ID de la obra: 174

Veela como sujeto de ensayo en el 2004

Het
R
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11 páginas, 1 capítulo
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AU
Descripción:
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Capítulo 1

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Un viernes por la noche, Gabrielle estaba acurrucada junto a George en la cama de él, ambos estaban vestidos y simplemente estaban pasando tiempo entre ellos. A Gabrielle le gustaba mucho George, pero había situaciones en las que se le complicaba entender o interactuar con George, situaciones como…   —¿Sabes Gabrielle?, Nunca he tenido la oportunidad de tener a una veela como mi sujeto de ensayo —dijo George casualmente cerca del oído de ella.   Situaciones como ésta, por ejemplo. Gabrielle debía pensar rápido sobre cómo zafarse de aquella situación. El instinto de preservación de ella, le estaba comunicando que participar como sujeto de ensayo para los productos de George, terminaría muy mal para ella.   —Ah, qué pena —contestó Gabrielle secamente—, miga la hoga —dijo Gabrielle señalando un reloj que no funcionaba, el cual se encontraba en una de las paredes de la habitación de George.   Gabrielle se desenredó velozmente de los brazos de George y procedió ella a ponerse de pie en el piso.   —Tengo que igme Geoge, necesito igme a mi departamento temporal paga prepararme la cena —se apresuró a decir Gabrielle sin molestarse en siquiera voltear a ver a George, quedando ella de espaldas a él.   —Qué curioso, tú normalmente no te quedas a dormir en ese departamento, tú normalmente te quedas a cenar y a dormir aquí conmigo —contestó George tranquilamente todavía acostado en la cama sin despegar su vista de Gabrielle.   Oh, Gabrielle no quería hacer esto, si se giraba hacia George; tenía contacto visual con él y comenzaba a hablar con él; ella sabía que la conversación previsiblemente George la guiaría a un terreno en beneficio de él, que en esa conversación que mantuviera ella con él, George buscaría convencerla de hacer lo que fuera que él quisiera, y probablemente Gabrielle no se negaría ante él, en primera porque George a percepción de ella, tenía labia y en segunda porque ella no querría decepcionarlo. Pero Gabrielle de verdad no quería ser su sujeto de ensayo, de todas formas, ella se giró hacia él para conversar.  

——-oOo——-

  Así como Gabrielle lo había predicho, George supo manejar sus palabras y convenció a Gabrielle para ser su sujeto de ensayo. Fleur ya le había advertido que involucrarse con George Weasley no le dejaría nada bueno a ella, pero Gabrielle decidió no escucharla. Fleur le advirtió que era mala idea que ella se involucrara con un hombre 8 años mayor que ella, a Gabrielle le pareció hipócrita la advertencia de Fleur; Fleur se había casado con un hombre 7 años mayor que ella (Bill), y seguía manteniendo su matrimonio con él. Los argumentos de Fleur eran que los hombres muchos años mayor que Gabrielle, tenían más experiencia en la vida de ventaja que ella, como se mencionó anteriormente, Gabrielle decidió ignorar las advertencias de Fleur.   Volviendo al presente, no pasó desapercibida la emoción de George cuando Gabrielle accedió a ser su sujeto de ensayo, unos cuantos segundos después de que ella accedió a ser su sujeto de ensayo, George la tomó de la mano e hizo uso de la aparición. Gabrielle se asustó por un momento, porque ella se imaginó que, él en automático se aparecería junto a ella en un lugar público (no hubo razón lógica para que ella se imaginara eso, pero fue lo primero que pasó por la mente de ella), y ella estaba usando una blusa de tirantes y unos shorts muy cortos; Gabrielle no quería que ningún muggle la viera con su vestimenta actual, es más, ella no quería que otras personas la vieran con su vestimenta en público, ya fueran magos o muggles, lo que menos quería ella era que la acusaran de vulgar y el mundo mágico en varios aspectos todavía era conservador.   