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—Hyuse, mira esto —dijo Yōtarō cuando entró a la sala y se sentó al lado del rubio en el sofá. Hyuse tuvo que detener el documental de animales marinos que estaba viendo para poner atención al niño. —Es un… celular ¿cierto? —dijo saboreando la palabra que Yōtarō le enseñó antes de las pruebas de expedición. Tuvo que aprender esa y otras más para no levantar sospechas. A Hyuse aún le parecía increíble que en Meeden no necesitaran usar el Trion para todo como en Aftokrator y, en su lugar, hayan logrado crear tecnología a base de lo que la naturaleza les ofrecía. —Exacto, es un celular. ¿Recuerdas cómo usarlo? —preguntó el niño entregándole el artefacto al mayor. —Sí, algo. Veo que este es de un modelo diferente a los tuyos ¿no? —comentó mientras examinaba el rectángulo de metal. Era del mismo tamaño que el que recibió en la prueba de expedición, pero la similitud no era razón suficiente para pensar que sus funciones eran las mismas -ya se había convertido en la burla de Tamakoma cuando secuestró un celular similar e intentó sacarle la información sin saber que se trataba de uno de los tantos celulares de juguete de Yōtarō-. Además, este que tenía en frente tenía un botón y una cámara más que los de su prueba y que los de juguete. —Oh, te diste cuenta rápido. Eres un buen kōhai, Hyuse —Yōtarō asintió con la cabeza—. Y ahora que te quedarás aquí con nosotros, quiero que tengas este celular. Hyuse ladeó la cabeza y miró al niño con desconcierto. Era cierto que ahora era un residente permanente de Meeden. Esa fue la última voluntad de su maestro, quien se sacrificó en lugar de Chika y mediante su valeroso acto logró hacer un convenio con los de la nave para que se lleven a Hyuse de nuevo y así se salve del horrible final que le esperaba si se quedaba en Aftokrator. Sin embargo, no esperaba que lo trataran diferente a antes del viaje. Es decir, ya lo trataban bien y le daban bastante libertad mientras era un rehén. ¿Acaso había más libertad para adquirir que Yōtarō aún no le enseñaba? —¿Por qué me lo das, senpai? —preguntó genuinamente. —¿No es obvio? Ya no eres un rehén, Hyuse, ¡ahora eres un habitante de la Tierra para siempre! Aquí los adolescentes de tu edad usan celulares reales, van a la preparatoria y otras cosas más. ¡Necesitas un celular si sales de aquí y conoces gente! Tengo que prepararte para ese momento también ahora que lo pienso —murmuró la última frase con un dedo en su mentón. —¿Preparatoria? ¿Te refieres a ese lugar al que van Osamu, Chika y Yūma por las mañanas?—Lo cierto era que a Hyuse no le entusiasmaba esa parte de su nueva vida. Supuestamente la “preparatoria” servía para tener opciones en el futuro y cumplir sus sueños, según la rápida explicación de Osamu. El de lentes no era consciente de que hasta antes del viaje, Hyuse no conocía otro futuro más que pelear para proteger a su maestro y no tenía otro sueño que el que su maestro ascienda a casa principal de Aftokrator y finalmente nadie los moleste. En el presente, ya ninguna de esas cosas podía cumplir, pero tampoco se atormentaba demasiado por eso. —Antes de que te vayas, tengo un último deseo, Hyuse. Si es necesario, tómalo como una orden. —Entendido… —Quiero que vuelvas con tus amigos y empieces desde cero en Meeden. Olvida tu vida en Aftokrator, olvida que fuiste criado como un arma de guerra y vive como lo haría un adolescente de Meeden, Hyuse. Vive por tus propios sueños, por tus amigos y sobre todo, sé feliz. En aquel momento, Hyuse no respondió de inmediato y antes de que se diera cuenta, ya estaba en la nave de regreso. La conmoción del rescate y la pelea final en Aftokrator mantuvo a Hyuse alerta y el caos emocional se quedó en su interior. Después del viaje, pasaron algunos días sin que saliera de su habitación hasta que organizó sus pensamientos y tuvo claro lo que haría en lo que le queda de vida. Como un buen sirviente de la casa Erin hasta el final, cumpliría con la última orden encomendada por su maestro. Al parecer, el primer paso de esa promesa era saber usar un celular… no, mas bien, su nuevo celular. Con un suspiro de resignación tomó el objeto e hizo una pequeña reverencia como agradecimiento por el regalo. —Espero tus enseñanzas, senpai —dijo finalmente. Yōtarō se puso de pie sobre el cojín para estar a la altura de Hyuse y le palmeó la cabeza. —Tu senpai se encargará de enseñarte todo lo que necesitas.***
