ID de la obra: 298

¿Ahora si te importo?

Slash
PG-13
Finalizada
1
Promocionada! 0
Emparejamientos y personajes:
Tamaño:
2 páginas, 1 capítulo
Descripción:
Publicando en otros sitios web:
Consultar con el autor / traductor
Compartir:
1 Me gusta 0 Comentarios 2 Para la colección Descargar

Capítulo 1

Ajustes de texto
En retrospectiva. Golpear a Jaghatai a bordo de su propia nave no fue el movimiento más inteligente. Leman igualmente no se arrepiente, la sensación de la sangre de su hermano en sus puños y el sonido que hacía el impacto de sus golpes contra su rostro le dio cierta satisfacción, al menos temporalmente. Ahora estaba de nuevo en su propia nave, sentado mientras dejaba sanar las heridas que le hicieron los cicatrices blancas cuando se abalanzaron sobre él para separarlo del gran Khan. No eran nada de lo que no pudiera recuperarse, pero maldita sea, dolían.  Fue estúpido de su parte, si. Casi tan estúpido como lo fue al confiar en un maldito brujo. De solo pensar en eso le hervía la sangre. Renunció a su orgullo por él y le entregó su completa lealtad y cariño ¿y aún así lo apuñaló por la espalda? Quería mandar todo al carajo ahora mismo. La cruzada, sus hermanos y sobre todo a esa alimaña traidora llamada Magnus. Quería gritar hasta que su garganta ardiera y golpear algo hasta que sus propios nudillos sangren. Pero no podía hacerlo, por más furioso que estuviera todavía era un primarca y no podía dejar que sus hijos lo vieran siendo aún más patético de lo que se veía cuando lo llevaron a la fuerza a su nave. Aunque su dignidad estaba manchada, todavía tenía algo de orgullo. Y también un olfato muy agudo que delató al hombre tras la puerta que olía como una zorra. —¿Piensas quedarte ahí sin decir nada o vas a pasar? —Leman pretendía sonar indiferente pero parte de la ira que todavía hervía en él se filtró en sus palabras. Hubo un breve silencio antes de que la puerta se abriera y Magnus entrara a la habitación. —Escuché lo que pasó entre tú y Jaghatai... —Si, claro que lo escuchaste, probablemente de su propia boca mientras te abrías de piernas frente a él para consolarlo como su buena perra. Magnus abrió la boca como si quisiera defenderse de tal acusación pero volvió a quedarse en silencio. Sabía que no tenía derecho de intentar decir algo a su favor. —Leman, por favor, déjame hablar contigo, solo un momento. —Tú y yo no tenemos nada de qué hablar —la paciencia de Leman era corta y la mera presencia del brujo estaba acabando con ella. —Estás en todo tu derecho de despreciarme, lo que hice no tiene ningún tipo de justificación —Magnus retrocedió unos pasos, podía sentir la ira que emanaba de Leman por su aura—. No vengo a buscar tu perdón, pero si a pedirte que no vuelvas a arriesgarte así, no quiero que salgas herido de esta manera. Sorpresivamente, el Rey Lobo soltó una sonora carcajada, pero no había humor en ella, sino pura frustración e ironía. —¿De verdad? ¿Ahora te preocupan mis heridas? ¡No me jodas! Yo no parecí importarte cuando te retorcías bajo Jaghatai como si estuvieras en celo —las emociones lo sobrepasaban, ahora solo dejaba que sus acusaciones salieran sin pensar—. No finjas que ahora te interesa lo que pase conmigo, no volveré a caer en tus engaños una vez más asqueroso hechicero. ¿Por qué siquiera deberías seguir preocupado por mí luego de todo ésto? Magnus no respondió. Pero la mirada que le dio era una que Leman conocía muy bien, o al menos creyó hacerlo cuándo sostenía a su hermano contra su cuerpo en sus momentos más íntimos. Era como Magnus lo miraba cuando decía que lo amaba. En ese momento todo su control se desvaneció y se abalanzó sobre el psíquico. Lo tumbó contra el suelo y lo sostuvo por los hombros, sus uñas como garras se clavaron en su piel y gotas de sangre mancharon el suelo. —No te atrevas... No te atreves a poner esa cara. Yo no te importo y mucho menos me amas. ¡Si en verdad me hubieras amado no me habrías hecho ésto! —levantó el puño por encima de su cabeza. Sus nudillos estaban pálidos por la fuerza con la que cerraba su mano—. ¡Yo si te amé, de verdad lo hice! Y aún así tú... tú...  La convicción de Leman flaqueo. Cuando estuvo frente Jaghatai no lo dudó dos veces antes de dejar caer toda su ira y odio contra él, pero ahora que tenía a Magnus debajo de él no podía dar un solo golpe. Miraba su cara, ahora angustiada y con su ojo vidrioso, y su mente caía otra vez en las memorias a su lado y solo quería acariciar su mejilla con cariño como antes. Eso hizo que sus corazones gemelos dolieran horriblemente, aun cuando lo humilló, aún cuando había traicionado su confianza y roto todas sus promesas. Él todavía lo amaba. Leman dejó caer su puño a escasos centímetros del rostro de su hermano, resquebrajando el suelo de un golpe. —Solo lárgate de aquí... Se quitó de encima de su antiguo amante y volvió a dejarse caer en su asiento. Cerró los ojos como si fuera a quedarse dormido pero todavía escuchaba con atención los movimientos de Magnus. Escuchó como se ponía de pie con torpeza y se apresuró en llegar a la puerta, pero antes de irse se detuvo un instante. —... Adiós, Leman —no esperó en recibir una respuesta antes de irse y cerrar la puerta tras él. El rubio abrió los ojos para encontrarse con su habitación ahora vacía. El que Magnus finalmente se fuera no ayudó a mejorar su ánimo. —Por el trono... Espero que ahogarme en mjod al menos me deje inconsciente el suficiente tiempo para superar esta mierda...
1 Me gusta 0 Comentarios 2 Para la colección Descargar
Comentarios (0)