habían dejado jugar al fútbol con ellos, Ginny no entendía muy bien el motivo por el que no la habían dejado jugar. Si tan solo ellos la dejaran jugar, se darían cuenta de las habilidades que ella tenía, pero no, otra vez se lo habían negado a ella. De paso, Ginny se sintió humillada, ¿Qué tal si Harry también estaba aliviado de que ella no fuera a jugar con ellos?, lo único que faltaba era que, Ginny recibiera también un comentario negativo, del chico nuevo del vecindario con ojos llamativos, por ella querer jugar al fútbol con ellos. Ginny decidió darse la vuelta para irse del jardín, antes de posiblemente, escuchar una respuesta negativa del chico nuevo. Pero antes de que Ginny diera un paso en dirección de la casa, Harry habló. —No, no, yo no tengo problemas con que ella quiera jugar al fútbol con nosotros, es más, si ustedes no la quieren en su equipo, pues ella y yo podemos jugar contra ustedes —dijo Harry asertivamente. Ginny se volteó en dirección a Harry y lo miró. Posiblemente la expresión de Ginny ahora se estaba asemejando a la de un pez, pero es que ahora, ¿Qué chica en su posición estaría preocupada de la expresión que estuviera reflejada en su cara?, aquel chico nuevo que no llevaba ni una semana de vivir en el vecindario, le había mostrado una amabilidad y empatía, que ninguno de sus hermanos le había mostrado antes (a excepción de Bill y Charlie, Bill y Charlie mostraban amabilidad y empatía a cualquier lugar que visitaran, pero a Ginny, Bill y Charlie le parecían casos extraordinarios). Además, ese chico Harry, se estaba arriesgando a hacer pareja con ella para jugar contra Fred, George y Ron, a pesar de él no tener ninguna prueba o certeza de que ella jugara bien. Ginny luego estuvo consciente de que estuvo durante varios segundos haciendo contacto visual con Harry Potter, y que Harry Potter tenía las mejillas teñidas de rojo, de repente Ginny sintió sus mejillas arder. —¡¡Mamá!! ¡¡El chico nuevo se quiere ligar a mi hermana!! —gritó Fred en dirección al interior de la casa.——-oOo——-
Era el año de 1993, era primavera en el mes de abril, y Ginny se encontraba sentada en una silla que estaba en una esquina en la sala común de Gryffindor, ella estaba leyendo el periódico. Bien podría Ginny pasar el tiempo con alguno de sus admiradores, pero a veces ellos le parecían muy aburridos y ella prefería su propia compañía, también Ginny podría buscar a Luna para pasar el tiempo con ella, ya que Luna era una amiga muy cercana, pero a veces cuando Ginny se ponía a buscar a Luna entre los muchos pasillos de Hogwarts, luego no la encontraba, terminando Ginny caminando varios metros y metros en vano; era mejor para Ginny esperar que Luna la encontrara a ella, ya que por alguna razón que para ella no tenía explicación, Luna siempre era capaz de determinar dónde se encontraba Ginny. En el centro de la sala común de Gryffindor estaban sentados formando un círculo con los sillones Harry Potter, Ron Weasley, y Hermione. Últimamente, luego de que Ginny terminara de leer los artículos del periódico que a ella le hubieron interesado, posteriormente ella fingía seguir leyendo el periódico para poder escuchar sin verse sospechosa, lo que los demás podrían estar diciendo en la sala común, en especial Harry Potter. A veces Ginny también se ponía a mirar disimuladamente a las demás personas. Ginny comenzó a prestar atención a la conversación que estaba manteniendo Ron con Harry y Hermione. —Elige a cualquier criatura mágica que quieras Harry —dijo Ron. —¿Cualquiera? —preguntó Harry. —Tu favorita —dijo Ron sonando un poco hastiado o quizá desesperado. —El Colacuerno húngaro —dijo Harry sin ninguna duda. —Tú no sabes de criaturas mágicas, ¡El hipogrifo le gana! —exclamó Ron con burla. —Debes estar bromeando Ron ¡El Colacuerno húngaro es mucho más grande que un hipogrifo! —contestó Harry. —No entiendo, ¿Por qué se están peleando por cuál criatura inexistente, le gana a otra criatura inexistente? —preguntó con verdadera duda Hermione. Ginny escuchó a Ron resoplar. —Lo que pasa es que te niegas a entender este juego de cartas —dijo Ron con molestia mientras en sus manos alzaba y mostraba un grupo de cartas—, si aprendieras a jugar Hermione, entenderías porque nos estamos peleando por criaturas mágicas inexistentes. Ah, estaban hablando de ese reciente juego de cartas que estaba siendo anunciado en la televisión, un juego de cartas creado por una empresa inglesa. Aquella empresa inglesa de juguetes que había creado ese juego de cartas decidió usar, a las criaturas mágicas mitológicas de diferentes países como elementos cruciales en las ilustraciones. Por ejemplo, en una de esas cartas venía impresa una ilustración de un Colacuerno húngaro, un dragón que formaba parte de los mitos de Hungría. Ese juego de cartas se estaba volviendo tan popular que hasta Luna le había enseñado a Ginny como jugarlo e inclusive Luna, por ser Luna y valorar mucho su amistad con Ginny, le había regalado un mazo de cartas, porque a palabras de Luna “nadie sabe cuándo se va a necesitar un mazo de cartas a la mano”. Ginny vio como Fred y George se acercaron con sus bandejas de vendedor ambulante a Harry, Ron y Hermione, (Ginny ya para este punto, decidió