Hyuse era consciente de que la persona que le enseñaba sobre la vida en Meeden era un niño de cinco años. De verdad que era consciente de eso, pero no esperaba que hubiera demasiadas cosas de las que deba estar al tanto y que un niño como Yōtarō no supiera. Hasta ahora le había ido bien con el conocimiento de Yōtarō. Tal vez la parte más difícil fue adquirir las costumbres de Japón y luego enterarse que en Meeden, no, Tierra, habían más de cien territorios llamados países y cada uno contaba con su propio idioma y costumbres. Aftokrator solo tenía cuatro territorios y todos hablaban el mismo idioma. En Tierra se complicaban por todo, pero ahora no era el momento de quejarse por eso. No cuando encontró algo mucho más aterrador que un mapamundi. Prendió su celular y volvió a observar la imagen que lo haría tener pesadillas desde ahora. Dioses, en verdad era horrible. Necesitó toda la concentración posible para olvidarlo por un momento y seguir buscando a cierta persona. Hace una semana, Yōtarō le habló sobre las famosas redes sociales de las que Kirie y Shiori hablaban tanto cuando se sentaban juntas a la hora de cenar. Hyuse no creyó que usaría esas cosas porque para eso tenía que saber leer al menos en un idioma de Tierra y desafortunadamente los cuernos de Hyuse no cubrían ese aspecto de la comunicación. —¿Añadir el idioma de Aftokrator en el celular de Hyuse? Por supuesto, su alteza, puedo encargarme de la parte técnica pero necesitamos a alguien que entienda los caracteres de su idioma y los interprete con los nuestros. —Michael-san, mi amigo Replica puede hacer eso. ¿Verdad, Replica? —Así es, Yūma. —¿Lo vez, Hyuse? Te dije que como tu senpai, yo encontraría una solución. Aún así debes aprender japonés ¿de acuerdo? Hyuse aún recuerda ese momento con un nudo en su pecho. En Tamakoma se preocupaban y protegían entre todos, eso ya lo sabía, pero hasta antes del viaje, Hyuse solo era “el chico con el que hay objetivos en común”. Ahora, a pesar de todas las cosas horribles que hizo en el pasado como sabotear la nave de expedición, traicionar a su equipo apenas pisaron Aftokrator y casi dejar morir a Chika; Hyuse fue perdonado y recibido de nuevo, esta vez en condición de familia y tratado como tal. Empezando con darle un celular. El maldito celular con la odiosa imagen que le hizo escupir el agua que estaba tomando hace media hora mientras usaba Twitter. Por la fecha de la publicación, el tweet fue hecho hace una semana. Justo después de que Border recibiera un empujón de popularidad al mostrar los rostros de sus agentes por televisión nacional. Hyuse no creyó que eso sería relevante hasta que un día Osamu, Yūma y Chika llegaron con muchos regalos y presentes de la “preparatoria”. —¿Consiguieron todo eso de sus compañeros? —Aquí le decimos regalar, Hyuse-kun. Son presentes. —Comprendo… supongo que los tres son muy apreciados por su gente. Hyuse recuerda la sonrisa nerviosa de Osamu, los ojos burlones de Yūma y los finos y cálidos dedos de Chika tocando su antebrazo mientras le daba la respuesta correcta. —No, Hyuse-kun. Estos regalos nos lo dieron nuestros compañeros para hacértelos llegar. Supongo que… tú eres el apreciado por nuestra gente. Hyuse comió dulces y galletas todo ese día. Los que no fueron de su gusto los compartió con sus compañeros y sus favoritos los guardó en su cuarto en el cajón más alto donde ni Raijinmaru ni Yōtarō podían alcanzar. Sobre las cartas que acompañaban los presentes… realmente no las abrió pero las guardó al fondo de su armario, esperando algún día poder leerlas sin la necesidad de ayuda externa. La correspondencia en Aftokrator siempre fue un asunto de gran importancia y seriedad. Y aunque sabía perfectamente que a lo mucho esas cartas que recibió solo podían contener palabras de agradecimiento por participar en la misión de rescate, Hyuse estaba decidido a darle su debido respeto a cada sentimiento depositado en cada pedazo de papel. Eso es lo que su maestro habría hecho. Sin embargo, ¿cómo debería actuar ante la existencia de una imagen difamatoria que circula en internet? Nadie lo preparó para ver una ilustración con tal lujo de detalle que parecía una fotografía sobre sí mismo junto a JIN YŪICHI sonriendo como si fueran muy buenos amigos. Que horror. Después de buscar por todo el edificio, fue hacia la azotea que era el último lugar por revisar. Una vez allí, encontró a Raijinmaru viendo hacia la calle. A Hyuse se le hizo extraño ver a la capibara tan sola allí arriba y con la vista fija al frente. Ni siquiera se movió cuando Hyuse abrió la puerta. Era como si esperara la llegada de alguien. Oh… Hyuse ahora lo recordaba. Yōtarō fue de compras con Reiji y Yuri. Había esta tradición en Tierra de celebrar anualmente el día de nacimiento y justo hoy era ese día especial de Raijinmaru. Hyuse recuerda haber escuchado algo sobre una “sorpresa” y que esa era la razón por la cuál se quedó en Tamakoma. Genial, una hora desperdiciada en una caminata inútil por todo el edificio. Bajó de la azotea mientras deslizaba su dedo sobre la pantalla del celular para dejar ir esa imagen de sí mismo junto al odioso de Jin. Grave error. Este fue el momento exacto en el que Hyuse aprendió el significado de la palabra “hilo”. A la primera imagen le siguieron varias más. Algunas tenían fechas de hace una semana y otros de hace unas horas. Tal parece que esta persona, con una extraña obsesión por Jin y Hyuse, subía dibujos citando al último que haya hecho con anterioridad. Hyuse no entendía la razón, pero al menos eso ayudaba a que pueda observar todos los dibujos sobre él y Jin sin tener que buscar fuera de esa publicación. Tampoco es que hubiera ido a buscar más. Cada nueva ilustración era un nueva forma de afectar su sanidad mental. Aunque Hyuse tenía que admitirlo. Esta persona sabía dibujar