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Esto estaba mal, estaba realmente mal. Ahora mismo se encontraba en su carpa personal la cual destacaba por ser más grande que las demás y con más privacidad, no solo por un tamaño y estatus de la realeza, sino porque era la carpa que compartía con Link, con SU Link. Pero ahora aquí estaba, compartiendo un beso apasionado con el campeón que su amado alguna vez fue hace más de 100 años. Realmente eran el mismo, pero no eran iguales, no eran la misma persona y eso lo volvía en teoría un acto de infidelidad. Oh pero se sentía tan bien y por su entusiasmo se notaba que ambos querían esto y eso solo lo hacía peor. —Link, eres realmente maravilloso. Ni siquiera en la cama Sidon era capaz de dejar de alabar a Link, oh pero cómo dejar de hacerlo, teniendo al glorioso campeón de Hyrule gimiendo y rogando en sus brazos embriagado por el deseo que compartían. Ver al orgullo de la corona derretirse en sus brazos, mostrándole a él y solamente a él ese lado más vulnerable y apasionado, Sidon daría todo por satisfacer a Link, por satisfacer a su amado. "Pero ese no es el" La maldita voz de la conciencia volvió a sonar en su cabeza mientras lamía el cuello del hyliano y sabía que debía de detenerse ahora que todavía está a tiempo, ahora que todavía podía detener el juego previó antes de dejarse llevar por la lujuria, pero era difícil parar cuando tenía a Link frotando su entrepierna contra su pecho. —Sidon... ¡Sidon! Que vista más gloriosa, Link era un desastre lujurioso debajo de él, rogando desesperadamente por él como un hombre sediento rogando por agua, le recordaba tanto a su perla, en el momento en el que se dejó llevar aun sin experiencia por... La repentina realización lo golpeó y bruscamente se separó del pequeño guerrero quien gimió con molestia por su separación. —Antes de continuar, necesito saber mi querido amigo ¿Tienes experiencia alguna? Link pareció procesar un momento la pregunta en su aún nublada mente antes de negar. Oh, cierto. Este era otro Link, no podía follarlo como hacía con su pareja, tendría que ir despacio si quería hacer esto correctamente, tal y como lo hacía con su amado en sus primeros encuentros. —Está bien amigo mío, entonces iremos a un ritmo más lento, sería ridículo pedirte que tomaras todo de una sola vez. El pequeño hyliano hizo una mueca de disgusto ante sus palabras. —No me digas amigo... —Ah, lo siento ¿Cómo te gustaría que te dijera? —Mi perla. Oh no, ese apodo se suponía que era únicamente para su amado, a nadie más le hablaría con tal apodo que no fuera al dueño de su corazón. Aunque lo mismo debía decir sobre acostarse con alguien en la cama que compartían y aun así ya estaba rompiendo ese respeto a su relación. Ya no había marcha atrás. —Mi perla... La voz de Sidon sonó grave y gutural enviando un escalofrío por el cuerpo de Link que volvió a unirlos en un beso desesperado. Las manos de Sidon exploraron todo el cuerpo de Link, sintiendo todas sus cicatrices y marcando la diferencia con las del cuerpo que ya conocía de memoria. El pequeño muchacho intentaba quitarse sus pantalones con desesperación mientras movía sus caderas en busca de su liberación, Sidon lo encontró realmente entrañable y ayudó a su amante a deshacerse de sus ajustados pantalones de guardia real. —Eres tan hermoso mi perla, definitivamente vas a ser mi perdición —el zora buscaba continuar con sus besos y caricias pero su amante repentinamente invirtió sus posiciones terminando el sentado sobre su pecho, por un momento había olvidado la fuerza de la que él era poseedor. La mirada traviesa en el rostro de Link dejaba claro que el ahora quería ser el que explorará el cuerpo del príncipe, sus pequeñas manos recorrieron su ancho pecho e incluso tuvo el descaro de jugar con sus sensibles branquias. Sus manos bajaron hasta su vaina ya dilatada dejando ver la punta de su miembro, Link lo miró con atención antes de acercar su rostro y empezar a lamer su contorno y el cálido interior. —¡Oh diosas! —Sidon se aferró con fuerza a las mantas mientras sentía Link jugueteaba si descanso con su vaina, podía sentir sus miembros palpitando en su interior, solo era cuesta de tiempo para que se liberarán—. ¡Link! ¡Retrocede ya! Los miembros de Sidon salieron de su hendidura totalmente erectos y goteando su lubricante natural. Realmente no era ninguna sorpresa para Link que fueran grandes, tomando en cuenta el tamaño del Príncipe sería una tontería pensar lo contrario, pero ciertamente no se esperaba que fueran dos y más parecidos a unos tentáculos azules que al pene hyliano. Pero eso más que asustarlo solo lo hizo sentirse más caliente que el infierno. —Sidon, realmente eres el hombre perfecto —antes de recibir cualquier tipo de respuesta comenzó a lamer uno de sus penes deleitándose con los ruidos placenteros del príncipe.***