que era buena idea no preguntarle ni a Fred ni a George, de dónde habían sacado esas bandejas de vendedor ambulante). Ginny vio que las bandejas que llevaban Fred y George seguían llenas de dulces, ¿tal vez tuvieron mala racha el día de hoy vendiendo dulces?, era admirable la tenacidad de Fred y George, de seguir vendiendo dulces cuando estaba prohibido en el internado. Fred y George habían terminado varías veces en detención por estar vendiendo dulces y galletas a los alumnos, y parecía que nada ni nadie los detendría de hacer lo mismo durante un largo tiempo. Percy a quién Fred y George le habían apodado cómo “el traidor”, se había encargado personalmente de guiarlos hacia sus detenciones impartidas por Minerva McGonagall. —Dama —dijo Fred mirando brevemente a Hermione, para luego mirar a Harry y a Ron—, y caballeros, ¿quieren comprar dulces de regaliz?, George y yo venderemos dulces de regaliz hasta agotar existencias. —Ahora no Fred —dijo Ron agitando una mano con desdén—, estoy discutiendo con Harry porqué un hipogrifo le gana a un Colacuerno húngaro. Fred y George reflejaron sorpresa en su cara. —¿Un hipogrifo ganándole a un Colacuerno húngaro? —dijo George con sorpresa. —Es obvio que… —dijo Fred. —ambos están… —continuó George. —Equivocados —terminó de decir Fred. —¿Ah sí? ¿Por qué? —preguntó Ron frunciendo el ceño. —¿Qué no lo ves hermanito? —preguntó George con fingida condescendencia a Ron. —Es obvio que un gnomo de jardín le gana a un hipogrifo y a un Colacuerno húngaro —dijo Fred con mucha seriedad. Ginny con muchísimo esfuerzo y milagrosamente, se aguantó las ganas de reírse por lo que había dicho Fred, Ginny no quería hacer evidente que los estaba escuchando de forma discreta. —Eso tampoco tiene sentido —dijo Hermione con desconcierto. —Creí que no te interesaba discutir sobre criaturas mágicas —dijo con un poco de burla Ron. —Buenos, es que honestamente ahora están diciendo muchas cosas incoherentes, hasta cuando se habla sobre criaturas mágicas inexistentes, debe haber, aunque sea un poco de coherencia, es evidente que un Colacuerno húngaro le gana a un hipogrifo y a un gnomo de jardín —replicó con remilgo Hermione. Para este punto, Ginny dejó de prestar atención a la conversación que, sus hermanos estaban sosteniendo con Harry y Hermione, y se puso a rememorar en su mente, la información más importante que ella había recopilado, de aquella conversación que había escuchado. A Ginny le gustaba mucho Harry Potter, y haría cualquier cosa para lograr obtener su atención o que le fuera fácil a ella hablar con él, en realidad, lograr ambas cosas sería espléndido. La última vez que Ginny había interactuado durante varios minutos con Harry, fue cuando él la incluyó en un partido amistoso contra Fred, George y Ron, a pesar de ella ser una niña, y de que sus hermanos le hubieran dado a Harry las advertencias de que “ella no sabía jugar bien”. Lástima que hubieran pasado varios años de ese acontecimiento.——-oOo——-
Una semana después, durante el día sábado en la tarde, Ginny se encontraba en un baño en desuso en el internado de Howgarts, platicando con Luna Lovegood, sobre la conversación que, había escuchado a sus hermanos mantener con Harry y Hermione. Luna escuchó pacientemente. —Bueno, si Harry dijo que su criatura mágica favorita es el colacuerno húngaro, y tú quieres llamar su atención, pues ya sabes qué hacer —contestó soñadoramente y con la mirada perdida Luna. Ginny se quedó por varios segundos pensando. Ginny quería contestarle a su amiga que estaba loca y lo que ella proponía era una locura desproporcionada, pero Ginny no lo hizo, porque Ginny sabía que Luna no se merecía esa contestación de su parte, y porque lo que creía que Luna le estaba proponiendo, pues lo había propuesto con la buena intención de ayudarla a ella. De igual forma, Ginny sospechaba que, si le decía loca a Luna, Luna fingiría que no le había afectado, pero lo más seguro es que posteriormente de haber terminado de hablar con Ginny, Luna se dirigiría a la cama de su dormitorio a llorar en silencio. Además, pensando las cosas detenidamente, quizá la idea de Luna, para llamar la atención de Harry Potter no era tan descabellada. —¡Luna! ¡Eres un genio! —dijo Ginny para luego abrazar a Luna. Ginny sintió como Luna se puso rígida con el abrazo. Oh, tal vez fue mala idea abrazar a Luna impulsivamente, además Ginny no recordaba haber tenido mucho contacto físico con Luna anteriormente. Ginny llegó a la conclusión de que era buena idea no volver a abrazar a Luna nunca más y de ser posible, evitar cualquier interacción física con Luna si no era necesaria, Ginny no quería incomodar a Luna otra vez. Mientras Ginny pensaba lo incorrectas que habían sido sus acciones, Luna le correspondió el abrazo, Ginny al darse cuenta de que Luna le estaba correspondiendo el abrazo, soltó un pequeño suspiro de alivio. Ginny rompió el abrazo y se alejó unos cuantos pasos de Luna. —¿Y bien?, ¿cuándo vamos a hacer el rompecabezas del Colacuerno húngaro? —preguntó Luna soñadoramente, ignorando que hace un momento había abrazado a Ginny. —¿Rompecabezas? —preguntó desconcertada Ginny. ¿Rompecabezas?, Ginny creyó por un momento que Luna le había propuesto a ella que, para poder llamar la atención de Harry Potter, se disfrazara de un Colacuerno húngaro, no hacer un rompecabezas con la temática de un Colacuerno húngaro. —Sí, rompecabezas, ¿qué era lo que tenías en mente Ginny? —preguntó Luna con un tono de voz difícil de descifrar. —Creí que me habías propuesto que me disfrazara de un Colacuerno húngaro —se limitó a contestar Ginny todavía desconcertada. —Oh —dijo Luna con sorpresa, para luego mostrar una expresión pensativa en la cara—, bueno, también eso puede funcionar.——-oOo——-
