ID de la obra: 309

Mi vida contigo

Slash
PG-13
Finalizada
1
Promocionada! 0
Emparejamientos y personajes:
Tamaño:
11 páginas, 1 capítulo
Descripción:
Notas:
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Capítulo 1

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—Que calor... Así empezaban las mañanas para Ferrus, aún sin terminar de acostumbrarse al clima caluroso de Chemos. Haciendo que extrañe el clima invernal de Medusa. Luego, tener a Fulgrim sobre él con una delgada manta encima no ayudaba. Con gran cuidado movió a Fulgrim para recostarlo a su lado en la cama y salió a la azotea del palacio. No era mejor afuera que adentro, pero se sentía sofocado, levantó la vista para mirar la bella ciudad de Phoenicia durante la noche. Incluso en la oscuridad podía admirarse su perfección. Era claro que esta ciudad había sido fundada por el propio Fulgrim. Ferrus se secó el sudor de su frente y se sobresaltó al sentir la carne dañada de sus manos. Las miró y por momentos sintió que no eran reales, que estas manos con cicatrices, costras y carne no eran suyas. Aún seguía olvidando que se había quitado su capa de metal al final de la cruzada y había alentado a sus hijos a hacer lo mismo, para que así volvieran a confiar en su propio cuerpo y dejarán de rechazar la carne como una debilidad. Miró al cielo y no pudo evitar pensar, ¿que estarían haciendo sus hijos ahora? Muchos habían vuelto a sus planetas de origen en Medusa y Terra, otros cuantos lo habían seguido a su nueva estadía en Chemos y la gran mayoría habían sido dispersados por la galaxia, para mantener el orden y la seguridad del Imperio de la Humanidad. No podía negar que él estaba orgulloso de su labor, aunque nunca podría decirles eso a la cara desde su retiro. —¿Ferrus...? —preguntó Fulgrim adormilado desde la cama. —¿Te despertó el vacío en mi lado de la cama? Fulgrim asintió con un ojo medio abierto —¿Por qué estás despierto a estas horas?, aún falta mucho para el amanecer... Ferrus se acercó a él y besó su frente. —Solo me levanté por él calor, ya me vuelvo a acostar. —Estoy recién levantado, pero ni así te creeré eso, te conozco demasiado, hermano. Fue bastante ingenuo al pensar que podría engañar al único hermano que realmente lo conoce y que ha dejado entrar en su vida y pensamientos. Resignado se sentó a su lado. —No mentí al completo, tu mundo es realmente ideal, Fulgrim, pero aún no aprendo a lidiar con el calor. Fulgrim se recostó en su hombro. —Te acostumbras, al menos ya no es tan caluroso como antes desde que creamos nuevas áreas verdes y limpiamos nuestras aguas. ¿Pero qué más te mantiene despierto? —... Que todo ha cambiado muy rápido —le dijo en un tono demasiado suave para él— la cruzada acabó y aún me siento fuera de lugar en un Imperio pacifico. Fui criado, más bien, creado para luchar. Y ahora que mi mayor preocupación sea atender los eventos sociales contigo se siente tan extraño para mi. Fulgrim lo dejó hablar y lo escuchó atentamente, su rostro no dio pistas de sus pensamientos mientras oía lo que tenía que decir hasta que terminó. Sus dedos tomaron su barbilla y lo hizo mirarlo a los ojos. —Ferrus, me atrevo a decir que todos sentimos de cierta manera lo mismo que tú. Después de todo no fuiste el único creado por nuestro padre para luchar por el sueño de una humanidad unificada. Las cosas han cambiado, y es bueno que así sea, el imperio no puede quedarse estancado en una sola era y nosotros tampoco. Debemos seguir avanzando al igual que la humana hacia un futuro más brillante, siempre apuntando a ser mejores ¿recuerdas? La perfección nunca se alcanzará quedándose en un mismo lugar por siempre. Las manos de Fulgrim bajaron para sostener las suyas. El contraste entre la suave piel de su amado y su piel maltratada era de las pocas cosas que había aceptado rápidamente como parte de su nueva vida.  No pudo luchar contra el impulso de sonreír. —Nunca dejaré de sorprenderme por el poder que tienes sobre mi. No importa cómo estén por sobrepasarse mis emociones y pensamientos. Tus palabras siempre encontrarán la forma de darme la tranquilidad que necesito. Se inclinó para compartir un beso suave como una caricia. La risita que provino de Fulgrim le pareció encantadora. —No me des todo el mérito a mi. Tú también has logrado colarte en mi vida para brindarme esa misma tranquilidad —bostezó y se volvió a recostar en la cama—. Pero si quieres agradecerme por eso me sentiría más que satisfecho con que regreses a la cama, mañana también tenemos asuntos importantes que atender. Ferrus no pudo negarse a tal petición y se acostó a su lado. Fulgrim no tardó en volver a ponerse cómodo sobre su pecho.

