ID de la obra: 304

¿Por qué no yo?

Slash
PG-13
Finalizada
1
Promocionada! 0
Emparejamientos y personajes:
Tamaño:
8 páginas, 1 capítulo
Descripción:
Notas:
Publicando en otros sitios web:
Consultar con el autor / traductor
Compartir:
1 Me gusta 0 Comentarios 2 Para la colección Descargar

Capítulo 1

Ajustes de texto
Orhan siempre había tenido un hambre natural por el conocimiento, rasgo que compartía con su hermano Magnus. Algunos podrían decir que a veces llevaba ese deseo demasiado lejos, lo suficiente como para buscar información prohibida aún contra los designios de su padre. Pero si la gente común probara el placer del saber no podrían juzgarlo. Analizó los símbolos y rezos que había en las páginas amarillentas del libro gastado que tenía en sus manos. Mentiría si dijera que su estómago no se retorció al leer en qué consistía el culto a Nurgle, pero al mismo tiempo no podía apartar la vista de su lectura, era una sensación contradictoria. Unos golpes en la puerta lo pusieron alerta y guardó su preciado libro en su escondite. Aunque a su parecer no estaba haciendo nada malo sabía que otros no lo verían así, por lo que tenía que guardar esto como un sucio secreto. Orhan se acercó a la puerta de su habitación y sus expresión molesta por esta interrupción cambió al ver a su hermano de largos cabellos blancos. —¿Interrumpo algo importante? —preguntó Fulgrim. —Para nada, ven pasa hermano mío —el primarca de cabello castaño se hizo a un lado para dejarlo pasar. Fulgrim entró a su habitación y se sentó en su cama como si fuera la suya propia. —Lamento haber venido de imprevisto, pero he estado pensando un poco y quiero pedirte un favor. —¿Qué clase de favor? Fulgrim sonrió con picardía y las mejillas de Orhan se sonrojaron. —Me gustaría que fueras mi modelo para mi próxima escultura —el hombre de cabello blanco se levantó y se acercó a su hermano que le sacaba varios centímetros de altura—. Los modelos humanos no son aptos para representar la perfección que busco en mi trabajo. Pero tú... —dedos delgados acariciaron sus mejillas bajando por su corta barba. Los ojos violetas de Fulgrim lo analizaba minuciosamente como si fuera una obra de arte—. Tú serías mi modelo perfecto. Entonces ¿aceptas? Las palabras quedaron atrapadas en su garganta al tener a su hermano tan cerca de él. Así que solo pudo asentir afirmativamente. Fulgrim sonrió complacido.

***

Orhan no estaba acostumbrado a las ropas ligeras. Cuándo gobernó sobre su planeta natal Zilant él acostumbraba a llevar varias capas de ropa hechas con las más finas sedas. Así resaltaba más a primera vista su estatus como sultán. Pero por petición de Fulgrim haría una excepción. —Eres un hombre hermoso hermano. —Ese es un gran halago viniendo del glorioso fénix —la respuesta de Orhan fue rápida y coqueta. Pero por dentro sintió su corazón estremecerse por su halago. Fulgrim sonrió mientras cincelaba la figura de su hermano en el bloque de mármol. —Lo digo en serio. Si me preguntarán cuál de nuestros hermanos es el más bello yo respondería con tu nombre sin dudar. El calor subió a las mejillas de Orhan en un momento. —Bueno. Me siento honrado pero... —miró su reojo a Fulgrim para no moverse de la posición que se le había dicho—. Honestamente no me veo capaz de competir contigo. No solo en belleza, sino también en carisma y talento. Fulgrim dejó de trabajar un momento y lo miró con sorpresa, pero su expresión rápidamente cambió a una cálida sonrisa con mejillas sonrosadas. —Eres un hombre que sabe manejar muy bien las palabras para llegar al corazón de las personas, Orhan. Él sonrió. —Tuve buenos maestros.