bastante bien, mucho mejor que él mismo quién incursionó en el arte del dibujo desde que tiene memoria. No obstante, ¿por qué dibujarlo junto a Jin? Había un centenar de agentes para elegir y tenían que dibujarlo junto a la persona que más odiaba. Genial. Llegó a una sección de comentarios y no le sorprendió tanto ver la cantidad de personas que alababan su buen aspecto y lo complementaban con emojis de corazones. Shiori a menudo hacía bastante énfasis en su atractivo. Eso no lo hacía menos extraño. Después de reconocer el talento de esta persona, porque se lo merecía, finalmente podía sentirse ofendido de nuevo. ¿Por qué junto a Jin? Si en vez de Jin estuviera con Osamu o Yūma no le disgustaría tanto. Hyuse no sabía quién era peor, la persona que hizo los dibujos o las personas que comentaban pidiendo más ilustraciones de la misma temática. Hasta que alguien hizo una petición diferente.…
HikiSAn45 ¡Sus dibujos son muy hermosos y realistas, Azu-san! Me gustaría ver un dibujo de Cronin-kun junto a su compañero de equipo Kuga-kun ( ◜‿◝ ) | AzuAzuKeru ¡Por supuesto! Me pondré en marcha para dibujar a los ases de Tamakoma-2 (。・ω・。)ノ♡ | AzuAzuKeru Actualización: Aquí está el dibujo, Hiki-san ^^ twitter.com/AzuAzuKeru/status/827372……
Hyuse entró al enlace y se encontró con otra ilustración bastante real de sí mismo junto a Yūma en una pose bastante… genial, sí, esa era la palabra y esta vez con una connotación positiva. Su propio retrato estaba bastante bien personificado y por lo menos no sonreía de forma desquiciada como en las imágenes junto a Jin. Había varios caracteres que acompañaban la imagen, después de traducirlo y leerlo no supo qué pensar.…
AzuAzuKeru Dos chicos con una belleza de otro mundo <3 img123.jpg…
De cierto modo, ambos eran de otro mundo. No obstante, leer las apreciaciones que tiene la gente sobre su aspecto físico aún seguía siendo… sorprendente. En Aftokrator nunca pensó tanto en su apariencia. No estaba al mismo nivel de importancia como pertenecer a una casa noble, ser reconocido por un noble o por lo menos saber pelear y sobrevivir. Los comentarios sobre esa imagen también eran bastante amigables y alentadores para que sigan surgiendo más. Hyuse empezaba a pensar que nunca más volvería a entrar en Twitter y verse obligado a presenciar dibujos mejores que los suyos sobre momentos que nunca sucedieron. Hasta que encontró un nuevo comentario con cierta particularidad.…
KarinRU100 ¡Su arte es maravilloso, Azu-san! Solo una sugerencia. Usted puede colocar la etiqueta #Hyusuma para sus siguientes ilustraciones sobre Cronin-san y Kuga-san <3…
Por alguna razón, la palabra que estaba junto al símbolo no se traducía y estaba en azul celeste, igual que los enlaces. Hizo lo que Yōtarō le enseñó sobre estas palabras especiales y pulsó sobre él para ver a qué nuevo lugar lo llevaba. Hyuse no estaba preparado para presenciar la cantidad de trabajos que encontraría. Yūma y él sonriendo a una cámara. Yūma y él chocando puños como buenos amigos. Yūma y él con camisetas a juego y una bandera de vibrantes colores en la mano. Hyuse ni siquiera sabía de qué país era esa bandera. Ciertamente no de Japón o de Border. Yūma y él con trajes similares a los altos mandos. Bastante elegante, se veían bien. Yūma y él con sus trajes de Tamakoma haciendo unas poses raras que en la vida real no serían posibles ya que Hyuse no sabe pararse de manos. Yūma y él abrazados con corazones en el aire. Un momento… ¿qué? Hyuse casi se tropezó contra el sillón de la sala. Inmediatamente alzó su cabeza y observó que nadie estaba presente. Eso era un alivio. Prefirió llegar a su habitación antes de tener otro accidente. En el camino se encontró con Chika, quien saludó con cordialidad y avisó que saldría a encontrarse con su amigo francotirador por unos momentos. Hyuse rápidamente pensó en Ema Yuzuru, el chico que se ponía nervioso cuando Chika se le acercaba en la nave de expedición. Incluso Hyuse podía ver lo que pasaba ahí y no podía importarle menos la relación romántica entre los dos niños. Con un asentimiento de cabeza se despidieron y Hyuse llegó a su habitación finalmente. Cerró la puerta con llave una vez dentro -después del viaje de rescate ya le dieron la llave de su habitación así que pudo asegurarse que nadie lo molestaría-. Se tumbó en la cama y volvió a prender el celular para seguir explorando esa fuente de fantasías que los humanos de Tierra llamaban Twitter. Grave error. ¿Cuántos errores podía cometer en un día? Las ilustraciones del principio parecían ser apenas la punta del iceberg comparado a estas últimas. Lo único en lo que Hyuse podía pensar era que las pesadillas serían permanentes, el trauma irreparable y su vergüenza solo iba en ascenso. La cercanía entre el Hyuse y el Yūma del retrato se hacía cada vez más corta por cada imagen que bajaba. Hyuse no sabe cuánto tiempo pasó, pero debió ser mucho tiempo si Reiji tuvo que ir hasta su cuarto para pedirle que saliera a cenar. Su navegación en Twitter durante las últimas horas fue bastante… informativo. No sabía que existían personas talentosas en el arte y lo único que hacían era