***

Lucius miraba de reojo la mano de su primarca, luego seguía leyendo los informes frente a él y luego otra vez la mano de Fulgrim. —Lucius, si tienes algo que preguntara agradecería que lo hagas ahora.  —Mi señor, espero no ser muy entrometido, ¿pero a qué se debe ese anillo en su mano? —pregunto señalando el anillo en cuestión que tenía el grabado de una serpiente y una hermosa gema morada en el centro. —Oh, ¿esto? Es el anillo que Ferrus me dio el día de nuestra boda —la tranquilidad en su voz contrastaba mucho con la noticia que acaba de dar, como si fuera un evento común sin mayor relevancia para otros. —¡¿Se casaron?!  Fulgrim lo miró extrañado. —¿No te habías enterado? Creí que los rumores se esparcían más rápido. —Mi señor, con el mayor de los respetos. ¿Por qué no fui informado directamente de esto? Se supone que pertenezco al círculo más íntimo de los Hijos del Emperador, me parece justo que yo hubiera sido de los primeros en enterarme. —Entiendo tu punto, Lucius, pero me temo que estabas demasiado lejos en el momento de la ceremonia para recibir el mensaje a tiempo, además, iba a ser una boda pequeña e íntima, gloriosa, pero solo estuvieron presentes mis hermanos, mi padre, Malcador, Valdor, Vespasian y Eidolon. Muchos de tus hermanos no se enteraron hasta tiempo después, preferí mantener esto como algo personal por un tiempo. —¿Entonces no soy el único que no estaba enterado? —Probablemente. Lucios se sobó la sien, sentía que le iba a dar un dolor de cabeza en cualquier momento. —Muy bien, al menos no fui el único fuera de esto, pero tengo otra pregunta ¿por qué está tan tranquilo al respecto? Creí que estaría más animado al respecto. La mirada afilada de Fulgrim lo hizo dar un paso atrás al sentir que había hablado de más pero el ánimo de Fulgrim rápidamente se enfrió. —Eso fue bastante descortés de tu parte hijo mío, si no me veo lo suficientemente animado al respecto es solo porque la realidad de mi vida en matrimonio ya se ha asentado, ya es una parte de mi vida diaria. Pero eso no significa que no esté contento al respecto. Lucius hizo una reverencia. —Lo entiendo y lamento mi insolencia padre, nunca fue mi intención faltarle al respeto a usted o a su marido. —No te mortifiques tanto, un desliz lo comete cualquiera, solo intenta hablar con más tacto la próxima vez. —Entendido, padre.  Ambos volvieron al trabajo que los había reunido ese día luego de tanto tiempo pero Fulgrim aún podía notar las ansias de Lucius por decir algo más. Era un gran espadachín, pero era terrible manteniendo a raya sus deseos y pensamientos. Ahora entendía porque Saul siempre estaba ahí para evitar que actuará por imprudencia o arrogancia. Después de que Lucius estuvo casi diez minutos fingiendo que estaba realmente leyendo lo escrito en los informes Fulgrim suspiró y le preguntó directamente. —¿Ahora qué quieres preguntar? —Bueno, si ahora usted y el primarca Ferrus están casados... ¿Eso significa que él ahora es nuestro padre también? Fulgrim abrió los ojos con incredulidad pero no pudo contener la carcajada. Lucius se puso rojo de la vergüenza al escucharlo reírse por su pregunta que hizo con toda seriedad. —¡Oh Lucius! Esta vez me atrapaste, no esperaba esta pregunta, mucho menos que viniera de ti. Pero supongo que tienes un punto, podrías hacerlo, pero como mi recomendación personal te digo que no lo hagas, Ferrus no podría estar muy cómodo con la idea. Lucius solo asintió y hundió su rostro colorado en los papeles que empezó a leer con gran rapidez. Ojalá Saúl nunca sepa de esto.