***

Caminando por los pasillos del gran palacio de Terra los dos semidioses conversaban animadamente entre ellos. —¿Sabes qué rumor he oído? —pregunto Fulgrim—. Que Malcador tiene en su recámara viejas reliquias del arte de la vieja Terra, de mucho antes de la era de los conflictos. Orhan lo miró con escepticismo —¿De verdad es eso posible? Con todos los duros momentos que ha pasado la sagrada Terra suena casi hasta surreal que algo tan antiguo haya sobrevivido a los días más oscuros. —Yo también creo que suena hasta imposible algo así. Pero conociendo al Sigilita no me sorprendería que se las hubiera arreglado para quedarse con unas cuantas obras invaluables sólo para él. —¿Y sabes que clase de reliquias tiene en su poder? —Me temo que no —dijo Fulgrim con decepción—. Pero no dudo que sean una maravilla. Estoy seguro que si pudiera llevar a Ferrus para contemplarlas conmigo incluso él daría su brazo a torcer y admitiría que son unos trabajos hermosos. El ánimo de Fulgrim pareció elevarse al pensar en poder contemplar parte de la historia perdida del arte con sus propios ojos al lado de su querido hermano. Tanto era su pasión por la idea que no notó como la expresión del hermano que tenía a su lado se ensombrecía al oírlo. —La gorgona es bastante indiferente a éstos temas —la voz de Orhan sonaba más severa ahora—. Me resulta difícil imaginarlo dándole a esas obras de arte el valor y respeto que merecen.  —Puede que así sea —estuvo de acuerdo Fulgrim—. Pero al menos tengo la confianza de que les daría una oportunidad. Aunque sea por mi. El primarca de la segunda legión apretó los labios queriendo guardar silencio, pero aún así las palabras acabaron saliendo de su boca. —Si yo pudiera ver las obras de arte que Malcador guarda con gran recelo... De entre todos nuestros hermanos, quisiera que fueras tú quien me acompañara. Orhan no obtuvo una respuesta verbal a su invitación. Pero la sonrisa en los labios de Fulgrim mientras asentía con la cabeza era suficiente para él. O al menos por ahora.

***

Orhan intentaba leer el libro frente a él pero parecía que su cerebro sencillamente no podía procesar las palabras en el papel. Se sobó la sien con frustración. Ya había terminado de leer los pasajes de Khorn y ahora había empezado a indagar acerca de Slaanesh pero su cerebro había decidido dejar de cooperar. —Esto es ridículo. En la mañana me sentía bien y ahora... El recuerdo de Fulgrim trayendo el nombre de Ferrus a la conversación volvió a él y no pudo contener el gruñido de molestia. Orhan no mentía al decir que él quería ver la colección de arte de Malcador a su lado. Y aunque quisiera negarlo, él esperaba que Fulgrim deseara lo mismo. Saber que él seguía prefiriendo a la gorgona era casi un insulto a su confianza. No valía la pena pensar en eso ahora. Volvió a centrar su mirada en el libro que tenía enfrente pero su sangre se heló al ver que las palabras habían cambiado. "No es placentero sentir celos así, ¿verdad?" Orhan quería tallarse los ojos para asegurarse que estaba viendo correctamente y no era solo un truco de su cerebro por la fatiga. Pero parecía estar pegado a la silla. No podía mover ni un solo músculo. Sintió una presencia detrás de él. Peligrosa. Como si él fuera una presa y tuviera a su depredador justo a sus espaldas listo para clavar sus colmillos en su cuello desprotegido. —Esa gorgona te ha quitado lo que más mereces. El corazón del fénix —una voz difícil de identificar como masculina o femenina le susurró al oído. Podía notar su diversión en cada palabra que decía—. Tu eres el hermano que más le ama, el que más entiende su pasión por el arte, entonces ¿por qué es Ferrus Manus quien siempre monopoliza su atención? —Sintió unas manos delgadas con garras recorrer su pecho por debajo de su ropa—. Eres un hombre fuerte, Orhan, podrías usar esa misma fuerza para hacer de tu hermano completamente tuyo. Se levantó de su asiento en un solo movimiento haciendo que la silla cayera hacia atrás ruidosamente. Su respiración era irregular y el sudor frío resbalaba por su frente. Caminó torpemente hasta su balcón y abrió las puertas dejando que el aire golpeara su rostro.  —Debió de ser solo el agobio, si, no era más que un truco de mi cerebro exigiendo un descanso. Se dijo a sí mismo en voz alta, en un intento por tranquilizarse. Pero una parte de él sabía que lo que pasó fue muy real. Mientras que la otra parte pensaba que solo fueron sus pensamientos más desagradables saliendo a la superficie. Lo cual, honestamente, no era mejor.

