ID de la obra: 292

Matrimonio arreglado

Slash
G
Finalizada
1
Promocionada! 0
Emparejamientos y personajes:
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10 páginas, 1 capítulo
Descripción:
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Capítulo 1

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Como caballero, Link sabía que no podía distraerse durante su turno, pero era difícil teniendo a Zelda, su amiga, sentada en el escritorio intentando leer una pila de documentos sin éxito mientras su frustración seguía en aumento. —Zelda, ¿qué ocurre? has estado más agobiada de lo normal estos días, ¿te encuentras bien?. La princesa se pasó la mano por el cabello soltando los documentos que solo la estresaban cada vez más. —¿Honestamente? No. —¿Tiene algo que ver con tu junta con el Rey Dorphan? —ella desvió la mirada, sabía que había sido muy obvia.  La semana pasada Zelda había partido a la región de Lanayru para hablar con el Rey de los zoras sobre restablecer la alianza que habían tenido ambos reinos en el pasado. Link no había podido acompañarla pues ella insistió en que aún debía de descansar después de su pelea contra Ganon, pero cuando estuvo ahí para recibirla a su regreso ella se veía frustrada y decepcionada, aunque insistía en que todo estaba bien. — Zelda, soy tu caballero, pero también soy tu amigo, si algo sucedió en aquella junta puedes decírmelo, cuentas con mi total apoyo. Zelda lo miró atentamente, sus ojos se veían cansados pero sobre todo resignados. —Cuando llegué al Dominio Zora muchos vinieron a saludarme, estaban felices de que hubiera sobrevivido... Pero otros solo me veían con disgusto —tomó un momento para respirar y ordenar sus pensamientos, ella aun no terminaba de asimilar aquel día—. Cuando pude reunirme con el rey él me contestó que estaría encantado de volver a aliarse con nosotros, pero entonces añadió que no podía ignorar la inconformidad del reino con los hylianos. —¿Aún siguen guardando rencor contra nosotros? Creí que después de derrotar a Vah Ruta habíamos obtenido su perdón... —Tu lo obtuviste, Link, pero en lo que respecta a mí, la Princesa que despertó sus poderes cuando ya era muy tarde... Es entendible que no confíen en mí... —¡No, no lo es! —Link estaba enojado, pensar que ellos pudieran guardar rencor contra Zelda luego de que ella pasó 100 años luchando sola contra Ganon para salvar Hyrule era imperdonable—. ¡Tenemos que ir a Lanayru! ¡Esta vez iré contigo y nadie podrá dudar de ti en mi presencia! —Link, detente y escucha —exclamó Zelda con una firmeza a la que no podía desobedecer, sin duda cuando fuera reina ella podría manejar las juntas reales a pesar de su joven apariencia—. Aún así había una opción para volver a restablecer nuestra alianza a pesar de las quejas del reino... Una boda arreglada entre Sidon y yo... El corazón de Link cayó hasta su estómago al escuchar eso, Sidon, la única persona con la que pudo formar un verdadero vínculo mientras estaba viajando por Hyrule y quien estaba presente en la mayoría de sus recuerdos más preciados desde que despertó. ¿Se iba a cazar con su mejor amiga? Zelda seguía hablando, seguramente sobre cómo esto ayudaría a una alianza más sólida, pero sus palabras no llegaban a Link. Solo podía escuchar su propia sangre en sus oídos y los latidos desenfrenados de su corazón. Ni siquiera lo pensó dos veces antes de gritar lo más fuerte que pudo. —¡¡¡No lo hagas!!! La princesa enmudeció ante el grito de su amigo, nunca lo había escuchado sonando así de molesto. —¿A qué te refieres, Link...? —¡No aceptes el matrimonio! Seguro hay otras formas de tener una alianza con los zoras, yo te ayudaré a encontrarla si eso necesitas ¡Pero no te precipites a aceptar un matrimonio arreglado! Zelda estaba confundida, por decir lo menos, ella estaba por replicar ante la negativa de Link, ella no tomaría una decisión como esta a la ligera, si pensaba en aceptarlo era porque ya había estado pensando en otras opciones que no la llevaban a ningún lado. Entonces algo hizo "click" en su cabeza... Mientras estaba en el palacio pudo observar parte del viaje de Link y recordó sus visitas al Dominio Zora, la forma en la que miraba al príncipe, lo genuinamente feliz que se veía al verlo, lo avergonzado que se veía cuando Sidon lo tocaba aunque fuera el más mínimo roce. Tenía sentido que su querido amigo ahora estuviera tan alterado. —Link, no creas que estaría por aceptar algo así si no lo hubiera analizado minuciosamente antes, además de buscar otras alternativas, esto ya no solo es algo de lo que dependa la reconstrucción del reino, también de esto podría depender el resto de mi vida —se levantó de su asiento y se acercó a Link, quien ahora agachaba la cabeza con vergüenza—. Pero todavía hay otra alternativa, pero antes permíteme preguntarte, Link, ¿estás enamorado del príncipe Sidon? El rostro de Link rápidamente se tiñó de un rojo intenso y volvió a mirarla a los ojos, su boca estaba abierta para hablar pero no salía ninguna palabra de él. Pero ya no era necesario que dijera nada, él ya era lo suficientemente obvio. —Hmm, ya veo, entonces me disculpo por siquiera pensar en casarme con Sidon, pero entonces tal vez estés interesado en lo que tengo que decir...

