***
En lo que pareció un abrir y cerrar de ojos, arribó la primera fecha de quidditch y Harry estaba muy emocionado. Desde que los Gryffindor actuaban cada vez más antagónicos contra Harry (hasta los había oído susurrar en más de una oportunidad que tal vez era un mago tenebroso), no dudo en vestirse con todo lo que pudo encontrar verde esmeralda, incluyendo su bufanda de Slytherin (al igual que sus túnicas, la bufanda que venía incluida en su ropa de colegio se transformó cuando fue elegido por el sombrero). Vio a los jugadores salir a la cancha y no pudo evitar pensar que estaría bastante nervioso el próximo año, si fuera él el que saliera al campo con todo el colegio gritando. Ya que no solo habían venido los Gryffindor y Slytherin, también Ravenclaw y Hufflepuff, casi todos los profesores e inclusive algunos padres. La profesora Hooch (que también hacía de referí) había pitado y todos los jugadores salieron volando por los aires. Mientras los guardianes salían disparados para sus aros respectivos, los cazadores iban velozmente tras la quaffle, los bateadores circulaban encima esperando que finalmente soltaran las bludgers y los buscadores subían encima de todos intentando ver la snitch que había sido liberada antes del pitido. Harry llegó rápidamente a la conclusión de que era el juego más estrambótico, emocionante y con pocas reglas que había visto en su vida; no había nada que deseara más que jugarlo. El comentarista, Lee Jordan, era la persona más sesgada que Harry había oído en su vida. Básicamente celebraba todos los goles de Gryffindor, lamentaba los de Slytherin e ignoraba al propósito cuando los de Gryffindor cometían una falta contra Slytherin. Los gemelos Weasley, que eran muy famosos por sus bromas, también eran grandes jugadores y era claro que eran los mejores bateadores en el partido, obligando a los cazadores de Slytherin a desviarse y soltar la quaffle para evitar ser golpeados. Así el partido se fue volviendo cada vez más a favor de los Gryffindor. Harry igual gritaba sin parar, de hecho, era el más escandaloso de los de su año. “¿Podemos ganar aún?” preguntó cuando el partido ya se había alargado y había llegado a 110 a 80 a favor de Gryffindor. “¡Claro que podemos!” exclamó Nott. “¡Sí! Solo tenemos que atrapar la snitch para ganar, ya que serían 50 puntos a nuestro favor” empezó a explayarse Daphne, que había pasado todo el partido analizando las jugadas “ninguno de los dos buscadores parecen buenos honestamente, así que probablemente se alargue el partido aún más antes de que la atrapen, pero con tal que la diferencia no crezca a más de 50 puntos podemos ganar” “Eso también es asumiendo que vamos a atraparla” intercedió Davis “como dijiste, ninguno de los dos son buenos, así que no tenemos asegurado atrapar la snitch” “Vamos Tracey” le respondió Bulstrode, dándole un golpecito suave con su propio hombro “hay que ser un poco más positivos” De repente, el buscador de Gryffindor que estaba sobre los aros de Slytherin se lanzó hacia los jugadores y el de Slytherin que estaba un poco más atrás no dudo en seguirlo. “¡Y parece que los buscadores finalmente han visto la snitch!” vociferó emocionado Lee Jordan. Ambos buscadores volaban tras la snitch (que Harry seguía con atención), prácticamente tumbando a los jugadores que estaban en el camino, aparentemente sin importarles si eran de su equipo o no. “¡Y la snitch ha hecho una vuelta de 180 grados! Regresándose sobre sus pasos, evadiendo los buscadores y desapareciendo” comentó Jordan decepcionado al igual que el resto del colegio. Pero Harry sabía que ese no era el caso, veía que se escondía detrás de un bateador, y por suerte el buscador de Slytherin la vio eventualmente y se lanzó nuevamente tras la snitch, casi tumbando a su propio capitán, Flint. Finalmente la atrapó y Harry junto a sus compañeros de casa rugieron su satisfacción. El partido había terminado 160 a 140 a favor de Slytherin.***