***

«Si fuera una mujer definitivamente ya habría quedado embarazada» Eso fue lo que pensó Fulgrim mientras yacía en la cama junto a Ferrus, su respiración aún estaba agitada y sus mejillas seguían calientes luego de una tarde "compartida" entre los dos. Pero el pensamiento de cargar con un niño producto de eso mismo lo hizo tocar su vientre ante la idea de un mundo donde tuvieran pudiera engendrar un hijo. Tal vez con la magia de Magnus podría conseguirlo. —¿Ahora qué tienes en mente? —Murmuró Ferrus bien acariciaba su cabello. —Solo pensaba en cosas imposibles. —¿Tu diciendo que algo es imposible? Ahora estoy intrigado. Fulgrim se debatió sobre si debería hablar al respecto, pensando en que probablemente la idea le parecería desagradable a Ferrus. —Te lo diré, solo si prometes no molestarte... Su hermano lo miró sin saber qué esperar. —¿Por qué me molestaría? —Solo prometelo, no quiero que te desagrade después. —Bueno, bueno lo prometo. Fulgrim jugó distraídamente con uno de sus mechones de cabello, intentando esquivar la mirada de Ferrus. —Pensaba en cómo sería tener un hijo tuyo... y si tal vez podría tener un vientre para cargarlo con ayuda de Magnus y su magia extraña... Ferrus no dijo nada y eso empezó a ponerlo nervioso. —Si, se que es raro pues no se supone que funcione así, pero solo fue un pensamiento fugaz que tuve. —¿De verdad estaría dispuesto a eso? —Fulgrim no esperaba que respondiera con una pregunta— ¿Estarías dispuesto a tener un hijo mío? La cara de Fulgrim se tornó de un rojo intenso por la palidez de su piel. —Si tu también lo quisieras podría intentarlo... Una sonrisa torcida se formó en los labios del primarca de ojos plateados ante la idea de tener un hijo biológico con su amado. —Tal vez en otro momento podríamos agendar una cita con Magnus, después de discutir los cambios que un niño traería a nuestra vida, claro. El rostro de Fulgrim se iluminó con esperanza. —¿De verdad? ¿También quisieras tener un hijo conmigo? —¿Por qué no? Tengo muchos hijos genéticos, pero un niño que sea de mi misma sangre y que también comparte la tuya suena a una maravilla. Fulgrim envolvió sus brazos a su alrededor y comenzó a besar su rostro, estaba tan feliz y no podía esperar el momento de hablar con Magnus al respecto. ¿Sería muy pronto para planear la decoración del cuarto del bebé?

