Capítulo 2 El nacimiento de los herederos
30 de junio de 2025, 22:02
NO HABÍA PASADO MUCHO DESDE QUE SYYBILL TRELAWNEY REVELO UNA PROFECIA A TODOS EN EL MUNDO MAGICO. SU PREDICCION HABLABA DE LA LLEGADA DE CUATRO LOS HEREDEROS DESTINADOS A AYUDAR EN LA CAÍDA DEL SEÑOR TENEBROSO. La noticia no tardó mucho en ser difundida por todo el mundo mágico, para reacción de algunos esto resultaba ser una gran noticia, pues esto les devolvía un poco de esperanza en estos momentos en los cuales sentían solo dolor y tristeza, con solo pensar que tendrían salvadores que podrían lograr vencer al Quien no debe ser nombrado, hacia que la pena de aguantar a los mortifagos valiera. Aunque para otros solía ser más que un mal chiste al creer que cuatro bebés lograrían salvarlos del mago más tenebroso de todo el mundo mágico.
Las familias de estos cuatro bebés eran conocidas por casar a sus descendientes con personas de altos y poderosos linajes puros que influencian en su mayoría al mundo mágico solo para su beneficio propio. Los padres de estos habían decidido no tener hijos, no porque no desearan algún día tenerlos, pero para ellos no era el momento apropiado para tenerlos ya que apenas estaban a la mitad de sus planes y esto solo duraría hasta que pudieran lograr su cometido. Así fue en el tiempo antes que las cuatro mujeres se embarazan, pero, las cosas cambiaron años después ya que una profecía llegó hasta sus oídos, en donde según esta hablaba sobre cuatro jóvenes que lograrían salvar al mundo mágico y conociendo un poco de su historia familiar llegaron a la conclusión que debían ser sus hijos de los que hablaban.
Esto provoco el alarme de los padres que decidieron que lo mejor era estar separados de cada uno hasta que las mujeres dieran a luz, de esta manera lograrían que no fueran atrapados por los Aurores, donde según la profecía del Señor tenebroso, la caída de Voldemort llegaría con el nacimiento de aquel hijo de las personas que lo habían retado tres veces, que nacería a finales del séptimo mes. Estos estaban preparados para ir a Azkaban o morir si fuera necesario salvar a su familia; El día de su partida un Auror llegó hasta ellos sin duda estaba decidido matarlos, se notaba en su mirada al verlos con desprecio y asco, sus esposos les ordenaron que se fueran corriendo que entre ellos podrían darles tiempo para escapar, así fue durante varios minutos, pero el Auror lanzó un conjuro matando cruelmente a los cuatro hombres que estaban frente a el muertos en el suelo.
Durante los siguientes meses las cosas en el mundo mágico no se encontraban muy bien con el Señor Tenebroso, la furia de este se desató más al no tener a la mujer que amaba a un lado suyo provocando un inmenso caos que traía miedo de todas aquellas personas mágicas, pero el sabía que cada vez que perdía algo, terminaba perdiendo ganando al más y así fue que cada vez más aumentaba su número de seguidores; En la hermosa Inglaterra era inundada por una oscuridad que llenaba el cielo nocturno siendo esta una manera tan perfecta de combinación para el nacimiento de los cuatro herederos, Isabella Lombrad se encontraba cerca del valle de Godric en donde pasó sus últimos meses de embarazo junto a la delfina de la familia de su fallecido esposo.
En tanto Emma Grellert junto a Elena Lexigton estaba en una iglesia de monjas sin tener la menor idea de saber que están cerca de la otra durante últimos meses, en cuanto a Victoria Snow estaba en San Mungo en una habitación fría y sola. Todas ellas jamás creyeron que darían a luz el mismo día. Los rayos azules iluminaron el cielo oscuro de Inglaterra llegando a pensar que Zeus estuviera emocionado por lo que pudiera ocurrir esa misma noche. En cada habitación de una de ellas los gritos resonaban entre las paredes por el gran dolor del parto, cada gritó provocaba que las luces se prendieran y apagaron de una manera desesperada al punto de que estallara los focos; Al fin de unos minutos las habitaciones se llenaron con el tan famoso llanto de los recién nacidos retumbando entre sus habitaciones, al fin habían renacido aquellos que juraron volver si el mundo los necesitaba.
-Es un precioso varón, Señora Lombrad. -mencionó la curadora mientras lo limpiaba para después envolverlo en una manta de seda azul, con sumo cuidado entrego al niño a la madre de este. Esta aceptó con gusto a su pequeño hijo, sonriendo al tenerlo con ella. -Sin duda el Señor Blent estaría contento, mi querida Señora.