Si alguien le llegase a preguntar a Ginny Weasley, cuál era la desventaja de nacer en una familia de escasos recursos y con muchos hermanos, ella les diría con mucha seguridad la respuesta: compartir casi todo. Después de su plática con Luna, Ginny se dirigió al pasillo de Hogwarts, dónde estaba la puerta del dormitorio donde dormían Fred y George; Ginny necesitaba que ellos, le dieran por un momento el teléfono que ellos compartían en conjunto. Ese teléfono en específico era un teléfono que, compartían en conjunto mientras estuvieran en el internado: Percy, Fred, George, Ron y Ginny. Desde que habían estado saliendo nuevos teléfonos celulares, los viejos celulares de Monsieur Delacour, que todavía se encontraban en buen funcionamiento, los había regalado a la familia Weasley. Al principio Arthur y Molly, se mostraron reacios a la idea de recibir celulares de parte de Monsieur Delacour, bajo el argumento de que ellos no querían recibir caridad, no obstante, Monsieur Delacour hizo uso de sus buenos dotes de comunicación y argumentación, que había adquirido trabajando para gobierno y al final logró convencerlos. En consecuencia, Arthur y Molly tenían un teléfono personal. Percy, Fred, George, Ron y Ginny compartirían uno mientras estuvieran en el internado. Había teléfonos en Hogwarts de cable que, si los alumnos necesitaban, podían hacer uso, siempre y cuando, bajo la supervisión de alguna figura de autoridad del internado, pero a pesar de eso, en el internado de Hogwarts, también se les permitía a los alumnos traer teléfonos celulares, con la condición de que no se interpusieran en las clases, y en el rendimiento de los alumnos; Albus Dumbledore, el director de Hogwarts, muchos lo clasificarían como un director permisivo. Ginny abrió la puerta del dormitorio donde se encontraban Fred y George, de repente un olor parecido al caramelo invadió las fosas nasales de Ginny. En la habitación, con las ventanas abiertas, estaban sentados Fred y George en el suelo con las piernas cruzadas, turnándose para batir con una cuchara de plástico una pasta de color carbón, que se encontraba en una sartén; la sartén estaba sobre una estufa eléctrica, ¿de dónde habían sacado Fred y George una estufa eléctrica?, le parecía familiar esa estufa eléctrica a Ginny. Oh, Ginny se acordó que, durante las vacaciones de navidad, Fred y George, entraron una vez a la Madriguera con una estufa eléctrica descompuesta y en mal estado, en un momento cuando mamá no se encontraba en casa. Ginny por curiosidad les había preguntado discretamente a sus hermanos, de dónde habían sacado esa estufa eléctrica, a lo que ellos contestaron que el señor Potter tenía planeado tirar esa estufa eléctrica, pero ellos lo habían convencido de que se los regalara a ellos; así que estos dos la habían arreglado. Ginny sabía que más adelante podría arrepentirse de la pregunta que ella quería hacer, pero… —¿Qué están haciendo? —preguntó Ginny con verdadero desconcierto. —Dulces de regaliz, duh —contestó George como si fuera la cosa más obvia del mundo, hacer dulces de regaliz en el dormitorio del internado, sin despegar la vista de la sartén, mientras al mismo tiempo seguía batiendo con la cuchara de plástico aquella pasta negra. Fred despegó su vista de la sartén y luego la dirigió a Ginny. —¡Cierra la puerta Ginny, o sino el olor de esta cosa llegará a McGonagall! —exclamó Fred alarmado. Ginny rodó los ojos, entró a la habitación y cerró la puerta tras de sí. —Oigan, lamento interrumpir lo que sea que estén haciendo, pero necesito que me presten el teléfono celular, necesito hacer una llamada importante. Fred se puso de pie, dejando que George fuera el encargado de seguir mezclando la pasta en la sartén. Fred se acercó a un buró que estaba al lado de la cama dónde él dormía, abrió el cajón del buró, sacó un celular que parecía un ladrillo muy pesado y luego se acercó para entregárselo a Ginny. —Aquí tienes —dijo Fred mientras le entregaba el celular a Ginny—, solo devuélvenoslo mañana en la mañana, George y yo tenemos que contactar a nuestros proveedores. Proveedores… ¿Para qué cosas necesitaban Fred y George proveedores?, ¿para los ingredientes del dulce de regaliz? —Si tú no nos devuelves el teléfono mañana, le diremos a Harry que a ti te gusta él —dijo Fred con una expresión burlona en la cara. Bien, ahora Fred sí se había sobrepasado, con ese pensamiento en mente, Ginny hizo lo más lógico que se le ocurrió: frunció el ceño y le dio un puñetazo a Fred en el pecho. Fred dio un grito, que a percepción de Ginny fue exagerado, para empezar ella ni le había dado el puñetazo tan fuerte, posteriormente George emitió un grito más agudo que el de Fred, de seguro nada más para seguirle la corriente a Fred, y de paso molestar a Ginny. Ginny se limitó a rodar los ojos con el teléfono en mano, y abandonó el dormitorio dónde dormían Fred y George.——-oOo——-
