ID de la obra: 236

El llamado del Verde

Gen
G
Finalizada
1
Promocionada! 0
Emparejamientos y personajes:
Tamaño:
3 páginas, 1 capítulo
Descripción:
Notas:
Publicando en otros sitios web:
Permitido mencionando al autor/traductor con un enlace a la publicación original
Compartir:
1 Me gusta 0 Comentarios 0 Para la colección Descargar

Único: El llamado del Verde

Ajustes de texto
Desde que Izuku Midoriya volvió a ser un Sin Don, después de haberle entregado voluntariamente el One For All a Tomura Shigaraki, su interior estuvo en silencio como antes. era una sensación familiar pero lejana, se sentía diferente a causa de la ausencia de los vestigios. Eso no duró por siempre como él esperaba. Los trabajos de reconstrucción avanzaban con rapidez, muchos héroes y civiles usaron sus particularidades para que todo pudiera hacerse en el menor tiempo posible. Y con la misma vitalidad con la que los edificios volvían a erigirse, las plantas y los árboles también lo hacían. Primero empezó con un débil sonido imperceptible pero constante, se sentía como algo deslizándose lento y sin cesar, abriéndose paso a través de la tierra. Cuando el verdor empezó a aparecer otra vez sobre lo que hacía poco había sido completamente destruido, Izuku comenzó a percibir ese sonido constantemente. Más fuerte. Más cerca. Más claro. Los dolores de cabeza aumentaban con la constancia del ruido. Después de varios estudios médicos, los doctores le dijeron a Izuku que todo estaba bien. Los psiquiatras, que lo que estaba experimentando eran dolores fantasma y le dieron unos calmantes que no sirvieron para apaciguar su malestar. Nadie podía escuchar lo que él escuchaba, como si ese ruido constante fuese producido sólo para él y para nadie más. Entonces, un día, lo escuchó claramente: «Izuku Midoriya». Fue suave y apenas perceptible entre todo el ruido que lo rodeaba, pero su nombre había sido dicho por una voz no humana. Se giró solo para encontrarse con Katsuki que venía detrás de él y se sintió aliviado de no estar solo. ―¡Kacchan! ¿Qué pasa? ¿Por qué me llamaste así?―pregunta con la esperanza de qué el otro hubiese sido el que lo llamó. ―¿Por qué me hablas tan fuerte? ¡Yo no te llamé nada! ―gritó el rubio. ―Perdón. Es que no estoy escuchando bien ―dijo, tratando de bajar el volumen de su voz. Eso llamó la atención de Katsuki. ―¿Estás sordo? ―preguntó en tono de burla, pero se le notaba en los gestos de su rostro la preocupación. ―Me dijeron que todo está bien. Pero no puedo dejar de escuchar este ruido ―le respondió Izuku, tratando de mantener un semblante despreocupado pero en el fondo de sus ojos Katsuki reconoció algo que él mismo había obtenido desde que su corazón volvió a latir durante la batalla. Un color. ―No te preocupes. ¡Vamos de una vez! ―Katsuki inspeccionó el lugar en el que se encontraban rápidamente. El camino hacia la entrada de la escuela estaba rodeado de césped fresco y árboles recién plantados. Arrastró a Izuku fuera de ahí rápidamente sin dar explicaciones. *** «Izuku Midoriya» «Izuku Midoriya» «Fue él» «Si, él lo hizo» «Destruyó al Avatar de La Muerte» «Se desligó de El Rojo» «Ya no tiene el Don del Rojo» «Podemos tomarlo» «Destruyó al Avatar del Negro» «Debemos tomarlo como nuestro Avatar» «Avatar del Verde» *** Con la llegada de la noche, la brisa traía consigo susurros más lejanos, que llegaban a los dormitorios de UA con un llamado constante. «Ven», «Ven», «Ven». Los susurros porfiados golpean el vidrio del dormitorio de Izuku, despertándolo otra vez. «Ven», «Ven». Casi no ha dormido en las últimas noches. Cuando todo empezó, realmente había creído lo que le habían dicho los profesionales sobre los dolores fantasma, pero ninguno de los medicamentos que le habían recetado habían resultado. Los dolores de cabeza, al inicio solo una molestia, se volvían más intensos cada día que pasaba; y los sonidos, los supuestos recuerdos, se volvieron voces. Voces que lo llamaban y lo incitaban a que se uniera a ellas. «Ven». Entonces, con el cansancio de alguien que es perseguido por espectros, Izuku fue. *** Katsuki tampoco podía dormir. Un brillo flamígero aparecía en la oscuridad cada vez que cerraba los ojos. Estaba agradecido con la flama, ya que fue la verdadera desencadenadora de su resurrección, pero recordar ese lugar rodeado de fuego y a esa criatura primigenia que quería convertirlo en su Avatar ; y convertirse en el Avatar de un parlamento conllevaba a eliminar cosas que él no estaba dispuesto a dejar atrás. Nunca abandonaría su esencia, sus recuerdos, su humanidad; ni siquiera por la promesa de obtener un poder inconmensurable. Entonces fue devuelto a su mundo con una ínfima porción de ese reino de llamas y sabiendo de la existencia de los parlamentos que regentaban las fuerzas de la misma naturaleza. Esa noche Katsuki despertó pero no a causa del brillo sino de un ruido constante que flotaba en el aire nocturno. Era la primera vez que lo escuchaba consciente, tan fuerte y ensordecedor. ¿Por qué ahora? Él había rechazado ser un Avatar. No había una razón para que cualquiera de ellos viniera por él. Salió al balcón de su dormitorio para tratar de entender mejor la situación. Era una noche sin luna, los alrededores apenas visibles por las pocas luces que había prendidas. A lo lejos apenas se notaban los pequeños árboles que fueron plantados hacía poco tiempo, pero allí en ese lugar, en el que todo empezaba a brotar de nuevo fue que vio el brillo que ese mismo día había vislumbrado en en el fondo de los ojos de su amigo. Se abalanzó hacia ese sitio usando una explosión. *** «Ven», «Mío», «Ven», «Mío», «Ven», «Nuestro», «Ven», «Avatar», «Ven», «Nuestro», «Ven», «Mío», «Ven». *** El cuerpo inmóvil de Izuku estaba siendo manipulado por lianas y raíces enormes, crecidas de la nada. El llamado había preparado su mente para que no se resistiera cuando fuera convocado, era necesario para que a quien El Verde quería como nuevo Avatar pudiera llegar a donde se encontraba el Parlamento de los árboles. «Ven», «Nuestro», «Ven», «Avatar». De repente el capullo que envolvía a Izuku comenzó a quemarse. ―¡Este es mío! ¡Mueran, plantas horribles! El aire se llenó de un alarido que no solo estaba lejos de lo humano sino también de lo animal, el olor de hierba quemada comenzó a esparcirse por la zona cortando la influencia que El Verde había logrado sobre Izuku. Los seres que eran guiados por él Verde temían a los seres de fuego, así era su instinto natural y por eso huyeron cuando Katsuki los quemó. Cuando Izuku despertó en su dormitorio, un silencio ansiado lo recibió. Él no se había enterado de nada de lo que había acontecido la noche anterior, de lo cerca que había estado de ser arrastrado a un lugar desconocido e inalcanzable. Katsuki no le contó a Izuku nada de lo que había pasado, no quería que nadie supiera lo que había pasado en el momento entre su muerte y resurrección, sentía que era algo que nadie debía saber. *** Pero El Verde era imperecedero y prácticamente omnipresente; y volvería para reclamar a su Avatar.
1 Me gusta 0 Comentarios 0 Para la colección Descargar
Comentarios (0)