-Es perfecto. -Pasó su mano delicadamente en la mejilla del bebé. -Tu nombre es Damián al igual que tú padre, claramente tendrás su carácter estoy completamente segura de que sacaste la mayor parte de él excepto el color de ojos eso lo sacaste de mí. -habló con una sonrisa, en su mirada se podría notar el agotamiento del parto. -Me hubiera encantado que hubieras conocido a tu padre mi querido niño. -sus ojos se llenaron de lágrimas, una de ellas resbaló por la mejilla cayendo en el rostro del bebé.
-No llore, mi querida señora. Todos extrañamos al difunto Señor Blent. - decía tomando en sus brazos al pequeño dejándolo en su cuna, mientras que Isabella susurraba al oído a la curadora que tendría que hacer. -Llévalo lejos no lo tienen que encontrar, si lo encuentran sufrirá mucho por toda nuestra culpa. Este ya no debe ser su mundo, no tiene que saber nada de este mundo por favor...
El aire chocaba contra las ventanas del Orfanatorio Wool por las delgadas paredes se podría sentir el aire frío me surgía de afuera, Ambas mujeres se encontraba cargando a sus hijos ellas sabían perfectamente que este lugar no era indicado para poder dejar a sus hijos, pero ya no tenían opción todas las sugerencias estaban agotadas, dos habitaciones separaban a estás estando separadas de la una como de la otra.
-Eres tan hermoso. -Dijo intentando calmar sus sollozos, logrando lo. - Apuesto a qué tendrás los ojos de tu padre, y obvio que obtendrás mi inteligencia querido hijo cómo me gustaría que tú padre estuviera aquí, sólo esperó que nos perdones, pero con lo que está sucediendo es mejor que no sepas nunca sobre la magia, y si algún día te enterarás sobre esta, solo espero que buenas personas te acompañen para que así no termines como nosotros. -mencionó mientras se paraba de la cama, para poder caminar hasta la cuna que se encontraba a unos escasos centímetros de distancia de la cama, mientras tanto en otra habitación se encontraba Emma.
Entre sus brazos se encontraba una recién nacida, siendo observada por su madre quien no dejaba de mirarla. -La perfección en persona. -comentó que está dejando soltar unas cuantas lágrimas humedeciendo sus mejillas, tomó la manita de la bebé con delicadeza observando como la pequeña bebe dormía. -Mi pequeña, te pareces tanto a tu padre... -Decía intentando no romper en llanto, aunque sentía que sus ojos nuevamente se cristalizaron, la pérdida de su amor le seguía doliendo. -Eres lo único que me queda de él.... solo esperó que tengas una buena vida... se fuerte yo siempre estaré a tu lado. -comentó para después darle un pequeño beso en su manita de esta. La enfermera tomó a la niña en brazos, colocándola en la cuna que estaba a unos escasos metros de dónde estaba su madre.
Mientras tanto en San Mungo se encontraba a una Victoria pálida con los cabellos esparcidos en la almohada estando cubierta de sudor, la curadora observaba como está comenzaba a toser aquello hizo que su nariz salía unas pequeñas gotas de sangre q...
-¡La quiero ver! Por favor... ¡No sé la lleven a mi hija!... ¡¡Pagarán por esto!! ... ¡Los mataré! -Decía soltando en llanto mientras gritaba con desesperación, sus gritos se podrían escuchar en todo el edificio juntó con el sonido de las esposas atadas en la cama de está.
-Por favor no seas dramática querida Victoria.... recuerda que así no eras en la escuela. -Comentó un hombre de cabellos oscuros entrando en la habitación, recargando se en el marcó de está.
-¡Lo pagarás muy caro, Montgomery! -Exclamó Victoria observando lo fríamente parando su llanto.
-¿Qué vas a hacer matarme?, no puedes porque estás encadenada y sobre todo ya no está tu querido amado para que él pueda venir a salvarte. -comentó con burla en sus palabras.
-Púdrete imbécil. Sabes perfectamente que si no estuviera encadenada estarías en el piso recibiendo una buena golpiza.
Montgomery soltó una carcajada al escuchar las palabras de su vieja compañera. -Antes no me llamabas así Victoria, y te diré algo, encontraré a esos niños y los haré sufrir como ustedes lo hicieron con mi querida Amber. Mientras tu hija será llevada a un orfanato, pero por mi fuera la mataba ahora mismo, para así sufrir nuevamente la pérdida de alguien amado. Todas las personas que tienen contacto con ustedes terminan muriendo de una manera trágica. - Comentó aquel hombre caminando hacia la salida, pero antes se giró para observar a la mujer. -Que disfrutes del Infierno.
Los Autores se llevaron a la pequeña dejándola en un Orfanatorio Muggle, esa noche fue la primera y última vez que las cuatro vieron a sus hijos. Al final de unos momentos terminaron por morir a causa del complicado parto, los pequeños herederos fueron llevados a un Orfanatorio muggle en el cual fueron cuidados y criados. Su historia apenas comenzaba.