Capítulo 1
8 de julio de 2025, 17:58
La familia Delacour, originaría de Francia, se mudó a Inglaterra, cuando Gabrielle tenía 7 años, por motivos del trabajo de su padre (Monsieur Delacour). Se mudaron a un vecindario de Inglaterra, un vecindario, en el cual la familia Delacour, obtuvo como vecinos a la familia Weasley. La familia Delacour y la familia Weasley, rápidamente se llevaron bien. Gabrielle se llevaba bien con Ginny, aunque a veces Ginny le parecía un poco fastidiosa. Una vez Gabrielle en el pasado cuando recién se estaban conociendo, hizo aquella afirmación, que a veces ella era un poco fastidiosa, en la sala de “La madriguera”, dónde también en ese momento estaba presente George, Ginny le contestó de una forma que irritó a Gabrielle, pero luego pareció que Ginny se quedó con ganas de decir algo más, mirándose nostálgica, George por su parte, se veía afectado, melancólico, por lo que fuera que hubiera estado a punto de decir Ginny.
A Gabrielle le gustaba George, y cada vez que ella coqueteaba con él, él no mostraba ninguna reacción significativa. Cuando George se daba cuenta de que Gabrielle le estaba coqueteando, él parpadeaba varias veces, y le preguntaba “¿qué estás haciendo?” con apatía. Por supuesto que esa reacción le generó dolor a Gabrielle.
Un día Gabrielle, todavía siendo una niña, encontró un álbum de fotos en la habitación de Ginny. La curiosidad no era justificante suficiente para que ella fisgoneara en objetos ajenos, aun así, lo hizo, se puso a hojear el álbum de fotos, mientras Ginny se encontraba hablando con la señora Weasley en la sala. La primera vez que Gabrielle entró a “La madriguera”, un sentimiento hogareño llegó a ella, los colores cálidos de esa casa en su interior ayudaban, pero algo que Gabrielle notó, es que no había fotografías de ningún miembro de la familia Weasley visibles en la sala, o en la cocina, lo cual se le hizo raro a Gabrielle, ya que aquello era contradictorio con el sentimiento hogareño que transmitía “La madriguera”. Hojeando el álbum de fotos, Gabrielle se percató que en las fotos familiares de la familia Weasley, había nueve integrantes, no ocho, y que George tenía un gemelo, eso la desconcertó, ¿por qué nadie le había dicho a Gabrielle que George tenía un gemelo?, Gabrielle pensó que lo mejor era no preguntarle a Ginny, si Ginny no le había contado nada, debía ser por algo, igualmente, tal vez le molestaría a Ginny, la forma en la que Gabrielle se había enterado de que George tenía un gemelo.
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Gabrielle se estaba esforzando para ser una niña discreta. Maman y papa tenían la costumbre de hablar de temas serios cuando Gabrielle no estaba presente, de eso ella estaba consciente, por eso se esforzaba en ser discreta, algún día maman y papá la involucrarían en las conversaciones de esos temas serios. No obstante, sus ganas de enterarse de cosas la hicieron ser indiscreta.
—Antes Geoge songueía más… —empezó diciendo Gabrielle.
Gabrielle y Ginny en ese momento, estaban en la tarde de un sábado, sentadas en el jardín de “La madriguera”.
Ginny frunció el ceño.
—Viste el álbum —afirmó Ginny sin dejar de fruncir el ceño.
—¿Qué le pasó al hegmano gemelo de Geoge? —preguntó Gabrielle.
Ginny giró la cabeza a todas direcciones.
—Demonios Gabrielle, primero aprende a no andar revisando las cosas de los demás —dijo enojada Ginny—. Sobre Fred, será mejor que nunca lo menciones delante de George, lo pondrá muy mal.
Gabrielle dio por finalizada la conversación de ese tema con Ginny. Gabrielle sabía que, si presionaba más con el tema, Ginny se enojaría más, y quizá por el enojo, tomaría distancia de Gabrielle por unos días.
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Fue en una tarde de un viernes, en la casa Delacour, dónde nada más estaban presente Apolline y Gabrielle en el comedor comiendo, que Gabrielle aprovechó para preguntarle cosas a su madre.
—¿Sabías que George tenía un gemelo? —preguntó Gabrielle a su mamá en francés.
—¿Te lo dijo voluntariamente Ginny, o te enteraste de otra forma Gabrielle? —replicó Apolline seriamente en francés.
—Vi un álbum de fotos dónde aparece el hermano gemelo de George —contestó Gabrielle en francés sintiendo vergüenza.
Por supuesto que maman llegaría a la conclusión de que Gabrielle era una entrometida.
—Te contaré lo que sé, si prometes no decírselo a nadie más, Gabrielle —dijo Apolline en francés, no sonando muy segura.
Gabrielle se sintió ofendida sobre cómo había hablado su madre, su madre se escuchó como si no confiara del todo en ella. Gabrielle estaba convencida de que, si se lo proponía, podría a llegar a ser muy discreta. Gabrielle no podía creer que su mamá todavía no pudiera olvidar los deslices que tuvo su hija menor en el pasado.