Después de la cena en el comedor, Ginny se apresuró a entrar en el baño del dormitorio (dormitorio que compartía con otras chicas), con teléfono en mano. Eran las 8:30 p.m., de seguro Gabrielle Delacour seguía despierta. Ginny apretó los botones correspondientes de los números del teléfono celular para llamar a Gabrielle Delacour, y luego apretó el botón de llamada. El único número de teléfono que conocía Ginny de la familia Delacour, era del teléfono fijo de casa. —¿Hola? —contestó una voz elegante, femenina y madura. Estaba claro que quién había contestado no era Gabrielle Delacour. Gabrielle Delacour era una niña de 7 años, con una voz infantil característica de alguien de su edad. —¿Señora Delacour? —contestó Ginny. —Ginny ¿Egues tú? —preguntó Apolline Delacour. —Sí señora Delacour, soy Ginny Weasley, ¿se encuentra Gabrielle en casa? —Sí, en un momento te la paso —hizo una pausa la señora Delacour— Gabgielle, te llama Ginny. Ginny escuchó unos pasos acercándose a través del teléfono. —¡Hola Ginny! ¿Necesitas algo? —preguntó Gabrielle emocionada. Se podría afirmar que Ginny y Gabrielle eran amigas a un nivel superficial, pero es que no había muchas opciones con las cuales una chica como Ginny, o una niña como Gabrielle, podría formar una amistad, cuando las demás niñas y adolescentes del vecindario dónde vivían, vivían demasiado lejos de la casa Delacour y de la Madriguera. Algo que notó rápidamente Ginny, gracias a que la señora Delacour se la pasaba hablando de eso, era que Gabrielle Delacour tenía muy buenas habilidades para el corte y confección de ropa. Ginny le hubiera pedido a Luna que le confeccionara el disfraz de dragón a ella, pero el detalle era que Luna todavía estaba aprendiendo a confeccionar ropa, y Ginny no quería hacer sentir presionada a Luna. —Bueno, verás Gabrielle, me gustaría que me hicieras el disfraz de un dragón Colacuerno húngaro para que yo lo lleve la noche de Halloween de este año —respondió Ginny. Gabrielle al otro lado del teléfono estuvo varios segundos sin hablar, hasta que luego se animó a contestar. —¿Hablas de ese dragón que sale impreso en ese juego de cagtas de criaturas mágicas? —preguntó Gabrielle. —Sí de ese estoy hablando Gabrielle. Gabrielle estuvo varios segundo callada, hasta que le dijo a Ginny cuanto le cobraría por confeccionarle aquel disfraz de dragón. Ginny se quedó pasmada, la cantidad de Libras esterlinas que Ginny iba a tener que pagar por ese disfraz eran demasiadas. —No, no tengo esa cantidad de Libras esterlinas Gabrielle, ¿no me puedes hacer un descuento? —preguntó Ginny todavía recuperándose de la impresión. —No, no puedo —dijo firmemente Gabrielle y luego colgó el teléfono. Ginny se quedó varios minutos asombrada con el teléfono celular en la mano. Entonces el teléfono celular sonó. Ginny contestó la llamada. —Como se nota que eres hermana de Fred y George, de seguro esto lo tenías planeado —dijo Gabrielle sonando resentida. Bien, por experiencia propia y general, Ginny aprendió que, si la comparaban con Fred, George o Ron, era con el fin de ofenderla, pero si la comparaban con Percy, Bill y Charlie, era con el fin de halagarla, bajo esa lógica, Ginny llegó a la conclusión de que Gabrielle quiso ofenderla. —Sí, sí, lo que sea que yo haya planeado, salió como yo quería —contestó sarcásticamente Ginny—, ahora, ¿podrías decirme que es lo que yo he planeado? Ginny no estaba en presencia de Gabrielle Delacour, pero no fue difícil para ella imaginarse a Gabrielle rodando los ojos. Molly había regañado varias veces a Ginny porque Apoline, había atrapado a Gabrielle rodando los ojos varías veces con anterioridad, y Molly llegó a la conclusión de que Ginny, tenía la culpa de que Gabrielle hubiera desarrollado ese hábito. —Después de que yo te colgara, mamá me preguntó qué había pasado, le conté todo, y al final me dijo que mejor te hiciera el disfraz gratis, ya me obligó a hacerte el disfraz de dragón gratis —contestó Gabrielle resentida. —Vaya, pues que astuta soy —dijo Ginny con diversión solo para molestar a Gabrielle. Pero entonces Ginny se quedó pensando durante varios segundos, ¿obtendría un disfraz gratis?, eso sonaba a caridad, y mamá y papá le habían enseñado a Ginny que ellos no debían aceptar caridad, y aceptar caridad sería ir en contra de lo que le habían enseñado ambos padres. —Pero Gabrielle, eso es caridad y creo que ya sabes lo que mi familia piensa de eso, además yo sólo quería un descuento, no que me regalaras tu trabajo —contestó Ginny sin darse cuenta de que ella tenía el ceño fruncido. —Mamá me dijo que probablemente me responderías algo así, a lo que yo debía contestarte que: No es caridad, es solidaridad —replicó Gabrielle. —¿Qué no es lo mismo? —preguntó Ginny desconcertada. —Es lo mismo que yo le pregunté a mi mamá, pero según ella, según ella, no es lo mismo —dijo Gabrielle haciendo una pequeña pausa, para luego añadir en voz baja—, pero creo que ella solo quiso jugar con las palabras para de todas formas obligarme a