Cuando los pies de ambos tocaron el piso, y el lugar se iluminó gracias a unas palabras que pronunció George al mismo tiempo que agitó su varita mágica, Gabrielle se puso a observar sus alrededores; había un montón de maquinaria y telarañas a su alrededor y varias partes de esa maquinaria le recordaban a rodillos ¿o eran rodillos lo que estaba viendo?, Todo el ambiente de ese lugar le recordaba a Gabrielle a esas películas que ella había visto en la casa de su amiga bruja, hija de muggles. En esas películas que Gabrielle había visto junto con su amiga, el ambiente y año en el que se desarrollaban las tramas era futurista, y los robots con aspecto humanoide (concepto que todavía le parecía extraño a Gabrielle), formaban parte de la vida cotidiana de los muggles. La maquinaria de ese sitio todavía desconocido para Gabrielle, no se parecía para nada a los robots humanoides de las películas, pero fue imposible para Gabrielle no relacionarlos entre sí, luego Gabrielle siguió mirando a sus alrededores, notó algo que rompía con la aparente armonía del lugar.   —Geoge ¿pog qué hay un chagco de sange en el piso? —cuestionó Gabrielle con una mezcla de curiosidad y terror, mientras señalaba el charco que estaba delante de ellos a varios pasos de distancia.   Gabrielle creía que ese charco de sangre era reciente, ella no estaba loca, ella estaba completamente segura de que ese charco de sangre era reciente.   George dirigió su mirada al charco de sangre que estaba señalando Gabrielle.   —Ah, disculpa el pequeño desorden —dijo George guiñándole un ojo a Gabrielle, para luego darle la espalda a Gabrielle, acercarse al charco de sangre, agitar su varita en dirección de éste y hacer desaparecer el charco.   ¿Pequeño desorden?, ¡¿Pequeño desorden?!, Hace un momento había un charco de sangre en frente de ellos en el suelo, y ¡¿George se estaba refiriendo a ese charco como un pequeño desorden?!, Para Gabrielle ya era definitivo que George era un cínico.   —Geoge ¿sabes de quién es esa sange? —preguntó con curiosidad Gabrielle.   —Ah, es de uno de mis ex sujetos de ensayo, ahora mismo se encuentra en San Mungo —contestó casualmente George.   A Gabrielle escuchar la honesta respuesta de George le generó escalofríos que recorrieron todo su cuerpo.   —Geoge, si queguías matagme solo debías deciglo —dijo Gabrielle de una forma que sonó condescendientemente burlona.   Gabrielle no sabía si el haber estado pasando tanto tiempo con él, había vuelto el sentido del humor de ella un poco más retorcido, tal vez sí.   George al escuchar lo que dijo Gabrielle se mostró aparentemente ofendido, bueno, quizás el “aparentemente” estaba de más, George se veía verdaderamente ofendido con lo que había dicho Gabrielle.   —Créeme Gabrielle, lo que menos quiero es matarte, ¿qué sentido tiene desarrollar una relación sexoafectiva contigo, para luego matarte?  —dijo George mostrándose ofendido ante la idea.   Lo que dijo George le pareció genuino a Gabrielle, e impulsada por sus sentimientos caminó rápidamente hacia él, puso sus manos en las mejillas de él, ella se puso de puntitas y lo besó, George correspondió al beso y agarró con una de sus manos la cintura de Gabrielle. Gabrielle rompió el beso y se le quedó mirando con admiración durante varios segundos a George. Ella sabía que el beso que le dio fue inoportuno por la situación, pero ¿cómo no darle un beso si él le parecía lindo?   —Sé lo que estás tratando de hacer, pero no va a funcionar Gabrielle —dijo George con una sonrisa.   —¿Qué no va a funcionag? —preguntó Gabrielle verdaderamente perpleja.   —El distraerme del verdadero motivo por el que vinimos aquí —respondió George sin borrar su sonrisa.   