***

—¿Es necesario que esté tanto tiempo así? —Tranquilo querido, ya casi termino con la pintura, sabes que esto lleva mucho tiempo, por eso te agradezco por tu cooperación al ser mi modelo. —Eso lo entiendo, pero lo que no entiendo es porque tengo que estar desnudo. Una sonrisa traviesa delató que disfrutaba de poner a su marido en esta situación. —Solo es por el bien del dibujo, necesito una buena referencia mientras trabajo. —¿Y que se supone que estás dibujando? —Estoy haciendo una pintura de un dios de las viejas creencias de Chemos, el dios de los herreros y artesanos. Pensé que por su puesto no habría mejor modelo que tú. —Ya veo, tú también tienes el nombre de un dios ¿verdad? —Así es, Fulgrim, el dios portador del agua del mito de creación de Chemos. Bastante apropiado dadas las circunstancias de mi llegada. Su mano se siguió moviendo sobre el lienzo mientras terminaba su trabajo. Si bien su pintura del dios claramente seguía las descripciones del antiguo dios era más que obvio que había sido hecho usando amado como modelo, eso para Fulgrim solo le daba más sentido que hubiera sido adorado como un dios de los herreros si hubiera sido más parecido a su hermano que poseía la habilidad de hacer hermosos trabajos aún ahora que se había despojado de sus manos plateadas. —¡Muy bien, terminé! —Por fin —exclamó Ferrus mientras tomaba una toalla que tenía lista al lado para amarrarse a la cintura— déjame verla. Fulgrim muy orgulloso se hizo a un lado para dejarlo ver su trabajo terminado. Ferrus aunque no fuera un maestro de las artes ni pudiera valorarlas tanto como Fulgrim supo apreciar que la pintura de su pareja era magnífica, no dudaba que fuera admirada por todos los que la vieran. Pero había un importante detalle en la obra que lo molestó. El dios estaba vestido. Volteó a ver a su hermano que solo le sonrió con fingida inocencia. —¿Por qué tienes esa expresión? ¿No te gustó el resultado? Ferrus tomó a Fulgrim de la cintura y lo pegó a él bruscamente. —Esta me la vas a pagar.  El Fenicio solo se lamió sus labios carnosos con una expresión casi desafiante. —Me gustaría ver que lo intentes.

***

—¡¿Siempre tienes que actuar de la manera más irritante?! —¡¿Y tu no sabes otra forma de comportarte que no sea como un bárbaro sin educación?! Los gritos de los primarcas hacían eco por los pasillos asustando y manteniendo alejados del conflicto a los trabajadores del palacio por miedo a verse involucrados en la disputa. Esta era la primera vez que venían a los dos semidioses discutir así, era tan diferente a la pareja normalmente amorosa y unida se habían acostumbrado a ver y admirar. —¡Pues si tanto te molesta mi forma de hacer las cosas mejor encárgate tú, ya que eres tan perfecto y siempre tienes la razón! —Vaya que amable ¡No se porque siquiera tienes aún tu cabeza si claramente nunca la usas para nada que no sea destruir! Ferrus le lanzó una mirada mordaz a Fulgrim antes de salir con un fuerte portazo. ¿Cómo se atrevía a hablarle así? ¿Solo porque él