dibujar a otras personas en situaciones fantasiosas. Muuuy fantasiosas. Hyuse nunca le daría un beso en la mejilla a Yūma. Nunca lo abrazaría por detrás con una boba sonrisa. Nunca lo dejaría sentarse en su regazo, nunca, nunca, nunca pasarían esas cosas ni otras más vergonzosas que vio por error. Ahora se retractaba de sus pensamientos anteriores. Las imágenes junto a Jin eran… mejores y más decentes que estas últimas con Yūma. —¿Qué tanto hacías en tu habitación? Te estamos esperando desde hace quince minutos —se quejó Konami, la encargada de la cena de esa noche. Hyuse ni siquiera la escuchó. Toda su atención se vertió en el odioso castaño que le sonreía de una forma inusual, como si fuera cómplice. Hyuse de repente recordó que este tipo veía el futuro. ¿De verdad pensó que era mejor ser retratado con Jin que con Yūma? El hambre lo estaba haciendo tomar decisiones irrazonables. Yūma siempre sería mil veces mejor que Jin, en cualquier aspecto. —¡Hyuse! ¡Al fin llegas! —exclamó Yōtarō desde el otro extremo de la mesa—. Hoy te vas a sentar al lado de Raijinmaru. Ven, ven. Hyuse observó el asiento al que se refería y se congeló por un instante. —Ven, ven~ —secundó Yūma mientras palmeaba el asiento vacío a su lado. Esto no podía ser peor. —Si te apuraras ya estaríamos comiendo el pastel —comentó Konami con cucharón en mano señalando el asiento que le correspondía esa noche. Hyuse se acercó por el lado opuesto al de Yūma y se sentó con algo de rigidez. Por suerte, la cena de ese día era especial a las otras y eso le permitió olvidarse de varios momentos de su tarde. Tamakoma decidió celebrar el “cumpleaños” de Hyuse junto al de Raijinmaru esa misma noche. Al parecer, Yōtarō decidía qué día se celebraba el cumpleaños de Raijinmaru y ahora también lo decidiría por Hyuse. Hyuse, quien sí sabía el día que nació y estaban a medio año de aquel día, decidió quedarse callado. La pequeña fiesta fue divertida. Hyuse vio a todos divertirse y eso le hizo sentir bien de alguna manera. Al terminar, todos pusieron de su parte para limpiar rápidamente y volvieron a sus habitaciones. Hyuse hizo lo mismo y se acostó con una gran tranquilidad en su interior. Por lo visto, la fiesta de cumpleaños fue una gran distracción para su perturbada mente y aún si todavía recordaba las imágenes, ya no llegaban a impactarlo de la misma forma que antes. Eso era lo mejor, pensó recostado de lado por sus cuernos. Tomó una bocanada de aire y decidió despejar su mente para dormir con tranquilidad. Su último error del día fue asumir que lograría esa paz deseada.***
Hyuse escuchó un ruido que reconocía muy bien después de vivir varios meses en Tamakoma. Aún así, eso no fue suficiente para hacerlo abrir los ojos. Él estaba concentrado en otras cosas mucho más interesantes. —Eso hace cosquillas —susurró alguien. Hyuse levantó la cabeza en consecuencia, lo que sostenía entre sus brazos se estremeció ligeramente y por fin decidió abrir los ojos. Una mata de cabello fue lo primero en su visión; tan blanco como la nieve y esponjoso como el algodón. La combinación perfecta. Hyuse se acercó con familiaridad y continuó frotando su cara en esos suaves rizos. —Si sigues haciendo eso te daré un golpe. Hyuse se detuvo y bajó hasta el pálido cuello para dejar un beso allí. Luego, colocó su mentón sobre el hombro y se recostó somnoliento de nuevo. Podía permanecer ahí todo el día. Era perfecto. De pronto, Hyuse sintió una mano acariciando su cabello, sus cuernos y luego su mejilla. El suave toque de esos dedos se sentía tan bien que podría ronronear si fuera un gato. No quería que ese momento terminara. La persona entre sus brazos volteó su cabeza y observó a Hyuse con esos bonitos ojos rubí llenos de amor y ternura. Ahí estaba. La combinación de esa mirada en conjunto con la más brillante sonrisa que ha visto en su vida lo dejó aturdido. Algo revoloteó en su pecho. Hyuse apretó su agarre en la cintura del otro, asegurándose de no dejarlo escapar. Quería hablar con esta persona y decirle cuánto lo amaba. Por alguna razón, no salían palabras de sus labios. Lo único que se le ocurrió fue acercarse hasta esa mejilla regordeta y plantar un casto beso. La persona sobre su regazo no se conformó con eso y fue por sus labios con rapidez. Hyuse se sentía en el cielo. Los segundos más memorables de su existencia, sin duda. —Te ves mejor cuando sonríes, cariño —dijo el muchacho después de separarse. Una vez más, una sonrisa apareció en esos carnosos labios que dejaron a Hyuse sin aliento hace un momento. Fue más difícil respirar cuando esos grandes ojos lo miraron directamente y una chispa de lujuria se hizo presente. —Sabes —dijo el peliblanco mientras se levantaba y se daba vuelta en el regazo de Hyuse. Sus muslos quedaron a cada lado de la cadera del rubio y esas pequeñas y maravillosas manos descansaron sobre su pecho. Eso envió una sensación de anticipación a su estómago—, sé de algo más que puede sentarte aún mejor. Hyuse no supo en qué momento sus manos se posaron sobre la cintura del menor, a la espera de lo que sucedería a continuación. El chico encima suyo estuvo a punto de alzarse la