***

El salón del palacio estaba muy animado esta vez. Los hermanos reían y hablaban cómodamente entre ellos, incluso Angron pareció encontrar un tema en común del cual hablar con Mortarion. Orhan sonrió al ver a su familiar en un momento tan raro de unión. Fulgrim se paró a su lado con una copa en mano mientras veía la situación desarrollarse frente a él. —Un espectáculo digno de presenciar, ¿no estás de acuerdo?  —Absolutamente. Pero también es una pena, se supone que está reunión es para celebrar a otro hermano encontrado, y sin embargo él se niega a unirse a nosotros. El fenicio dio un trago a su bebida con una mirada apenada. —Lo se, pero parece que el primarca de la octava legión es un poco... arisco. Lo hubieras visto cuando lo encontramos, hasta yo me aterre al ver cómo se retorció de dolor al ver a nuestros padre. —Escuche que tú fuiste el elegido para ser su tutor —señaló Orhan con algo de duda— ¿estás de acuerdo con eso? —Claro que lo estoy. Padre me está dando la confianza de guiar a uno de nuestros hermanos por el buen camino. Es un gran honor y ten por seguro que haré de nuestro hermano menor un hombre glorioso. —Si hay alguien capaz de llegar al corazón de nuestro hermano ese seguro eres tú, Fulgrim. La sonrisa del primarca fue de lo más dulce y honesta. Orhan se perdió por un momento en sus labios de un suave color rosa, quería tanto acercarse a ellos y acariciarlos. La puerta en ese momento se abrió dejando pasar a Ferrus Manus. Ni siquiera tuvo la decencia de llegar temprano y ahora entraba como si nada con pesados pasos. Orhan estuvo a punto de hacer un comentario al respecto pero un destello de blanco y morado pasó frente a él en un momento en el que quitó la mirada de Fulgrim. —¡Ferrus! —grito Fulgrim al saltar a sus brazos de metal— Si viniste, no sabes cuánto esperaba verte. La dura expresión del primarca de los manos de hierro se suavizó al corresponder al abrazo de su hermano. —Yo también quería verte, Fulgrim, eres mi razón para venir aquí en primer lugar. Fulgrim se separó para verlo a sus ojos plateados. Ese momento entre ambos generó unas sonrisas divertidas entre sus hermanos que los veían con alegría por su reunión. —¡Oh pero qué lindo par de tortolitos! ¡Que vivan los novios! —grito Leman en su estado de embriaguez mientras alzaba su tarro de alcohol. Salpicando un poco de su mjod en la túnica de Magnus que se quejó molesto en respuesta. Eso causó unas risas a su alrededor y pronto otros hermanos suyos se unieron a los vítores por el reencuentro de ambos hermanos. Fulgrim se rió divertido mientras que Ferrus hizo una mueca incómoda por ser el centro de atención. Tan concentrado estaban todos en ese par que no notaron cuando Orhan abandonó la sala, ni siquiera su amado hermano Fulgrim.

