Historias de valentía

«Apola y Artemisa se fundieron en un cálido abrazo del cual se expandió una onda de luz, amor y poder. Destruyendo todo lo dañino y corrompido que existía en la oscuridad. Este fue el final de Thantos, el final de la maldad y con él, también el de las preocupaciones en Coventryn »  La rubia finalizó su historia con beso de amor excesivamente amoroso en el frente del bebé. —Por lo que ya no debes preocuparte, mi niño. Nuestras princesas están a salvo en su dimensión. Y tú también entre nuestros brazos. Los pequeños ojos del bebé se cerraron inmediatamente y sus pequeños ronquidos provocaron lágrimas de ternura en su joven madre.  —¿Porqué le llenas la cabeza con historias como ésas?  Karsh, desde el marco de la puerta, se acerca con cierta frecuencia hacia la habitación del bebé. Pero era inevitable en él. Estaba totalmente acostumbrado a las situaciones horribles, como ser exiliado, ser tragado por la oscuridad, y volar por los aires para después caer por el precipicio de la cascada del castillo. Ver a su bebé recién nacido crecer tan rápido y toda la felicidad de Illeana y la luz, el amor y la vida que desbordaba su vida ahora... Todo por lo que había estado preocupado en su momento había terminado. Pero ahora tenía preocupaciones más grandes, porque antes no tenía qué perder.  La rubia le sonríe en silencio mientras salía de la habitación. Sólo para estallar en euforia tras cerrar la puerta— ¿Y si tenemos otro?  Karsh conmocionado dio un salto hacia atrás— ¿O-otro? ¿Estás loca, acaso? Con lo difícil que fue tener al primero aquí en la dimensión de las niñas. Illeana rápidamente puso los pies en la tierra y miró el suelo con cierta tristeza— lo sé .. Pero Bylor está creciendo demasiado rápido y es un bebé muy dulce. En poco tiempo va a crear su propia vida y nos quedaremos solos de nuevo.  Karsh se llevó la mano al puente de la nariz para pellizcarse de frustración— Bylor tiene apenas tres meses, Illeana. ¡Tres!  —Okey, Okey... Pero piénsalo, ¿no te gustaría tener una niña? —El hombre la tomó de los hombros y le estampó un apasionado beso en sus dulces labios. —A lo largo de este año, hemos visto cómo funciona el segundo plano. Quizá podamos...  El rostro de la rubia se iluminó y sus ojos chisporrotearon luces amarillas mientras ella despegaba los pies del suelo por la euforia contenida— Oh ¿En serio...? ¡¡Voy a añadirle otro cuarto a la casa!!  Y salió despedida por el pasillo, Karsh, alarmado, se detuvo unos segundos a pensar en lo que había dicho y al entenderlo, salió corriendo tras ella, alarmado por las locuras que ella pudiera hacer.