camiseta cuando… Todo se oscureció de repente y el ruido de una colisión resonó en sus oídos. —Yūma… —Fue lo primero que dijo Hyuse cuando sintió el frío suelo haciendo contacto con su cuerpo. Hyuse se había caído de la cama. Esta era la primera vez que le pasaba. Ciertamente fue doloroso pero también fue un salvavidas para salir de la pesadilla. Porque eso fue lo que tuvo. Una gran y vergonzosa pesadilla. Se levantó del suelo y volvió a recostarse de lado sobre las mantas mientras se presionaba la nariz. Algo líquido empezó a fluir poco a poco. Había pasado bastante tiempo desde que no recibía daño directo en su cuerpo real. En Aftokrator no tenía que esconder sus cuernos así que practicaba en su cuerpo de carne y hueso contra el superior Viza y el dolor venía acompañado de moretones por todo su cuerpo. Ahora, en Tierra, debía ocultarse hasta que haya una mejor impresión de los neighbors, según Osamu. En consecuencia, solo podía estar en su cuerpo real dentro de Tamakoma. El dorso de su mano y su cadera fueron los afectados por el golpe. Aún así, su cabeza se encontraba pensando en nubes y algodón y… Unos golpes en la puerta lo sacaron de sus pensamientos. —¿Estás bien, Hyuse-kun? Oh, era Chika. Justo a quien necesitaba. Genial. Estaba a punto de ir a buscarla. Hyuse abrió la puerta con rapidez y Chika lo vio con su mano sobre la nariz y se alarmó. —¿E-Eso es sangre? ¡Necesitas ayuda! Hyuse no refutó y fue llevado de la mano al baño para eliminar el exceso de sangre. Luego de asegurarse que ya no saldría más, Chika lo condujo hacia su propia habitación, lo sentó sobre la silla cerca de su escritorio y empezó a limpiar los restos de sangre de su cara. —¿Qué sucedió? Hyuse sabía que Chika se refería al sangrado. Ciertamente no fue por el golpe contra el suelo. En realidad, ni siquiera le dolía la nariz porque no se golpeó allí, pero daría lo que fuera para que esa fuera la realidad. Si tenía que mentirle a Chika en algo para mantener su inocencia, definitivamente este era el momento. —Me caí de la cama. —Oh… —Chika hizo una expresión de desconcierto. Tal vez ella no se creía que realmente se cayó de la cama. Humillantemente esa era la verdad -tal vez la mitad de la verdad- y Chika aceptó su respuesta cuando recordó el ruido que escuchó—. ¿No pudiste acomodarte por tus cuernos? —Tuve una pesadilla —Y eso tampoco era mentira. Chika no dijo más y continuó sus atenciones. Hyuse hizo una nota mental de todo lo que la menor usaba sobre él. Especialmente el ungüento que colocó sobre el dorso de su mano. Sería de gran ayuda para su cadera que también le dolía. Hace tiempo había aprendido que en Tierra tenían conocimientos de curación mucho más avanzados que en Aftokrator. Sin embargo, su objetivo de estar a solas con su compañera no era aprender sobre curación. —Tienes Twitter ¿verdad? —¿Hnm? Chika no esperaba ese tipo de pregunta. —Redes sociales —explicó. —Ah… solo tengo Line y Facebook. Hyuse frunció el ceño. Yōtarō dijo que era indispensable para un adolescente tener Twitter e Instagram. ¿Por qué Chika podía vivir normalmente sin Twitter e Instagram y a él lo obligaron a crearse cuentas en esos sitios? —¿Por qué preguntas, Hyuse-kun? Hyuse no contestó de inmediato. Primero esperó a que Chika aplicara un líquido extraño en un paño y lo presionara contra su nariz. El contacto hizo que su piel ardiera por unos segundos. Lo adivinó bien, tenía una herida en la nariz que no sabe cuándo se la hizo, pero era bueno porque la excusa de su sangrado era más creíble. —Quería preguntarte sobre unas fotos que vi en Twitter. —¿Qué fotos? Si bien confiaba en su compañera de equipo, no creía tener la suficiente confianza para mostrarle las fotos más explícitas que encontró. Hyuse sacó el celular de su bolsillo y a una cierta distancia de Chika, buscó una foto de Yūma y él que no era sugerente. Chika lo vio y se sorprendió. —Se ve muy real. ¿Es un dibujo tuyo? ¿Qué? —No. Yo no lo hice. Lo encontré en Twitter. —Oh… Ya veo. En Facebook también hay ese tipo de fotos sobre ti. La verdad era que Hyuse no había abierto Instagram ni Facebook. Como Yōtarō dijo que los tres servían para lo mismo pues decidió usar solo uno. Luego pensó mejor en la respuesta de Chika y un escalofrío subió por su espalda. —¿Qué fotos has visto? Chika tomó su propio celular y buscó las fotos a las que se refería. Esto era demasiado. Parecía ser que Hyuse fue dibujado junto a cada agente de Border. En el celular de Chika habían fotos de Hyuse con Jin, Torimaru, Arashiyama, Arafune, Nasu, Kitora, Ninomiya, Kako, Yūma y la lista podía seguir y seguir. La pregunta que estaba ansioso por hacer salió de sus labios. —¿De qué modo se benefician haciendo esto? Chika lo pensó unos minutos. —Creo que no hay beneficio real. Solo lo hacen por gusto. Hyuse siguió viendo más imágenes en el celular de Chika y se encontró con uno donde aparecían ambos. Hyuse vio que había caracteres en japonés sobre la imagen que no podía traducir porque el celular de Chika no estaba configurado con su idioma. Sin embargo, se percató de que la temática de la imagen era señalar lo bajita que era Chika a comparación