ID de la obra: 268

Alas

Slash
G
Finalizada
1
Promocionada! 0
Fandom:
Emparejamientos y personajes:
Tamaño:
3 páginas, 1 capítulo
Descripción:
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Capítulo 1

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—Sabes que no me voy a romper si me das un tirón accidentalmente, ¿verdad? —preguntó Miguel abriendo los ojos perezosamente. —Eso no significa que vaya a ser descuidado en mi trato hacia ti. Tu cargas con muchas responsabilidades a diario, déjame darte un trato gentil para que descanses un poco. —Mmmh, me consientes mucho. —Eres mi pareja y mi príncipe. Que el señor deje caer su ira sobre mi si llego a darte menos que todo mi cariño y cuidado. Miguel ya no replicó y solo dejó que Gabriel continuará con su trabajo, sintiendo el peso de las plumas viejas ser retiradas. —Te amo, ¿lo sabes, verdad? Gabriel se rio suavemente. —Bueno, es difícil no notarlo cuando es primero que me dices al despertar. —Aún así siento que no lo digo lo suficiente. —Miguel —las manos de Gabriel se detuvieron y lo rodearon por la cintura, mientras Gabriel pisaba su cabeza en su hombro—. No tienes que decirlo siempre tus palabras, tus acciones, los pequeños gestos y la forma en la que me miras. Es una declaración constante, y yo espero que mis propias acciones transmitan mis sentimientos de la misma manera. El príncipe pelirrojo giró la cabeza, su semblante sereno como siempre, pero sus ojos iluminados por emociones que ni siquiera la lengua de los ángeles podía describir correctamente. —Ahí está —dijo con una sonrisa antes de darle un beso en la mejilla—, esas son las miradas de las que hablaba. —Sé supone que yo soy el príncipe de los ángeles, es un poco injusto el poder que tienes sobre mi. —Supongo que soy el plan de contingencia de Él. —¿Insinúas qué podría cometer el mismo error que nuestros hermanos caídos? —No, insinuó que sería peligroso dejar a un ángel como tú vagar libremente por la creación. Tu mera presencia podría dejar ciegos a las creaciones de carne del Señor. Una suave sonrisa se formó en los labios de Miguel. —Entonces eres el encargado de evitar que mi espíritu brille demasiado frente a los demás seres de la creación, ¿como logras eso exactamente? —No es difícil, solo tengo que hacer este sencillo movimiento y cubriré tu luz natural de las miradas de los mortales curiosos. —Gabriel movió sus alas para rodear a Miguel qué seguía entre sus brazos. La sensación de las suaves plumas de Gabriel sobre su cuerpo era reconfortante y Miguel no pudo evitar acurrucarse en él. —¿Cómodo, su majestad? —preguntó con un tono ligeramente divertido al ver a su amado tan como entre sus alas. —Bastante, es agradable. —¿Más que estar en las manos del Padre? —No exageres, o puede que seas el siguiente en caer de su gracia —dijo en un intento de broma, que sonaba bastante literal por su tono de voz siempre suave pero firme. Pero Gabriel lo conocía lo suficiente para captar la broma y soltar una animada carcajada. —Estas mejorando con tus bromas, solo hay que trabajar en tu tono. Si le dices algo así a otro ángel puede que se lo tome en serio y se encierre en su hogar por el miedo a una reprimenda del creador. Miguel se quedó en silencio un momento y Gabriel alzó una ceja de inmediato. —No me digas que eso ya ocurrió. —Creí que era una broma clara, no esperaba que mi tropa se lo tomara en serio e hicieran penitencia... La risa de Gabriel esta vez fue más sonora que antes. —¿Una tropa entera? Ves, Miguel, esa es otra razón por la que es justo y necesario que tenga cierta influencia. De lo contrario, en vez de ser solo una tropa todo el cielo pudo ser víctima de tu humor. El príncipe lo miró de reojo con una mueca. —No es gracioso, Gabriel. —Pues yo lo veo bastante hilarante, estoy seguro que incluso pudiste sacar una sonrisa del Padre con eso. Las alas del ángel rubio se agitaron fuertemente al sentir un punzante dolor de una pluma suya siendo arrancada. —¡Agh! Eso fue mezquino... Miguel solo levantó su mano y agitó la gran pluma blanca frente a él. —Tú te lo buscaste. —Eso es cruel, y yo que trate tus alas con el cuidado que te mereces. —Y luego te burlaste de mis bromas. —Para eso se supone que son las bromas, querido. El pelirrojo soltó un suspiro y se giró para ver a su pareja a los ojos. Sus manos se apoyaron en sus hombros, sus alas se abrieron ligeramente mientras las alas de Gabriel retrocedían y sus ojos esmeralda se encontraron con los ojos avellana. Gabriel por un momento sintió su espíritu arder cuando le miró. No importa cuantos eones pasen, los ojos misericordiosos de Miguel siempre lo desarmarían como la primera vez. Tal era el poder que Miguel tenía sobre él sin siquiera intentarlo. —Lo siento —dijo suavemente— no debí dejarme llevar de esa manera... Gabriel negó con la cabeza. —No tienes que disculparte, Miguel, es solo un juego inocente entre los dos. —Aún así no me enorgullece haberlo hecho. Fue injusto luego de todo el cariño con el que me tratas. Gabriel le dio una sonrisa amable a Miguel antes de inclinarse sobre él y besar su frente. —No fue nada. Yo también me sobrepase al reírme del incidente con tu tropa. Ambos nos fastidiamos un poco mutuamente, pero sin ninguna intención maliciosa, ¿no? —Lo se. Pero aún así quiero compensarte lo. —... Si tu insistes —con un movimiento grácil desplegó sus alas y miró a Miguel con nada más de adoración—. Entonces puedes hacerlo acicalando mis alas, así como yo hice con las tuyas. Miguel lo miró sus alas un momento, antes de extender su mano y acariciar sus plumas suavemente. La sonrisa tierna que se formó en sus labios pareció iluminar la existencia entera a ojos de Gabriel. —Si me das esa confianza entonces estaré encantado de hacerlo. —Confío en ti mi espíritu, Miguel, mis alas no son la gran cosa. Miguel lo miró con infinita ternura. —Yo creo que son las más bonitas del cielo. Gabriel no contestó. Solo se dejó llevar por las sensación de las manos de su amado moverse suavemente entre sus plumas. Aunque no podía contener una sonrisa amorosa cada que sentía sus labios posarse sobre sus alas.
Notas:
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