***

Sidon estaba observando el Dominio Zora desde la planta superior. Él amaba a su gente, realmente lo hacía ¿Pero sería capaz de comprometerse en un matrimonio sin amor por su gente? Sabía que escuchar a sus súbditos era la clave para ser un buen rey, pero él no quería casarse con Zelda, alguien a quien no amaba, solo para que su gente aceptará la nueva alianza con los hylianos. El príncipe suspiró cansado. No tenía sentido lamentarse al respecto; el acuerdo ya estaba establecido y solo quedaba que la princesa Zelda aceptase, pero aun así no pudo evitar pensar solo por un segundo en esos bonitos ojos azules que le hubiera gustado ver en el altar. Entonces algo llamó su atención, a lo lejos podía ver lo que parecía ser un carruaje acercarse. No había duda en que se trataba de Zelda lista para dar su respuesta. Sidon respiró hondo, sin importar cual fuera su respuesta él no tendría de otra más que aceptarla. Bajó por los escalones y se dirigió a la entrada del reino justo cuando el carruaje se detuvo y Zelda bajó de él. —¡Princesa Zelda! Es un gusto tenerla de regreso, supongo que ya tendrá su respuesta acerca del... Compromiso. Decir esa palabra fue como un trago amargo para él, pero si querían formar una alianza para restaurar el reino de Hyrule esto era lo único que podían hacer. —Ciertamente lo he hecho y ya he tomado mi decisión, pero me gustaría hablarlo en presencia de su padre. También, espero que no les moleste que haya llegado de imprevisto con un acompañante. La princesa se acercó al carruaje que aún tenía la puerta abierta e hizo una señal a alguien que estaba adentro. En ese momento, el hyliano que había mantenido su mente ocupada hace apenas unos minutos bajó y se colocó al lado de Zelda. Las orejas puntiagudas de Link estaban hacia abajo totalmente coloradas y su vista fija en el suelo, aun así no pudo contener su alegría al verlo. —¡Link! ¡Qué alegría que estés aquí! —sin pensarlo dos veces levantó al pequeño rubio como hacía de costumbre cada que él lo visitaba—. ¡Te extrañé enormemente mi amigo! Link estaba rojo como un tomate mientras veía directamente los ojos dorados del príncipe ¿Siempre había tenido las pupilas tan dilatadas al verlo? Tal vez era su imaginación. —Yo también estoy muy feliz de verte, Sidon, pero ¿podrías bajarme un momento? Necesito acompañar a Zelda a ver a tu padre. El gran zora rojo pareció volver en sí y rápidamente dejó al hyliano en el suelo. —Oh, claro, me disculpo enormemente por mi comportamiento mi amigo. —No es necesario una disculpa, me alegra ver que nada ha cambiado entre nosotros... Un silencio cómodo se formó entre los dos. Sus corazones estaban desbordando de felicidad por encontrarse luego de tanto tiempo, tanto que se olvidaron incluso a lo que venían. —Uhmmm, lamento romper el momento pero ¿Puedo tener una audiencia con el rey? —preguntó Zelda con algo de incomodidad por sentirse fuera de lugar  La burbuja en la que estaban se rompió al instante y ambos volvieron su vista a la princesa. —¡Ah! ¡Claro, por supuesto! Permítanme escoltarlos hasta el.