hacerte el disfraz, así que si cambiaste de opinión sobre qué te hiciera el disfraz, pues ahora te aguantas, te lo haré de todas formas y gratis porque mamá me obligó. Ahora Ginny se sentía mal, sin querer había hecho que Gabrielle regalara su trabajo, y de seguro cada vez que se encontrase a esa pequeña niña, esa pequeña niña la recibiría con malas caras. —Espera Gabrielle, ¿no necesitas tomarme medidas? —preguntó Ginny. —Mamá dice que la señora Weasley tiene las medidas de todos sus hijos anotadas en una libreta, no creo necesitar tomarte medidas —respondió Gabrielle. Sí, Molly Weasley tenía anotadas las medidas de todos sus hijos, por si luego necesitaba mandarles a hacer ropa con alguna costurera del pueblo. Molly sobre costura solo sabía hacer dobladillos, reforzar botones y coser parches, ¿y como hacía los suéteres a sus hijos? Al tanteo.——-oOo——-
El Lunes en la tarde, Ginny terminó en detención, ya que McGonagall la había atrapado dándole pisotones en los pies a Fred y George en el pasillo, pero es que en defensa de Ginny, Fred y George no habían dejado de molestarla con su enamoramiento de Harry, y con las amenazas de que un día en el que ella no estuviera alerta, se lo comunicarían a Harry, tal vez habían sido amenazas vacías, pero con Fred y George las cosas nunca eran nada seguras, además le habían estado provocando enojo a Ginny a propósito. McGonagall la había guiado a un salón del internado para cumplir con su detención, bajo el argumento de que la violencia no sería tolerada en las instalaciones. McGonagall le ordenó a Ginny sentarse en una de las mesas vacías, luego McGonagall le dio a Ginny varias hojas, unos lápices, un borrador y un sacapuntas. Ginny tendría que plasmar en las hojas con lápiz varías veces “no debo ser violenta”. Ginny escuchó como la puerta detrás de ella se abría, no podía ser Minerva McGonagall porque ella estaba delante Ginny. —Potter, llegas tarde a tu detención —dijo McGonagall seriamente—, toma asiento. Harry se sentó en otra mesa al lado de Ginny, McGonagall luego le dio a Harry cómo había hecho con Ginny, varias hojas, unos lápices, un borrador y un sacapuntas. Ginny y Harry estuvieron varios minutos escribiendo planas, hasta que la puerta del salón volvió a abrirse. —¡Maestra! ¡Dos compañeras se están peleando en el pasillo! —dijo una voz femenina juvenil. —¡¿Qué pasa con la juventud de hoy en día?! —exclamó McGonagall mientras salía caminando rápido del aula, cerrando la puerta del salón tras de ella. El silencio reinó en el salón durante varios segundos. —¿Tú también le diste un puñetazo en la cara a alguien? —le preguntó con curiosidad Harry a Ginny. —No, le pisé los pies a Fred y George con la finalidad de hacerlos pulpa —contestó Ginny lo más casualmente posible a Harry—, ¿tú de verdad le diste un puñetazo en la cara alguien? A pesar de que pareciera que Ginny le estaba hablando casualmente a Harry, Ginny en el interior se sentía un manojo de nervios, ¿qué tal si en algún momento le decía a Harry, algo que la dejara en ridículo a ella? —Malfoy —respondió Harry con una pequeña sonrisa—, y sobre qué le pisaras los pies a Fred y George, no te juzgo, tus hermanos son muy divertidos, pero a veces, como que tienden a sobrepasarse sin darse cuenta… Draco Malfoy; Draco había hecho varios comentarios cuestionables a lo largo de su estadía en Hogwarts, ahora, aquí la cuestión era, ¿Cuál de todos sus comentarios, había hecho a Draco merecedor de un puñetazo en la cara? —Entiendo que le dieras un puñetazo en la cara a Draco, Harry, pero ¿cuál de todas sus opiniones cuestionables dijo? Harry frunció el ceño. —Volvió a decir cosas como que no debería ser amigo de personas basura como Ron y Hermione, entre otras cosas más, a lo que yo le respondí que la persona basura era él, y luego le di un puñetazo —contestó Harry manteniendo el ceño fruncido. Ah, no era un secreto para nadie que Draco fuera una persona clasista y que a los únicos que veía como personas que valían la pena, fuera personas que estuvieran en su mismo nivel económico, entonces Ginny sería clasificada como “persona basura” según Draco. —Me da miedo la idea de ser o volverme como Malfoy —dijo Harry de repente. —Créeme Harry, tú estás muy lejos de volverte como Malfoy —replicó Ginny sin ninguna duda. —¿Cómo estás tan segura de eso? —preguntó Harry. —Porque tú has mostrado preocupación y empatía por el prójimo sin darle importancia a su estado económico —respondió Ginny sin apartar sus ojos de los de Harry. Ginny y Harry hicieron contacto visual durante varios segundos, de repente Ginny sintió sus mejillas arder, luego Ginny fue testigo de cómo también las mejillas de Harry se tiñeron de un color rojo, y antes de alguno de los dos dijera algo, McGonagall abrió la puerta del salón.——-oOo——-
