Capíotulo único
8 de diciembre de 2025, 9:33
Sako Kota es hermoso. Una verdad inquebrantable que nadie se atrevía a cuestionar, o bueno, si alguien lo hacía estaba Hiragi Toma para cerrarle la boca.
Hiragi y Sako llevaban un año de relación. Hiragi se dio cuenta de la inclinación de Sako hacia las cosas bonitas, hacia lo dulce no solo en comida. Y como buen novio, Hiragi quería ver feliz a ese terrón de azúcar con mal carácter.
Hiragi era tan devoto a Sako, tan enamorado. Para él, Sako era como un príncipe, como una estrella que resultaba alcanzable solo para él.
Hiragi compró unas medias blancas hasta la altura de los muslos, con lazos rosas decorando el borde. También compró un traje coquette para chico, cuyos pantalones eran cortos para lucir las medias. Debía guardar el secreto hasta el cumpleaños de Sako, que era hoy.
— Estás raro. — Murmuró Sako comiendo un trozo de pastel de fresa, mirando de reojo a Hiragi.
— No, no lo estoy.
— ¿De verdad? Porque pareces ocultar algo. Suéltalo ya.
Sako siguió pendiente de su tarta esperando a que Hiragi dijera la verdad, qué es lo que lo tenía tan nervioso.
Entonces lo vio: Hiragi sacó del armario (estaban en casa de Hiragi) una caja de regalo.
— Te dije que no hacía falta que me regalases nada. — Dijo Sako sonrojándose levemente.
Hiragi sonrió con esos dientes afilados tan característicos. Estaba nervioso, pero también emocionado por hacer feliz a su novio.
— Abre el regalo. — Dijo.
Sako dejó la tarta por el momento. Se acercó a la caja con pasos cautelosos, no sabía qué esperar, pero estaba seguro de que lo que fuera Hiragi lo había comprado con toda su buena intención y amor conociendo sus gustos.
Se deshizo del papel de regalo y de la caja para desvelar un traje hermoso de colores blanco y rosa. Por un momento se quedó perplejo, pestañeó varias veces.
— Es… demasiado bonito. — Murmuró Sako sin tener palabras para expresar cómo se sentía.
No esperaba esto. Hiragi realmente notaba los detalles y lo escuchaba. Y no solo eso, tenía en cuenta cada palabra de Sako, cada deseo y anhelo. Una tímida sonrisa se dibujó en los labios de Sako.
— Es bonito para un chico bonito como tú. — Dijo Hiragi.
El sonrojo de Sako aumentó y la emoción también. Acarició la tela del traje con sus manos temblorosas, estaba feliz. Y las medias parecían ser la guinda del pastel.
Sako se probó el traje y las medias, se sentía como un príncipe de otra época. Como un príncipe digno de halagos y amor. Y Hiragi era su caballero, ese hombre con armadura por el que daría todo, al que entregaba su corazón cada día de su vida.