de lo alto que era Hyuse. —¿A los humanos de Tierra les gusta señalar cosas obvias como nuestras estaturas? —dijo mostrándole el dibujo a la joven. Chika lo vio y sonrió. Ella también había pensado en lo pequeña que podía parecer junto a su compañero de equipo. —Debes saber que Border es muy famoso en Mikado y distritos cercanos por nuestra labor de pelear contra monstruos de otro mundo. El noticiero especial de Arashiyama-san fue como un regalo para todas esas personas que desean conocernos —dijo Chika mientras sacaba un parche adhesivo de color azul con flores de su escritorio y se lo ponía a Hyuse sobre el puente de la nariz—. Estas fotos reflejan el aprecio que nos tienen. ¿Las fotos de sí mismo besando a Yūma era mostrar aprecio? Increíble, incluso soñó con eso y hasta le sangró la nariz. La imagen de un Yūma seductor permanecería grabado en su mente para toda la maldita vida. Que bonita forma de apreciarlo. Hyuse decidió que era hora de hacer las preguntas que le aclararían un par de cosas. Volvió a su propio celular y buscó la imagen de Yūma y él que tenía la palabra que no se traducía. —¿Qué dice aquí? Chika lo pensó por un minuto. —Dice “hyusuma”. Por el dibujo me imagino que se refiere a la mezcla de los sonidos entre tu nombre y el de Yūma-kun. Hyuse y Yūma. Eso tenía sentido. Volvió a buscar otra imagen y se lo mostró. —¿De qué país es esta bandera? Chika hizo una expresión de sorpresa y pareció nerviosa. ¿Acaso había algo mal con ese país? ¿Tal vez con esa bandera marcaban a los que podrían no ser humanos de Tierra y Chika se asustó por la seguridad de ambos? La respuesta estaba lejos de sus expectativas. —Es la bandera que usan los hombres que gustan de otros hombres. —¿Qué? —Este es un tema complejo, Hyuse-kun —Chika esperaba que con esa afirmación su compañero dejara pasar el tema. La curiosidad y sinceridad en esos ojos azules le informaron que no sería así. Con una respiración temblorosa intentó encontrar palabras simples para explicarlo—. Te lo diré, las relaciones románticas en “la Tierra” —Chika hizo énfasis en las últimas dos palabras para que Hyuse aprendiera la forma correcta—, pueden ser muy variadas. Por ejemplo, el caso más común es entre un hombre y una mujer. —¿Como tú y el niño francotirador? Chika se sonrojó y asintió. —Luego están otras relaciones románticas como hombre y hombre o mujer y mujer. Hyuse no conocía un ejemplo de la vida real que lo ayude a entender, no obstante, a su mente llegó una palabra que usaban en Aftokrator para referirse a este tipo de cosas. —Creo que sé a qué te refieres. —¿En Aftokrator permitían este tipo de relaciones? —Con el tema sobre la mesa, no hacía daño conocer un poco más a su compañero de equipo y amigo. —No era común pero a veces, para formar alianzas, los herederos tenían que casarse como acuerdo y este tipo de relaciones se daba cuando cada familia solo tenía un heredero y ambos eran del mismo sexo. —¿Y qué sucedía con la descendencia? —Si eran dos hombres, el de mayor estatus también se casaba con una mujer y conseguía a su heredero. Si eran dos mujeres, la de menor estatus debía dejarse embarazar por algún hombre y así tener al heredero. Chika sintió un escalofrío al escucharlo. Todo apuntaba a que la mujer no tenía los mismos derechos que el hombre y que el estatus familiar era muy importante. —Aquí en la Tierra recién se está normalizando la existencia de parejas del mismo sexo. —¿Cómo era antes? —Hace varios años estaba prohibido. Se castigaba con la muerte o el exilio. Chika lo dijo casualmente porque no sentía que fuera menos horrible que lo que sucedía en Aftokrator. No obstante, la mirada perpleja de Hyuse le dio una pista para comprender que sonaba tan mal como lo era realmente. Hyuse solo pudo pensar que “La Tierra” podía ser muy radical a veces. —Pero eso ya es parte del pasado. Lo que quiero que comprendas es que al igual que en Aftokrator, aquí también hay ese tipo de relaciones. Y son voluntarias, por supuesto. Hyuse se quedó en silencio mientras reflexionaba. —¿Cómo se le dice aquí a este tema? —Homosexualidad. Hyuse observó la pantalla de su celular. Si su entendimiento era el correcto, las personas de Internet tenían un gran mal entendido sobre sus preferencias. —¿Esto significa que quienes hicieron estos dibujos creen que Yūma y yo somos homosexuales? —Ahnm… sí. Creo que sí. —¿Qué es lo que les hizo creer que soy homosexual? —No lo sé. Hyuse salió de la publicación y volvió a la pantalla principal de Twitter. No sabía que aparecería a primera página una imagen de Yūma y él abrazados y besándose con ganas. —… —… Hyuse apagó el celular en ese momento. Alzó la mirada y lo que temía sucedió. Chika estaba roja. También lo había visto. Mierda. —C-Cuando entras en una publicación, el algoritmo de la aplicación cree que ese contenido te interesa y te recomienda más —habló Chika sin verlo a los ojos mientras recogía sus objetos de curación—. Si no quieres volver a ver ese tipo de cosas yo puedo configurarlo para que deje de aparecer. Hyuse se lo agradeció internamente y entregó su teléfono mientras sentía algo de calor en sus mejillas. No hacía