—¿Están seguras que estarán bien? Link miraba algo preocupado a las dos princesas enfrente de él, que tenían como únicas diferencias que una era más alta y con el pelo muchos más corto que su contraparte del pasado. —Claro que si Link, te dije que yo me encargaría de enseñarle a mi yo del pasado a despertar sus poderes, confía en mí y en que estaremos bien, pude pelear contra Ganon durante 100 años seguramente podría lidiar contra cualquier problema que se nos presente. Realmente sabía que ella tenía razón pero igualmente su lado como fiel protector de Zelda lo hacía querer estar igualmente ahí para ella. —Además Link, has estado con nosotras todo el día ¿No crees que Sidon apreciaría mucho que pasaras aunque sea un momento “a solas” con el? La implicación de sus palabras era más que clara y eso hizo que la princesa más joven se sonrojara de vergüenza por el descaro de su versión futura, mientras que él solo pudo rascarse la nuca con algo de vergüenza. Pero ella tenía razón, no había visto a su novio en todo el día y ciertamente estaba deseoso de verlo y pasar el rato con él. —Está bien, confiaré en ti, pero si necesitas de mi apoyo ven a buscarme inmediatamente. Con un asentamiento de parte de Zelda se despidió y se dirigió hacía su carpa que compartía con su pareja el príncipe Zora, ya era bastante tarde así que seguramente ya estaría ahí, tendría que disculparse por haber estado ausente todo el día, pero conociendo a Sidon él le diría unas dulces palabras de aliento y le confirmaría que todo estaba bien, luego lo seguiría halagando y entonces... —¡Por las diosas, no puedo tener suficiente de ti! Link se paró en secó a unos paso de su carpa ¿Había escuchado bien? Eso parecía la voz jadeante y excitada de Sidon, pero eso no podía ser así, él estaba ahí parado y Sidon no... El no lo haría... Avanzó con pasos lentos hasta quedar frente a la entrada de la carpa y ahora lo podía escuchar claramente, los jadeos y alabanzas de Sidon acompañado con los gemidos desordenados de otra persona. No podía creerlo ¡No quería creerlo! Pero ahí estaba, las palabras dulces como la miel que creyó que Sidon solo compartiría con él siendo dedicadas a un amante cualquiera en su propia cama, se suponía que Sidon solo tenía ojos para él así como Link solo tenía ojos para Sidon pero ahora vio que era algo unilateral. Los sentimientos de tristeza, furia, traición y decepción se materializaron en forma de ardientes lágrimas que caían por su rostro mientras continuaba escuchando los gemidos de pasión que venían del interior. Deberías irse, darse media vuelta y llorar todas las emociones por la noche, encarar a Sidon al día siguiente, darle fin a lo suyo y... —¡Eres maravilloso mi perla! Se acabó. La ira se sobrepuso a cualquier otro sentimiento que pudiese tener, ese apodo era solo suyo y no dejaría que cualquier persona tomará su lugar. Tomó firmemente su espada y con la furia burbujeante en su interior rasgó la tela de la carpa dejando expuesto a Sidon y a su amante... A el mismo. —¡Link! ¡Perla mía yo...! No puedo explicarlo... ¿Qué clase de broma de mal gusto era esta? La escena ante él lo golpeó como un balde de agua fría, su amado novio yacía en su cama viéndolo con la vergüenza y el terror dibujado en su rostro y a él mismo, su versión de hace cien años, siendo sostenido por su príncipe mientras era penetrado por uno de los claspers de su pareja. La escena debería de provocarle náusea, sentir odio y rechazo pues seguía siendo una infidelidad, debería de tener cualquier sentimiento parecido pero no, él encontraba un placer muy morboso en lo que estaba viendo. La cara de su contraparte más joven reflejaba su gran placer y satisfacción, dudaba incluso que hubiera notado que fueron descubiertos pues seguía moviendo sus caderas en un intento por soltarse del firme agarre de Sidon para seguir montando su viscosa polla, incluso podía ver un bulto en su vientre donde aún tenía enterrado su pene. ¿Acaso así se veía el cuando dejaba que Sidon lo tuviera su merced y le permita follarlo hasta perder el sentido? Y su amado Sidon, la vergüenza y el miedo plasmados en su rostro eran una vista tan inusual, se veía tan indefenso y asustado, como un niño que fue capturado haciendo una travesura. Con pasos firmes se acercó a la pareja y en ese momento el Zora pareció reaccionar. —¡Link, lo siento tanto! ¡Se que he traicionado tu confianza y no merezco tu perdón pero...! —Cállate —con una habilidad bien practicada se deshizo de sus pantalones y sus botas antes de subirse al pecho de Sidon—. Si tanto lo lamentas entonces más te vale darme lo que quiero —tomando su pene entre sus manos, Link, se deslizó sobre él, introduciendo toda la longitud que pudo, sintiéndose tan lleno de golpe. La repentina sensación del apretado interior de su amado envolviendo su pene hicieron que Sidon se arquease del placer, soltando por un momento al aún hambriento campeón de Hyrule que no dudó en volver a follarse a si mismo con desesperación. Ahora los dos penes de Sidon recibían el mismo placer de su amado Link, uno recibiendo los sentones de un inexperto pero deseoso campeón del pasado y el otro con el más experimentado y descarado héroe de su tiempo. Ambos exprimían sus miembros y se dejaban follar por él hasta donde los límites de su cuerpo lo permitieran, sus vientres planos se hinchaban conforme eran penetrados y eso solo era un añadido más a la vista tan sucia que tenía ante él. Pero tanta estimulación era demasiado, no podría soportar mucho y lo sabía, iba a venirse y los llenaría a ambos con su semen y ellos no dudarán en tomarlo, tomó a cada uno de su cadera y los hizo bajar penetrándolos lo más profundo que pudo antes de venirse dentro de sus lascivos culos. Soltó su semen en su interior llenando sus vientres como si quisiera dejarlos preñados con su semilla. Sidon se dejó caer rendido en la cama, realmente esto había superado todas sus expectativas sobre el placer que podía recibir en una sola noche, pero antes de siquiera poder cerrar los ojos unos golpes en su pecho lo hicieron volver a mirar a sus amantes. —Oh no, ni creas que te librarás tan fácilmente, yo recién he llegado y aun no me he quedado satisfecho como para perdonar tu descaro. —Si, todavía tienes que encargarte del deseo que nos provocas, tienes que hacerte responsable de tus actos, Sidon. Esta iba a ser una larga noche.