Apolline le contó a Gabrielle, que sí, que de acuerdo a lo que le había dicho en privado la señora Weasley, George tenía un gemelo. Hace algunos años atrás, cuando los gemelos Weasley tenían 13 años, Fred se aventuró solo en el pueblo para ir a una tienda de electrónica, pero al cruzar una calle, desafortunadamente un hombre en estado de ebriedad lo atropelló con un auto.
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Era 1996, cuando ocasionalmente Gabrielle visitaba la tienda de George, que estaba en el vecindario, donde ella vivía. La tienda se llamaba “Weasley & Weasley”. La tienda tenía una gran variedad de dulces, de diferentes proveedores, y unos cuantos hechos por George. George atendía la caja registradora. Cuando ocasionalmente Gabrielle visitaba la tienda de George, Gabrielle se ponía a hablar con él. Las conversaciones que logró sostener con George eran breves, y desde la percepción de Gabrielle, aunque se escuchara grosero si ella lo dijera, mantener una conversación con George, era como mantener una conversación con un envase vacío. La mirada de George parecía perdida la mayor parte del tiempo. Gabrielle quería ser testigo de esa sonrisa de George que, vio reflejada en las fotos dónde estaba con su familia, donde estaba incluido su hermano gemelo Fred cuando estaba vivo. En la lógica de Gabrielle, George volvería a sonreír si su hermano gemelo Fred, resucitara de entre los muertos, o si nunca Fred hubiera sido atropellado por un conductor ebrio. Pero al final, si Gabrielle era realista, cualquiera de esas dos opciones, era imposible.
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Una criatura blanca, de apariencia tierna, pelaje blanco y ojos rojos, se apareció un día en la habitación de Gabrielle, cuando ella tenía 11 años. Esa criatura blanca se presentó ante Gabrielle como Kyubey. En la opinión de Gabrielle, Kyubey era muy insistente. La había estado moleste y moleste para que hiciera el contrato de chica mágica con él. Kyubey la estaba incitando a convertirse una chica mágica. A cambio de convertirse en una chica mágica, podría concederle un deseo, por más imposible que sonase. Gabrielle se lo pensó detenidamente, papa una vez le había aconsejado que se informara bien de las cosas antes de firmar un contrato. Gabrielle le pidió a Kyubey que le explicara bien todo ese tema de las chicas mágicas y eso fue lo que Kyubey hizo, o bueno, lo intentó, o según esa criatura blanca lo hizo. A percepción de Gabrielle, Kyubey no explicó muy bien las cosas, Kyubey usó unos términos muy técnicos, que no cualquier persona podría entender a la primera. Gabrielle también sospechaba que Kyubey no le quería contar todo, que se estaba reservando información.
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Gabrielle se lo pensó por días, un deseo, ¿qué podría desear ella?, era bonita, no estaba pasando ninguna dificultad económica, su familia la quería, y ella estaba completamente segura de que cuando ella fuera una adulta, sería una excelente diseñadora de modas sin fuerzas sobrenaturales empujando su éxito. Espera, sí había algo que ella podría desear… si ella deseaba que se reviviera a Fred, George estaría feliz. Gabrielle a pesar de todo, logró sacarle información a Ginny por medio de anécdotas, y de acuerdo a las anécdotas de Ginny, la menor de las Delacour llegó a la conclusión de que, si Fred interactuara con Gabrielle, posiblemente sería grosero con ella, quizá Fred le haría bromas crueles a Gabrielle, no obstante, Gabrielle seguía pensando en la sonrisa y la felicidad de George. Y cuando ella pidió su deseo una noche en la privacidad de su habitación, Kyubey le contestó un «no se puede revivir a los muertos», unos segundos después de esa contestación, Gabrielle volvió a pedir un deseo, con un «bien no se puede revivir a los muertos, pero ¿qué tal si deseo que Fred Weasley nunca hubiera sido atropellado?». Kyubey le dijo que ese deseo si se le podría cumplir, y con esa última declaración de parte de Kyubey, Gabrielle se durmió mientras sentía que algo le era extraído de sí misma.
Gabrielle tuvo un sueño dónde Kyubey le explicaba lo básico sobre lo que era una gema del alma y la importante que era que la gema del alma estuviera cerca de ella, lo que no le explicó Kyubey, era lo que pasaba si la gema del alma estaba lejos de ella.
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Al otro día en la mañana, que era un lunes, Gabrielle escuchó entre sueños a maman llamarla.
—¡Despierta Gabrielle!, te quedaste dormida —le dijo alarmada Apolline a su hija en francés.
—En un momento bajo a desayunar —contestó Gabrielle en francés soñolienta.
—Sí, será lo mejor que te apures, sino se te enfriará el desayuno en “La Madriguera” —replicó Apolline seriamente en francés.