falta decir que también estaba avergonzado. Chika entró en Twitter de nuevo, ignoró la imagen sugerente y fue a ajustes. Hizo algunas cosas allí, luego le preguntó a Hyuse los temas que preferiría ver y siguió insertando carácter tras carácter. Al final, cuando el celular volvió a su dueño, Chika expresó unas últimas palabras antes de salir de la habitación. —Te recomiendo no pensar demasiado en las imágenes que has encontrado. Internet es un lugar lleno de conocimiento tanto real como engañoso. —De acuerdo. —Y, por cierto, gracias por confiar en mi para aclarar tus dudas, Hyuse-kun. El mayor asintió y la vio irse en dirección a la cocina. Chika era la encargada de hacer el desayuno ese día así que entendió su apresurado andar. Pronto despertarían los demás. Hyuse exhaló aire con alivio. Este tema de las imágenes extrañas de Internet estaban más claras ahora. Chika fue de gran ayuda y por eso la eligió para hablar sobre esto. Osamu, Yūma y cualquier otro hombre estaban fuera de discusión -en especial Yūma-. Entre las chicas, era seguro que Konami se habría burlado de él y Shiori lo habría avergonzado sin querer. La única digna de su confianza era Chika. Ni siquiera sentía la necesidad de pedirle que guardara el secreto porque sabía que ella lo haría. Una puerta se abrió en alguna otra parte del edificio y Hyuse miró cuidadosamente por el pasillo. Todo continuó en silencio, el ruido debió ser en otro piso. Rápidamente supo que era hora de volver a su propia habitación o habría malentendidos si lo veían saliendo del cuarto de una chica. Ya en su habitación, Hyuse entendió que no volvería a dormir de nuevo. Ni siquiera lo intentó, mas bien, usó la cámara de su celular para observar lo que tenía pegado en la nariz. Le gustaba que sea azul, pero las flores no eran su estilo. Prefirió quitárselo y dejar la herida a la vista. Apenas era un corte diminuto que no se notaba a menos que alguien estuviera a medio metro de su rostro. Obviamente Hyuse no dejaba que cualquiera se le acercara a esa distancia así que estaría a salvo. Se cambió el pijama manchado con algunas gotas de sangre y se vistió con una sudadera verde oscuro sin estampado y pantalones grises. Fue hacia la cocina y pensó en ayudar a Chika con el desayuno. —No te preocupes, Hyuse-kun. Ya casi todo está listo. Siéntate y espera, por favor. —Bueno. Hyuse obedeció y tomó su lugar en uno de los extremos de la mesa. Sacó su celular y entró en Twitter. Quería ver si todo lo que hizo Chika sirvió de algo. Se desplazó por la página principal y esta vez no encontró ni una imagen suya con alguien de Border. Genial. —¿Qué ves, Hyuse? —dijo una voz masculina cerca de su oído mientras sentía que un brazo lo rodeaba por los hombros. Hyuse se tensó en automático, movió su cabeza y vio de reojo a Yūma con su habitual sonrisa. Esa maldita y encantadora sonrisa. Yūma recordó su sueño y fue inevitable el sutil sonrojo que apareció en sus mejillas. Estaban a la misma distancia que cuando el besó al peliblanco y luego… —Aléjate —dijo con firmeza. No quería que su desvergonzada mente y alocado corazón sigan haciendo de las suyas. Alejó la cabeza de Yūma con su mano libre. —Bien, bien, lo siento —contestó Yūma mientras se reía y dejaba el espacio personal del más alto—. Parecías tan entretenido en tu celular que necesitaba saber la razón. ¿Viste algo interesante? Ahora era cuando Hyuse se preguntó si Yūma sabía del contenido que circulaba de ambos en Twitter. —¿Tienes Twitter? —Nope. —Bien, no tengas. Nunca. Sospechoso… Yūma estuvo a punto de preguntar la razón pero lo pensó mejor y lo dejó pasar. El peliblanco prefirió volverse hacia Chika y conversar con ella. Pasó media hora hasta que el desayuno estuviera servido en la mesa y todos llegaran con sus rostros adormilados. —Me enteré por Raijinmaru que ayer me buscaste en la tarde, Hyuse. ¿Qué querías? —preguntó Yōtarō después de despertar por completo al ver el platillo favorito de Konami en su puesto. Todos dirigieron su mirada a Hyuse, había curiosidad en sus expresiones. —Nada. Lo resolví por mi cuenta. Y con algo de ayuda de Chika. —Hnm… ya veo… —Yōtarō se metió un bocado de arroz a la boca antes de continuar—. ¿Y qué era? Hyuse inconscientemente posó su vista sobre el celular de Shiori que se encontraba sobre la mesa. La mencionada logró percatarse. —Tú celular está funcionando bien, ¿verdad?. Si tienes otro problema podemos pedirle a Michael-san que nos ayude —habló Shiori un poco preocupada. —Ya lo arreglé —Hyuse observó disimuladamente a Chika, reconociendo que sin su ayuda no habría sido capaz de manejar un asunto que no solo tenía que ver con palabras imposibles de traducir. Chika sonrió en su dirección. —¿Y qué hay de esa herida en tu nariz? —preguntó Yūma que estaba sentado entre Konami y Chika. Osamu, ubicado al lado de Hyuse, se sorprendió por la implicación de la pregunta y volteó a ver a Hyuse con más detenimiento. El rubio se sintió demasiado observado. Enano chismoso. —Ahora lo veo… —murmuró Osamu—. ¿Qué pasó? Hyuse frunció el ceño. No podía decir lo mismo que le dijo a Chika. La pelinegra era sensata y seria, los demás de