***

Orhan estaba infinitamente agradecido con su padre por permitirle volver a su planeta natal, Zilant. Realmente necesitaba un cambio de aires pues su tiempo en Terra, aunque agradable, no sentía que le hiciera bien. Aún así las despedidas no son fáciles. Mucho menos cuando tienes que despedirte de quien más quieres. De la persona que amas. El recuerdo de Fulgrim mirándolo con ojos llenos de pena por su partida volvió a él. Incluso con un velo de tristeza sobre él Fulgrim era hermoso. Las gemas y finas ropas que le cubrían solo eran un aditamento para resaltar su belleza natural. Incluso lo hizo dudar sobre si realmente debería irse, pero su decisión ya estaba tomada. No le haría ningún bien a su corazón el quedarse y sentir los celos hervir dentro de él. Caminó para asomarse al balcón de su palacio y dar un vistazo a su pueblo. Veía a la gente caminar por las concurridas calles de su ciudad. Naves de comercio salen del planeta para llevar su mercancía a otros planetas del sistema. Incluso con su oído podía escuchar la música que provenía de la plaza central. Zilant verdaderamente era un paraíso, tal vez él fue creado en Terra, pero este planeta siempre sería su verdadero hogar. Inhaló y exhaló para deshacer la tensión que aún quedaba en su cuerpo para volver a su estudio de los símbolos que estaban relacionados con entidades disformes. Le parecía asombroso cómo a partir de ellos podía aprender más sobre unas hipotéticas "culturas" dentro de la disformidad. Anhelaba tanto poder compartir sus hallazgos con más gente, pero sabía que tenía que mantener estas investigaciones en secreto, pues podría ser acusado de herejía. Pensó que tal vez Magnus podría entenderlo, pero no era lo suficientemente cercano a él como para hablarle al respecto y todavía tenía sus dudas sobre él. Se preguntó si Fulgrim podría comprender su interés o si lo miraría con desapruebo y decepción. —No gano nada dándole vueltas a esto. Continuó con su estudio con dedicación, aprovechando el tiempo libre que tenía, así hasta que cayó la noche. Sentía sus párpados cansados y luchaba por mantenerlos abiertos. No podía quedarse dormido, no quería dejar a medias su investigación pero incluso un ser como él debía descansar para recobrar sus energías. —Siempre te esfuerzas en cada cosa que haces, ¿te he dicho lo admirable que es eso? Orhan abrió los ojos y se giró para encontrarse de frente con el dueño de esa voz tan suave como la seda. —¿Fu... Fulgrim? Su hermano lo miró con una sonrisa cálida y se sentó en su regazo para sorpresa de Orhan. —Cuantas notas y libros. Parece que has trabajado mucho en esto hermano. Pero, ¿cuándo ibas a decírmelo? Orhan tragó seco en ese momento. —Yo... No pensaba hacerlo. Creí que si lo descubrías podrías desaprobar lo que hacía, tacharme de hereje o incluso odiarme... La mirada de Fulgrim era de pura decepción. —¿Odiarte? Orhan, creí que nos conocíamos mejor que eso —acaricio su mejilla con la punta de sus dedos. Su toque era más frío de lo que recordaba—. Yo nunca podría odiarte. De entre todos nuestros hermanos, tú eres al que más amo. Una llama se encendió en el corazón de Orhan, impulsándolo a tomar firmemente a Fulgrim por la cintura y acercarse más a él, quedando sus labios a solo centímetros de distancia. —Entonces es un sentimiento compartido, Fulgrim. De todas las personas que he conocido en mi larga vida, tú eres a quien mi corazón más ama y más desea. Orhan cortó la distancia que los separaba y besó con gran pasión los labios de Fulgrim. Era como siempre había soñado que serían. Suaves y adictivos. Era como si su beso curará todas sus preocupaciones, dudas e inseguridades. En este momento él estaba seguro de que solo él tenía su nombre grabado en el corazón de Fulgrim, así como el tenía el suyo grabado en el corazón de Orhan. El beso era embriagado y con cada segundo aumentaba la pasión entre ambos hasta terminar ambos desnudos y dando rienda suelta al deseo que sentían por el otro. Tal era el éxtasis que sentía Orhan que ignoró todo a su alrededor. Incluso las cosas más preocupantes. No pensó en cómo Fulgrim llegó a su planeta sin que lo supiera. No cuestionó porque repentinamente actuaba tan seductor con él. Ni siquiera se preocupó cuando Fulgrim arañó su espalda y sintió garras que cortaban su piel. Ahora lo único en lo que pensaba era en hacerlo gritar su nombre hasta que olvidara cómo pronunciar el nombre de Ferrus. Al final despertó al día siguiente sobre su escritorio. Reconociendo que todo aquello fue un placentero sueño. Pero dejó plantada en él la semilla del deseo de volver ese sueño una realidad. Debería dejar de dudar y confesarle a Fulgrim todo lo que guardaba en su corazón pues si no lo hacía sentía que iba a enloquecer.

