until the party

      "Papá," la voz de Michael interrumpió el silencio, asomándose por la rendija de la puerta entreabierta del taller. Sus ojos escudriñaron el reducido espacio, buscando la figura de su padre.       Afton, con las mangas de la camisa arremangadas hasta el codo, manipulaba herramientas con destreza, absorto en un Fredbear a medio ensamblar. Donde debían lucir los segmentos de su traje, un lujoso dorado, se revelaban las entrañas metálicas del endoesqueleto. La habilidad de su padre con los animatrónicos era tal que parecía capaz de crearlos casi por instinto. Sin embargo, en ese momento, su mente parecía estar lejos del proceso, sumida en la profundidad de sus propios pensamientos.       Al cerrar la puerta tras de sí, Michael silenció el bullicio de los niños y la música que emanaban del comedor. Un intenso aroma a soldadura y tabaco golpeó su nariz. Su padre, con un cigarrillo aferrado a los labios, esparcía las cenizas en una taza repleta de posos de café, interrumpía su labor para secar el sudor que perlaba su frente. No pareció advertir la presencia de Michael, continuando su tarea con el animatrónico.       "Estuve pensando en lo del domingo... en todo lo que pasó. Y bueno, llegué a la conclusión de que... para ti también debe ser difícil." Michael rodeó la amplia mesa y depositó una bandeja con comida en uno de los estantes. Su padre ni siquiera le dirigió una mirada. "Y no sé siquiera cómo arreglar las cosas... porque todo ha cambiado tanto desde entonces..." Su voz se quebró, ahogada por la emoción.       Michael respiró hondo y volvió a intentar:       "Quizás el fin de semana que viene, como antes, podríamos organizar una noche de maratón de películas o ir a los bolos. O tal vez..."       Michael continuó con su monólogo inconexo, mientras sus dedos jugueteaban con las piezas de repuesto de los trajes de animatrónicos, alineadas en los estantes, probándose una de las cabezas. El padre, que hasta ese momento parecía ajeno a su presencia, alzó la vista y espetó, tajante:       "Pon eso en su sitio."       Michael entrecerró los ojos, desconcertado por ese tono. Se quitó la máscara animatrónica y la depositó con cuidado en su lugar, luego cruzó los brazos sobre el pecho y retrocedió unos pasos, examinando el taller con la mirada.       "Y ni se te ocurra acercarte a Spring Bonnie", sentenció su padre.       Michael se giró sobre sus talones y retrocedió instintivamente, sorprendido al encontrarse de repente frente a un animatrónico imponente: un gigantesco robot revestido con un traje de conejo dorado. Su tamaño era desmesurado, incluso para la ya considerable estatura de Michael.       Desde que Afton le encomendó limpiar el pelaje del traje y descubrió que lo había dejado aún más sucio, Michael tenía prohibido acercarse a sus preciados animatrónicos.       "Sé bueno, vete de aquí y llévate a tus amigos contigo, o acabarán destrozando el comedor y asustando a los clientes."       Michael echó una mirada furtiva a su padre, frunciendo el ceño y mordisqueando el labio inferior. A continuación, arrebató una empanada de la bandeja y salió corriendo del taller, dando un portazo al cerrar la puerta.       Últimamente, su padre se había vuelto más irritable y menos sociable. Discutían cada vez más por las quejas de mal comportamiento en el colegio, incluso lo había castigado sin salir el fin de semana, justo cuando Michael planeaba reunirse con sus amigos para desconectar un poco. Y después de aquella fuga, su padre se había enfadado tanto que había empezado a ignorarlo por completo. Michael no sabía qué era peor: las acaloradas discusiones y los gritos o este silencio glacial. Echaba de menos a su hermana pequeña y aquellos tiempos mejores, cuando la hierba era más verde, el cielo más azul y las montañas parecían alcanzables con solo alzar la mano.