Durante el resto del ciclo escolar, Ginny siguió asistiendo a las clases, haciendo su tarea, y contestando exámenes en los tiempos que correspondían. Ginny debía seguir esforzándose en el internado en cuanto a su desempeño académico, con el fin de seguir manteniendo su beca durante su estadía en Hogwarts. A Ginny no le sorprendía que Percy siguiera manteniendo su beca (típico de Percy); tampoco le sorprendía que Fred y George, también siguieran manteniendo su beca (a pesar de ser unos alborotadores, eran muy inteligentes, y ambos gemelos se la pasaban haciendo cálculos para ver qué tareas podían darse el lujo de descartar, y aun así seguir manteniendo su beca); ahora de quién sí estaba sorprendida Ginny que siguiera manteniendo su beca, era Ron, no malinterpreten a Ginny, Ginny sabía que su hermano Ron era muy inteligente, pero la inteligencia de Ron, Ron solo la reflejaba en cosas de su interés y parecía que las materias de Hogwarts, no entraban como tal en uno de sus intereses; en consecuencia, Ginny llegó a la conclusión de que Hermione, jugaba un papel fundamental en el hecho de Ron siguiera conservando su beca.——-oOo——-
Era un viernes en la tarde, del 3 de septiembre del año de 1993. Ginny estaba teniendo un partido amistoso de fútbol con Angelina, Alicia y Katie, en el patio de la escuela. Por otro lado, Harry, Ron y Hermione se encontraban sentados en los sillones de la sala común de Gryffindor. Ron tenía consigo en la mano, el teléfono celular que compartía junto con el resto de sus hermanos en el internado; Ron había usado el teléfono hace un momento, para pedir que se le entregara una pizza hasta las rejas de Hogwarts. El teléfono comenzó a sonar, pero Ron no se dignaba a contestar. —Contesta —dijo Hermione con seriedad mientras sacaba su nariz del libro que estaba leyendo. —No Hermione, no voy a contestar, sé que no son los de la pizzería porque hace un momento fue que les llamé —replicó Ron con desdén. Hermione miró desafiante a Ron, Ron resopló y contestó el teléfono. —¿Hola? ¿Ginny? —preguntó una voz infantil desde el otro lado del teléfono. —¿Gabrielle? —preguntó Ron desconcertado. ¿Qué asuntos pendientes tenía Gabrielle con su hermana Ginny? —¿Ron? ¿Puedes pasarme a Ginny? —preguntó Gabrielle. Ron negó, moviendo la cabeza varias veces, aunque Gabrielle no pudiera verlo a él. La sola idea de bajar varios pisos, para luego caminar la enorme extensión del patio para pasarle el teléfono a Ginny, le dio pereza a Ron. —No Gabrielle, no te puedo pasar a Ginny —se limitó a contestar Ron con desdén. Antes de que Ron colgara, Hermione le quitó el teléfono de las manos. —¡Hey! —exclamó Ron enojado. —Ginny me pidió que cuando tú tuvieras el teléfono, estuviera yo pendiente —dijo Hermione con remilgo. Parecía que Ron estaba listo para replicar, pero Hermione contestó el teléfono. —¿Hola Gabrielle? —preguntó Hermione. —¡Hola Hermione! ¿Me puedes pasar a Ginny? —preguntó Gabrielle. —Sí, aunque voy a tardar —dijo Hermione. Hermione comenzó a caminar en dirección a la salida de la sala común, mientras al mismo tiempo mantenía una conversación con Gabrielle, a través del teléfono. Harry y Ron siguieron a Hermione en piloto automático. Tal vez sería vergonzoso de admitir, pero a veces a dónde se iba uno de los tres, los otros dos lo seguían en piloto automático. Por ejemplo, a veces Harry y Ron, cuando veían que Hermione se iba a la biblioteca, la seguían en piloto automático, y cuando estaban en la entrada de la biblioteca, luego Harry reaccionaría y le preguntaría a Ron: “Ron ¿Qué estamos haciendo en la biblioteca?”; también había veces en las que cuando Ron se iba a las cocinas para comer algo, Harry y Hermione lo seguían en piloto automático, y cuando los tres estaban en las cocinas, Hermione le preguntaría a Harry: “¿Tú también tenías hambre Harry?”, a lo que Harry respondería: “No ¿y tú Hermione?”. Hubo un momento bien vergonzoso en el que Ron y Hermione siguieron a Harry, quién se metió a un salón para cumplir con su detención con McGonagall, y cuando McGonagall se dio cuenta, ella dijo algo como: “creí que la detención era solo para ti Potter”. Los tres bajaron varios pisos, caminaron grandes extensiones de suelo, y cuando los tres llegaron al patio, Hermione le gritó a Ginny con teléfono en mano. —¡¡Ginny!! ¡¡Te llama Gabrielle!! —gritó Hermione.——-oOo——-
Al día siguiente, sábado, en la mañana, Ginny se acercó a las rejas de Hogwarts; al otro lado de las rejas, fuera de Hogwarts, se encontraban de pie una mujer muy guapa que ostentaba elegancia, y al lado de esa mujer elegante, estaba una niña con el ceño fruncido, cargando una bolsa; la niña con el día a día, estaba aprendiendo de lo estafador e injusto que era el mundo. —¡Hola, señora Delacour! ¡Hola Gabrielle! —dijo Ginny alegremente, ignorando como una profesional el ceño fruncido de Gabrielle. La señora Delacour saludó a Ginny y luego se alejó un poco de ellas para darles “privacidad”. —Aquí tienes —dijo con firmeza Gabrielle mientras le pasaba la bolsa a Ginny. —Te ves enojada —dijo con casualidad Ginny. Ginny notó que el contenido de la bolsa era un poco pesado. —Tú también lo estarías si te obligarán a trabajar gratis —dijo con rencor Gabrielle, luego ella sonrió—, lo único bueno de esto, es que logré convencer a mi madre de que hiciera aproximadamente el 20% del trabajo, porque para empezar ella fue la me obligó. —Te lo compensaré luego Gabrielle —dijo con una voz suave Ginny. —Espero que esa compensación no tarde mucho —respondió petulantemente Gabrielle. Apolline Delacour y Gabrielle Delacour se despidieron de Ginny, y Ginny se dirigió al interior de Hogwarts. En la