Tamakoma… no le daban esa impresión a excepción de Osamu y Reiji. —Hubo un accidente, nada importante. Déjalo así —contestó lo más tajante posible. Todos entendieron que no diría la verdad porque era muy vergonzosa. Siguieron comiendo, algunos hicieron planes para salir y otros decidieron quedarse en Tamakoma. Hyuse formó parte del segundo grupo. Era domingo y prefirió entrenar en Tamakoma para no usar doble trigger. Shiori aprovechó para pedirle ayuda con un nuevo prototipo de trigger que estaba creando. Ambos se dirigieron a las salas virtuales y Hyuse se sintió más que contento de ver la apariencia de este nuevo prototipo de Shiori. Era perfecto para moler a golpes a cierta persona que tenía en mente sin implicar al original. Después de cinco rondas, Hyuse insertó su espada en el pecho de su oponente y se escuchó la voz de la cabina otorgándole la victoria al rubio. —El Yūma original es mejor que esto —dijo evaluando la creación de Shiori. Estaba algo decepcionado. La voz de la fémina se escuchó por toda la sala. 《¿Eso crees? Aún tengo que hacer ajustes para que aprenda de los movimientos del original》 —Así que el original es mejor ¿eh? —habló alguien de repente. Hyuse se puso en guardia cuando sintió una cuchilla escurridiza dirigiéndose hacia su cuello. La bloqueó con bastante precisión y sonrió con arrogancia al ver al dueño del ataque. Definitivamente el Yūma de carne y hueso era mejor para entrenar que el Yūma creado por Shiori. —Sí, eso dije. —Me halagas, Hyuse. ¿Te parece una pelea de diez rondas? Hyuse no contestó con palabras, simplemente se colocó en posición de pelea. Yūma lo secundó contento. Shiori anunció el marcador de diez rondas y ambos empezaron la pelea. Los movimientos de ambos parecían convertirse en un baile bien ensayado. Cada choque de espadas era un subidón de adrenalina que mantenía a Hyuse al pendiente de su compañero. En la última ronda, Yūma se acercó desde un punto ciego y apuñaló al rubio en la espalda. Ambos escucharon la voz de la cabina afirmando que Yūma había ganado el enfrentamiento con seis victorias a su favor. Solo en ese momento el peliblanco desencajó su Scorpio de la espalda del rubio y susurró algo en su oído. —Te ves mejor cuando sonríes… Cariño. Ese apodo resonó en la mente de Hyuse y le provocó un escalofrío de pies a cabeza. Claramente, todo estaba en su cabeza. Yūma terminó su oración con algo diferente. —… deberías de hacerlo más seguido. Por alguna razón sintió que esa frase tenía la misma connotación que el apodo y eso le heló la sangre. Cuando sus extremidades se regeneraron por completo, Hyuse por fin pudo voltear hacia Yūma y verlo sacudiendo el polvo de sus pantalones. —¿Qué quieres decir? Si Yūma le regalaba una mirada similar a la última que vio en su sueño, bien podría estar sangrándole la nariz de nuevo cuando desactivara su cuerpo de Trion. En cambio, Yūma alzó la mirada y le dedicó una sonrisa alegre que se veía bastante sincera sin segundas intenciones. —Es bueno ver que te diviertes. No dejaste de sonreír todo el tiempo de la pelea. Hyuse no se lo creía. ¿Ahora tenía reacciones involuntarias? ¿Cuánto más iba a cambiar desde que decidió quedarse en la Tierra? Yūma tenía algo de razón. Le agradó la adrenalina que recorrió su cuerpo y especialmente le gustó el hermoso recordatorio de que los ataques en zonas delicadas no eran mortales como en los entrenamientos de Aftokrator. Aún así, no era conveniente que Yūma supiera eso y tampoco era conveniente que ocurriera otra vez. —No volverá a suceder así que olvídalo. —Esa es una mentira muy interesante. Mierda. Hyuse olvidó que Yūma tenía un Side Effect para detectar mentiras. Aun así, fue una sorpresa que sus palabras fueran detectadas como una mentira. Hyuse no pensaba que estuviera mintiendo pero muy en el fondo… quién sabe. Tal vez recordó las tantas veces que Shiori le rogaba que sonría porque se vería aún más atractivo cuando se toman fotos grupales y justo ahora Yūma acababa de afirmar que se veía bien -mejor, según él- cuando sonreía. No, ese último pensamiento no debería de provocar un latido extra en su corazón. ¿Ahora empezaría a sonreír involuntariamente cuando se esté emocionando en una pelea o sólo sucedió porque se trataba de Yūma? Cualquiera de las dos opciones era una terrible revelación. —Me tengo que ir. —Bye, bye~. Hyuse salió de la cabina de entrenamiento y se encerró en su habitación. Primero desactivó su trigger y después de verificar que su nariz y su corazón se encontraban en perfecto estado, sacó el celular en su bolsillo. Yōtarō le explicó cómo buscar cosas en internet así que no perdió el tiempo.…
Búsqueda: “¿Cómo saber si soy homosexual?”
…
Como Chika dijo, internet en verdad lo sabía todo, y lo que no sabía se lo inventaba. Ahora Hyuse estaba verdaderamente empezando a parecerse a un adolescente de dieciséis años y no una herramienta de guerra, eso era justo lo que Erin le pidió que hiciera antes de despedirse por última vez. Hyuse tal vez no comprenda lo que encuentre en su búsqueda, tal vez necesite ayuda de nuevo, y por suerte, ahora contaba con personas que estaban dispuestos a brindársela.