ID de la obra: 172

Pesadillas frecuentes

Het
PG-13
Finalizada
2
Promocionada! 1
Emparejamientos y personajes:
Tamaño:
2 páginas, 1 capítulo
Etiquetas:
AU
Descripción:
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Capítulo 1

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Una Gabrielle de 19 años, se despertó de la cama agitada y con la cara perlada de sudor, había sido una pesadilla, de lo cual estaba agradecida. Había tenido la misma pesadilla recurrente desde varios meses atrás. Soñaba que George se iba a trabajar a Sortilegios Weasley, Gabrielle se quedaba en la mansión usando el infalible hechizo de limpieza “Tergeo”, para quitar el polvo de las esquinas más recónditas de la mansión, y mientras hacía eso, varios Aurores irrumpían en la sala de la mansión haciendo uso de la aparición y rodeándola en circulo quedando ella en medio.   —¡Alto! ¡Manos arriba! —gritaba uno de los Aurores con cara desconocida de su pesadilla, mientras apuntaba con su varita hacia ella misma.   Gabrielle en sus pesadillas obedecía a las órdenes del Auror, al mismo tiempo que veía como todos sacaban su placa con una mano, mientras que con la otra no dejaban de apuntarle con sus varitas.   —Somos Aurores afiliados al Ministerio de Magia —comenzó diciendo uno de ellos.   —Gabrielle Delacour, quedas arrestada por ejercer el agravio de robo de línea —dijo otro de los Aurores, guardando su placa para después mostrar un pergamino, el cual aparentaba ser una orden judicial.   Sí, al parecer Gabrielle estaba jodida. O eso es lo que pensaba Gabrielle antes de despertar.   Gabrielle volvió a prestar atención de sus alrededores, luego de haber despertado de esa pesadilla. A su lado se encontraba George durmiendo plácidamente con una sonrisa en el rostro, que grato era que no se hubiera despertado al mismo tiempo que ella, sino él mostraría preocupación, y le preguntaría si era acerca de la misma pesadilla que tuvo ella días atrás, a lo cual ella asentiría apenada, para posteriormente él decirle:   —Gabrielle, fue mi deseo casarme contigo, nada tuvo que ver la “Belleza de Veela” con mi decisión, la cual fue premeditada, además, ¿cómo comprobarían que ejerciste robo de línea si obviamente no hiciste algo así? —diciendo aquello, él le tomaría una de las manos de ella y la apretaría protectoramente sin apartar la mirada de su rostro.   Gabrielle no quería volver a vivir eso, le daba pena. Y bueno, ahora que ella estaba despierta, creyó conveniente de una vez hacer el desayuno para ambos, Gabrielle se paró en el piso con los pies descalzos y a continuación metió cada pie en la pantufla correspondiente, para luego proceder a caminar, pero… ¡Oh vaya!, parecía que sus dos pantuflas estaban completamente pegadas al suelo.   A Gabrielle no le sorprendió tanto eso, es más, debió haberlo visto venir, era obvio que, si ella se casaba con un bromista del calibre de George Weasley, hombre que estaba acostumbrado a gastarle bromas a sus hermanos, padres y amigos, no haría la excepción con su antes novia, ahora esposa. Es más, ella todavía recordaba aquella vez que George, le deslizó el anillo de promesa en uno de sus dedos, junto con una sonrisa traviesa (lo cual hizo sospechar a Gabrielle), y cuando Gabrielle, se miró en uno de los vidrios de las tiendas de una Calle mágica de París, se dio cuenta en qué consistía la broma. El precioso anillo de promesa con un diamante en medio, que él le había regalado, no era solo un anillo de promesa, era un anillo tiñe-cabello, y el hermoso cabello de Gabrielle rubio platinado, pasó a ser un azul cerúleo. Bueno, por lo menos él, se molestó en usar uno de los colores favoritos de ella, para esa broma. Y a pesar de todo lo que le aconsejaba Fleur su hermana, y las constantes quejas de su padre sobre aquel hombre pelirrojo. Gabrielle siguió portando el anillo con orgullo, independientemente de que al usarlo en consecuencia su cabello se tiñera de otro color.   Volviendo al presente, Gabrielle sopesó sus opciones y decidió usar las pantuflas de George, era lo mínimo que él le debía por haber pegado las pantuflas de ella al piso. Si resultaba que no se podían despegar las pantuflas de Gabrielle, George no tendría otra opción que caminar descalzo, y si resultaba que George podía despegar las pantuflas de Gabrielle, solo tendría que aumentar el tamaño de las pantuflas y ya. Pero esa solución la tendría que buscar George, Gabrielle lo iba a dejar con ese paquete, como un precio a pagar por su pequeña broma.
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