¿Gabrielle había escuchado bien?, ¿desayuno en “La Madriguera” ?, ¿desde cuando?, a Gabrielle no le gustaba mucho la comida inglesa, pero de las pocas veces que la había comido, la comida inglesa que cocinaba la señora Weasley era la que más prefería.
En un momento que Gabrielle se quedó sola en su cuarto, peinándose, llamó a Kyubey. Gabrielle estaba más apurada por terminar de alistarse para salir del cuarto, que, en mirar detenidamente los alrededores de su habitación, ella percibía que algunas cosas habían cambiado, pero en la lógica de ella, no tenía tiempo para ser observadora, al parecer ella tenía un desayuno con los Weasley.
—Kyubey, ¿qué está pasando?, no recuerdo nunca haber sido invitada a desayunar a “La Madriguera” —dijo Gabrielle con el ceño ligeramente fruncido mientras se peinaba.
Aquella criatura blanca de ojos rojos, con una cara que le parecía a Gabrielle engañosamente amigable, hizo su aparición.
—Al desear que Fred Weasley nunca hubiera sido atropellado, reescribiste tu presente —respondió Kyubey.
Cuando Gabrielle bajó a la planta baja lista y con su mochila, se despidió de su madre, aún sin estar segura de si se estaba despidiendo completamente de ella, debido a que Gabrielle pensaba que después de desayunar en “La madriguera”, Gabrielle volvería a la casa Delacour para que Apolline la llevara en auto hasta el frente de la escuela.
Al Gabrielle entrar a “La madriguera”, fue imposible no sorprenderse, y abrir un poco la boca. En el comedor de “La madriguera” estaban algunos hermanos Weasley comiendo, y entre todos ellos estaban los gemelos Weasley, idénticos, sentados uno al lado del otro, George se veía feliz mientras hablaba con Fred. La sonrisa de George era idéntica a las que había visto Gabrielle en las fotos del álbum de Ginny.
Para Gabrielle fue difícil no sentirse fuera de lugar, no recordaba haber visitado “La madriguera” para desayunar, y Ginny debió haber percibido algo, porque rápidamente la llamó para que se sentara a su lado.
—Será mejor que le hagas caso, en este presente reescrito, tu comportamiento es muy diferente al actual —le dijo Kyubey a Gabrielle.
Gabrielle se alarmó, quería decir algo, ¿cómo es que esa criatura se atrevía a hablar y a estar presente con ella en “La madriguera” sin miedo a las reacciones de los demás?, fue ahí que Gabrielle se dio cuenta de que los demás presentes en “La Madriguera”, no mostraron ninguna reacción ante Kyubey, ¿no lo escuchaban?, ¿no lo veían?
Gabrielle se sentó al lado de Ginny. Frente a Gabrielle y Ginny, estaban sentados los gemelos Weasley. Gabrielle trató de no mostrar su incomodidad ante un entorno en el que se suponía debía mostrar naturalidad y comodidad, pero ¿cómo estar cómoda si para ella esta era la primera vez desayunando en “La Madriguera”?
Gabrielle se esforzó en ser discreta, no obstante, le fue difícil no mirar a tanto a George como a Fred, pero con más detenimiento a Fred, porque era la primera vez que lo miraba tan de cerca y vivo.
Mientras comía, Gabrielle miraba “discretamente” a George y a Fred. Quizá Gabrielle no fue tan discreta, porque Fred comenzó a hablar.
—¿Qué es esto?, ¿ahora yo te gusto a ti Delacour?, eso le romperá el corazón a George —dijo Fred con una sonrisa sardónica.
Gabrielle miró a los alrededores de la mesa, no estaba el señor Weasley, Gabrielle supuso que, porque él se levantaba más temprano para ir al trabajo. Y la señora Weasley después de haber servido los platos con comida la mesa, había salido al jardín.
—No, no me gustas Fged —respondió Gabrielle con el ceño fruncido.
—¿Entonces qué haces viéndome?, oh, no me digas que al fin pasó, te confundiste y creíste que yo era George —replicó Fred triunfante.
—Deja de molestarla Fred —dijo George con las mejillas ruborizadas.
Gabrielle se preguntó si George estaba ruborizado por la vergüenza o el enojo.
—Y tú todavía te pones a defenderla, no vale la pena, ¿ya viste que al final se confundió y no supo quién es quién? —dijo Fred con burla en su voz.
—Quizá mientras Gabrielle te miraba, ella estaba planeando su venganza por el balonazo que le diste en la cabeza, Fred —dijo Ginny con fingida indiferencia.
¿Fred le había dado un balonazo en la cabeza?, por alguna razón eso no le sorprendió a Gabrielle, aunque fuera la primera vez que ella hablaba con Fred.
—Oigan, creo que, de verdad, el balonazo que Fred le dio a Gabrielle en la cabeza, sí que le afectó, la veo bien desorientada —dijo Ron con el guiso escurriéndole de la boca.
—¿Te sigue doliendo la cabeza Gabrielle? —preguntó con preocupación George.