Gabrielle frunció el ceño. Tal vez ella sí lo había besado para distraerlo por un momento, pero la verdadera razón por la que ella lo había besado era porque él le gustaba. Gabrielle se separó de su lado volviendo ella a mirar sus alrededores.   —¿Dónde estamos Geoge? —cuestionó Gabrielle.   Gabrielle creía que su pregunta era pertinente.   —Estamos en una fábrica de papel abandonada Gabrielle —respondió George con tranquilidad.   George señaló aquellas cosas que parecían rodillos.   —Estos rodillos forman parte del proceso para la fabricación del papel —dijo George.   Ah, entonces sí eran rodillos.   —Bueno, vamos a empezar —dijo George para luego agitar su varita al mismo tiempo que decía unas palabras en latín.   Gabrielle vio cómo unas sillas y unas mesas, se acercaron a ellos flotando en el aire para luego tocar el suelo. Gabrielle se sentó en una de las sillas.   —Antes de pedir formalmente que otras personas nos otorgaran sus servicios para ser sujetos de ensayo, yo probaba los productos en mí —dijo George mientras le entregaba a Gabrielle algo que parecía un dulce.   —¿Antes de Fged o después de Fged? —Gabrielle se golpeó mentalmente a sí misma tras darse cuenta de lo que ella había dicho.   George había demostrado ser muy paciente con ella mientras interactuaban, Gabrielle se preguntó a sí misma si de alguna forma su “belleza de veela”, había influido para que él fuera paciente con ella, posteriormente Gabrielle descartó la idea al recordar cómo algunas otras personas (hombres y mujeres), mostraron impaciencia interactuando con Gabrielle a pesar de, estar expuestos ante la “belleza de veela” de ella. Pero ahora Gabrielle no estaba segura de si George, fuera a mostrar paciencia hacia ella luego de haber tocado en su comentario a una persona muy importante para él.   Gabrielle se percató de que George hizo una mueca. Bien, probablemente en unos pocos días estaría Fleur frente la tumba de Gabrielle, y le diría algo como “te lo dije”, mientras las lágrimas de su hermosa hermana mayor se aventaban un recorrido en sus preciosas mejillas, igualmente Gabrielle se imaginó a Fleur diciendo frente a su tumba algo como, "solo a ti se te ocurre idiota, decirle algo así de su hermano a George Weasley”.   Gabrielle siguió observando a George, ella percibió que George parecía estarse aguantando la ganas de sonreír, ¿o quizá las ganas de reírse?, Gabrielle no estaba segura de nada.   —Al diablo todo, Fred sí se hubiera reído —dijo George y posteriormente se carcajeó durante varios segundos.   Gabrielle sintió un alivio invadir su cuerpo.   —Esa estuvo buena Gabrielle, pero no la vuelvas a decir, mucho menos frente algún otro miembro de la familia Weasley —dijo George con una sonrisa mientras señalaba a Gabrielle.   Gabrielle se irritó un poco ante lo dicho por George. Le pareció a Gabrielle que George la estaba tratando como una niña pequeña que, en cualquier momento equivocado, se daría el lujo de emitir un comentario inoportuno, ¡Ella ya tenía 18 años! Ella ya sabía cómo comportarse, no era necesario que George se lo recordara.   —Bueno, siempge podgía yo mejog decig “Antes de Hagy Potteg y después de Hagy Potteg —contestó Gabrielle.   Gabrielle vio cómo la sonrisa de George se amplió.   —Oh, ya tengo con que molestar a mi querido cuñado durante las visitas en la Madriguera —dijo George con una sonrisa maliciosa.   —¿Qué se supone que hace esto Geoge? —preguntó Gabrielle mientras miraba el dulce que tenía en una de sus manos.   Gabrielle lo miró a él, y se percató de cómo los ojos de George se iluminaron cuando ella hizo aquella pregunta.   —¿Conoces las grageas de todos los sabores de Bertie Bott? —preguntó George.   —Sí.   —Pues me inspiré en las grageas para crear el dulce “sabor imaginado”, al ponerlo en tu boca e imaginarte cualquier sabor, lo empezarás a sentir en tu lengua —dijo George, sonando como un presentador de televisión muggle sumamente emocionado.   —¿Cualquieg sabog? —preguntó Gabrielle enarcando una ceja.   —Sí, cualquier sabor, por eso te recomiendo que al colocarlo sobre tu lengua no pienses en tierra —dijo George con una sonrisa.   Gabrielle tomó el dulce con la punta de sus dedos índice y pulgar, y cuando el dulce estuvo a 10 milímetros de distancia de su boca, la mano de Gabrielle con el dulce se quedó estática.   A Gabrielle le pareció que George le estaba ocultando información.   —Geoge —dijo Gabrielle sin despegar su vista del dulce.   —¿Sí? —preguntó George.   No pasó desapercibido para Gabrielle la diminuta irritación que se escuchó en la voz de George, que George se irritara todo lo que quisiera, ella iba a hacer una pregunta importante y oportuna.   —¿No debegías habegme dado un contgato paga que leyega, y luego figmaga antes de yo volvegme tu sujeto de ensayo? —cuestionó Gabrielle dirigiendo su mirada a George.   Gabrielle se dio cuenta de que los ojos de George se abrieron más de lo habitual y una pequeña sonrisa se asomó en la cara de él.   —No se te pasa ninguna ¿verdad Gabrielle? —preguntó George con una sonrisa traviesa en el rostro—, no lo hice debido a Fleur.   —Oh, ya veo —contestó Gabrielle decepcionada.   Era obvio que George no haría que Gabrielle firmara un contrato si George le tenía miedo a Fleur. Gabrielle había pensado que George no la había hecho firmar un contrato porque confiaba en ella.   —Verás Gabrielle, Fleur es muy entrometida cuando se trata de tu relación conmigo y no la culpo por eso, si firmas el contrato para ser mi sujeto de ensayo y terminas confesándole a Fleur todas las cosas que vayas a hacer como mi sujeto de ensayo, ya sea porque probablemente te fuerce a confesar, las consecuencias para ti serán catastróficas y no porque yo quiera, sino porque así ya está estipulado en el contrato —dijo George con preocupación.   —Quiego veg el contgato Geoge —dijo tajantemente Gabrielle.   George suspiró, apuntó con su varita en una de sus propias manos, dijo unas palabras en latín y en una de sus manos apareció un pergamino muy largo, se lo entregó a Gabrielle y después George hizo con magia que una de las mesas se acercara y se pusiera frente a Gabrielle, ahora las rodillas de Gabrielle estaban bajo la mesa.   Gabrielle puso el pergamino en la mesa, pasaron varios minutos que invirtió Gabrielle en leer ese largo pergamino detenidamente, cuando Gabrielle terminó de leer el pergamino, ella dirigió su mirada al horizonte sin estar nada segura de cómo se llamaba la máquina que ella estaba viendo, George se le quedó mirando a ella expectante.   —Está bien, seré tu sujeto de ensayo sin firmar el contrato —dijo Gabrielle.   Gabrielle al leer ese contrato se dio cuenta de que en efecto sería mejor para ella no firmarlo, si ella no cumplía con uno de los puntos estipulados de éste, como, por ejemplo, mantener la confidencialidad de lo que ella fuera a hacer como sujeto de ensayo, el cuerpo de ella terminaría irreconocible y en un estado difícil de describir y el dolor que ella sentiría… oh el dolor que ella sentiría, quién sabe cuánto podría ella ser capaz de soportar. Conociendo a Fleur, aunque Gabrielle le explicara las consecuencias de no cumplir con los puntos del contrato, Fleur usaría tácticas para sacarle información a Gabrielle, con el fin de comprobar de que George no estuviera abusando de su hermanita. Era mejor así, sin contrato. Los contratos mágicos eran una cosa de temer. Aunque, por otro lado, este contrato aseguraba que tanto Gabrielle como George cumpliera con su parte del trato, y si George y ella no firmaban el contrato, ¿él aun así le pagaría a ella lo correspondiente, por ser su sujeto de ensayo?   —Geoge ¿alguno de tus antegiogues sujetos de ensayo, tegminó en San Mungo pog incumplimiento de contgato? —preguntó Gabrielle.   —Sí —contestó George neutralmente.   Aun sabiendo todo esto, Gabrielle se llevó el dulce que le había dado George, a la boca. Gabrielle notó la emoción de George cuando ella se metió el dulce a la boca, igualmente Gabrielle notó que George hizo aparecer otro pergamino, una pluma y un pequeño frasco de tinta. En la misma mesa que Gabrielle había puesto el contrato, George colocó sus cosas. George estaba al otro lado de la mesa frente a Gabrielle.   —¿En que sabor estás pensando ahora mismo Gabrielle? —comenzó preguntando George.   —En el sabog de un baguette —contestó con sinceridad Gabrielle—, estoy sintiendo su sabog en el dulce que me diste Geoge.   George hizo unas anotaciones en el pergamino.   —Piensa en otro sabor Gabrielle —pidió George.   —Pastel de chocolate —dijo Gabrielle para luego hacer una pausa—, estoy sintiendo la textuga del pastel.   Gabrielle percibió que los ojos de George se iluminaron ante la confección de ella, también ella notó que él siguió anotando cosas en el pergamino.   —Prueba otra vez —dijo George más emocionado.   —Tú —dijo Gabrielle con las mejillas sonrojándose.   —¿Yo? —preguntó George con perplejidad.   —Bueno, no exactamente completamente tú, más bien el sabog de tus labios —contestó Gabrielle abochornada y con las mejillas coloradas—, y también estoy sintiendo la textura de tus labios.   —Mírate nada más Gabrielle, coqueteando durante el trabajo —contestó traviesamente George para luego hacer una pausa—, ¿Solo el sabor de mis labios? —preguntó George con su voz y rostro reflejando decepción.   —Sí Geoge, solo el sabog de tus labios —respondió Gabrielle desconcertada enarcando una ceja.   ¿Qué otro sabor relacionado con George se suponía que ella podría haber imaginado?, Gabrielle decidió pensar en otro sabor: de las fresas.   —Ahoga, estoy pensando en fgesas —informó Gabrielle a George.   —Fresas, bien —dijo George tranquilamente mientras escribía en el pergamino.   Gabrielle sintió como el resto del dulce se disolvió rápidamente en el interior de su boca.  

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  George hizo que Gabrielle probara un dulce más, con otro resultado, ese dulce hacía que el consumidor tomara decisiones más impulsivas. Después de que ella hubiera puesto ese dulce en su boca, se lo tragó, posteriormente Gabrielle se golpeó voluntariamente la frente de la cabeza con la mesa, luego ella se subió a la mesa, se puso de rodillas y se movió de rodillas, hasta estar ella cerca del borde de la mesa frente a George. Gabrielle luego decidió agarrar a George de los hombros y besarle múltiples beses encima de uno de los párpados de él, después ella se detuvo y se alejó un poco de él. George aprovechó ese momento para agarrarla con una mano de la mandíbula.   —abre la boca Gabrielle —ordenó con calma George.   Gabrielle obedeció, y George introdujo otro dulce en la boca de ella. Era el antídoto de ese dulce que la hacía actuar impulsiva, lo supo ella en el momento en que se dio cuenta que, ya no sentía con tanta fuerza aquella excéntrica necesidad de, comerse rápidamente el pergamino dónde George estaba plasmando sus anotaciones, unos pocos segundos después Gabrielle comenzó a sentir el dolor en su frente, fruto de haberse golpeado impulsivamente la frente con la mesa.  

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  El otro producto que hizo probar George a Gabrielle, eran unos lentes que hacían ver al usuario el miedo de éste, a través del cristal de los lentes, vaya, como un Boggart. Gabrielle utilizó aquellos lentes por aproximadamente 3 minutos, luego ella los tiró al suelo del miedo, e hizo que se rompieran, a George no le molestó que aquellos lentes se rompieran, él tenía varios prototipos de todos modos.  

