Capítulo 1
25 de mayo de 2025, 17:48
Notas:
Bienvenidos a este fanfic. Si son lectores nuevos esperó que disfruten de este fic.
Hola, soy Chase, y a estas alturas probablemente ya conozcas mi historia. Pero si no, te la cuento. No siempre fui parte del equipo de Paw Patrol ni tuve esta vida llena de aventuras y amigos. En realidad, fui un cachorro callejero, sin rumbo, solo y asustado. Recuerdo el día en que más miedo sentí, uno de esos momentos en los que no sabes qué te prepara el futuro… hasta que apareció Ryder. Él me recogió, me cuidó y me adoptó, dándome no solo un hogar, sino también un propósito.
Cuando pensaba que mi vida no podía mejorar más, llegaron dos cachorros que se convirtieron en mi mundo. Primero fue Marshall. Es mi hermano del alma, mi mejor amigo canino, con quien comparto las misiones, las risas, y quien siempre está ahí para mí, pase lo que pase. Pero, luego, llegó Skye. La cachorra más linda que he conocido. Desde el primer día, me di cuenta de que sentía algo especial por ella. No solo es inteligente y valiente, sino que tiene esa forma de hacer que todo parezca más brillante cuando está cerca. Tal vez siempre haya tenido un amorío con ella, aunque nunca lo haya admitido… hasta ahora. Y quién sabe, quizás algún día ese sueño se haga realidad.
Esa es mi historia, la historia de cómo pasé de ser un cachorro sin nada a tener una familia que lo es todo para mí.
Después de varias horas de viaje, finalmente hemos logrado llegar a Bahía Aventura. Ya es de noche, y mientras miramos las luces de la ciudad desde el PawPatroler, no puedo evitar sentirme agradecido por todo lo que tengo.
***
En medio de la misión, Ryder evaluaba la situación con rapidez, buscando la manera de que su equipo completara el rescate de manera segura. Skye había quedado atrapada en una rama baja, un poco más alta de lo que podía alcanzar. Ryder miró a Chase, que estaba atento a cada movimiento.
"Chase, usa tu red". ordenó Ryder, su tono calmado y seguro.
Chase asintió, concentrado.
"¡Ruff, ruff, red!"
Con precisión, lanzó su red justo a tiempo para que Skye cayera en ella, a salvo. La pequeña cockapoo aterrizó sin un rasguño, sonriendo agradecida mientras sus patas tocaban el suelo.
"¡Sí, Skye está bien!" dijo Chase con un suspiro de alivio.
Skye se acercó a él, llenando su mirada con gratitud antes de lamerle la mejilla.
"Gracias por la ayuda, Chase". murmuró, su voz llena de afecto.
Chase, notablemente sonrojado, trató de mantener la compostura.
"De nada" respondió, esforzándose en sonar neutral, aunque su rubor traicionaba lo que sentía—. Misión cumplida, Ryder añadió, tratando de sonar profesional mientras ponía su mejor cara seria.
Liberty, observando desde unos pasos de distancia, no pudo evitar sonreír con picardía.
"Parece que alguien se sonrojó". canturreó, mirándolo de reojo.
Chase alzó las orejas, algo incómodo.
"¡No lo hice!" protestó rápidamente, casi como si intentara convencerse a sí mismo también.
Ryder, mirando a su equipo con orgullo, asintió.
"Bien hecho, cachorros. Ahora, ¡regresemos a casa!"
Todos, enérgicos, respondieron al unísono.
"¡Ruff, ruff!"
Ya de regreso en el PawPatroler, el ambiente era relajado, lleno de risas y bromas entre amigos. Los cachorros estaban recuperándose del ajetreo, disfrutando de la compañía unos de otros.
"Liberty, es una cachorra fuerte y valiente". dijo Marshall con admiración.
Zuma, le lanzó una mirada juguetona.
"Sí, me cayó bien, pero creo que a ella le cayó mejor cierto pastor alemán.
Chase, que escuchaba desde el asiento de adelante, giró la cabeza, desconcertado.
¿Quién, yo?"
Marshall soltó una risa suave. "¿Ves a otro pastor alemán aquí? Respondió, alzando una ceja con diversión.
Chase rodó los ojos, aunque su intento de indiferencia parecía algo afectado. "Aquí no, pero están los de la perrera" refunfuñó, aunque todos podían notar la leve sonrisa que asomaba en sus labios.
Skye, acercándose a él con una sonrisa traviesa, le dio un suave golpe en el hombro. "Vamos, Chase, ya casi estás en edad de sentar cabeza".
Los cachorros rompieron en carcajadas mientras Chase se hundía un poco en su asiento, tratando de disimular su vergüenza. Sin embargo, en el fondo, él también sonreía, contento de estar rodeado de sus amigos y de una complicidad que los hacía sentir, cada vez más, como una gran familia.
Pasaron las horas y al fin llegaron a Bahía Aventura, su amado y apreciado hogar.
