La historia de Rodrigo

Después de varios días de trabajar en su nuevo departamento, Matteo y Rodrigo finalmente se habían instalado. La casa estaba llena de cajas y objetos personales, pero ya empezaban a sentirse como en casa. Una mañana, Matteo se despertó temprano y se dirigió a la cocina para preparar el desayuno. Rodrigo se unió a él unos minutos después, bostezando y estirándose. "Hola, buenos días", dijo Matteo, besando a Rodrigo en la mejilla. Rodrigo sonrió y se sentó en la mesa. "Buenos días. ¿Qué hay para desayunar?" Matteo sonrió. "Tortillas y café. Mi especialidad". Rodrigo se rió. "Suena delicioso". Mientras desayunaban, Matteo y Rodrigo hablaron sobre sus planes para el día. Matteo tenía que ir al trabajo, mientras que Rodrigo se quedaría en casa para seguir organizando la casa. Después de desayunar, Matteo se vistió y se preparó para ir al trabajo. Rodrigo lo acompañó a la puerta y lo besó. "Ten un buen día", dijo Rodrigo. Matteo sonrió. "Tú también. Te veré esta noche". Y con eso, Matteo se fue al trabajo, dejando a Rodrigo solo en la casa. Pero Rodrigo no se sintió solo. Estaba emocionado de estar en su nueva casa, rodeado de las cosas que amaba, y de tener a Matteo a su lado. Mientras Matteo estaba en el trabajo, Rodrigo se dedicó a organizar la casa. Puso la ropa en el armario, los libros en la estantería y los objetos decorativos en su lugar. La casa empezaba a sentirse como un hogar. Cuando Matteo regresó a casa esa noche, se sintió emocionado de ver cómo Rodrigo había transformado la casa. La habitación estaba llena de luz y color, y todo parecía estar en su lugar. "Wow", dijo Matteo, abrazando a Rodrigo. "La casa se ve increíble". Rodrigo sonrió. "Gracias. Me gustó hacerlo". Matteo lo besó. "Me encanta vivir aquí contigo". Y así, Matteo y Rodrigo continuaron su nueva vida juntos, rodeados de amor, felicidad y una casa que se sentía como un hogar.