tarde de ese mismo día sábado, Ginny aprovechó que no estaban sus demás compañeras en el dormitorio, para probarse el disfraz, y Ginny se miró en el espejo que estaba en el dormitorio y que permitía a uno mirarse en el reflejo de cuerpo completo. Se notaba el esmero de Gabrielle al haber creado el disfraz. El disfraz de Colacuerno húngaro, era un vestido con capucha, y con una cola de tela cocida en la parte trasera del vestido, las púas y cuernos del Colacuerno húngaro, eran de plástico y estaban pegadas a la parte trasera del vestido, capucha y cola de tela. En la capucha estaban cocidos parches de lo que parecían sin ninguna duda los ojos del dragón Colacuerno húngaro, y también de alguna forma, la capucha se asemejaba al hocico de ese dragón. Ginny al tocar la tela del disfraz, se dio cuenta de que era de algodón, el color de la tela era de color negro. Ginny decidió que por su propio bien, esperaría a que fuera la noche de Halloween para ponerse ese disfraz, ya que, si se lo ponía en otro momento que no fuera la noche de Halloween en el internado, previsiblemente las burlas de los alumnos no se harían esperar. Además, Dumbledore se la pasaba animando a que sus estudiantes se disfrazaran esa noche, entonces no sería raro ver a Ginny disfrazada como un dragón Colacuerno húngaro.——-oOo——-
El 20 de septiembre de 1993, durante el desayuno, Albus Dumbledore hizo un anuncio. En la noche de Halloween de ese año, se llevaría a cabo un concurso de disfraces, el ganador obtendría como premio 4930 libras esterlinas. Ginny decidió inscribirse al concurso, debido a que sería sospechoso llevar un disfraz de Colacuerno húngaro bien hecho, en la noche de Halloween, y no participar en ese concurso, además Ginny quería ver si de paso ganaba, para pagarle lo que le correspondía a Gabrielle. Todos los demás alumnos se emocionaron mucho con la idea del concurso, pero no todos decidieron participar, algunos porque les daba vergüenza la idea de disfrazarse para el concurso, otros porque no creían acabar a tiempo el disfraz, o conseguirlo a tiempo, y otros… simplemente tenían sus razones para no participar. Fred, George y Ron, también se inscribieron al concurso. Harry Potter decidió no inscribirse al concurso. En lo que restaba de septiembre, Luna tomó por unos días el disfraz de Ginny y con pintura textil y pintura acrílica, le hizo unos cuantos detalles al disfraz del dragón Colacuerno húngaro, para que se viera más realista (Ginny no tenía ni la menor idea, de dónde había sacado Luna pintura textil y acrílica).——-oOo——-
En la noche de Halloween de 1993, Ginny, acompañada por Luna, se dirigía por uno de los pasillos al Gran comedor. Ginny sentía vergüenza mientras se dirigía al Gran comedor, disfrazada de Colacuerno húngaro, para nada ayudaba a aminorar su vergüenza, el hecho de que Colin Creevey le estuviera tomando fotografías cada 10 segundos, tampoco ayudó estar escuchando susurros que involucrarán el nombre de ella, de los demás estudiantes. Varios minutos antes de que empezara el concurso, Ginny y Luna se sentaron en una de las mesas. —Mira el lado positivo Ginny, si a Harry le gustas disfrazada de Colacuerno húngaro, sabremos al instante que toda la familia Potter es reptiliana, si no le gustas disfrazada de Colacuerno húngaro, eso significa que la familia Potter no es reptiliana —dijo Luna soñadoramente. —No porque la familia Potter sea rica, significa que en automático sea reptiliana Luna —contestó suavemente Ginny, aguantándose las ganas de rodar los ojos. Ginny había discutido con anterioridad varías teorías conspirativas con Luna Lovegood y en unas estaba de acuerdo, pero en otras (como creer que la familia Potter era reptiliana), pues la verdad no. De quienes sí tenía Ginny la sospecha de que eran reptilianos, era de la familia Malfoy, la cara de Draco Malfoy le recordaba a Ginny a la de un reptil. Unos minutos más tarde, Ginny se puso de pie y se puso en frente del jurado, junto con sus demás compañeros que estaban concursando. El jurado estaba conformado por: Albus Dumbledore, Minerva McGonagall, Pomona Sprout, Filius Flitwick y Severus Snape. Cuando Ginny vio los disfraces de Fred y George, ella llegó a la conclusión de que ella no iba a ganar (ambos estaban disfrazados como robots), Ginny igualmente vio el disfraz de Ron (Ron estaba disfrazado como uno de sus superhéroes favoritos). Ginny por alguna extraña razón que ella misma no podía descifrar, sospechaba que Harry y Hermione habían ayudado a Ron a hacer su disfraz, lo cuál le pareció un gesto lindo a Ginny. Ginny también vio los disfraces de los demás estudiantes, unos le parecían muy bien trabajados, pero no tan bien trabajados como los que llevaban puestos, Fred, George y ella. Ginny ganó el concurso, y es vergonzoso de admitir, pero ella dio varios saltos de alegría por su victoria. McGonagall se le acercó por un momento a Ginny, y le dijo que al otro día en la mañana, se acercara a su oficina para darle las Libras esterlinas que a ella le correspondían. Cuando las cosas se habían calmado un poco, los profesores se fueron retirando poco a poco, entonces Ginny no se dio cuenta en que momento, pero se formó una fila de varios alumnos y alumnas que se