Gabrielle se sintió tan feliz de que George mostrara preocupación hacia ella, ella no recordaba que anteriormente, George lo hubiera hecho, luego tuvo que arruinarlo Fred.
—No malinterpretes las cosas Gabrielle, George está preocupado de que por el golpe que recibiste del balón, tu padre quiera demandarnos —dijo Fred con un atisbo de acidez en sus palabras.
—Bueno, en parte eso puede ser cierto —secundó Ron.
Cuando terminaron todos de comer, salieron de “La Madriguera”, Gabrielle se estaba dirigiendo rápidamente al portón, rebasando a todos, pero Ginny la agarró de la mano y la detuvo.
—¿A dónde vas? —preguntó Ginny desconcertada.
—Eh… ¿a mi casa? —respondió Gabrielle.
—Fred y George nos van a dar el aventón hasta el portón de Stonewall —dijo Ginny con el ceño ligeramente fruncido.
—¿Sí? —preguntó incrédula Gabrielle.
—¿Vez lo que dije?, el balonazo le afectó bastante a Gabrielle —afirmó Ron.
—Oh, ¿ya viste George?, Gabrielle ya no quiere que le demos el aventón hasta Stonewall —dijo Fred traviesamente.
—Sí quiere —contestó Ginny enojada.
Ginny sin todavía haber soltado a Gabrielle, la guió por lo que restaba del jardín, hasta el portón.
Salieron del jardín, despidiéndose de la señora Weasley, y Gabrielle no lo había visto de reojo, pero ahora que tenía la oportunidad, Gabrielle se dio cuenta de que en frente de “La madriguera”, había un auto rotulado, y colorido, con el logo de “Weasley & Weasley”.
Entraron al auto: Ron, Ginny y Gabrielle se sentaron en los asientos traseros; George se sentó en el asiento del piloto y Fred del copiloto. Gabrielle trató de disimular su cara de asombro, pero le fue muy difícil. Antes de que ella pidiera su deseo a Kyubey, ella no recordaba que George tuviera un auto, a lo mucho, de lo que ella estaba enterada, George tenía una moto de segunda mano. Era increíble ver lo mucho que influía Fred en la vida de George. Gabrielle no se había dado cuenta de que Kyubey le había seguido, hasta que Gabrielle se había percatado de que Kyubey se acostó como un gato en el regazo de ella.
—Estas muy callada Delacour, ¿estás bien? —preguntó Fred sonando un poco ¿angustiado?, ¿culpable?
Quizás Fred tenía por lo menos un poco de empatía, a menos que estuviera más preocupado por la posible futura demanda de Monsieur Delacour.
Gabrielle no se dio cuenta de que el auto estaba avanzado.
—Estaba pensando lo cgeativo, que fue de pagte de ustedes, mandag a gotulag el auto con el logo de la tienda de dulces —declaró Gabrielle.
—Sí le afectó el balonazo —afirmó Ginny frunciendo un poco el entrecejo.
—¿Pog qué dices eso Ginny? —dijo ofendida Gabrielle.
Gabrielle esperaba que su “yo” del pasado reescrito, no hubiera dicho algo negativo sobre la rotulación del auto de los gemelos Weasley, porque aquello no reflejaba para nada su forma de pensar sobre la tienda de ellos.
—Tú no eres de las que repite mucho las cosas —replicó Ginny.
Ah, entonces ella ya había dicho algo positivo con anterioridad sobre la rotulación del auto de los gemelos.
—Ginny —dijo Gabrielle entre susurros—, ¿desde cuando nos dan el aventón George y Fred?
—¿Dijeron algo? —preguntó Fred con curiosidad sin voltear atrás.
Ginny rápidamente le dio un golpe en el brazo a Gabrielle, haciendo que Gabrielle gimiera del dolor.
—¿Todo bien allá atrás? —preguntó George sin despegar su vista del frente mientras manejaba.
—Sí, todo está bien, solo que Gabrielle se sentó en una chincheta que dejó el irresponsable de Ron en el auto —contestó Ginny lo más naturalmente posible.
—¡¿Qué yo qué?! —preguntó ofendido Ron.
Posteriormente Ginny y Ron intercambiaron miradas.
—Ah, sí, mi culpa —se limitó a decir Ron.
—Una más Ron, una más y te saco del auto —dijo George enfadado.
Gabrielle no lo sabía, pero al parecer, una vez anterior que, le dieron los gemelos Weasley el aventón a Ron para reunirse con unos amigos, Ron había tenido la nada brillante idea, de comer en el auto, dejándole un montón de restos de dulce en los asientos. Fue difícil quitar los restos de dulce. Eso era algo que los gemelos Weasley nunca olvidarían.
La cara de Ginny reflejó una sonrisa con suficiencia.
—No le hagas caso Ron, una más y te haremos un descuento —dijo Fred sonando feliz.
—No puedo creer que te de felicidad que Gabrielle se haya pinchado con una chincheta —dijo George enojado mientras se detenía frente a un semáforo.
—Estoy seguro de que el pinchazo no fue tan grave, ¿verdad Ginny? —preguntó Fred.