Ryder suspiró, una sonrisa de satisfacción en su rostro mientras observaba a los cachorros que, exhaustos, apenas lograban mantener los ojos abiertos.
"Vaya, cachorros, esta ha sido la aventura más grande que hemos tenido hasta ahora".dijo Ryder, su tono entre orgulloso y relajado.
Chase asintió, agotado pero feliz. "Sí, estamos muy cansados…"
"Está bien, cachorros, es hora de dormir". Les indicó Ryder con suavidad, y todos se dirigieron a sus lugares de descanso.
El sueño de Chase
En su sueño, Chase caminaba junto a Marshall bajo un cielo despejado. El aire era cálido, y parecía el momento perfecto para decirle algo que había estado guardando durante mucho tiempo. Con un suspiro, Chase decidió hablar. "Marshall, tengo que confesarte algo…" dijo, su voz apenas un susurro.
Marshall lo miró curioso, con esa mirada amistosa que siempre le daba. "¿Qué pasa, Chase?"
'Me gusta Skye."
La confesión flotó en el aire, y antes de que Chase pudiera pensar en las consecuencias, su amigo ladró alegremente, sorprendido.
Más tarde, Chase escuchó a Marshall anunciándoselo al resto del equipo, como si fuese un secreto que no podía guardarse.
"¡Oigan! ¡A Chase le gusta Skye!"
"¡Marshall!" exclamó Chase, su voz resonando en la nada, mientras ocultaba su rostro de vergüenza.
Despierto
Chase abrió los ojos, su corazón latiendo rápido. Sentía una mezcla de alivio y duda.
"Este sueño me dejó una extraña sensación… ¿Debería realmente decirle a Marshall lo que siento?", pensó mientras salía de su casita y observaba la mañana que ya empezaba a iluminar Bahía Aventura. A lo lejos, Marshall, Skye y Rubble jugaban alegremente con un frisbee, riendo y corriendo de un lado a otro.
Marshall lo vio y le hizo un gesto para que se uniera."¡Chase, quieres jugar frisbee!" gritó.
Chase apenas lo escuchaba; estaba perdido en la hermosura de Skye, en cómo corría con elegancia, su risa suave y su entusiasmo contagioso. De repente, sintió un suave golpe en la cabeza y se giró, sorprendido.
"¡Hey!" Marshall había sido el responsable del zape, sonriéndole con complicidad. "¿Vas a jugar o no?"
"No… eh… no, gracias". respondió Chase, aún algo aturdido.
Marshall arqueó una ceja, evaluando a su amigo. "Skye, Rubble, jueguen solos un momento. Quiero hablar con Chase a solas."
"Está bien, Marshall". Respondieron, alejándose para darles un momento de privacidad.
Ya en la casita de Chase, el pastor alemán miró a Marshall con intriga. "¿De qué querías hablar conmigo?"
Marshall lo observó con ojos serios, aunque en el fondo relucía la confianza de siempre. "Chase, últimamente has estado… un poco raro. No sé, distraído. ¿Te pasa algo?"
Chase intentó ocultar su nerviosismo, desviando la mirada. "No sé de qué hablas". Respondió, aunque sabía bien a lo que se refería.
"Chase, tienes derecho a guardar cosas, pero quiero recordarte que soy tu amigo… No, tu hermano". Marshall le puso una pata en el hombro, con suavidad. "Puedes contarme lo que sea."
Chase suspiró profundamente, sintiendo que era el momento de sincerarse.
"Está bien… Te lo diré. Me gusta Skye". Confesó, bajando un poco la mirada pero sintiéndose aliviado de haberlo dicho al fin.
Marshall le sonrió con una chispa de travesura. "¿En serio? Pues no te preocupes, amigo, todos tenemos nuestros gustos… A mí también me gusta alguien."
Chase lo miró sorprendido. ¿A quién?
Marshall se rascó la oreja, un poco avergonzado. "Everest."
Chase abrió los ojos con sorpresa y una sonrisa divertida. "No estás bromeando… ¿Es en serio?"
Marshall asintió, un poco más serio. "Sí, Chase. Es en serio."
Chase soltó una risa suave, dándose cuenta de que su amigo también estaba creciendo, enfrentando sus propios sentimientos. "Hermano… finalmente estás madurando."
Marshall se rió, recordando aquellos primeros días con nostalgia. "Siempre supe que te gustaba Skye, desde que la conociste. ¿Recuerdas aquel momento?"
Chase asintió, con una mirada de añoranza. "Sí, nunca olvidaré ese día… Desde entonces, supe que algo en mí había cambiado."
Ambos cachorros permanecieron en silencio por un momento, compartiendo esa complicidad que solo tienen los hermanos de alma.
