Un pastel con amor

Maldita sea, esto era más difícil de lo que creyó en un inicio. Link se atrevía a decir que era bueno cocinando, había aprendido varias recetas durante su viaje y después de sus primeros fracasos, los cuales francamente no dudaba que pudieran envenenar a un Lynel, empezó a perfeccionar su técnica y la cocina se volvió rápidamente su pasatiempo favorito.  Pero había algo en lo que parecía no dejar de fallar. Los postres eran lo peor en su opinión, siempre acababan quemados, desinflados, perfectos por fuera, pero crudos por dentro, en fin, los odiaba. Pero esta vez estaba decidido a hacer un postre que estuviera a la altura de alguien de la realeza.  El recuerdo de una animada sonrisa brilló en su mente y sus mejillas se tiñeron en un rubor rosado. Sabía que no debía de tener estos sentimientos por alguien de la realeza, después de todo seguía siendo solo un caballero, su estatus no estaba cerca del suyo, pero cuando estaba con Sidon todos los títulos dejaban de cobrar importancia. Cuando estaba con él solo eran Sidon y Link, podían ser ellos mismos y eso llenaba el corazón de Link de una infinita calidez.  Así que él estaba dispuesto a arriesgarse, si pudo vencer a Calamity Ganon entonces podía confesar sus sentimientos por Sidon, no había forma de que ahora diera marcha atrás. 