—No, no lo fue —dijo Ginny.
—Lo que dijiste hace un momento no fue divertido Fred —afirmó George.
—Mírate George, antes no dudabas ni un poco en hacer bromas, ahora desde que la pequeña francesa está aquí, dudas —dijo Fred con una mueca—. Y todo eso solo porque ella puede diferenciarnos.
—Como si tú no te emocionaras cuando Angelina se da cuenta de quién es quién —replicó George con el ceño fruncido.
El carro volvió a avanzar porque la luz se había puesto verde.
—Porque Angelina es mi novia George, mi no-via, y tiene mi edad —contestó Fred como si hubiera ganado la discusión.
—No le harás descuento a Ron —dijo George.
—Hey, ¿Por qué no? —dijo irritado Ron.
—Tampoco le harás tú, descuento a la enana de cabello plateado —replicó Fred.
Ginny le dio una mirada divertida a Gabrielle. Gabrielle no tenía que ser muy inteligente, como para darse cuenta de que Fred se refería a ella.
—Hablaremos sobre descuentos en privado luego, para empezar yo nunca le he hecho descuento a Gabrielle —dijo George.
—No, no le has hecho ningún descuento —afirmó Fred—, pero yo sé que tienes las intenciones de hacerlo.
Los gemelos Weasley siguieron discutiendo todo el camino, parecía que Ginny se divertía con la discusión, Ron por su parte estaba leyendo un cómic, Gabrielle fue prestando atención a una que otra cosa que decían los gemelos Weasley, y asombrándose de la capacidad de Kyubey, de dormir a pesar de todo el ruido.
George estacionó el auto. Ron, Ginny y Gabrielle salieron del auto, y se fueron directo al portón de Stonewall.
A la hora del almuerzo en la escuela de Stonewall, Gabrielle confrontó a Ginny en el comedor.
—¿Pog qué me golpeaste cuando te hice una pgegunta? —preguntó Gabrielle enojada a Ginny.
—Porque cualquier pregunta que tú hagas del tipo “¿por qué Fred y George nos dan el aventón?, ¿desde cuando Fred y George nos dan el aventón?”, harán que Fred busque convencer a George de que deje de llevarnos en auto hasta la escuela —contestó Ginny también enojada—. La única razón por la que, nos llevan en auto hasta la escuela, es porque tú le anduviste rogándole a George que lo hiciera. Así que prefería que te quedaras callada respecto a eso Gabrielle, esperar a que se desocupen los taxis y que vengan por nosotros, es tedioso en la mañana.
¿De verdad Gabrielle le había estado rogando a George que la llevara hasta la escuela en auto, y él había cedido?
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A Gabrielle la buscó su mamá en auto en la salida de la escuela, llegando Gabrielle a casa, miró detenidamente su cuarto, y se dio cuenta de las cosas que no había visto detenidamente. Las ventanas estaban enrejadas y había más objetos de valor en su cuarto. Gabrielle no quería preguntarle a su madre los motivos por ello, ¿quizá Ginny sabría algo al respecto?
El sábado en la tarde, estaba Gabrielle platicando en el suelo junto a a Ginny, en la habitación de Ginny, y entonces ella hizo la pregunta que para ella era crucial.
—Ginny, ¿sabes de casualidad pog qué en mi cuagto están las ventanas engejadas?
Ginny la miró desconcertada por varios minutos.
—De verdad ese balón que te lanzó Fred en la cabeza te afectó mucho —afirmó Ginny con una mueca.
Bien, ahora Gabrielle estaba irritada, ¿para empezar había ella formulado mal la pregunta?
—Ya me quedó claro que no te acuerdas, así que lo diré —dijo Ginny sin mirar a algo en particular—. Hace unos años atrás, te empezaste a escapar de tu casa durante las noches. Tus padres preocupados empezaron a buscar por todas partes, no les dio nada de gracia encontrarte en el interior de edificios abandonados, y la única razón por la que pudieron encontrarte, fue gracias a esas vecinas chismosas que al parecer tanto odias.
Gabrielle se desconcertó, ¿por qué saldría ella en las noches de su casa?
—Te preguntaron muchas veces el motivo por el que salías de tu habitación, tú les dijiste algo sobre “combatir a las brujas”—continuó Ginny hablando tranquilamente—. Según tú, tus papás no te querían entender, y te obligaron a ir al psicólogo durante varios meses. El señor Delacour creyó que huías porque no te compraba todo lo que querías, así que empezó comprarte todas las cosas por las que mostrabas interés. Que materialista eres en serio Gabrielle —dijo Ginny con una sonrisa que le pareció molesta a Gabrielle.
Gabrielle frunció el ceño.
—Ah, y también por eso te enrejaron las ventanas —dijo Ginny como si aquello fuera un dato de poca importancia—. Luego se dieron cuenta de que, a pesar de que enrejaran las ventanas de tu cuarto, después las de toda la casa, y posteriormente taparan la chimenea, seguías de alguna forma saliendo de la casa, y se dieron por vencido, al final lo único que te han pedido, es que tengas cuidado a dónde vayas.