querían tomar una foto junto a ella, y Colin Creevey parecía estar dispuesto a tomar dichas fotografías. Ginny estaba a punto de exaltarse, y decirle cosas feas a Colin Creevey por dicho descaro (Ginny consideró que, había sido demasiado paciente con él), pero Luna tocó el hombro de Ginny. —Yo me encargo —dijo Luna a Ginny. Ginny vio cómo Luna se acercó a Colin para hablar con él, y cómo de todos modos seguía formada la fila, luego Luna se acercó a Ginny para hablar con ella. —Luna, ¿qué pasó?, creí que le habías pedido a Colin que dejara de tomarme fotografías —dijo Ginny desconcertada. —No, no le pedí eso. Le dije que, si te tomaba fotografías junto con otros alumnos, te diera el 50% por ciento de las ganancias —respondió Luna soñadoramente. —¿Y él estuvo rápidamente de acuerdo con eso? —preguntó Ginny enarcando una ceja. A Ginny el que le dieran el 50% por ciento de las ganancias le pareció justo, pero ella no sabía que tan justo le parecería aquello, a fotógrafos como Colin. —Le dije que la otra opción era escucharte despotricar durante varias horas sobre él y su ascendencia —respondió casualmente Luna. De hecho, es lo que Ginny iba a hacer, antes de que Luna hubiera puesto su mano en el hombro de ella. Ginny estuvo varios minutos tomándose fotos con cada alumno que se había formado la fila, entonces llegó el turno de la última persona que se quería tomar fotos con ella: Harry Potter. —Hola Ginny —saludó Harry. —¡Hola Harry! —respondió Ginny con una voz muy chillona. Oh, no, la voz de Ginny había salido demasiado aguda para su propio gusto. Harry y Ginny se acomodaron para la foto. Colin tomó la foto y luego se fue. El Gran Comedor se encontraba menos lleno que antes, las personas se estaban yendo de ese lugar poco a poco, aunque todavía el comedor albergaba a algunas personas en su interior. —Te vez muy bonita Ginny —dijo muy nerviosamente Harry. —Gracias Harry, yo también opino lo mismo de ti —dijo rápida e impulsivamente Ginny. Ginny sintió sus mejillas arder, al mismo tiempo que veía como las mejillas de Harry se teñían de rojo. —Eres horrible Harry, solo mostraste interés en Ginny cuando ella decidió disfrazarse de Colacuerno húngaro —dijo Fred socarronamente, mientras se acercaba a ellos junto a George. —¡No! No solamente por eso —dijo nerviosamente Harry mientras toda su cara se teñía de rojo. —Te lo dije —susurró Luna detrás de Ginny. Demonios, ¿qué tal si Luna tenía razón y Harry era un reptiliano?, ¿qué importaba?, Harry era el reptiliano más bonito que Ginny había visto. —Además, desde antes, Ginny me ha gustado —afirmó Harry nerviosamente. Las sonrisas de Fred y George se ensancharon. —Los dejaremos solos tortolitos —dijo George mientras se iba del Gran comedor junto a Fred. Luna también se fue del Gran comedor unos segundos después. —Ginny, tengo algo que decirte —dijo Harry vacilante. —¿Eres un reptiliano? —preguntó Ginny impulsivamente. —¿Qué si soy un qué? —preguntó Harry mostrando desconcierto en su cara y voz. —Nada, ignora lo que dije —respondió rápidamente Ginny al percatarse de lo que había preguntado. Harry ladeó la cabeza varias veces, para después hablar. —Lo que dije hace un momento es cierto, me has gustado desde hace mucho tiempo —dijo Harry con las mejillas sonrojadas. —Tú también me has gustado desde hace tiempo Harry —dijo emocionada Ginny. ¿De verdad esto era real?, ¿Harry Potter estaba correspondiendo sus sentimientos? —Eres muy buena jugando al fútbol Ginny, no sé exactamente que día, pero recuerdo que te vi jugando fútbol con Angelina, Alicia y Katie —dijo Harry con una sonrisa. —Gracias Harry, si quieres un día, tú y yo podemos tener un partido amistoso —dijo emocionada Ginny. —Me encantaría eso Ginny, oye, aprovechando que ahora estamos hablando, ¿qué te parece si el próximo fin de semana vamos juntos a la cafetería que está cerca de Hogwarts?, tus papás firmaron el permiso para salir de Hogwarts los fines de semana ¿verdad? —preguntó Harry. —Sí Harry, mis papás firmaron el permiso, y sí, me encantaría ir el próximo fin de semana a la cafetería contigo —dijo Ginny emocionada, para luego abrazar a Harry. Harry correspondió el abrazo de Ginny rápidamente. Harry y Ginny estuvieron abrazados durante varios segundos, tal ves más de un minuto. Hoy fue un abrazo, pero tal vez mañana… mañana se besarían.——-oOOOo——-
Complemento 1: Harry y Ginny sí se besaron al otro día. Complemento 2: Unos días más tarde, a través de las rejas de Hogwarts, Ginny le pagó las libras esterlinas que le correspondían a Gabrielle por la confección del disfraz. Gabrielle al recibir el dinero se puso feliz y sonrió, luego ella dejó de sonreír, al percatarse que le tendría que dar a su mamá el 20% de las ganancias. Complemento 3: El resto del premio que le quedó a Ginny, Ginny lo dividió en dos partes. Una parte la guardó para en el futuro cubrir sus gastos como ropa, calzado, medicina y productos de higiene. La otra parte del premio se la dio a Fred y George, luego de que ambos con su buen uso de las palabras, la lograran convencer de ser su inversora, para la futura tienda de dulces de ellos. Ginny había probado el dulce de regaliz que habían hecho sus hermanos, Ginny le vio futuro a la tienda de dulces.