Camino a la sala común a celebrar la victoria, Harry y Daphne se encontraron con Justin y otros dos Hufflepuff. “¡Harry! Tiempo sin hablar contigo. Qué increíble el quidditch ¿no?” exclamó Justin. “¡Sí! No puedo esperar al próximo año para intentar ingresar al equipo” le respondió Harry. “Bueno, no sé si yo quiera jugar en el equipo. Creo que prefiero verlo desde las gradas” rio Justin. “Y que mal educado de mi parte… déjame presentarte a Abbot, Hannah Abbot” dijo señalando a la chica a su lado “y Macmillan, Ernie Macmillan” terminó señalando al otro chico a su lado. Aunque eran magos, Harry estaba seguro de que si hubieran sido muggles, ellos también habrían tenido su plaza reservada en Eton. “Un gusto” le hizo el saludo entre magos Macmillan, con entusiasmo y confianza. Constaba, en vez de agarrarse las manos y apretarlas; en agarrar el antebrazo (donde no estaba la varita) de la otra persona y darle un apretón, mientras la otra persona hacía lo mismo, se podía agarrar el hombro con la otra mano o dejarlo así. Y por supuesto, era el mismo saludo ya fuera un mago o una bruja. “Igualmente” le sonrió Macmillan. “Un placer” le dio el antebrazo Abbot, tranquila y serena. “Igualmente” respondió Harry. Hubo unos segundos incomodos hasta que Harry se recordó que tenía que presentar a Daphne. “Greengrass, Daphne Greengrass” se apresuró a introducirla, señalándola. “¿Disfrutando de Hogwarts, Daphne?” le preguntó Ernie con suma familiaridad. “Aún más de lo que esperaba” sonrió. “Ya va ¿se conocen?” inquirió Harry sorprendido. “Ohh, solo desde que éramos pequeños” rio Abbot, antes de que su sonrisa se volviera ligeramente forzada “y él es Finch-Fletchley, Justin Finch-Fletchley” Harry notó que tanto Abbot como Macmillan se movieron sutilmente a los lados de Justin, algo que estaba seguro de que si él lo había notado, Daphne 100% lo había notado. Daphne sonrió y movió su cabellera “un apellido curioso” Abbot se movió incomoda, mientras Macmillan pareció lanzarle una mirada de advertencia. Justin miró a sus amigos sutilmente antes de continuar, un poco más altivo que de costumbre. “Sí, no es tan común en el mundo mágico, pero mis padres no querían que yo perdiera el orgullo y la historia de tener sus apellidos respectivos, así que los unieron” “En ese caso…” y miró a los tres “es un placer conocerte Justin Finch-Fletchley” sonrió, dándole el saludo entre magos. Después de charlar un poco más, se despidieron y se dirigieron a la sala común. “¿Hiciste eso al propósito?” preguntó Harry. “Obvio; les quiero por supuesto, pero creen que porque soy una Greengrass y Slytherin voy a maldecirlo o algo, solo por ser hijo de muggles…” sonrió pícaramente.***
La navidad o yule (como le decían los magos) se acercaba y con ella las vacaciones de invierno. Harry, que se había inscrito el momento que el profesor Snape pasó la lista a ver quién se quedaría, estaba muy feliz de pasar en el castillo lo que probablemente sería su mejor navidad. Hasta el clima parecía coincidir, cayendo una gran nevada justo después de inscribirse y pudieron salir a jugar y revolcarse en ella. Lo malo por supuesto, era que la mayoría de los estudiantes se irían con sus familias, incluyendo Daphne. “De verdad siento que vayas a pasar yule solo” le comentó Daphne el día que partían, mostrándose apenada y triste por Harry. “No te preocupes Daphne, en serio” le sonrió Harry, y Daphne se sorprendió, no por primera vez, que su sonrisa fuera sincera “estaré bien y será mucho mejor que pasarlo con los Dursley, probablemente sea mí mejor navidad” Después de que una multitud de emociones pasaran fugazmente por su cara, Daphne sorprendió a Harry abalanzándose sobre él y dándole un gran abrazo. Harry, estupefacto y no habiendo recibido abrazos que se recordara, se lo devolvió torpemente. Aún con sus brazos alrededor de Harry “espero que tengas un gran primer yule Harry. No lo dudes, eres uno de los nuestros y este es tu hogar” y se separó ligeramente ruborizada.***
