Capítulo 1
1 de julio de 2025, 22:41
Link era más fuerte de lo que aparentaba, aún con lo delgado que se veía él aún así había sobrevivido a cosas que hubieran matado a cualquier otra persona y aunque a veces no sobrevivía siempre era traído de vuelta, tenía un trabajo que hacer después de todo. Él era fuerte como pocos, pudiendo retar a Lynels solo con una rama, destruir guardianes con sus propios láseres y enfrentarse al rey demonio y vivir para contarlo.
Pero a veces él ya no quería mantenerse fuerte. Cada que sus arrepentimientos por sus fracasos volvían, cuando la ansiedad de no saber quién solía ser realmente, cuando veía la sonrisa de Zelda y se preguntaba si realmente la recordaba. Link era fuerte, porque la gente siempre le exigió que lo fuera, por eso siempre calló sus propias palabras, por eso seguía peleando aún cuando escuchaba sus huesos romperse por los ataques del rival, pero el por una vez quería dejar fuerte por los demás.
Por eso una noche simplemente huyó del castillo de Hyrule y se teletransportó al único lugar donde había alguien que podría sostenerlo sin verlo menos "heroico" que antes. Porque el príncipe de los zoras, Sidon, siempre había visto al desastroso hyliano que estaba detrás del título de campeón y aún así nunca lo quiso menos.
Link se materializó en el santuario y subió a la plaza donde siempre estaba Sidon contemplando la estatua de Mipha. Su mirada se animó al ver al rubio subir por las escaleras, pero rápidamente su sonrisa se desmoronó al ver como Link apenas podía sostenerse con sus piernas temblorosas. El príncipe no dudó ni un momento en correr a él para sostenerlo entre sus brazos y en ése momento el rubio se dejó caer.
Las lágrimas cayeron interminablemente, todo su cuerpo se sentía débil, no podía ni siquiera sostener su propio peso, las palabras no salían y solo unos patéticos gemidos venían de su boca. El héroe de Hyrule, el campeón que salvó al país se quebró entre los brazos del príncipe.
Sus pies se levantaron del suelo cuando Sidon lo cargó entre sus brazos, susurrando dulces palabras de consuelo en las puntiagudas orejas de Link, pero su cerebro simplemente no podía procesar lo que le decía, solo pudo aferrarse al cuello de Sidon mientras ocultaba su rostro en el pecho del zora.
El sonido de una puerta cerrándose lo hizo captar que Sidon lo había traído a su habitación. Le hubiera gustado ser traído aquí en cualquier otra circunstancia.
Sidon recostó a Link en la mullida cama digna de un príncipe y luego se acomodó a su lado. Link todavía tenía el rostro empapado en lágrimas, mientras su vista intentaba enfocar al zora frente a él.
—Esta bien, Link, estoy aquí, siempre estaré para ti, para sostenerte cuando estés por caer...
¿Sidon estaría consciente de lo que significaba esa promesa para él? Si él solo lo estaba diciendo a la ligera Link jamás podría perdonárselo. Pero como si el príncipe pudiera leer sus pensamientos levantó su rostro para mirarlo directamente a los ojos. —Link, lo digo en serio, tu eres mi amigo más preciado, mi héroe y siempre anhelaré tu bienestar más que cualquier otra cosa... Porque tú significas tanto para mí, Link, más de lo que mis palabras pueden expresar.
No era justo... No es justo que Sidon tuviera el poder de alejar sus inquietudes solo con sus palabras sinceras, que pudiera sentirse tan seguro en su presencia, que la implicación de sus palabras haga que su corazón que hace un momento se contraía bajo el peso de sus sentimientos reprimidos ahora latiera con esperanza y anhelo. No era justo que este enorme zora lo hiciera sentir vulnerable y débil, pero por una vez... Le gustó. El sentirse indefenso ante una criatura depredadora como Sidon por una vez no activó todas sus alarmas de supervivencia, al contrario, lo hizo sentir seguro, Sidon también se había vuelto la persona más preciada para Link y si tan solo no le doliera la garganta de tanto sollozar intentaría poner sus sentimientos en palabras.
Pero era mejor así, por más que las palabras de Sidon le dirán esperanzas en que esos sentimientos culposos que llevaba en él podrían llegar a ser correspondidos eso no cambiaba su realidad, Link era un héroe sí, pero aún así seguía sin tener ni una sola gota de sangre real en sus venas y ahora volvía a ocupar el rol como el caballero de Zelda nada más. En comparación con Sidon no era más que un plebeyo más que solo tuvo la fortuna de que el príncipe zora fuera tan amable con él como para dejarle quedarse a su lado en esta noche de necesidad.
Link quería más, quería egoístamente al príncipe zora para él, que lo sostuviera todas las noches como lo hacía ahora mismo. Pero eso simplemente no podría ser así, solo le quedaba resignarse y disfrutar este momento por lo poco que le quedaba de noche.
—Quédate conmigo...
El gran zora no le dio ninguna respuesta verbal, solo lo acercó más a su pecho, dejándole escuchar el tranquilo latido de su fuerte corazón. Link tenía miedo de acostumbrarse a eso, pero el cansancio ya era demasiado para dejarle pensar mucho en eso antes de caer dormido en los brazos de Sidon.