La línea del tiempo le pareció confusa a Gabrielle.
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En su primera cacería de brujas de su presente reescrito, Gabrielle tuvo mucho miedo, las brujas le recordaron a Gabrielle, a raros collagues de revistas mal cortados, sombríos y aterradores. Esos seres, las brujas, eran mucho más aterradoras, que los monstruos de las novelas de “terror cósmico”, que le habían regalado a Fleur sus pretendientes. Novelas que había leído en secreto Gabrielle años atrás, porque su madre y hermana se lo habían prohibido por no ser aptos para su edad. En su primera cacería (para ella), Gabrielle usó escopetas, por poco no le ganó a la bruja, y fue ahí donde ella se dio cuenta, que necesitaba mejorar su puntería.
Unos días después de su primera cacería de brujas, Gabrielle le pidió a su padre que la llevara al centro comercial a comprar pistolas y escopetas de juguete, y empezó ella a practicar el tiro al blanco en el jardín. Los blancos de tiro los puso Gabrielle en la corteza de los árboles del jardín de la casa Delacour.
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Era una tarde de 1997, en la que estaba reunida la familia Weasley, almorzando en el comedor.
—¿No les parece raro que de la nada Gabrielle se interesó en las armas de juguete? —preguntó Ginny.
—Por favor, Ginny, eso no es nada raro, un día Gabrielle podría decir «quiero un jaguar de mascota» —dijo Fred imitando una voz chillona, que nada se parecía a la voz de Gabrielle—, y ahí veríamos al señor Delacour dando vueltas por todas partes, hasta que le dieran permiso a su familia de tener en su posesión un jaguar.
George frunció el ceño, parecía que tenía ganas de decir algo.
—Niños… creo que no deberíamos estar hablando mal de la familia Delacour —dijo nervioso el señor Weasley.
Arthur vio cómo Molly tenía ganas de responder, pero no podía porque todavía estaba masticando su comida.
—A lo mejor Gabrielle se interesó en las armas, porque ya tiene planeado eliminar a Fred —dijo Ron con una sonrisa, mientras se le escurría el guiso de la boca.
Fred que estaba bebiendo un vaso de agua, se le fue mal el agua y empezó a toser.
—¿Sí?, ya quiero ver a ella intentarlo —respondió Fred desafiante a nadie en particular.
—¿Por qué querría Gabrielle matar a Fred? —preguntó George.
—Como si tú no supieras George —replicó Ginny con una sonrisa.
—Los niños tienen una mente muy simple —dijo Ron sin ningún miedo a equivocarse—, Gabrielle ve a Fred como un obstáculo que la impide acercarse a George. En la lógica de Gabrielle, si ella logra eliminar a Fred —dijo Ron mientras hacía el ademán de una pistola y luego “disparaba” a Fred—, entonces ella se podrá casar con George —declaró Ron como si fuera lo más obvio del mundo.
Fred fingió desdén mientras seguía comiendo, pero en el fondo de su mente, una pequeña inquietud lo empezó a invadir (inquietud, no miedo). A George por su parte, se le tiñeron levemente las mejillas.
—¡Nadie hablará sobre armas y asesinatos en esta mesa! —exclamó Molly como ultimátum.
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En una fiesta en la tarde, que organizaron los Weasley (y a la que fue invitada la familia Delacour), después de que varios terminaran de comer, se reunieron en un rincón del jardín, Ginny, Ron, Fred y George. Ginny al ver que Gabrielle terminaba de comer, le hizo una seña para que se acercara a ellos.
Gabrielle se acercó a los hermanos Weasley.
—Ya dinos la verdad Gabrielle, ¿tienes planeado matar a Fred? —preguntó Ginny tratando de disimular su sonrisa.
Ginny no creía para nada que Gabrielle fuera capaz de matar a Fred, por eso no se lo tomaba en serio.
—¿Qué? —preguntó Gabrielle con una gran confusión reflejada en la cara.
La idea de matar a Fred le parecía completamente ridícula a Gabrielle, para empezar, ella se había metido en un gran problema con Kyubey, las brujas y las semillas del sufrimiento, por precisamente desear que se evitara la muerte de Fred. Matar a Fred, sería contradecir el condenado deseo que ella había pedido.
La cara de Gabrielle luego reflejó ofensa, ni siquiera la cara de Gabrielle había reflejado tanta ofensa, como una ocasión anterior, en la que Fred le había hecho un comentario cruel a Gabrielle, escudándose de que era humor (en ese pasado reescrito, George obligó a Fred a que se disculpara con Gabrielle).
—¿De qué me sigve Fged muegto? —cuestionó Gabrielle con una mueca en la cara.
—Tú eres la que sabe Gabrielle —dijo Fred medio en serio, medio en broma.
—Ya Fred, déjala, ella no va a matarte —dijo George con un atisbo de cansancio en su voz.
