Capítulo 1
26 de julio de 2025, 3:37
El príncipe demonio se remece en las cuerdas y gime fuerte cuando uno de los nudos presiona su erección vestida. Su mayordomo le deja un beso en la mejilla y su mano desciende por su espalda para deslizar sus dedos entre sus nalgas. Los bóxers están húmedos y son la única prenda que le queda. Cuando vuelve a remecerse, Barbatos se ríe y le pide silencio en una voz suave. Los tiene empapados en aceite de masajes, el mismo aceite que usa para relajar su cuerpo luego de las largas reuniones con el consejo estudiantil o las jornadas escolares de la RAD. Es...
—Barb... Barbatos —jadea Diavolo —. Dame un beso.
Barbatos vuelve a reírse, acercándose a su rostro. Su respiración tranquila irónicamente inquieta al futuro rey, quien entrecierra los ojos y abre un poco los labios. La intrusión de los esbeltos y cuidadosos dedos en su interior hace que se agite. Sus muñecas duelen y sus músculos empiezan a tensarse más aún, dificultando la tarea de los dedos de su sirviente.
—Joven amo —con su voz estática e hipnótica le habla al oído, tan bajo y gentil. A la vez se vuelve un fastidioso de primera. Sabe que es un mocoso, uno impaciente —, ¿me permite saber dónde han quedado sus modales?
Diavolo aprieta los labios y dos dedos se abren y cierran dentro suyo. No debería pedir los mimos de su mayordomo. Él le pertenece.
—Bésame —articula con pena —, es una orden.
Barbatos abre un poco los ojos. Fue tomado con la guardia baja y se le nota. Aún así obedece, como siempre lo hace, y le atrapa la boca en un beso demasiado casto para la categoría de perversión que apenas empezaron.
Cualquier cosa puede ser una escapada romántica junto a su joven amo.