Harry, por supuesto, no estaba solo solo. Había estudiantes de todos los años y casas que se habían quedado. En su año y casa, se quedó también Millicent Bulstrode, la cual había estado los últimos días más altiva y arisca que de costumbre; pero Harry igual estaba feliz de que hubiera alguien y que no fuera Malfoy o Parkinson. Harry apreció lo tranquila que se había vuelto la sala común y se la pasaba junto a las chimeneas manteniéndose caliente. Bulstrode se la pasaba junto a él, aunque no hablaba mucho. De hecho, Harry notó que cuando se le olvidaba ser arisca, parecía triste. Finalmente llegó el día de navidad (o yule, como intentaba corregirse en su mente) y… ¡quedó en shock al ver una pequeña pila de regalos en su cama! Una gran sonrisa iluminó su rostro. Antes de poder abrir el primero, un pequeño golpe en la puerta de su dormitorio sonó. “¿Sí?” respondió, confuso de quién querría entrar a esta hora. “Es Bulstrode” contestó abriendo la puerta un poco “me preguntaba si querrías abrir los regalos juntos” Harry saltó de la cama, agarró los regalos en su regazo y fue a bajar a la sala común antes que Bulstrode intercediera “¿y si mejor abrimos los regalos acá? Podría haber muchos de los años superiores en la sala común…” Harry se sorprendió, aunque Bulstrode no era tan extrovertida, tampoco se veía como una niña tímida. “Dale” Una sonrisa fugaz pasó por su cara antes de salir corriendo. Harry no tuvo que esperar mucho antes de que supiera porqué había salido corriendo; había ido a buscar sus regalos y regresó con una pila de regalos algo más grande que la de él, que puso en la cama de Harry “un momento, voy a buscar los demás” no sin antes dirigirle una mirada extraña a su pijama. Las pijamas eran cortesía de Dudley al que ya no le quedaban, y por ende 3 tallas más grande de lo que era necesario. Harry se ruborizó por eso y por haber considerado que su compañera de casa hubiera tenido apenas una pila solo un poco más grande que la de él; que era la primera vez que recibía más de un regalo. Al final regresó con la segunda y última pila de regalos y parecía que su pila en total era tres veces más grande que la de Harry. Bulstrode se lanzó sobre su cama con una gran sonrisa, cruzó las piernas e insistió que Harry abriera un regalo primero. Parecía que se le había olvidado ser arisca y altiva al ver su pila de regalos. Harry fue a agarrar el primer regalo de la pila cuando ella intercedió “no, no, mi madre dice que siempre hay que empezar por los regalos grandes primero y dejar los pequeños de último. Ella dice que los regalos pequeños casi siempre son los más importantes y especiales” “Bueno, está bien” respondió con una sonrisa tranquila, aún si solo tuviera dos regalos ¡sería una mejoría! Agarró el regalo que estaba en la base, un gran regalo rectangular sin bordes claros y suave al tacto; Harry no tenía idea que era. “Hay una carta ¡Ve de quién es!” Harry arrancó la carta del regalo y la abrió; un pergamino bello y lujoso salió de él. “Es de los Greengrass, de los padres de Daphne” le respondió sorprendido. ‘Estimado Potter, No sabes la alegría que nos embargó oír que nuestra querida Daphne haya entablado amistad contigo. Esperamos que en un futuro no tan lejano nos lleguemos a conocer. Daphne nos contó que se te habían olvidado ciertas prendas y quisimos adelantarnos y regalarte algunas, esperamos que sean de tu agrado. ¡Feliz Yule! ¡Bienvenido de regreso al mundo mágico! Atentamente, La Antigua y Noble Casa de Greengrass’ Abrió el paquete y se ruborizó al darse cuenta de que eran pijamas y ropa casual para cuando saliera de clases o era finde. Pensaba que había sido subrepticio, pero claramente Daphne (y posiblemente los demás) habían notado que siempre andaba en sus túnicas de colegio para no ponerse la ropa de Dudley. “Los Greengrass siempre son atentos” mencionó Bulstrode al notar el regalo “vamos ponte algo de ese bulto” le sonrió, solo ligeramente altiva. Bulstrode se bajó de la cama y cerró la cortina “vamos apurateee” Harry se