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  Gabrielle se sentía exhausta después de que George la hubiera puesto a probar los tres productos de él, Gabrielle se sentía agotada física y mentalmente, Gabrielle se acostó e hizo un ovillo en el suelo de aquella fábrica abandonada, sin importarle imaginarse lo que maman, Fleur o grand-mère, pensaran sobre el hecho de que ella al estar hecha un ovillo en ese suelo, en consecuencia, ella estuviera ensuciándose la ropa y el cabello. Gabrielle del mismo modo percibió que respirar le estaba pareciendo a ella muy pesado, ¿es que acaso al cuerpo de ella, le estaba pareciendo demasiado esfuerzo el simplemente respirar?, mientras Gabrielle sentía la mirada de George (quién se encontraba de pie), ella estuvo varios minutos esforzándose en regular su propia respiración, ella le agradeció a George en su mente por quedarse callado. Al pasar los minutos, Gabrielle sintió que ya no se le dificultaba respirar, Gabrielle se sintió más calmada.   —Gabrielle… —comenzó diciendo George.   Gabrielle se sentó en el suelo y se limitó en alzar su cabeza para mirar a George. George se veía preocupado y culpable.   —Ten —dijo George mientras extendía uno de sus brazos para darle una bolsa que parecía ser muy pesada.   Gabrielle extendió los brazos y agarró esa bolsa, que rápidamente tocó el suelo de lo pesada que le pareció a Gabrielle. Gabrielle bajó un poco su cabeza en dirección a la bolsa, abrió esa bolsa y ella se dio cuenta que estaba llena de muchos galeones. Gabrielle hizo unos cuantos cálculos aproximados. Gabrielle llegó a la conclusión de que el dinero que estaba en esa bolsa era lo equivalente a trabajar un año entero como ayudante de Madame Malkin. El pago le pareció justo a Gabrielle, pero entonces una vocecita parecida a la de grand-mère, hizo acto de presencia en la mente de Gabrielle. “No cometas el error de ser tonta Gabrielle, cóbrale más dinero” escuchó a grand-mère decir en su mente. Antes de que Gabrielle pudiera responderle a la voz que era producto de su imaginación, en su propia mente, la voz imaginaria de grand-mère volvió a manifestarse, “pasaste horas muy duras esta noche, fuiste torturada física y psicológicamente, el amor desinteresado no es la cura de todo, él te debe compensar bien tus servicios”.   —Geoge —dijo Gabrielle alzando su cabeza para luego mirar a George —esto que me diste no es suficiente.   Parecía que George estaba listo para replicar, pero Gabrielle no le dio oportunidad porque ella volvió a hablar.   —Me coaccionaste paga seg tu sujeto de ensayo, que no se te olvide y admítelo—dijo Gabrielle con una sonrisa triunfante.   A George la sonrisa de Gabrielle le pareció peligrosa. George alzó las manos en aparente señal de rendición.   —Bien, admito que te coaccioné para que fueras mi sujeto de ensayo —dijo George tranquilamente manteniendo alzadas las manos y enseñando las palmas en señal de rendición.   Gabrielle lo miró expectante.   George agarró su varita, apuntó a su propia mano, pronunció unas palabras en latín y en su mano apareció otra bolsa con galeones, bolsa que luego le entregó a Gabrielle en cuestión de segundos.  

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  Eran las 3 de la mañana del sábado. Gabrielle estaba durmiendo junto a George en la cama de él, o bueno, eso es lo que se suponía, por una razón en particular de la cuál ella no tenía ninguna certeza, ella se despertó en el suelo boca arriba, a lado de la cama de George. Eso le pareció raro a Gabrielle, ella no recordaba anteriormente haberse caído de la cama de George, no obstante, quizá para todo había una primera vez. A pesar de que ella pensó de qué tal vez, el cuerpo de ella la traicionó e hizo que ella sola se cayera de la cama, otra parte, quizás menos racional, la hizo albergar por un momento en su mente la sospecha de que quizás el hermano muerto de su novio, nada feliz con la relación entre ellos, la jaló de una de las piernas de ella, haciendo que Gabrielle se cayera y terminara en el suelo.   