Prologo
3 horas y 48 minutos hace
Adrien no sabe cómo llego a esto.
Estar enfrente de una compañera de clases de la que no sabía ni su existencia; la cual no parecía nada contenta con su visita, y mientras la ve discutir con mucha ira mal disimulada contra Alya Césaire, la novia de su mejor amigo, él se pregunta que hizo para tener que aguantar todo esto.
Su día empezó como todos los demás. Ir temprano al collegue, saludar a sus amigos, sentarse junto a Nino, hablar él y su novia a la vez que esperan al profesor de la hora. Está vez les tocaba Mendeleiev, su estricta profesora de química.
Nadie se espera que con su llegada al aula de clases ella se trajera entre manos una propuesta para un proyecto de química; dicho proyecto valía más de la mitad de la nota de su materia y atribuía créditos extras para los estudiantes que lo aprobaran. Tal proyecto era opcional, pero venía con las ventajas de que era en parejas, tenían hasta el final del lapso para entregarlo, y apenas está comenzando, además, que de elegir hacerlo no debían ver más clases con Mendeleiev hasta finalizado el lapso, esto para que pudieran concentrarse como debían con el proyecto.
Fueron atraídos como polillas a la luz con la propuesta tan tentadora de su profesora, pero al igual que a los insectos muchos terminarían cayendo por la atrayente luz.
Lo que no había dicho Mendeleiev era que las parejas las escogería ella, al igual que el tipo de proyecto que harían; además que no había marcha atrás, si fallaban en el proyecto perderían la materia.
Por ese motivo era que estaba allí.
A Adrien Agreste le tocó hacer su proyecto de química con la chica más intimidante, solitaria y enigmática que había conocido.
Marinette Dupain-Cheng.
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Su día empezó como la mayoría levantarse temprano, asearse y hacer sus deberes, ayudar a sus abuelos en la panadería y hacer algunas entregas a domicilio; hoy era lunes, pero a la joven Dupain-Cheng eso no le importaba, prefería ayudar a sus queridos abuelos con el negocio antes que ir al collegue.
Ese lugar solo era un nido de hipocresía, dónde ella era como un ratón de laboratorio; nadie se molestaba en disimular su interés por su persona, y la verdad estaba harta de ser la distracción y el chisme de sus “compañeros”.
Por eso es que cuando llegó a su casa y vio a un pequeño grupo de sus muy favoritas personas en la entrada, decidió que su buen día había acabado.
No le gustaba hablar con sus compañeros ni siquiera pasar tiempo con ellos, por eso fue que se enfureció cuando escuchó a Césaire hablar sobre ella como si la conociera.
Nunca le había caído bien y el que ella estuviera hablando a sus espaldas definitivamente le cayó mal; no recuerda siquiera un intercambio de palabras, y allí estaban espetándose la una a la otra.
No le importaba que era lo que estaba haciendo, solo quería que se largaran, que la dejarán en paz, ya tiene muchos problemas personales con los que lidiar como para que vengan a molestarla con un estúpido proyecto de química.
Y allí está, el estorbo, Adrien Agreste. ¿No podía venir solo a hablar con ella? ¿Por qué tenía que traerse a sus amigos?
Eso ya da igual, lo único que quiere ahora es que se largue de su vida.
Pero al parecer la vida no está de acuerdo con ella, no le sorprende, nunca lo estuvo antes ¿Por qué ahora? Sólo ruega volver a sus días normales. Ayudando a sus abuelos en la panadería; no le gustan los cambios y prefiere que todo continúe como hasta ahora… que el pasado se quede en el pasado.