cambió lo más rápido posible a lo primero que encontró que combinara: una remera azul oscura, unos pantalones cómodos y anchos color bordó, y finalmente una prenda superior que parecía una mezcla entre un chal y un poncho verde bosque. Abrió las cortinas y Bulstrode silbó “bueno, bueno…miren quién finalmente parece un mago de alta cuna” Harry puso los ojos en blanco ante el comentario “es tu turno de abrir un regalo” y Bulstrode saltó a la cama de nuevo, todo lo demás olvidado. Fueron abriendo los regalos, compartiendo cuando algo era comestible. Hubo, sin embargo, cuatro regalos que sobresaltaron sobre los demás. Uno era un regalo que contenía una multitud de regalos pequeños adentro con una única carta. No dejó que Harry la leyera, pero claramente era muy personal porque se largó a llorar en medio de sonrisas. “Son de mis hermanos” le aclaró cuando se calmó. Después hubo otro paquete irregular como el de los Greengrass, pero más pequeño. “No puede ser… creo que es una capa de invisibilidad” bufó Bulstrode sorprendida. Y de hecho, al ponérsela su cuerpo enteró desapareció. “Que suerte tienes Potter, es un objeto particularmente difícil de conseguir” le comentó “hay una nota, por cierto” Harry la leyó y se sorprendió al notar que la capa había sido de su padre; que absolutamente bizarro recibirlo de alguien que ni firmó la carta. “Bueno, sabemos al menos que es un traidor de sangre, así que probablemente no sea de Slytherin” Bulstrode dijo con total naturalidad. “¿Qué? ¿Cómo sabes eso?” preguntó anonado. “¿No es obvio?” le respondió ladeando la cabeza “escribió 'Feliz Navidad’; ningún mago u bruja hecha y derecha diría algo así” Harry se quedó cavilando un rato; si era así, la única persona que podría ser sería Hagrid, pero él ya le había regalado una flauta ¿Por qué le daría un regalo a su nombre y en otro lo omitiría? La intriga quedó ligeramente olvidada cuando un par de pendientes de plata salió de uno de los regalos que le dieron a Bulstrode; Harry no le hubiera prestado atención excepto por la importancia que ella le dio. “Es de mí m… de una de las mejores amigas de mí familia, casi mí madrina” mencionó sumamente feliz. Finalmente, el último regalo importante fue como Bulstrode había predicho, el más pequeño. Una bella funda de piel de dragón y toques de plata que se ponía en el antebrazo. ‘Querido Harry, ¡Feliz yule! No sabes lo que te he extrañado estos últimos días; tanto que mi hermana no ha parado de echarme broma de que la has reemplazado. Pensé mucho en tu regalo y espero que sea de tu agrado. Cualquier mago de buen gusto tiene una porta-varita, así que ¡creo que es perfecto para ti! Un abrazo, Daphne Greengrass Heredera de la Antigua y Noble Casa de Greengrass’ Habiendo terminado de abrir los regalos, Bulstrode y Harry subieron al Gran Salón, Harry con su nueva ropa casual y su porta-varita; finalmente se sentía como todo un mago, y por ende, rebozando de alegría. El brunch navideño fue una ocasión especial que recordaría por siempre, comida increíble y aún más regalos repartidos en huevos sorpresa que al estrellarlos contra el piso explotaban en nubes de colores, apareciendo los regalos más increíbles. Los profesores no eran ajenos a la alegre algarabía que permeaba el ambiente; y pronto junto al vino que tomaban, estaban casi tan desinhibidos como ellos. Posteriormente, aún a pesar de sus estómagos llenos, los Slytherin se reunieron y armaron una batalla campal de bolas de nieve. Un par de horas después le dieron fin a la batalla; Harry y Bulstrode parecían haberse pintado el pelo blanco de tanta nieve que tenían. Finalmente regresaron a la sala común, y después de secarse con unos encantamientos (cortesía de unos Slytherin compasivos de años superiores); todos juntos compartieron algunas de las tradiciones de yule, como quemar el tronco de yule que algunos de los años superiores habían cortado ese mismo día del bosque prohibido.***