Gabrielle que se encontraba en el suelo, rememoró por varios minutos durante esa noche, las anécdotas que le había contado George sobre su infancia y adolescencia, anécdotas que involucraban a su hermano Fred. Gabrielle rememorando esas anécdotas, ella se dio cuenta de que antes de que Fred muriera, él había mostrado ser muy protector con todos sus hermanos y que, Fred no había tenido ningún reparo en herir física o psicológicamente a quién a percepción de él, le hubiera hecho daño, o pasar un mal rato a alguno de sus hermanos. Gabrielle quiso descartar la idea, es que la idea en sí era muy ridícula, vamos que probablemente si Fred pudiera manifestarse como un fantasma, probablemente él buscaría la forma de comunicarse con su hermano gemelo George, no atormentar a la novia de su hermano. No obstante, Gabrielle tuvo un presentimiento, un presentimiento acerca de que ella dormiría mejor aquella noche en el suelo, en vez de dormir en la cama a lado de George (o quizás ella se estaba engañando a sí misma, porque la idea de darle motivos al difunto hermano gemelo de su novio para atormentarla, la aterraba). Por otro lado, ella se sintió enojada. ¿Quién se creía Fred, para determinar quién era digno para mantener una relación de noviazgo con George?   Cuando Gabrielle decidió cerrar los ojos, a los 20 segundos aproximadamente escuchó la voz de George.   —¿Sigues enojada conmigo?   Gabrielle abrió los ojos y ella vio gracias a la poca iluminación de los faroles que se filtraba entre las ventanas, que George asomaba su cabeza desde el borde de la cama.   —¿Pog qué cgees que estoy enojada contigo? —preguntó Gabrielle escuchándose somnolienta.   —Tal vez porque veo que tú, voluntariamente decidiste dormir en el suelo en vez de dormir en la cama conmigo —contestó George casualmente.   Aunque su novio contestó casualmente, Gabrielle percibió una pequeña inquietud en George. Oh, George creía que Gabrielle estaba acostada en el suelo, como un modo de ella de manifestar su descontento con él. Gabrielle suspiró.   —No estoy enojada contigo Geoge, desde hace hogas ya supegué el hecho de que fui tu sujeto de ensayo, además me pagaste una cantidad de dinero justa pog eso —contestó Gabrielle tranquilamente.   Gabrielle podía ver la silueta de la cabeza de George, pero ella no podía ver con claridad las facciones del rostro de él porque la iluminación que se filtraba por la ventana era muy poca, así que ella no pudo ver la expresión que hizo él ante la contestación de ella.   Gabrielle no podía comunicar a George que ella sospechaba que Fred la había jalado de una pierna, en consecuencia, haciéndola caer al suelo, ese razonamiento no tenía lógica y la haría ver como una paranoica irracional.   —Bueno… si no estás enojada ¿por qué no vienes a subirte otra vez a la cama para dormir conmigo? —preguntó George vacilante.   —No Geoge, aquí estoy bien —dijo Gabrielle sonando demasiado animada.   Gabrielle no podía decirle a George que sospechaba que el difunto hermano gemelo de él, los quería separados a ambos.   —Oh ¿entonces preferirías que me fuera a dormir al suelo a tu lado? —preguntó George sonando dudoso—, tienes unos gustos bien raros Gabrielle —dijo George traviesamente.   Gabrielle, conjeturó que George hizo ese último comentario, para esconder la creciente inseguridad de él, porque (a percepción de él), su novia seguía enojada con él y mostraba rechazo a él. Gabrielle no quería acrecentar la inseguridad de él, no quería herir sus sentimientos, y tampoco quería hacerlo sentir rechazado, pero ella tampoco quería volver a subirse en la cama, debido a que ella sospechaba que quizás Fred, la volvería a jalar de la pierna, haciendo que ella volviera a caerse al suelo.   —Ven a dogmig a lado mío en el suelo Geoge —dijo Gabrielle lo más reconfortantemente posible mientras extendía sus brazos en dirección a George.   Gabrielle escuchó como en respuesta George emitió unas pequeñas risas, a Gabrielle le dio la impresión de que, hubo un pequeño atisbo de alivio en las risas que emitió George.   En pocos segundos George se levantó de la cama y con cobertor en mano se acostó a lado de Gabrielle y los cubrió a los dos con el cobertor.   Gabrielle se puso de costado, George se acostó también de costado a lado de ella, lo que captaron los ojos de George con la poca iluminación filtrándose a través de la ventana, era la espalda de Gabrielle. Gabrielle sintió como George le rodeaba la cintura con un brazo, de igual forma ella percibió que George se pegó al cuerpo de ella, Gabrielle también sintió la respiración de él en la nuca de ella. Otra vez iban a dormir en aquella posición que los muggles nombraban “cucharita”. Ahora que ambos estaban acostados en el suelo y tapados con un cobertor, Gabrielle se preguntó por qué pudo haber sospechado que fue trabajo de Fred, que ella acabara cayendo al suelo, ¿fue un efecto secundario de los dulces que le hizo consumir George, que le hicieron desarrollar a ella una extraña paranoia irracional esta noche?, O ¿era algo más?, Gabrielle decidió no darle más vueltas al asunto y se durmió.
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