prefería complicar las cosas más de la cuenta sus sugerencias tenían más peso que las suyas? Estúpido, eso era tan estúpido. Salió por la puerta más cercana del palacio y caminó hasta su taller. Se quitó la ropa elegante e incómoda que Fulgrim le pedía que usara y se quedó desnudo de la cintura para arriba. Tomó sus herramientas y se puso a trabajar ¿qué iba a hacer? No sabía, solo trabajaría para sacar toda la frustración que cargaba en ese momento. A veces él simplemente lo sacaba de sus casillas. Podía llegar a ser demasiado arrogante y tan terco, aún no olvida como insistió en que podría deshacerse de los Laer en unos meses, tuvo suerte que él estuviera cerca del sector para darle su ayuda, quién sabe qué habría pasado si lo hubiera dejado lidiar con eso solo. La imagen de esos xenos entrelazados en el templo lo sigue acosando en pesadillas. Su respiración pesada era silenciada por el ruido de su martillo golpeando el metal mientras le daba forma a su creación. Su molestia iba disminuyendo con cada golpe, siguió trabajando hasta que llegó la tarde.  Su humor se había enfriado al igual que el metal y ahora solo quedaba la vergüenza por como se había comportado y su forma de hablarle a Fulgrim. Se supone que ellos eran mejores que eso y aún así arremetió contra la persona que amaba por una estupidez. Puso su mano en su cara en señal de vergüenza, tenía que disculparse con él. Salió del taller sin volver a ponerse la ropa o siquiera limpiarse. Su rostro y torso estaban manchados con hollín pero no se molestó en preocuparse por eso. Caminó hacia el estudio de Fulgrim donde de seguro habría empezado un nuevo proyecto de arte para desahogar sus propias emociones. No tardó mucho en casi chocar con él cuando dio vuelta en uno de los pasillos. No había sido el único con una intención tan fuerte de disculparse que salió sin arreglar su apariencia. Fulgrim llevaba su delantal manchado con pinturas de todos los colores e incluso sus manos estaban sucias, seguía viéndose mejor que Ferrus, pero todavía no es la apariencia que suele mostrar en público. —Ferrus-. —Fulgrim-. Ambos hablaron a la vez queriendo arreglar las cosas lo más pronto posible. Ferrus prefirió ceder antes que enfrascarse en interrupciones que no llevarían a nada—Habla tu primero, por favor. —... Lo siento, lo que te dije en la mañana fue vil, por más molesto que estuviera nunca debí de arremeter así contra ti. Mucho menos gritar lo último que te dije... —Yo no me comporte mejor. Te hablé como un cretino y te insulte sin pensar en cómo te sentirías. Lo siento mucho, Fulgrim. El ánimo entre los dos se sintió más ameno ahora que habían reconocido sus errores y se habían disculpado. No podían estar peleados mucho tiempo, simplemente les era imposible estar en bandos opuestos aún después de una discusión.  Los dos se abrazaron y se dieron un beso. Se sentían más ligeros que antes. —Hueles a cenizas, ¿puedo ver lo que creaste esta vez? —Solo si tu me dejas ser el primero en ver tu nueva obra de arte.