Cuando la noche ya estaba bien adentrada y los ojos se le empezaban a cerrar a Harry, Bulstrode le susurró en el oído “y si probamos la capa” Una pequeña sonrisa pícara iluminaba el rostro de la niña rechonchita. Harry la miró y el sueño se le pasó. Por un momento había pensado decirle que no, no queriendo compartir este regalo que había pertenecido a su padre, pero al final, como siempre, quiso compartir lo que nunca antes había tenido para compartir. “Encontrémonos en mi dormitorio” le susurró de regreso, se paró y se fue de la sala común. Unos quince minutos después, cuando el sueño volvía a amenazarlo, se abrió la puerta “esos prefectos tienen ojos de águila” explicó Bulstrode. “Eso no importa” le respondió Harry impaciente “ven acá” Le lanzó la capa encima tan pronto como ella se acercó. Revisaron en el espejo, y a pesar de ser dos y de que Bulstrode era más alta y ancha que él, ambos terminaron cubiertos e invisibles. Con cuidado, salieron del dormitorio, atravesaron el ‘núcleo’ de la sala común y subieron las escaleras de caracol sin que nadie los notara. Ya ambos compartían la misma sonrisa nerviosa y pícara. Caminaron un rato largo por el castillo, sin un destino más allá de la emoción de ser libres para caminar por el castillo durante la noche. Cada cierto tiempo a alguno de los dos se antojaba de ir por uno u otro pasillo y eventualmente llegaron a una parte del castillo que ninguno conocía. “¿Y si entramos en ese salón?” mencionó Harry. “Es un salón de clase vacío ¿para qué entrar?” “Vamos” insistió Harry que sentía que tenía que entrar. “Está bien…” suspiró Bulstrode. Sin embargo, al entrar notaron que no estaba del todo vacío. Había un gran espejo al fondo. Intrigados y como si algo los llamara, descartaron la capa de invisibilidad y se acercaron, Harry llevando la delantera. Se plantaron en frente del espejo y Harry se sobresaltó al ver un gentío detrás de él. Se volteó, pero no había nadie. Miró a Bulstrode “¿tú también los ves?” “¿A quién?” le preguntó mirando alrededor confundida. “Toda esa gente” le respondió señalando a la gente en el espejo. “Solo estamos nosotros…” le respondió “muévete a ver” Tan pronto como estuvo directamente enfrente del espejo, su cara se mostró confundida “es mi familia, pero… ¿por qué estamos todos juntos?” Harry, que había perdido vista de la gente que estaba en el espejo, recordó que uno de ellos tenía un gran parecido con él ¿Habría sido su padre? “Déjame ver, creo que nos muestra a nuestra familia” “Ya va” se negaba a moverse Bulstrode. “Tú conoces tu familia, yo no. Ni siquiera los he visto en foto” “¿¡Qué!?” y Harry logró moverla de lo sorprendida que estaba. Harry volvió a ver a toda la gente que lo rodeaba y notó que había dos al lado de él, un hombre y una mujer no mucho mayor que los del último año de Hogwarts. El hombre era casi igual a él, el mismo pelo azabache absolutamente desordenado y lentes pero sin sus ojos verdes; la mujer, aunque poseía pelo rojo cobrizo, tenía los mismos ojos verde esmeralda que él. “¿Mamá? ¿Papá?” Los dos sonrieron, observándolo embelesado; felices pero con lágrimas rodando por sus mejillas. Más allá notó que las demás personas tenían ciertos aspectos parecidos a los de él o sus padres, claramente eran sus abuelos y otros familiares. Después de un tiempo, que no supo cuánto fue, soltó un respingo cuando Bulstrode le dio un toque suave “vamos yo quiero ver también”. Se había olvidado de que estaba allí. Muy a su pesar, aceptó moverse y Bulstrode ocupó su lugar. “¿Qué viste Potter?” preguntó sin despegar la vista del espejo. “Mi familia, mis padres, creo que mis abuelos” “Pero están todos muertos ¿no?” “Sí…” “Todos los que se muestran ante mí en este espejo están vivos” susurró Bulstrode. Harry iba a quitarla del medio ¿qué importancia tenía ver su familia, si podía verla cuando quisiera? Sin embargo, se detuvo cuando notó que había lágrimas cayendo por su cara mientras acercaba su mano al espejo. “¿Cómo?” murmuró Bulstrode “¿Cómo puedo hacer que esto se cumpla? Estamos