—Claro George, como tú tienes inmunidad, a ti te da igual lo que a mí me pase —replicó Fred con aparente ofensa.
—No voy a matagte Fred, ¿de que me sigves muegto?, ¿qué gano yo matándote?, lo único que loggagía matándote, es la tgisteza y el odio de Geoge —contestó Gabrielle como si fuera lo más obvio del mundo.
—¿Ya viste Fred?, Gabrielle no va a matarte —dijo George con tranquilidad mientras le desordenaba el cabello a Gabrielle.
A pesar de que a Gabrielle le molestara la idea de que le desordenaran el cabello, porque se la había pasado toda la tarde peinándose, le dejó pasar esa acción a George porque él le gustaba.
Fred le apartó la mano a George del cabello de Gabrielle.
—Recuerda George, mantén una distancia razonable con Gabrielle, ya te amenazó con anterioridad el señor Delacour —declaró Fred seriamente.
¿Papa había amenazado a George?, ¿en qué momento?
—¿Viste Ron?, no tenias razón —dijo con suficiencia Ginny.
—¿Y yo que iba a saber que Gabrielle no tenía planeado matar a Fred? todas sus acciones apuntaban a que sí lo iba a hacer —dijo Ron con la cara roja.
¿Ron estaba rojo de la vergüenza o de la ira?
—¿Qué te hizo pensag que quiego eliminag a Fged? —preguntó Gabrielle.
—Tu repentino interés en las armas de juguete, el hecho de que Fred haya sido malo contigo, tu desvergonzado gusto por George. Raro sería que no estuvieras planeando matar a Fred, después de él haberte tratado tan mal —replicó Ron.
—Oye Ron, no he sido malo con Gabrielle —afirmó Fred.
—¿De verdad? —cuestionaron al mismo tiempo Ginny y George.
George enarcó una ceja.
—Bueno… no he sido tan malo, pero tengo mis razones para haber sido malo con ella. Hasta parece que yo soy el único con sentido común aquí, al hacer cosas para evitar que Gabrielle esté tan cerca de George —dijo Fred para luego ver acusatoriamente a George y Gabrielle—. En serio George, por favor, esfuérzate más en ponerle un alto a esa descarada.
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El tiempo pasó rápido, Gabrielle ahora tenía 16 años, ser chica mágica era agotador. Los preciosos vestidos de colores pastel que confeccionaba por montón para su uso personal, se convirtieron en horribles vestidos que solo las chicas usarían durante la noche de Halloween, que además eran muy pocos los que confeccionaba, a comparación de cuando ella era una niña. Como no le gustaban los vestidos que ella hacía, empezó a mejor comprar su ropa en el centro comercial. La ropa que ella confeccionaba, para bien o para mal, reflejaba su estado mental. Como la ropa que ella confeccionaba, reflejaba su estado mental, ella decidió esconderlos, no quería explicarle nada a papa, maman o Fleur.
Gabrielle detestaba cuando le dejaban de tarea en la escuela, hacer collagues de cualquier cosa, porque le recordaban a las brujas y a sus entornos. A pesar de que sus padres hubieran abarrotado las ventanas, para evitar que ella escapara, porque ellos estaban preocupados por ella, Gabrielle siempre seguía encontrando la forma de escaparse de su casa, ir a los lugares abandonados que le marcaba su gema del alma, y combatir a las brujas. El miedo que le provocaban las brujas no había mermado, ella no se había desensibilizado ante ellas, aún así las combatía, porque ella no quería que la presencia de ellas afectara a sus seres queridos, también por las semillas de sufrimiento, que le quitaban la oscuridad a su gema del alma.
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Una tarde, que Gabrielle almorzó en la casa Delacour, junto con sus dos padres, Fleur y grand-mere presentes, Gabrielle les agradeció por todo lo que habían hecho por ella, asimismo los halagó y dijo todas las cosas que le gustaba de cada uno de ellos.
La familia durante ese almuerzo comenzó a sospechar algo, pero no querían presionar a Gabrielle, ellos confiaban, que cuando ella se sintiera lista, les pediría su ayuda con lo que fuera que estuviera pasando.
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Gabrielle entró a la tienda “Weasley & Weasley” y pudo divisar a George acomodando algunos productos en los anaqueles, la tienda estaba vacía, lo cuál no sorprendió a Gabrielle, había días en los que la tienda estaba llena, y otros días en los que estaba vacía. Gabrielle no vio a Fred; probablemente Fred estaba en la trastienda.
Gabrielle se acercó y se puso detrás de George.
—Hola George —dijo Gabrielle.
—Hola Gabrielle —contestó George con una sonrisa amigable mientras se giraba en dirección de Gabrielle.
Gabrielle abrazó a George.
—George —dijo Gabrielle mientras abrazaba a George, sospechando que esa sería la última vez que lo vería—, fue divertido conocerte, y si me llega a pasar algo, quiero que sepas que nadie tiene o tuvo la culpa.