Flashback
Ryder reunía a los cachorros con un brillo en los ojos, como si estuviera a punto de revelarles un gran secreto. "Chase, Marshall, para que los Paw Patrol sigan avanzando, es necesario que tengamos más habilidades de rescate." explicó con entusiasmo. "Y para eso, van a necesitar nuevo equipamiento. Vayan a cambiarse, chicos."
Los dos cachorros intercambiaron una mirada emocionada antes de correr a ponerse sus nuevos uniformes. Chase se enfundó en su atuendo de espía, mientras Marshall estrenaba el suyo de paramédico. Cuando volvieron al patio, los dos se observaban con una mezcla de orgullo y asombro.
"Vaya, nos vemos increíbles." dijo Chase, mirándose en el reflejo de una ventana.
Marshall, de manera humorístico, levantó una ceja. "Sí, pero tú tienes zapatos, y yo no…"
Ryder rió suavemente y se inclinó hacia ellos. "En realidad, Marshall, a eso se le llaman ventosas. Chase las necesita para poder escalar edificios y paredes en misiones de espionaje."
Marshall frunció el ceño, aunque no lograba ocultar la sonrisa. "No es justo… A Chase siempre le toca lo mejor, y a mí no."
Chase soltó una carcajada y le dio un leve empujón a su amigo. "¡Es que me toca lo mejor porque soy el mejor!" respondió con picardía.
"Oye!" Marshall lo miró con fingida indignación, mientras Ryder intentaba no reír.
"No es cierto, Marshall. Tú también eres un gran cachorro, y tus herramientas son muy importantes, sobre todo porque están hechas para salvar vidas." le aseguró Ryder con un tono amable.
Marshall sonrió, ya más tranquilo, y alzó una pata. "A ver… ¡Ruff! Pantalla de rayos X."
Apuntó su nuevo visor hacia Ryder y Chase, y una sonrisa astuta se formó en su rostro.
"Hmm… Esto es interesante." murmuró divertido, observando las imágenes.
De repente, algo se movió entre los arbustos cercanos. Marshall frunció el ceño y miró a su amigo. "Chase, creo que nos están espiando…" susurró.
Ryder asintió, alerto. "Tienes razón. Chase, es hora de que uses tus habilidades de contraespionaje.
Chase asintió decidido. "¡Chase se hará cargo! —activó su visor especial—. Ruff, gafas de visión de calor."
Pero antes de que pudiera avanzar, Marshall intentó seguirlo… y tropezó. Rodando de forma cómica, Marshall terminó chocando con Chase, y ambos cachorros rodaron juntos hasta detenerse frente a la figura que los había estado observando. Al detenerse, ambos cayeron sobre una cachorra.
Chase se incorporó rápidamente, aún algo aturdido, y trató de disculparse. "Disculpa, es que…" Entonces la miró, y por un instante, las palabras parecieron escapársele al ver sus ojos.
Marshall, intentando ayudar, añadió con un tono nervioso. Sí, perdona a Chase, no vio a dónde iba."
La cachorra los miró con una sonrisa amable. "No te preocupes, Marshall." Respondió.
Marshall la miró, sorprendido. "¿Sabes mi nombre?" "Claro, sé todo sobre los Paw Patrol." Respondió con tranquilidad. Hola, Chase.
Chase, todavía un poco sonrojado, solo pudo murmurar un tímido saludo. "Ho-Hola…"
Ryder se acercó con curiosidad. "Hola, pequeña cachorra. ¿Cómo te llamas?"
Ella levantó la cabeza, firme y sonriente. "Me llamo Skye."
"Pues bienvenida al cuartel de los Paw Patrol, Skye." Dijo Ryder, sonriendo con amabilidad.
Chase, aún sintiendo un cosquilleo en el pecho, asintió. "Sí… bienvenida."
Fin del Flashback
De regreso al presente
Chase suspiró, recordando aquellos primeros días. "Nunca voy a olvidar el día en que conocí el amor… ni que me echaste la culpa de haber tropezado y caído sobre Skye."
Marshall se rió, rascándose la cabeza. "Perdón… Es que no quería quedar en ridículo."
Chase lo miró, arqueando una ceja. "¿Qué? ¿Qué quieres decir con eso? ¿Tú… querías con Skye?"
"¿Qué? ¡No, claro que no!" Marshall negó rápidamente, casi ofendido—. Ella es como una hermana para mí.
Chase lo miró, de forma investigante. ¿Seguro?
Marshall soltó una risa nerviosa. "Jeje… Olvida eso y ve a declararle tu amor. No te preocupes, yo te ayudaré… y luego tú me ayudas con Everest.
Chase asintió, sonriendo. Está bien. Pero primero, ¡vamos a jugar el Bug Bug Boogie!
Marshall se incorporó, aceptando el reto con entusiasmo. "¡Está bien! Pero esta vez, sí te voy a ganar.
Y, entre risas y bromas, los dos amigos se dirigieron a jugar, disfrutando de su amistad y del extraño, pero entrañable, camino que los había llevado a ser hermanos de corazón.