todos juntos, está mi mamá, mi verdadera mamá abrazando a mi padre; yo entre ambos y todos mis hermanos rodeándome. Mis hermanos ni la conocen, se rehúsan a asociarse con gente como ella” “¿Qué nos está mostrando Pott…” se volteó a ver a Harry con los ojos llorosos; antes de que crecieran como platos, su boca abriéndose en un grito ahogado y sus manos corriendo a taparla. Harry notó que era obvio que había dicho algo que no debió haber mencionado y parecía aterrada. “Por favor, por favor” le suplicó agarrándole su túnica desesperadamente “no se lo menciones a nadie ¡por favor!” “Tranquila Bulstrode ¡tranquila!” le respondió abrumado por su reacción. Seguidamente la agarró de los hombros “respira Bulstrode, respira conmigo” continuó, notando que había empezado a hiperventilar. Tomó un rato antes que se calmara. Harry había visto algunos ataques de pánico y estaba agradecido de que medio sabía cómo calmar a alguien en una situación así. Al final terminaron en el piso con Bulstrode todavía sujetándolo ligeramente. Le explicó entre lágrimas que su madre no era quien todos pensaban que era, la esposa de su padre, sino una bruja que trabajaba en el mismo departamento del Ministerio de Magia que su padre. Aparentemente se habían enamorado y ella había nacido fuera del matrimonio; su padre, sin embargo, había insistido que se criara como si fuera parte de la familia, y su madrastra había aceptado a regañadientes. Ella pensaba que era una venganza de su madrastra a su padre el no invitarla a pasar las festividades con la familia. “Pero ¿por qué dijiste que tus hermanos se rehúsan a asociarse con gente como ella?” Bulstrode rodeó su torso con sus brazos y pareció volverse más pequeña que Harry “porque no solo soy la hija de la amante de mi padre, además ella es una hija de muggles. Mi padre no tuvo ni siquiera la decencia de buscarse una amante pura sangre…” “Y tampoco pasaste las festividades con tu verdadera madre porque la odias” asumió Harry. “No ¡No!” negó con la cabeza energéticamente, su pelo moviéndose de lado a lado “yo la quiero, tal vez no debería, pero yo la quiero mucho. Es solo que si no estoy con mi familia y tampoco estoy en Hogwarts, la gente empezará a preguntar dónde estoy” “Ohh, no había considerado eso” Harry respondió. “Aunque también…” “También…” insistió Harry. “Que también a veces desearía que mi madre fuera una pura sangre, que después de todo este tiempo no tuviera que seguir escondiéndose cada vez que sale con mi padre como si ni fueran amigos. Que fuéramos una familia, que yo fuera algo más que la mestiza bastarda” terminó con los cachetes llenos de nuevas lágrimas. Harry no sabía cómo responder, todo este drama lo superaba, nunca había estado ante una situación así. Pero si algo sabía, era lo que se siente ser despreciado e ignorado en su propio hogar. Queriendo que hubiera habido alguien lo abrazara y le dijera que todo iba a estar bien cuando se había caído y lastimado su rodilla, cuando había reprobado un examen, cuando los compañeros del colegio le hacían bullying. Así que ya que estaban sentados al lado, la rodeo con su brazo derecho, la abrazó y le dijo que todo estaría bien. Bulstrode se congeló al principio, pero tras unos segundos se descongeló y apoyó su cabeza en el hombro de Harry hasta que sus lágrimas se secaron. “Creo que ya deberíamos regresarnos al dormitorio” finalmente habló Bulstrode. “Sí, ya debe ser después de la hora de encerrarse” le respondió Harry. Se levantaron y se retiraron, pero no sin antes ambos echarle una última mirada al espejo.***
