Capítulo único
29 de junio de 2025, 18:02
La muerte seguía manteniendo la belleza intacta, Wukong deja a su mano pasear por el rostro que, aunque magullado, con el ojo destrozado, seguía siendo hermoso.
Su obra de arte, admira con horrible alegría, una sensación agridulce, no hay nadie más que él y lo que alguna vez fue su mejor amigo, su compañero leal, un amante pasado. Tripitaka le dejó.
“Vive tu duelo, llora a tu muerto.” Palabras suaves, se veía culpable, oh, no lo era, no.
Wukong lloró, primero intento poner el ojo en la cuenca vacía, viscoso, cubierto de sangre, desesperadamente pidiendo que se adhiriera de nueva cuenta.
—Despierta, Liu'Er Mihou, despierta gran amigo.
La boca seguía abierta, su ojo, su único ojo podía dar fe, irónicamente, viva, del dolor antes de ser asesinado; el suelo era una mezcla de sangre, tierra y las lágrimas derramadas.
Wukong respira hondo, se recuesta sobre el cuerpo inerte, abrazándolo tal muñeco, un peluche, deja que el líquido rojo llena su rostro.
—Tú te lo buscaste — toma el rostro ajeno entre sus manos, apretando, apretando —Él no tenía que ver, no tenías que atacarlo — el peregrino no descubre a la perfección sus emociones.
Odia al Macaco de seis orejas, lo odia por dañar a su amo.
Ama al Macaco de seis orejas, fue su amigo, amante adorado.
Besa su rostro frío, primero su nariz, sus mejillas, su frente, frota frente con frente esperando por arte de magia una reacción, ser correspondido, junta sus labios, el sabor metálico de la sangre aún fresca le inunda, mete su lengua en la cabina bucal de Macaque, degustando una última vez besarlo.
Saliva mezclada con sangre, deja la boca abusada para pasar a lamer la fuente de muerte, chupa el interior, hay pequeños nervios filtrándose en su boca, no le interesa mucho.
Es como si un vidrio se quebrase, sin pensar, sin cuestionar nada se deshace de la ropa del Macaco.
Arranca prácticamente la túnica exterior, un fuego quema dentro, dispuesto a quemar a cualquiera que se atraviese, y en este caso, el cuerpo sin vida de Macaque no tiene suerte.
Wukong mismo quita su blusa, antes de parpadear únicamente su diadema adorna su cabeza.
La desnudez siempre fue parte de él, nació así, ¿A Liu Er le importará? Por supuesto que no, recorrieron el cuerpo ajeno una y otra y otra vez, Wukong perdió la cuenta de las veces que su cuerpo fue usado como juguete.
¿No fue Macaque quién le mostró la maravilla de la unión carnal? Bueno, es momento de devolver el favor, una pena que no pueda sentir su cariño.
La polla de Macaque.
Mira con nostalgia el miembro, piensa en todas las veces que su entrada fungió como una funda para pene, sonríe, es tan malo, al final de cuentas la maldad no ha desaparecido.
“¡Mono malo!”
Tenía razón, su maestro tenía razón, era un mono lleno de perversidad. Ahora mismo está dispuesto a seguir ese instinto.
Mete el miembro en su boca, lame desde la base hasta la punta, recuerda que a Macaque le encantaba. La primera vez, en su juventud, le obligó a hacerlo.
—Es algo que los amigos hacen.
Su voz era ronca, había frotado su erección contra el rostro de Wukong —Mételo a tu linda boca.
Esa vez obedeció, su curiosidad fue más, la sensación de tener un pene en lo profundo de la garganta fue… Rara, asombrosa pero rara.
Golpearon fuertemente su rostro, embestida tras embestida, encajo sus garras en Macaque, brotó sangre, al final, fue más allá —Trágatelo — no pudo con todo, el semen llegó a colarse fuera, difícilmente logro pasarlo.
•
Su lengua siente algo, contra todo pronóstico, Macaque eyacula en su boca, sigue amargo, Wukong se asusta por un momento, ¿Acaso no murió? Cree que en cualquier momento el mono negro se levantará, lo apoyará contra el suelo y lo follara hasta que Buda sepa el nombre de Liu'Er Mihou.
No obstante, no pasa nada, su Macaque sigue muerto, deja su polla para atender a la propia, dura y con líquido preseminal, envuelve su mano para tranquilizar su deseo.
Algo más pasa por su mente desequilibrada.
Su cuerpo ya está más que manchado con sangre, pronto su ex amigo quedará sin nada, algunos charcos están secos, se pone en su nariz, dejando que la sangre húmeda se extienda y manche más al propio Wukong. Frota su pene contra la cara de Macaque.
•
La lengua de Macaque era áspera, tenía una extraña obsesión por separar sus nalgas y hundir su lengua en su ano, Wukong intentaba no ahogarse en la polla ajena mientras gemía por la invasión. La sensación de estar lleno mientras sus paredes se apretaban.
Gime ante la fricción de su pene contra el rostro, el ayer es ayer, mañana es mañana y hoy es hoy, alinea su polla en la cuenca del ojo, la sangre reemplaza a cualquier lubricante, lentamente introduce su hombría, duele.
Demasiado pequeño para algo tan grande; convierte un pelo en una navaja, hace un corte, su polla agradece no estar tan apretada.
Otro corte, otro más. Ahora el agujero es lo suficientemente decente, empieza un ciclo: entrar, salir, Wukong está tremendamente consciente de lo que hace.
Suelta un gruñido al tocar algo más dentro de Macaque, las embestidas son violentas, su cuerpo sufre leves escalofríos por el movimiento.
Apoya sus manos en la frente de Macaque, aplastando fuertemente mientras arquea su espalda, está por terminar.
Un par de penetraciones más para liberar su semen dentro de lo que sea que queda de su antiguo compañero.
Sus respiraciones se estabilizan, besa dulcemente el pelaje de Macaque, antes de simplemente ponerse su ropa y marcharse. No está satisfecho pero hay un viaje que terminar.
¿Quién sabe? Quizás convenza a su maestro de apaciguar su celo.