***

—Princesa, es un honor tenerla de regreso. Supongo que es para hablar sobre el matrimonio. —Así es su majestad, pero antes me gustaría ofrecerle otro acuerdo por una alianza.  El rey miró con interés a la joven rubia, sabía de antemano que ella pensaría con cuidado la situación y le intrigaba saber a qué conclusión habría llegado. —Por supuesto, princesa, te atrevo a asumir que no se casará con mi hijo. —Ciertamente así es, su majestad, pero todavía pienso que una alianza por el matrimonio sería lo más adecuado —todos en la sala se quedaron perplejos por sus palabras ¿Todavía pensaba seguir con la idea del matrimonio? Si ella no se casaba con el príncipe ¿quién lo haría?—. Se que suena bastante extraño lo que estoy proponiendo, soy la última superviviente de la familia real de Hyrule, no tengo otro familiar vivo que pueda unirse al príncipe Sidon para establecer la alianza. Pero aún hay alguien con un estatus digno de un miembro de la familia real. Sus ojos se dirigieron a su amigo más bajo, quien al instante se colocó a su lado, con su mirada atenta en cualquier lugar menos en Sidon. —Link no es solo el campeón hyliano, también es el héroe de toda Hyrule. Derrotó a Ganon, salvó la vida de todos y, honestamente, lo considero como mi familia. Creo que él sería un candidato perfecto para casarse por una alianza entre ambos pueblos. El silencio fue absoluto en la sala. Nadie podía creer lo que Zelda estaba proponiendo. Claro, casarse con la princesa era ya de por sí algo único ¿Pero casarse con el elegido por la diosa para vencer a la encarnación del mal? Muchos matarían por algo así. Y Sidon en específico moriría por eso. Sus blancas mejillas se tiñeron de azul y sus pupilas se dilataron hasta que de su iris solo quedó un anillo dorado. Se podría casar con Link, con el joven que capturó su corazón desde que lo vio pelear con gran maestría aquel día de lluvia. Oh diosas, su corazón podría explotar de la emoción y moriría feliz. Pero entonces las voces siniestras llegaron a plantar la duda en su mente ¿Link siquiera quería casarse con él? Era Zelda quien estaba ofreciendo su mano en matrimonio, pero Link no había dicho ni una sola palabra desde que entró en presencia de su padre. Tal vez Link no quería nada de esto... —Me parece una propuesta interesante, ¿no estás de acuerdo hijo mío? Sidon miró a su padre, quien le sonreía con felicidad, el ya sospechaba de sus sentimientos por su amigo. Pero cuando dirigió su mirada a Link el se volteaba para no verlo, se veía tenso, casi asustado, sus manos entrelazadas fuertemente y su pecho subía y bajaba constantemente, tal como hacía en las veces que lo vio tener un ataque de pánico. Era evidente que el peso de la situación lo aplastaría en cualquier momento. No podía hacerle eso a la persona que amaba. —Lo siento, padre, pero yo no puedo aceptar esto, no quiero estar involucrado en un matrimonio sin amor. Todos quedaron impresionados por su afirmación, ciertamente Sidon había dudado cuando hablaron sobre un posible matrimonio con Zelda, pero esto era totalmente distinto.  El corazón de Link cayó hasta el fondo al oír la respuesta de Sidon. "No quiero estar involucrado en un matrimonio sin amor". Esas fueron sus palabras exactas. Eso significaba que Sidon no amaba a Link y podía escuchar su corazón resquebrajarse al pensar en eso. El Rey Dorphan estaba preocupado, quería preguntarle a su hijo que le sucedía. Pero al ver la expresión abatida de Sidon supo que era mejor darle un momento. —Me temo que si mi hijo no quiere aceptar el matrimonio no puedo obligarlo. Tendré que buscar otras solución al problema de la inconformidad... O de lo contrario tendremos que desistir completamente. —... Lo entiendo su majestad, ¿podremos seguir con esta reunión mañana? —Por supuesto. Pueden quedarse en las habitaciones para invitados, durante todo el tiempo que gusten. —Se lo agradezco su majestad, si nos permite, nos retiraremos para volver a planear una nueva solución. Después de despedirse Zelda tomó la mano de Link y lo llevó por los pasillos. Podía sentir como todo el cuerpo de su amigo temblaba, probablemente aguantando la necesidad de llorar, ella no podía imaginarse lo dolido que sentía por la situación y quería sacarlo de ahí lo antes posible.