***

—Esto es raro. —¿A qué te refieres? —Siempre vi a mi primarca como un hombre recto, de férrea convicción y temperamento corto, así que verlo así... —sus ojos miraban hacia donde estaba Ferrus con la mano en la cadera de Fulgrim. Mientras charlaban con los aristócratas de Chemos que había en la fiesta a la que fueron invitados—. Es bastante extraño... Akurduana también miró a los dos primarcas. Su padre se veía feliz, no por estar en la fiesta en sí sino porque estaba acompañado de Ferrus. —Yo creo que se ven lindos, se nota que ambos se tienen en gran estima. —Están casados, Akurduana, creo que lo que sienten es más que estima —recalcó DuCaine. —Ah, es verdad, a veces olvido eso. —¿Cómo vas a olvidar que tu padre está casado con el mío?  Akurduana se encogió de hombros —Pocos fueron invitados a su boda, normal ya que somos demasiados hijos para siquiera pensar en reunirnos todos en una celebración tan personal, tendrían que realizarlo en un planeta casi desértico de querer hacerlo así. Tu si tuviste el honor de asistir ¿verdad? Sin su armadura puesta se volvió más evidente la forma en la de DuCaine infló su pecho con orgullo. —Así es, fui de los pocos escogidos para tener ese honor. —¿Y cómo fue? ¿Hubo lágrimas como en las bodas humanas? —No había casi ningún humano presente así que no realmente, pero aquí entre nosotros, por un momento creí que tu padre iba a derramar una lágrima de alegría. No me sorprende que mi padre lo adore, incluso así se veía glorioso. Akurduana se encontró imaginando la situación. Aunque no creía que las palabras o la mente pudieran representar un momento tan único en la galaxia como lo es la unión de dos primarcas. —Me hubiera gustado verlo. Hubiera sido un gran honor ver cumplirse el sueño de mi padre. Su hermano astarte lo miró extrañado. —¿Su sueño? Creí que su sueño era alcanzar la perfección. —Solo superficialmente, en realidad ese es solo uno de sus muchos sueños, después de todo tener una sola aspiración en la vida sería cerrarse a las posibilidades y te dejaría vacío cuando la consigas —aclaró como si fuera lo más evidente del mundo—. No era ningún secreto para la legión el profundo amor que se tenían y corrían rumores de que nuestro padre había dicho que al final de la cruzada le gustaría unirse a Ferrus en Chemos, ese sería su sueño de jubilación. La mandíbula de DuCaine cayó ante esa revelación. —¿Él les revelaba ese tipo de cosas? —Bueno, no lo dijo directamente y como dije era un rumor pero honestamente nadie dudaba de él. Por lo demás, si, Fulgrim fue muy abierto con nosotros sobre su relación con Ferrus. ¿Tú primarca no lo fue? DuCaine se rascó la nuca incómodo. —No es que fuera un secreto. Pero normalmente no decía nada sobre Fulgrim a menos que él viniera a luchar de nuestro lado. Supongo que él era más reservado en ese aspecto. —Que extraño, con lo fácil que muestra su cariño por mi padre ahora pensé que él tampoco tenía problemas en hablarlo con ustedes. —No es que tuviera un "problema" es solo que estábamos ocupados en la cruzada, nos remarcaba como habíamos sido creados todos para la guerra, nada más. Supongo que por eso a mi legión nos resulta tan extraño vivir en una época de paz... —le confesó con algo de pena a Akurduana, pues era la primera vez que lo hablaba con alguien. El astarte rubio puso su mano en su hombro en ese momento de confianza entre ambos. —Creo que todos nos sentimos así en mayor o menor medida. No estás solo en eso. Sabes, si te ayuda a distraer tu mente podríamos intentar hacer cosas juntos más a menudo. —¿Cómo que? —Cualquier cosa, tal vez podrías modelar para mi para un retrato o podríamos visitar los lugares más paradisíacos que Chemos tiene para ofrecer. O simplemente podemos ir a la jaula para que te pateé el trasero. —¡Oh hasta crees! —exclamó con una carcajada— He aprendido muchas cosas en estos años que pasaron desde la última vez que nos enfrentamos, por buen espadachín que seas esta vez yo seré el vencedor. —Suenas muy seguro de ti mismo, me gusta eso de ti —la banda del salón comenzó a tocar una melodía que daba inicio al baile, todas las parejas, incluidos los primarcas, tomaron las manos de sus parejas y comenzaron a danzar juntos al ritmo de la música. Akurduana se paró frente a DuCaine y extendió su mano—. ¿Te gustaría ser mi pareja de baile? DuCaine lo miró perplejo. —Te refieres... ¿A que bailemos como nuestros padres? —¿Te molestaría eso? DuCaine miró a su primarca. Sostenía la mano de Fulgrim mientras tenía la otra mano en su cadera. No sabía siquiera que su padre supiera bailar, pero sus pasos se movían coordinados con los de su marido. Veía como todos admiraban a la pareja, se veían tan bien juntos, como dos piezas que trabajan en conjunto para mantener al sistema girando. ¿Se vería igual con Akurduana? —... Al diablo, vamos a disfrutar de esta noche. —contestó al tomar la mano de Akurduana, que muy alegre los llevó al centro del salón para unirse a las demás parejas que bailaban con sus citas de esa noche. Tal vez al final de la fiesta podría encontrar el momento perfecto para confesarse a su amigo. Por ahora solo iban a vivir el momento.