George correspondió el abrazo lentamente, y después de estar varios segundos abrazando a Gabrielle, George rompió el abrazo y la miró con preocupación.
Gabrielle seguía siendo una adolescente de 16 años, ella sospechaba que no llegaría a cumplir los 18 años, el cansancio y el hecho de no haberse rendido aún, la estaban agotando, ella no podía seguir con ese estilo de vida.
—¿Por qué estás diciendo estas cosas Gabrielle?, ¿te sientes mal?, ¿necesitas hablar con alguien? —preguntó George intranquilo.
—No, no necesito hablar con nadie, solo quería abrazarte —dijo Gabrielle—, hay cosas que escapan de mi control.
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Gabrielle había interrogado a Kyubey, sobre que pasaba si no le quitaba la oscuridad a su gema del alma. Kyubey usó muchos tecnicismos, lo cual hizo que a Gabrielle se le dificultara entender la mayor parte, pero desde el punto de vista de Gabrielle, ella entendió lo esencial: le pasaría algo malo si no purificaba su gema del alma. Pero es que para ella ya no era vida, tenía que estar pendiente de los lugares que le marcaba la gema del alma para eliminar brujas, conseguir semillas de sufrimiento y purificar su gema del alma, casi no tenía tiempo de ocio para ella, y cuando lo tenía, ella prefería quedarse en su cama durmiendo por el cansancio, y si los pocos tiempos libres que ella tenía, no los usaba para dormir, los usaba para hacer vestidos horribles, que no le terminaban de gustar. Una noche razonando todo detenidamente, tomando en cuenta lo dicho por Kyubey y otros pensamientos aleatorios, que aparecieron en su cabeza, Gabrielle se dio cuenta que, ella terminaría siendo una bruja, si su gema del alma se volvía completamente oscura.
Una tarde que sus padres salieron a una cita, Gabrielle aprovechó para salir de su casa, además no es como si estuviera ahí Fleur para ponerle un alto, Fleur hace años se había mudado a otra casa y probablemente Fleur se encontraba en esa casa cerca de la playa, a kilómetros de distancia de la casa Delacour. Gabrielle usó el transporte público para moverse, hasta que llegó a su objetivo: un bosque. Gabrielle se adentró en lo más profundo del bosque. Ella se hartó de todo: las brujas, la gema del alma, las semillas de sufrimiento, la información incompleta que le daba Kyubey, el poco tiempo libre que tenía para ella, los feos vestidos que ella había confeccionado. Por lo menos Gabrielle se pudo despedir de su familia y de George. Gabrielle cerró los ojos, recordando por última vez, la sonrisa de George, mientras su gema del alma se terminaba de tornar completamente oscura.
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Una tarde Gabrielle desapareció. La policía buscó por todas partes, la mayor parte del dinero que ganaba Monsieur Delacour, lo comenzó a invertir con el objetivo de localizar a su hija. No se encontró ninguna nota de despedida, nada. La familia Delacour se sintió afectada por la pérdida de Gabrielle.
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Un día George compró una pequeña muñeca de trapo, y la personalizó para que se pareciera a Gabrielle, la puso de adorno encima del buró del cuarto de él. Si en algún momento Fred vio la muñeca parecida a Gabrielle, Fred no dijo nada al respecto sobre ella.
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—Lamento tu pérdida George —dijo Fred sentado en uno de los sillones de la casa, dónde se habían mudado recién cumpliendo los 20 años—, espero que sepas que nunca tuve nada en contra de Gabrielle…
—Sí, lo entiendo, tú solo estabas preocupado de que un pájaro ilegal se me acercase —respondió George con calma, sentado en otro sillón.
George recordaba, como muchas veces Fred le había dicho a Gabrielle, «aléjate de mi hermano, para empezar, eres un pájaro ilegal», a lo cual Gabrielle había respondido varias veces ofendida, «¿pájaro ilegal yo?, ¡Tengo todos mis papeles en tiempo y forma!»
—Y… el señor Delacour no es cualquier hombre, ese señor tiene un montón de contactos en el gobierno —dijo Fred—. Te juro que, si Gabrielle hubiera cumplido 18 años, yo me hubiera dejado de interponer entre ustedes.
—Para empezar, nunca hubo algo entre nosotros Fred —afirmó con tranquilidad melancólica George.
George no iba a negar que le agarró afecto a Gabrielle, como la graciosa pequeña vecina que vivía al lado. George no estaba seguro de dónde Fred se estaba formado ideas raras. El contacto más significativo que había tenido George con Gabrielle fue ese último abrazo, antes de que ella desapareciera.
Fred enarcó una ceja sin estar convencido ante la afirmación de George, posteriormente, Fred ladeó la cabeza varías veces.
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Kyubey observaba desde una ventana, a una niña en su habitación jugando con sus muñecas, esa niña vivía cerca del vecindario en el que vivían los Delacour y los Weasley. Kyubey encontró una nueva potencial chica mágica, el ciclo iba a repetirse otra vez, y alguien tenía que eliminar a la nueva bruja que se encontraba en el bosque.