***

Finalmente llegaron al cuarto y antes de siquiera cerrar la puerta Link saltó a la cama y se ocultó bajo las mantas, comenzando a llorar. —Oh Link... —Zelda se puso al lado del bulto tembloroso en el que se escondía su querido amigo—. Yo... Lo siento tanto... Me precipité al traerte... —No... Aún si... Si no hubiéramos venido eso no cambiaría que Sidon..  Que no me ama, Sidon no siente lo mismo que yo por él... —el incesante sollozo hacía que sus palabras salieran entrecortadas pero no podía detenerlo ahora que sentía su corazón resquebrajarse—. Fui tan ingenuo por pensar que podría ser de otra manera... Link volvió a entregarse al llanto una vez más y el corazón de Zelda dolía por verlo así, quería hacer algo para ayudarlo. Ella seguía estando segura que Sidon sentía algo por Link, lo vio cuando se emocionó al verlo llegar al reino, en cómo se dilataban sus pupilas al tenerlo cerca y en el tono azul de sus mejillas cuando dijo que podría unirse en matrimonio con él. El lo amaba y Link, más que nadie, se merecía ese amor, aún más después de todo lo que había pasado. Pero por el momento lo mejor sería darle un tiempo a solas...

***

Sidon estaba en las afueras del dominio, ahora más que nunca necesitaba alejarse de todo y todos. Se recostó en la hierba verde mirando al enorme cielo. Se sentía terrible, finalmente se le había presentado la oportunidad de casarse con Link, pero había sido todo lo contrario a como tanto había fantaseado que sería. La parte más egoísta de él le gritaba que dejara de preocuparse, que tomará esta oportunidad y se casará con el hyliano, quisiera o no. Esos pensamientos no ayudaron a mejorar su estado de ánimo. Por más que amará a Link, por más que lo deseara más que a nadie, él jamás podría forzarlo a estar con él contra su voluntad. —Finalmente te encuentro. Sidon se sentó al instante al oír la voz de Zelda cerca de él. —¡Princesa! Lo lamento, no la escuché llegar. —Por favor, solo dime Zelda, ahora no vengo a hablar sobre temas formales como para que los títulos importen —ella se sentó a un lado suyo poniendo algo nervioso a Sidon por la situación. —Si, entiendo ¿Pero qué querría hablar conmigo fuera de las negociaciones? —Principalmente, por la contundente declaración que diste en la sala del trono —respondió Zelda severamente—. Acerca de que no querías estar en un matrimonio sin amor. —Si... Lo dije... —Pero cuando hablamos sobre un matrimonio entre ambos tú no te negaste de esa manera, eso significa que yo... ¿Te gustó? Sidon rápidamente negó fervientemente su suposición. —¡No es así! Zelda, sin duda alguna eres una mujer maravillosa, pero yo no siento ese tipo de atracción por usted... —¿Entonces por qué solo a Link lo rechazaste de esa manera? —de un momento a otro la calma en la voz de la princesa se esfumó, dejando solo un tono de voz frío y acusador, incluso su mirada se endureció mientras veía al príncipe a su lado.  Sidon se sintió otra vez como cuando era un pequeño niño siendo regañado por Mipha luego de una travesura. Aunque la diferencia es que esta vez el regaño no era por una pequeña broma tonta sino por rechazar un compromiso por la paz. —... Porque no quería obligarlo a casarse contra su voluntad... Zelda pareció conmocionada por su respuesta. —¿Contra su voluntad...? Sidon, ¿de verdad crees que Link estaba siendo obligado a esto? —¿Si? Princesa, era bastante obvio, la forma en la que él se movía incómodo y como evitaba mirarme, por más que me gustaría aceptar en compromiso yo jamás podría encerrar a Link en un matrimonio que él no desea... Zelda lo miró con los ojos muy abiertos luego de dar su explicación, pero su expresión rápidamente se torció en una mueca de amargura. —Sidon, no se que clase de idea tienes de mí, pero si de verdad crees que entregaría a Link a un matrimonio contra su voluntad estás muy equivocado. Si Link está aquí para acordar un matrimonio es porque él quiere casarse contigo. —¿Él quiere casarse...?  —Si, él quiere, por eso tu rechazo ahora lo ha dejado desolado. El cuerpo de Sidon se tensó al oír las palabras de Zelda, si Link realmente correspondía a sus sentimientos entonces él debió de haberle roto el corazón y la idea de su querido amigo sufriendo por su culpa era demasiado para él. —Oh por las diosas ¿él está bien? Necesito ir a disculparme inmediatamente —Sidon se puso de pie al instante, los sentimientos de culpa y arrepentimiento arremolinadas en su cabeza y su necesidad de arreglar el daño que le había hecho a Link lo dominaron en ese momento. Antes de que el pudiera salir corriendo en busca de Link, la mano de Zelda sobre su pecho lo detuvo al instante. —No te precipites, ciertamente deberías disculparte con él por este mal entendido, por decirle de alguna manera, pero ahora mismo lo que Link necesita es un momento a solas, lo conozco y sé que preferiría morir antes que dejar que lo veas en un estado tan vulnerable. Sus palabras cayeron sobre Sidon, haciéndole notar lo pésima idea que sería encontrarse con él ahora que el dolor del rechazo era reciente. —Si, tienes razón solo estaba por empeorar la situación... Sidon se dejó caer nuevamente sobre la hierba, sumergiéndose en su propio remordimiento por toda esta situación que había provocado por malinterpretar los sentimientos de Link. Zelda lo miró con atención, claramente podía ver la nube negra formarse sobre su cabeza, justo como Link cuando se refugió bajo una pila de mantas. Realmente eran tal para cuál. —No te atormentes tanto, no ayudará en nada que vayas con Link sintiéndote miserable, solo empeorará el ánimo de ambos —vio a Sidon asentir en silencio, su mirada fija en el suelo y una mirada triste en su ojos. El silencio cayó sobre ellos, toda la situación era tensa e incómoda. Si tan solo no hubieran tenido que recurrir a un matrimonio arreglado para unir ambos reinos tal vez las cosas hubieran salido mejor para ambos, o al menos eso pensaba Zelda. —Él seguramente te perdonará, lo sabes ¿no? —Suenas muy segura de eso... Honestamente yo no me veo merecedor de su perdón... —Es normal que pienses eso, pero cuando aún estaba en el palacio pude observar a Link durante todo su viaje, y no había nadie más en todo el reino con quién él sonriera tan fácilmente como contigo. Sidon se animó un poco ante eso, pensar en que solo él podía obtener tan fácilmente las hermosas sonrisas de Link hacia que su pecho se infle con orgullo. —Ahí está la expresión que quería ver —Zelda tenía una animada sonrisa en su rostro al ver el cambio en Sidon—. Tu también lo adoras verdad. —Más de lo que las palabras pueden expresar. Él es el héroe de mi pueblo, mi amigo más preciado y una persona tan maravillosa, durante sus viajes siempre esperaba verlo aparecer en el santuario para hablar durante horas de sus aventuras. El tiempo que compartimos juntos es el más preciado para mi y no me veo pasando mis días con nadie más que él... El rostro de Sidon se tiñó de un leve azul al darse cuenta de que había soltado demasiado de sus propios sentimientos. —Disculpa, creó que me dejé llevar demasiado por mi propia ensoñación. La princesa sólo rio ante eso. —No tienes porque disculparte, al contrario, me alegro de saber cómo te sientes por él, hace que me sienta más tranquila al saber que lo querrás bien. El sonrojo de Sidon se profundizó por las palabras de Zelda, quien básicamente le acababa de dar su bendición para estar con su caballero. Y tener la aprobación de la portadora de la sangre de la diosa Hylia no era poca cosa. Se aseguraría de que probarle a Zelda que él era digno de tal confianza.