***

—Quién diría que el noble Fénix podría caer tan bajo. La voz ronca de su hermano hizo que Fulgrim se estremeciera. Aunque no podía verlo en la oscuridad del cuarto aún podía sentir sus manos apretar su blanca piel como si quisiera dejar su marca a propósito para que todos vieran que había sido tocado por alguien más. Y por si fuera poco, su traición se consumaba en la cama que compartía con su esposo. —No... No hables... —¿Por qué? Es porque te molesta que te recalque la traición que estas cometiendo ahora mismo ¿no es así? Fulgrim apretó sus labios conteniendo sus gemidos al sentir como su mano llegaba a sus zonas más sensibles. —Prometiste serle fiel a la Gorgona, tu marido, pero aquí estás dejando que te toque a mi gusto, no eres más que una ramera, ¿con cuántos más los has engañado antes?  —¡Ninguno! —exclamó casi ofendido por la acusación— Con ninguno... No había cuestionado mi lealtad hasta ahora... —Oh entonces debería sentirme honrado porque me eligieras a mí por encima de otros primarcas. No te preocupes, esto quedará entre nosotros. Sus manos se movieron hasta llegar a su trasero y no tardó en ir más allá, presionando sus dedos contra su culo. Él jadeó por la sensación y eso sacó una sonrisa de su hermano. —Nunca pensé que por fin podría tenerte así, temblando bajo mi toque. Pero antes de seguir con esto quiero que digas algo. —¿Qué... Qué es lo que quieres? El primarca sonrió y le susurró al oído. —Quiero que digas que me quieres a mí por encima de la Gorgona. Fulgrim abrió los ojos escandalizado. —¡Yo nunca diría tal cosa! —No te hagas el digno ahora, si no me prefirieras no estaría aquí ofreciéndote ante mí como una prostituta. No le estarías siendo infiel a Ferrus ni traicionando tus votos. Solo se honesto y dilo, entonces te daré lo que buscas. Los labios de Fulgrim temblaron. No podía, no podía decir eso, no quería a nadie por encima de su hermano, una parte de él podría admitir que ni siquiera quería más a su padre que a él... Pero también quería ser tocado por otro, necesitaba terminar lo que empezó. —Yo... —las palabras salieron débilmente, casi como si su voz se fuera a quebrar— yo te qui- —¿Señor Ferrus? —uno de los sirvientes tocó la puerta y ambos hombres se quedaron helados en su lugar—. Señor Ferrus por favor salga un momento por favor. —... Como les encanta joder —Ferrus de mala gana se levantó de la cama para encender las luces y abrir un poco la puerta para que no pudiera ver a Fulgrim en la cama—. ¿Qué carajos quieren ahora? El pobre sirviente se estremeció de miedo por la molestia en su voz. —Mi- mis disculpas, señor, es solo que necesitan que firme uno de los informes de sus astartes antes de ser enviado a otra de sus bases. —¿Solo por eso vienen a molestar? Dejárselo a DuCaine, ya lo firmaré luego. —Pero señor esto es... Ferrus no lo dejó terminar de hablar. —¿Quieres que te lo repita? —su tono de voz dejaba claro que no estaba de humor. —N- no señor, mis disculpas.  El pobre sirviente salió corriendo por su vida mientras que Ferrus azotó la puerta. Volteó para ver a Fulgrim semidesnudo cubriéndose la cara con sus manos, pero sus orejas rojas delataban lo avergonzado que estaba. —Vaya forma de matar el momento. —Quiero que me trague la tierra... Ferrus se sentó a su lado y lo acercó a él. —¿No eras tú el que quería hacer esto? —¡Si pero si te interrumpen a la mitad deja de ser caliente y solo se vuelve vergonzoso! —exclamó quitando sus manos dejando ver todo su rostro enrojecido— Espero que no haya escuchado nada de eso, me moriría de ser así. —Estas siendo muy dramático Fulgrim, no es como si fuéramos los únicos en la galaxia que hacen este tipo de cosas. —Tu no lo entiende Ferrus. ¿Qué dirían mis hijos si se enteraran? —Que definitivamente no te quedas sin ideas en el dormitorio. —¡Oh por el trono cállate! Ferrus se empezó a reír aunque fuera a costa de Fulgrim. Y por más avergonzado de estuviera su diversión era contagiosa y Fulgrim acabó riéndose de la situación también. Ya daba igual, podría intentarlo en otro momento.
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