***

      De repente, el viento en ascenso arrancó una pila de folletos de sus manos y se lo llevó. Limpiando las lágrimas de la cara, el niño corrió tras ellos a través de las filas del estacionamiento, pero la luz de los faros golpeó bruscamente en la cara y la fuerte señal de un automóvil que frenaba rápidamente aturdió a Chris cuando fue arrojado por el agua fría del charco, donde encontró los folletos perdidos con el anuncio de la niña desaparecida. Chris anhelaba mucho y extrañaba a su hermana mayor Elizabeth. No podía dejar la esperanza de que todavía se encontrara, por lo que colgó anuncios en toda la zona sobre su desaparición.       Ya que la noche Chris no podía dormir bien, y todo debido a las bromas estúpidas de su hermano mayor y sus amigos. Michael se burló abiertamente de él.       En realidad, antes se burlaban de todos juntos, pero después siempre se reconciliaron. Ahora Chris recuerda cómo Elizabeth solía inventar diferentes bromas y bromeaban con Michael juntos, y él respondió. Ahora las bromas de Michael se han vuelto más violentas y parece que no sabía la medida y dejó de reaccionar cuando Chris le pidió que se detuviera. Junto con sus amigos, Michael se puso máscaras Animatronic y asustó a Chris, a veces incluso lo encerró en una habitación con las luces apagadas, por lo que el niño ahora estaba constantemente plagado de pesadillas.       Por lo general, Chris iba a ver a papá y él lo tranquilizaba. Pero últimamente ha cambiado mucho: constantemente comenzó a desaparecer en el trabajo, y llegó a casa cansado y enojado. Cuando Chris le contó cómo Michael se estaba burlando de él, se pelearon con él de nuevo, y después de eso, Chris incluso se sintió culpable. Y Michael lo recordó y la próxima vez comenzó a burlarse de su hermano por quejarse, y luego, en represalia, lo encerró en una habitación.       Desde entonces, papá lo llevó a trabajar con él. Pero todo el día sentado en el mismo comedor Chris se aburrió, todas las máquinas recreativas se aburrió rápidamente, porque constantemente perdía, y ya había probado todos los sabores de pizza. A veces interactuaba con otros niños, pero aún así se sentía solo porque no tenía a nadie a quien hablar sobre sus experiencias. Excepto, por supuesto, su peluche Fredber. Él era el único que siempre lo escuchaba.       Chris, secándose las lágrimas, se levantó y corrió hacia la entrada de la pizzería. Después de pasar por una sala llena de invitados con un escenario vacío, corrió a la oficina, pero no encontró a su padre allí. Los hombros temblaban de sollozos y las lágrimas corrían por las mejillas. Pero Chris continuó su búsqueda. Miró a la cocina, a la sala de juegos, al Cuarto de Servicio, y finalmente, pasando por el taller, notó la figura paterna. Chris, limpiando la manga de las lágrimas de la cara mojada, exhaló aliviado y dio un paso más cerca, pero se detuvo cautelosamente.       En el medio de la habitación había un enorme Spring Bonnie, pero en lugar de su habitual cabeza animatrónica, tenía una humana, y Chris lo reconoció con este disfraz de padre. La cabeza de conejo estaba justo en manos de un empleado que ayudaba a Afton a ponerse un traje de robot. Chris deslizó suavemente la parte superior de la cabeza por la puerta entreabierta del taller, observando con interés lo que estaba sucediendo. El empleado conectó la cabeza de Spring Bonnie y comenzó a arreglar los soportes para que no se cayera.       No es la primera vez que Chris ve esta imagen, así que ya sabía lo que iba a suceder a continuación: su padre, disfrazado de Animatronic, ahora saldrá a la sala principal, saludará a los invitados y subirá al escenario para conquistar a todos con su actuación.       Pero de repente, en cambio, sucedió algo extraño. Oyó un clic. Las abrazaderas de resorte se rompieron.