***

Tal vez era hora de reconsiderar sus decisiones. Ahora estaba en la entrada del dominio, saludó a los zoras que pasaban a su lado mientras sostenía una pequeña caja blanca donde gustaba su pastel. O al menos su intento de pastel, después de fallar miserablemente una y otra vez finalmente logró conseguir algo mínimamente decente, pero ahora se daba cuenta que no era, ni de cerca, algo digno de regalar a un príncipe, mucho menos a su amigo que después de traer tanta alegría a su corazón se merecía algo mejor.  Cuando Link ya estaba dispuesto a darse la vuelta y pensar en algo mejor, unos fuertes brazos lo sujetaron y lo encerraron en un abrazo.  —¡Link! ¡Mi amigo, que feliz estoy de verte!  El rubio sentía un nudo en su garganta, ya era demasiado tarde para dar marcha atrás. —Hola, Sidon, ah, perdón por haber venido sin avisar antes, pero es que necesitaba verte.  —Oh Link no te tienes que disculpar por nada, tus visitas siempre son bienvenidas y yo siempre estaré dispuesto a recibirte con los brazos abiertos —Sidon bajó a Link quien ahora tenía las puntas de sus orejas enrojecidas, aun después de tanto tiempo no se podía acostumbrar a la infinita paciencia y amabilidad con la que el príncipe siempre lo trataba.  —¿Podemos ir a otro lugar? Preferiría hacer esto en privado…  El gran zora rojo lo miró con curiosidad pero aceptó ir a una zona más apartada. El par de amigos se dirigieron al embalse oriental, durante el camino Sidon llenó el silencio con una animada charla, aunque en realidad él era el único que hablaba mientras que Link solo le daba unas respuestas cortas a todo lo que decía, pero eso estaba bien, funcionaba para ellos y se sentían cómodos así.  Finalmente llegaron al mismo lugar en el que alguna vez habían unido fuerzas contra la bestia divina, pero ahora que todo había terminado se había vuelto su lugar predilecto para pasar largos momentos charlando y jugando en el agua, era como si fuera su propio lugar especial, o al menos Link a veces lo veían así.  Sidon no dudó dos veces antes de lanzarse al agua mientras que Link decidió sentarse en la orilla.  —Entonces ¿por qué querías que viniéramos a un lugar más alejado del dominio? Parecía ser algo importante.  Las orejas del pequeño hyliano se inclinaron hacia atrás con vergüenza. Sus ojos estaban fijos en la caja que aún sostenía entre sus manos, era ahora o nunca. Link extendió el obsequio hacia Sidon con la esperanza de que lo aceptara.  —Hice esto… Para ti…  El príncipe parecía desconcertado, no esperaba que Link le entregase un regalo pero no dudó ni un momento en aceptarlo con una sonrisa. Tomó la pequeña caja y la abrió con delicadeza, no quería dañar el detalle que su amigo había preparado para él.  El pastel quedó al descubierto y Link quería que se lo tragara la tierra en ese mismo instante. Se veía fatal, el pastel estaba demasiado inclinado de un lado y las frutas con las que lo había decorado se estaban cayendo, el betún no estaba uniformemente distribuido y algunas zonas no estaban cubiertas. Y para terminar de poner el último clavo en su ataúd se dio cuenta de algo, el pastel era demasiado pequeño para Sidon, para un hyliano hubiera estado bien, pero Sidon era grande incluso para los estándares zora, el pastel se veía como un muffin entre sus manos.  Era un fracaso total. Link escondió su rostro entre sus manos para evitar ver el rostro decepcionado de su amigo. Solo podía oír el sonido del príncipe tomando el tenedor que acompañaba al postre antes de darle un bocado. No hubo ninguna respuesta y en ese momento supo que lo había arruinado, ni siquiera el sabor había estado a la altura.  —Amigo mío ¿cómo dices que se llama esta nueva receta tuya? Nunca había probado algo parecido.  —Es un pastel… O al menos se supone que lo sea…  Sidon miró el postre todavía en su mano, Link esperaba que destrozará su intento de repostería señalando todos sus fallos pero ese momento nunca llegó, en cambio una gran sonrisa se formó en su rostro antes de exclamar un “¡Me encanta!” para luego devorar todo el postre sin ningún tipo de preocupación por la etiqueta.  El chico más joven solo podía mirarlo con sorpresa al verlo disfrutar tanto —¿De verdad te gustó?  —¡Por supuesto que sí! ¡Nunca había probado algo tan dulce como esto, es fantástico mi amigo!  El corazón del rubio ahora se sentía más ligero por el alivio que sus palabras le trajeron, le había gustado, no era un fracaso después de todo.  —Pero permíteme decir que parecías muy preocupado por darme tu obsequio amigo mío ¿qué te hizo sentir tan nervioso?  Su cuerpo se tensó por completo. Ahora tenía que apegarse a su plan y poder decirle de una vez lo que por tanto tiempo se había guardado. Link respiro hondo y reunió todo el coraje que la trifuerza le otorgaba para hablar.  —La razón por la que estaba nervioso desde que llegué, es porque te hice este obsequio para decirte lo que siento… —hizo una pequeña pausa antes de seguir, mirando a cualquier lado menos al dueño de su afecto—. Me gustas, Sidon… Me gustas demasiado, pero nunca había pensado en confesarme porque sentía que era incorrecto pero ya no podía callarme más…  Listo, lo había hecho, había abierto su corazón y había hablado más de la cuenta, ahora estaba temblando sin poder ver al hombre frente a él. Si lo rechazaba no se sentiría capaz de verlo…  Una mano acarició su mejilla con delicadeza y lo hizo mirar en dirección al príncipe, sus ojos dorados brillaban con un profundo afecto que derritió el corazón de Link.  —Oh Link… No tienes ni idea de la inseguridad que has quitado de mi corazón… Llevo tanto tiempo guardando los mismos sentimientos por pero temía al rechazo por ser de distintas razas y no podía lidiar con la idea de poder perderte a causa de estos sentimientos, pero has vuelto a demostrar una vez todo tu valor… Link, estoy más que feliz de que estos sentimientos sean correspondidos.  Link sentía que estaba al borde de las lágrimas, pero no de tristeza o angustia, sino de la más grande de las alegrías, estaba tan feliz, más feliz de lo que se había sentido alguna vez desde que despertó en el santuario de la vida. Se abalanzó sobre Sidon y se aferró a él en un abrazo, no podía creer que esto fuera la realidad. Sidon lo correspondido y también lo sujetó con fuerza entre sus brazos, ahora mismo Ganon podía volver desde el informe y a ninguno de los dos podría importarles menos.  El rubio se alejó un poco para limpiar las pequeñas lágrimas que se formaron en sus ojos y quedó frente al zora que lo veía con tanta admiración y amor en su mirada ¿Así se sentía ser amado de verdad?  Se quedaron un momento más viéndose fijamente y poco a poco cerraron el espacio entre ellos, hasta finalmente unirse en un beso. Era dulce, y no era ningún tipo de metáfora, Link podía sentir el sabor del postre en los labios de Sidon y eso francamente le encantaba. El beso no era perfecto, era torpe y descuidado, el hyliano en más de una ocasión sintió los colmillos del zora rozar sus labios, pero igualmente lo adoraban, no tenía que ser perfecto, era su primer beso y eso era suficiente para que quedara grabado en su memoria para siempre.  Además, luego de esto seguramente le seguirán muchos besos más, y ambos estaban encantados con la idea.