Capítulo 1
18 de mayo de 2025, 19:38
Realmente nunca había sentido algo parecido a una "conexión" con otra persona, todo lo que Orca conocía era el deseo de acorralar a su presa y verla retorcerse ante la expectativa de que si vida dependía de la cara de una moneda. ¿Cara o cruz? Si la suerte le sonreía al pobre diablo que tuviera la desdicha de terminar en sus manos entonces podría vivir. Ver a sus "presas" rezar para que los dioses los salvarán de su destino era hilarante; Orca sabía mejor que nadie que las plegarias caerán en oídos sordos.
Desde el momento en que lanzaba la moneda al aire su destino estaba sellado. Sus pupilas se contraían y las lágrimas brotaban de sus ojos sin control. La moneda había caído en cruz.
Un solo disparo certero en medio de sus ojos y eso era todo. Solamente quedaría un cuerpo inmóvil en un charco de sangre caliente y trozos de su propio cerebro reventado. La satisfacción de cumplir con otro buen trabajo era realmente gratificante para una mercenaria como ella, alguien a quien nunca se le había escapado ningún objetivo...
Hasta que ella apareció...
El recuerdo de un brillante cabello rubio, ojos de un azul tan profundo como el mar mismo y una maestría con la catana digna de una diosa de la guerra. La única presa que había perdido, Marina, aquella mujer que luchó tan ferozmente contra ella y que había escapado con vida una vez más de su enfrentamiento.
El recuerdo de su corazón palpitando fuertemente contra su caja torácica seguía fresco en su memoria, latía con tanta fuerza que creyó que iría a explotar. Nunca antes se había sentido tan viva como en aquella vez, mientras esquivaba los cortes de la catana de la diestra militar que tenía enfrente y contraatacó con disparos que ella desviaba sin siquiera tambalear.
Aun si todo el mundo a su alrededor empezará a colapsar no se detendrían, en ese momento eran solo ellas dos, unidas en una danza mortal que terminaría al reclamar la vida de la otra como una victoria más en su lista.
Oh Marina ¿Qué expresión tendría en su último momento de su vida? ¿Cómo se sentiría su sangre caliente manchando sus manos? ¿Con cuánta pasión ardería el corazón de Orca al ver la vida de la persona que había habitado sus pensamientos desde hace tanto tiempo simplemente esfumarse por sus propias manos?
Orca mordió con fuerza sus labios ante ese siniestro pensamiento, su cuerpo se estremecía y su pecho dolía ante la anticipación de arrebatarle la vida a su presa más codiciada. Su deseo por su enemiga mortal la consumía más con cada día que pasaba y no sabía cuánto más podría resistir antes de saltar nuevamente en su cacería.
Bajó su mirada hacia su prótesis. Una vez había perdido su brazo izquierdo a manos de ella, pero a cambio había tomado su ojo izquierdo, ambas habían perdido algo ese día, pero la siguiente vez no se conformaría solo con su otro ojo, ella reclamará su cabeza entera.
Orca estaba obsesionada con ella. La odiaba tanto como la codiciaba. Esos sentimientos no eran amor, definitivamente algo tan repulsivo como la fijación que tenía por Marina jamás podría ser considerado como tal. Pero eso jamás la detendría de perseguirla hasta su último aliento.
Volteó a ver una de las muchas fotos de su enemiga mortal que cubrían las paredes a su alrededor y una sonrisa llena de colmillos se formó en su rostro.
—Marina, no puedo esperar a verte una vez más, y esta vez, serás tú la que caiga rendida a mis pies.
Y con eso dicho sacó un cuchillo de su cinturón y lo lanzó contra la imagen de la mujer de cabellera rubia. La próxima vez que se enfrentarán solo la suerte decidiría quién ganaría y podría salir con vida una vez más. Así como decide si una moneda cae en cara o cruz.