Los siguientes par de días los encontraron mucho más juntos que de costumbre, aunque no hablaban tanto como uno esperaría; obsesionado cada uno con el espejo al cual regresaban noche tras noche. No fue hasta la cuarta noche que algo cambio lo que hubiera sido un ritual asiduo hasta que los demás regresaran (y tal vez más allá). “Entonces ¿de vuelta otra vez, Harry, señorita Bulstrode?” Harry sintió que la sangre se le helaba, volteándose hacia el sonido como si estuviera dentro del agua y le costara moverse. Al fondo, estaba el director Dumbledore sentado en uno de los pupitres, como si fuera un estudiante cuyo lugar siempre había estado ahí. Millicent miró a Harry con grandes ojos. “No… no lo vi ahí señor” susurró Harry. “Es interesante que tan miope uno se puede volver cuando es invisible” le respondió con una sonrisa divertida que le devolvió la tranquilidad a Harry. “Entonces” Dumbledore dijo mientras se sentaba en el piso al lado de ambos “ustedes, como cientos antes que ustedes, han descubierto las delicias del Espejo de Oesed” “Así que ese es su nombre” murmuró Millicent. “Asumo que ya se dieron cuenta de que nos muestra” continuó Dumbledore. Harry miró a Millicent “Bueno, nos muestra a nuestras familias” dijo siendo vago al propósito. Los ojos de Dumbledore se suavizaron casi imperceptiblemente “en efecto. Pero habrán notado que no muestra a sus familias de la misma manera ¿Pueden discernir lo que de verdad muestra el espejo?” Harry y Millicent se miraron “¿nos muestra lo que deseamos? O ¿lo que queremos que se vuelva la realidad?” “¡Muy bien! Lo que nos muestra no es ni más ni menos que el anhelo más profundo de nuestros corazones” Harry y Millicent volvieron a mirarse, decir de más pudiera revelar el secreto de Millicent. Dumbledore tosió suavemente para recuperar su atención “deben tener en cuenta, sin embargo, que este espejo no les muestra ni verdad ni conocimiento. Muchos brujos se han consumido en frente de este espejo, fascinados por lo que les muestra sin saber si es real o siquiera posible, perdiendo todo contacto con la realidad. “Mañana el espejo será llevado a una nueva casa Harry, y te pido que no lo busques otra vez. Y si de casualidad te topas con él, deberás estar preparado. No es bueno dejarse arrastrar por los sueños, olvidándose de la vida y los que nos rodean, recuérdalo. “Ahora ¿por qué no se ponen esa magnifica capa y se van a la cama?” Ambos se pusieron de pie y Millicent fue a lanzar la capa encima de ellos cuando Harry la detuvo “profesor Dumbledore ¿puedo preguntarle algo?” “Por supuesto Harry” “¿Qué ve usted cuando mira el espejo” “¿Yo? Yo me veo con un par de medias gruesas de lana que me han regalado” Millicent y Harry lo miraron asombrados. “Uno nunca tiene suficientes medias” les explicó Dumbledore “ha pasado otra navidad y nadie se ha dignado de entregarme un par… La gente sigue insistiendo en regalarme libros…” suspiró. Estaban a punto de salir del cuarto cuando Millicent se regresó y se paró en frente de Dumbledore, que observaba a la chica con curiosidad. “Ya va” dijo mientras revolvía en sus bolsillos, antes de finalmente sacar un par de medias largas “ten, siempre tengo al menos un par conmigo en invierno, por si necesito ponerme varias” Dumbledore las agarró, casi estupefacto. “Ósea, no son nuevas” continuó ruborizándose un poco “pero son muy cómodas y…” “Gracias señorita Millicent” le sonrió el director “creo que puede ser el mejor regalo que he recibido esta navidad” Bulstrode sonrió, corrió de regreso con Harry y desaparecieron juntos. Cuando regresaron a la sala común y antes que cada uno fuera a su dormitorio Millicent habló “¿sabes? Creo que Dumbledore no es tan malo como mis padres lo habían descrito”***
Dumbledore rio por lo bajo una vez que los niños se habían ido; siempre lograban sorprenderlo y esa no era una hazaña fácil. Tal vez había una razón por la que Harry había terminado en Slytherin, tal vez lograría arrastrar algunos a su lado y salvarlos. La niña había tenido un deseo muy parecido al de Harry, probablemente se mantendrían juntos de ahora en adelante. ¿Quién diría que el señor Bulstrode se habría buscado una amante nacida de muggles? Bueno, tampoco le sorprendía, no de esos sangre pura hipócritas. Al final eran los niños como la señorita Bulstrode que sufrían. Dumbledore se dio un golpecito en la cabeza con su varita y se desvaneció, seguidamente hizo lo mismo con el espejo, lo redujo de tamaño y lo introdujo en su bolsillo. Calculaba que con un objeto de semejante poder mágico, tenía unos veinte minutos antes que el encantamiento reductor empezara a fallar, tiempo suficiente para llegar a la sala donde estaba guardada la Piedra Filosofal. Volvió a ver el salón, asegurándose de que no hubiera dejado ningún cabo suelto. No, tenía el espejo en su bolsillo y ya había aprendido el deseo más profundo de Harry hacía cuatro noches. Todo lo de relevancia estaba en orden.***
