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Sus ojos se abrieron de golpe. Se levantó de la cama con la respiración agitada y sudando frío. Miró el lugar a su alrededor intentando reconocer dónde se encontraba. Aun siendo de noche, el leve brillo de las piedras luminosas que adornaban la habitación fue suficiente para reconocerlo como la alcoba que compartía con Sidon. Aun con algo de temor Link se giró a su derecha, temiendo que nuevamente estuviera atrapado en una pesadilla y Sidon no se encontrara a su lado. Pero para el alivio de su agitado corazón ahí estaba él, durmiendo pacíficamente, su pecho subía y bajaba con su suave respirar. Link sintió las lágrimas de alivio arder en sus ojos, él estaba con él, no lo había perdido para siempre. Con cuidado se acercó a él y se acurrucó en su pecho, quedando lo suficientemente cerca como para sentir su respiración, como un recordatorio de que él estaba ahí con él. Pero aun así él se sentía muy asustado, su pequeño cuerpo temblaba del miedo todavía presente. Aún cuando podía oír su respiración y sentir sus escamas al tocar su piel seguía sin terminar de calmar las agitadas emociones dentro del. Cerró con fuerza sus ojos, conteniendo las lágrimas. Lo último que necesitaba ahora era despertar a Sidon solo porque no podía lidiar con una pesadilla. Una mano acarició su cabello y un escalofrío recorrió su cuerpo por la sorpresa. Abrió los ojos para levantar su mirada, encontrándose con esos hermosos y cristalinos ojos dorados mirándolo con ternura. —¿Qué ocurre, perla mía? Estás temblando demasiado. Link ocultó su rostro de la mirada del príncipe, se sentía avergonzado de decir que él, quien había vencido a la encarnación más pura del mal, ahora estaba temblando asustado por una estúpida pesadilla. El enorme zora rojo miraba con algo de preocupación a su prometido quien ahora se escondía de él. Pero sabía que de nada serviría presionarlo para que hablará al respecto, si Link quisiera decírselo lo haría a su debido tiempo. Por ahora solo podía hacer una cosa por él. Sin previo aviso tomó al pequeño hyliano por la cintura, no pudiendo contener una risa al oír su leve grito de sorpresa y con cuidado lo recostó sobre su pecho, envolviéndolo en un abrazo. —Link, puede que no sepa que pudo agitarte de tal manera, pero sea lo que fuese, ten por seguro que yo me quedaré aquí contigo para brindarte aunque sea un poco de seguridad. El pecho de Link se llenó de una intensa calidez. Había vivido tantos años siendo el quien se preocupara y defendiera a los demás, que ahora el sentimiento de tener a alguien que velará por su bien era tan desconocido a la vez que hermoso. Se sentía tan débil entre sus brazos pero no de una manera desagradable, pero sobre todo, se sentía amado. —Descansa esta noche mi amor, yo me quedaré despierto contigo hasta que puedas dormir. Link solo pudo asentir en respuesta. Aun si intentaba responder y agradecerle sabía que las palabras le fallarían. Así que solo se recostó sobre Sidon, sintiendo el subir y bajar de su pecho y escuchando los latidos de su corazón. Eso era todo lo que necesitaba, era la confirmación de que verdaderamente estaba con él. Soltó un suspiro que ni siquiera sabía que estaba conteniendo, pero que ayudó aliviar un poco la presión que rodeaba su corazón. Y finalmente pudo cerrar los ojos para entregarse a un tranquilo sueño.Capítulo 1
1 de julio de 2025, 22:35
Su mente se encontraba perdida entre la vigilia y la inconsciencia. El agua a su alrededor era tan fría que calaba hasta sus huesos, pero aún estando totalmente sumergido no sentía el riesgo de ahogarse, no podría morir entonces, no otra vez.
Y entonces una luz brilló en su mente acompañada de una voz familiar.
Era un déjà vu y cuándo el agua de la piscina en la que estaba recostado fue drenada el temor invadió su mente.
—No... No otra vez...
Con dificultad intentó levantarse, solo para caer de cara al suelo, pues sus piernas no tenían la fuerza suficiente para sostenerlo después de un siglo de letargo.
Todo su cuerpo temblaba, su respiración era irregular y sentía que el aire no le llegaba a los pulmones. Estaba aterrado, era como si todo se hubiera reiniciado.
—¡No, no, no! ¡Esto no es justo! ¡Cumplí mi misión, salvé a Hyrule, te salvé a ti! ¡Ahora por fin me toca vivir por mí!
La furia y el veneno en sus palabras era palpable, pero la voz femenina en su cabeza seguía hablando, dándole indicaciones que ya había oído hace tantos años.
Link se cubrió los oídos, como si eso pudiera silenciar sus palabras. Su mente volvió a sus recuerdos antes de esto. Recordando como apenas el día anterior él se había escapado junto a Sidon del palacio zora para tener un momento solo para ellos. La emoción en el rostro de Sidon al ver las maravillas que había fuera de su reino y de las cuales se había perdido durante un siglo llenó su corazón de un cálido sentimiento de amor.
Sidon, su amante, su prometido. ¿Acaso ahora él también había vuelto a su vida antes de que cruzarán sus caminos? El solo pensamiento de que Sidon hubiera podido olvidarlo junto a sus sentimientos de amor dolieron en lo más profundo de su corazón. No quería perderlo, no a él también.
—¡Basta, por favor! —Link gritó pegando su frente al suelo—. ¡No quiero hacer esto, no quiero luchar otra vez! ¡No quiero volver a perder mi vida y a los que amo una vez más! ¡No quiero perder a la persona que más amo!
El suelo bajo él comenzó a temblar, como si un terremoto estuviera ocurriendo en ese preciso momento. El piso y las paredes se resquebrajan a su alrededor, el lugar iba a colapsar y a Link no podría importarle menos ¿Qué tenía que perder si otra vez se le habían arrebatado toda su vida?
Finalmente la recámara cedió y todo el lugar se desmoronó. Link no sintió dolor alguno, no gritó ni temió por su vida, solamente se dejó consumir por la oscuridad a su alrededor.