***

Orhan sentía que sus pulmones ardían y respirar era difícil. Pero aún así seguía corriendo, si no lo hacía su verdugo terminaría su trabajo. Su planeta estaba perdido. Podía ver por las ventanas rotas del pasillo de su palacio como su ciudad ardía y los gritos de dolor de su gente y sus Astartes calaba profundamente en su alma. Si todavía le quedaran lágrimas lloraría de dolor por su pérdida y de impotencia al no poder protegerlos de encontrar su fin a manos de los lobos espaciales. Intentó plantar cara a la amenaza pero falló miserablemente. Su brazo a medio cortar era prueba de su fracaso. Sabía que moriría hoy. Sabía que Leman no tendría piedad con él. No después de que fue el propio Emperador el que lo mandó a darle muerte. Ahora entendía porque su padre lo dejó volver a su planeta y retirarse temporalmente de la cruzada. Él lo sabía. Era consciente de sus investigaciones y ahora lo consideraba un traidor. Pues si iba a morir este día al menos quería hacerlo sin arrepentimientos. Corrió por su palacio en llamas hasta llegar a su habitación. Buscó entre el desastre que era su escritorio su placa de datos y con su brazo izquierdo que todavía seguía intacto presionó el ícono de Fulgrim para llamarle una última vez y confesar todo lo que no pudo decirle a tiempo. La pantalla de espera lo mantenía ansioso. Fueron solo unos segundos pero para él se sentía como una vida. —Por favor Fulgrim... No quiero morir así... —¿Finalmente te cansaste de correr? Aún con el planeta en llamas y el humo filtrándose por el balcón Orhan sintió un escalofrío con la llegada de Leman. Era como si el invierno eterno de Fenris hubiera venido con él haciendo descender la temperatura de la habitación. Orhan miró a su hermano. Sus ojos eran como un lago congelado, tan distinto a la animada expresión que tenía en su última fiesta en Terra. ¿Era esta la verdadera naturaleza de Leman?  Intentó desenvainar su espada en un acto de defensa desesperada. Pero no fue lo suficientemente rápido. Leman se impulsó con un salto y se puso frente a él en un momento, dejando caer su hacha sobre su cabeza. Su cráneo se partió a la mitad con el desagradable sonido del duro hueso rompiéndose y su suave cerebro aplastado. Y aún habiendo caído su cuerpo al suelo Leman no se detuvo ahí y dejó caer su hacha dos veces más encima de sus corazones gemelos. Lo único que lo distrajo de su repugnante acto de fratricidio fue el sonido de error en la placa de datos de Orhan. "Fallo al iniciar comunicación" era lo que se leía en la pantalla.

***

"Llamada perdida de Orhan" decía la notificación en la placa de datos de Fulgrim. Pero él no estaba al tanto de esto pues se encontraba a varias habitaciones de la suya, en el cuarto de Ferrus. —No quiero marcharme todavía, no cuando tú estás aquí... —resoplo el fenicio sobre el pecho desnudo de Ferrus. Ferrus acarició su blancos cabellos y lo besó. —Sabes bien que no podemos ir en contra de la voluntad de nuestro padre. La gran cruzada aún está lejos de terminar. Además recuerda porque es necesario que tú más que nadie se apresure a seguir con la unificación de la humanidad. —Para enseñarle a nuestro hermano todo lo que debe saber sobre su deber como primarca. Lo sé, pero aún así —Fulgrim hizo un pequeño puchero—. Quisiera pasar más tiempo contigo... ¿Crees que padre nos deje tomarnos un tiempo fuera como a Orhan? Me gustaría llevarte a Chemos, estoy seguro que te gustará trabajar con las máquinas de las minas —su expresión se iluminó al pensar en tener a Ferrus con él en su planeta natal. —Siempre eres el más optimista de los dos mi pavo real —la sonrisa de Ferrus fue tan sincera que el corazón de Fulgrim casi se derrite—. Pero primero deberíamos esperar a que Orhan vuelva a estar activo. No creo que nuestro padre permita que tres de sus hijos se retiren de su deber. —Es una promesa entonces. Luego llamaré a Orhan para saber cómo le está yendo en su planeta —se inclinó hacía adelante para robarle un beso a su pareja—. Pero ya será luego, ahora quiero pasar todo mi tiempo en Terra contigo, mi gorgona. Poco sabían ambos primarcas que esa sería la última vez que podrían mencionar el nombre de su hermano. Pues el Emperador ya había recibido el mensaje de Leman confirmando que la segunda legión había sido erradicada y los astartes sobrevivientes fueron capturados para ser integrados en otras legiones. Esa sería la última noche que alguien mencionaría, o siquiera recordaría el nombre de Orhan.
1 Me gusta 0 Comentarios 2 Para la colección Descargar
Comentarios (0)