***

Link seguía refugiado bajo las mantas como un niño asustado de la oscuridad. El llanto ya había parado pero su corazón todavía se sentía pesado y sus ojos ardían de tanto llorar. Seguro se veía tan patético como se sentía. Unos golpes sonaron en su puerta. —Link ¿estás ahí? La voz de Sidon lo hizo mirar fuera de las mantas pero no respondió. —Link, necesito hablar contigo y también pedirte una disculpa... Mi reacción en el salón fue terrible y temo haberte lastimado, eres sumamente preciado para mí, pero antes quiero hablarlo directamente contigo, por favor... Sidon esperó alguna respuesta, pero todo estaba en silencio al otro lado de la puerta. Temía haberse apresurado al venir, tal vez su amigo necesitaba más tiempo para aligerar su pesar, o tal vez solo no quería verlo. Antes de que se hundiera más en sus apresuradas suposiciones la puerta frente a él se abrió. Podía ver los mechones de cabello dorado de Link pero el resto de él estaba oculto tras la puerta. El gran zora no dijo nada al respecto y solo le agradeció antes de entrar a la habitación, con el sonido de la puerta cerrándose tras él. Finalmente se dio la vuelta para ver frente a frente al pequeño hylian, pero cuando lo hizo su corazón se estremeció de angustia. Link tenía los ojos hinchados y rojos, el rastro de las lágrimas se veía claramente en sus mejillas y su cuerpo todavía temblaba ligeramente. —¿De qué querías hablar conmigo? —Link, primero quiero disculparme por lo que ocurrió esta mañana, mi reacción no fue la correcta y lo siento tanto por eso. Link negó con la cabeza antes de sentarse en el borde de la cama hecha jirones. —No tienes porque disculparte, estás en tu derecho de rechazar un compromiso que no te parece, no sería justo que estés atrapado en un matrimonio en el que no eres feliz. —Al contrario, Link, yo sería el hombre más feliz del mundo por ser bendecido teniéndote a ti a mi lado —Sidon se arrodilló frente al rubio, quien aún no lo miraba a los ojos—. Pero no quería forzarte a aceptar, creí que si aceptaba el compromiso te estaría obligando a quedarte contra tu voluntad. En la mañana nadie pidió tu opinión sobre este compromiso, ni siquiera me miraste durante toda la reunión... No sabía si tú querías esto y por eso lo rechacé, por más que te quisiera jamás te obligaría a quedarte a mi lado contra tu voluntad. El pequeño cuerpo de Link volvió a temblar como si estuviera a punto de llorar nuevamente. —¿Tú me quieres...? —Claro que te quiero, Link, te amo, te amo tanto que mi corazón estaba por explotar solo de pensar en que me casaría con alguien más. Quiero compartir mis días contigo, quiero poder sostenerte en mis brazos cada noche y que seas el primero que vea al despertar. Link, mi perla, si tu también me quieres yo prometo entregarme a ti en cuerpo y alma, pero necesito saber lo que tu sientes por mí. Las lágrimas ahora caían por las mejillas del rubio, la desesperada y cargada confesión de Sidon fue demasiado para el lujo de sentirse tan desesperado creyendo que el príncipe no correspondía sus sentimientos. Era demasiado para él, pero la felicidad igualmente floreció en su pecho, Sidon lo quería, Sidon lo amaba y él quería aferrarse tanto a ese sentimiento y nunca soltarlo. —Yo también te amo... Por eso le rogué a Zelda que no aceptará el matrimonio y acepte tomar su lugar, odiaba pensar que te casarías antes de que siquiera tuviera la oportunidad de confesarte lo que sentía. Te quería, de una forma casi egoísta, pero nunca antes había deseado permanecer junto a alguien como lo hago contigo. Verdaderamente ambos eran unos idiotas perdidamente enamorados. Sidon se inclinó y sostuvo a Link entre sus brazos, ambos se aferraron el uno al otro, sus sentimientos finalmente estaban fluyendo libremente y ahora era imposible ponerles un alto. —Te amo Sidon, te amo tanto... —Yo también te amo mi perla, la infinidad de cosas que me haces sentir sin duda serán mi fin querido. Sidon apartó a Link un momento para verlo a la cara, el pobre tenía la cara roja y empapada en lágrimas. Era un desastre, pero para el príncipe era lo más bonito del mundo. —Aún si rechacé el matrimonio arreglado todavía podemos tomarnos nuestro tiempo para llegar a ese punto, te cortejaría correctamente y esperaré a que estemos listos para dar ese paso juntos. Link sonrió dulcemente al oírlo. —Suena maravilloso, ¿pero seguro que tu pueblo lo aceptará?  —¡Claro! Link, tu eres nuestro héroe,estoy seguro que nuestra relación será bien recibida por la gran mayoría, y si me permites ser egoísta, aún si no lo estuvieran, no estaría dispuesto a soltarte ahora que te tengo conmigo. Las orejas de Link se pusieron coloradas ante su declaración, un tono de posesividad se filtraba en su voz que lo hacía temblar desde adentro. Y él no tenía ninguna queja al respecto. Link tiró suavemente del pañuelo de Sidon acercándolo más a él, más cerca de sus labios. Sus intenciones eran claras como el agua y esta vez Sidon no pensaba rechazarlo. Ambos juntaron sus labios, en un beso torpe y necesitado, pero para ellos era de lo más especial y, por un momento, todo lo demás dejó de importar, las quejas de los zoras, los arreglos políticos y sus propias posiciones sociales. Ahora eran solo ellos, libres de sus inseguridades para amarse como tanto deseaban No podrían pedir nada mejor que eso.
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