Nota del Capítulo: El capítulo terminó siendo uno de los más largos hasta ahora, sin que lo notara al escribirlo. Consideré separarlo en dos, pero al final está compuesto de tantas tramas distintas que no había un buen lugar para cortarlo. Obvio, lo más relevante y notorio es el hecho de que Harry no fue titular en el partido de quidditch, lo cuál es sumamente triste y decepcionante, pero ¡al menos no terminó casi asesinado por Quirrell! Cambie los puntos que se ganan al agarrar la snitch porque de otra manera el juego está roto. Siguiendo con las tradiciones de los magos, ellos celebran yule; y en esta oportunidad no vimos algún ritual como con Samhain, pero estoy seguro de que en alguno de los años siguientes tendré la oportunidad de incluirlo. Honestamente creo que será ligeramente difícil, ya que la gran mayoría de las tradiciones de yule fueron absorbidas o adoptadas por la navidad, así que no hay mucha diferencia entre ambas celebraciones y por ende menos de lo cual inspirarse. Sobre la trama principal del capítulo; todo empezó antes de que empezara a escribir este fanfic, donde me preguntaba cuál era la historia de estas dos niñas mestizas (Tracey Davis y Millicent Bulstrode) que habían entrado a Slytherin. En especial me daba curiosidad Bulstrode, ya que ella es de una familia de los Sagrados Veintiocho; así que en mi mente fui creando sus historias y las vacaciones de invierno (donde necesitaba que alguien se quedara con Harry) fue un buen momento para introducirlas. Igualmente, tampoco pensé que se volvería la trama principal de algún capítulo; veremos si en el futuro Millicent obtendrá más protagonismo o ya tuvo sus '15 minutos de fama'. Tal vez agarró tanta importancia porque fue una oportunidad de analizar el dicho 'el césped siempre está más verde del otro lado'. Muchas personas creen que porque alguien tiene mucho dinero o poder, eso automáticamente significa que son felices y todos sus problemas están resueltos. Y sí, probablemente tengan menos necesidades, pero la vida no es tan simple, y es posible encontrar tristezas y dificultades independientemente de la clase social. Como dice Arjona "Usted sufre en su mansión, yo sufro en los arrabales" Una trama que ha estado conspicuamente ausente es, tal vez irónicamente, la de la piedra filosofal. Harry no ha tenido el dudoso honor de conocer a Fluffy, ni saber que ahí es dónde está oculto el paquetico, ni tampoco haber oído el nombre Nicolás Flamel. Finalmente, el encuentro con Dumbledore pasa también acá. Es poco probable que en el canon Harry encontrara el espejo, mucho menos probable que de "casualidad" Dumbledore estuviera esa segunda noche para saber que había visto Ron. No, si me lo preguntan, es algo obvio que Dumbledore 'dirigió' a Harry hacia el espejo. El espejo es tal vez el primer objeto/encantamiento/poción (como los filtros de amor) que es a primera vista "inofensivo" pero es absolutamente terrorífico. No, no porque puedas perder tu vida obsesionado en frente del espejo. Si no porque saber el deseo más profundo de otra persona es un poder incalculable. Ni yo creo que sé cuál es mi propio deseo más profundo. Saber cuales son esos deseos le darían a cualquier persona la habilidad de manipular a esas otras personas como si fueran títeres, probablemente ni dándose cuenta porque ni siquiera son conscientes de que ese es su deseo más profundo. Y ahora Dumbledore sabe cuál es el deseo más profundo de Harry y Millicent...