ID de la obra: 516

Soap Lagoon

Slash
NC-21
Finalizada
0
Fandom:
Tamaño:
17 páginas, 7.740 palabras, 1 capítulo
Descripción:
Publicando en otros sitios web:
Prohibido en cualquier forma
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One Shot

Ajustes de texto
Denji y Miri, ambos compañeros de Yoshida en seguridad pública, a los cuales tiene que reprender constantemente porque son incapaces de tolerarse el uno al otro. El trío tenía la tarea de buscar a un demonio que había estado comiéndose algunos niños de las escuelas primarias de la zona, pero su búsqueda era constantemente interrumpida por las peleas de sus compañeros, causando que aquel demonio estuviera a punto de escapar. Algo que disgustaba bastante a Yoshida, ya que él es el encargado de reintegrar a los chicos en seguridad pública. Hasta ahora habían logrado cierto nivel de confianza en su superior de la división, pero aun así las constantes peleas entre Denji y Miri ocasionando destrozos y conflictos entre los demás devil huntes comenzaba a hacer que los altos mandos le echaran más de un ojo para vigilarlos y posiblemente encerrarlos con el resto de demonios capturados de por vida. Había decidido esa orden de Kishibe más cómo un último favor hacia esos chicos que como interés del primer ministro. Al final el viejo había sido testigo de la terquedad y estupidez del gobierno al querer morder más de lo que podían masticar. —¡Esto es una estupidez! —Deliberadamente trataste de hacer que Denji tropezara, ese demonio pudo haber escapado —insistió enojado—. Además de haberte transformado en demonio enfrente de una multitud de civiles. —No entiendo por qué solo me regañas a mí cuando Denji inició todo empujándome contra los edificios mientras perseguían al demonio —gruñó entre dientes Miri mientras azotaba los pies contra el suelo enojado. —Aquí vamos otra vez —se quejó Denji. —¡Vete a la mierda Denji! —grito enojado Miri con toda la intención de golpearlo. Antes de que pudiera acercarse lo suficiente para lanzarle un puñetazo a Denji directo a la cara, Yoshida llamó al demonio pulpo para envolverlo con uno de sus tentáculos. Quedó inmóvil e inerte a unos centímetros del suelo. Intentó moverse, pero solo consiguió que el demonio lo estrujaba con más fuerza dejándolo con menor espacio para respirar. Yoshida lo notó de inmediato y le dio una señal al demonio para que le dejara respirar sin dificultad. El demonio movió a Miri justo enfrente de Yoshida para que se miraran directamente. Una risa burlona salía de Denji mientras se divertía mirando la situación en la que Miri se encontraba. El híbrido no pudo evitar lanzarle una mirada de desprecio tanto a Denji como a Yoshida hacía poco que los conocía de cerca y los odiaba a ambos. —Es obvio que Denji buscaba sabotear la persecución de ese demonio —intentó soltarse, aunque sea un poco con toda la fuerza que tenía, pero no lo logró la fuerza del demonio pulpo era demasiada. —Al menos deberías de controlarte mientras estés inmovilizado por uno de los tentáculos de Tako —respondió Yoshida severo. —Son de lo peor —gruño enojado. La amenaza solo hizo a Miri escupir en los zapatos de Yoshida, no estaba dispuesto a ceder. —Lo haré cuando dejes de lado tu favoritismo de mierda. Yoshida sonrió, era cierto que tendía a corregirlo más que a Denji. Aunque trataba de ser lo más neutral posible recientemente había adquirido el gusto por fastidiar a Miri, incluso le gustaba más que el mismo Denji. Era más fácil de provocar. —Tal vez lo sea, pero Denji no les escupe a otros miembros de seguridad pública. Miri estaba a punto de seguir protestando, pero uno de los tentáculos del demonio pulpo le tapó la boca. —Aun así, ambos tienen el problema de ser incapaces de siquiera tolerarse —hizo una pausa y miró a Denji—. Y recientemente el señor Kishibe me solicitó que encontrara la forma de que ustedes dos se llevaran mejor. La sonrisa de Denji se convirtió en una expresión seria, tanto él como Miro sabían que no eran buenas noticias el que sus superiores los consideran como conflictivos por así decirlo. Los altos mandos los tenían en muy baja estima sobre todo después del incidente en el centro comercial con los otros híbridos de las armas. Y los ancianos de seguridad pública estaban ansiosos por tener una excusa para lanzarlos a un calabozo y solo sacarlos a pasear cuando les convenga. Tendrían que hacer lo que Yoshida hubiera planeado para que se llevaran bien de ahora en adelante.   ◆   Aguas termales. No era lo más divertido del mundo, pero Mire creía tener una vaga idea de porque el chico pulpo eligió ir a Kawaguchiko. Pero ahora parecía una persona más anticuada de lo que pensaba. Lo bueno de haber aceptado venir al viaje es que había un pequeño festival en el pueblo, así que no tendrían que pasar todo el tiempo junto a esos dos. Pensó en que sería un fin de semana largo en cuanto vio a Denji llegar con mala cara. Aunque haya sido una invitación de Yoshida no es como si fuera completamente voluntario. Tuvieron que esperar alrededor de quince minutos para que Yoshida llegará. En cuanto llegó los tres subieron al tren. —Apenas llegaste a tiempo, si hubieras tardado un minuto más y el tren nos habría dejado —dijo Miro mientras buscaba sus asientos—. Normalmente siempre llegas antes que nosotros ¿Te paso algo? —Si es raro y pensar que tú eras el responsable aquí —bromeó Denji. En cuanto Miri encontró los asientos, Yoshida cayó sentado y daba la impresión de haberse quedado despierto toda la noche. —Solo me quedé dormido. —¿Te desvelaste jugando videojuegos o algo así? —le pregunto Miri. —No estaba haciendo papeleo de seguridad pública. Ninguno de los tres habló durante el trayecto. Denji estaba entretenido leyendo manga, Yoshida solo durmió y Miri no encontró nada mejor que mirar a Yoshida mientras dormía. Le había resultado extrañamente atrayente analizar su cara, un rato después él también cayó dormido. Sintió en el hombro como una mano lo sacudía suavemente, era Yoshida que quería despertarlo porque habían llegado a la estación. Se levantó y los tres salieron del tren, aunque se perdieron un poco camino su hospedaje. En cuanto llegaron a su habitación, Denji se desplomó sobre un futón, se quedó dormido de inmediato. No se sorprendió de que llegara a dormir porque había sido el único que no durmió durante el trayecto en tren. Recorriendo la habitación descubrió que tenían disponible un pequeño onsen privado donde podían bañarse sin tener que ir a la zona común. Estaba comenzando a nevar, se sentía cansado, pensó en bañarse de una vez y entrar al agua para relajarse. —Voy a salir a comer, ¿vienes? —No, pero gracias. Quiero entrar al onsen un rato —miro a Yoshida y este le sonrió. —Está bien, nos vemos en un rato. Yoshida salió de la habitación y Miri abrió su maleta para acomodar sus cosas dentro de unos de los roperos. En cuanto término tomo una toalla y entro a la ducha, se lavó rápido. Hacía mucho que no entraba en uno, estar en el agua caliente le traía recuerdos. Sumergió la cabeza dejándose envolver completamente por el calor del agua teniendo un momento de calma total. Quería vaciar su cabeza de cualquier pensamiento salvo por el sonido del chorro de agua cayendo. Contuvo la respiración por el mayor tiempo que pudo en cuanto salió a respirar vio a Yoshida entrando al agua. —Disculpa ¿Está bien si me quedo un rato? —Claro sin problema —apartó la mirada de Yoshida concentrándose en una de las esquinas de la bañera. Ambos estaban en completo silencio y la sensación de incomodidad en el ambiente no se hizo esperar por mucho. Intentando romper la tensión, Yoshida le preguntó algunas cosas a Miri, pero solo obtuvo respuestas cortas. Se notaba que también se sentía algo incómodo y no sabía exactamente cómo responder a las preguntas de forma natural. Pensó en preguntarle por lo que había comido hace un rato, pero mientras organizaba sus ideas recordó la discusión de hace unos días. Estaba enojado por las respuestas de Yoshida ante las peleas que causaba Denji durante las misiones de seguridad pública. Decidió hablar del problema de una vez. —¿Por qué siempre lo defiendes? —Por nada en especial. La respuesta que le dio Yoshida lo molesto, había aceptado que estaba siendo indulgente con Denji, estaba harto de ser pisoteado por sus compañeros así que presiono más fuerte. —¿Estás interesado en él, no es cierto? —No entiendo de qué hablas —lo miró con lástima como si intentara insinuar que estaba siendo ingenuo al pensar que esa era la razón. O al menos solo era una parte de esta. —Te gusta —hizo hincapié enojado—. Por eso siempre buscas protegerlo, crees que haciéndole el favor de cubrirlo en el trabajo te va a dejar darte una oportunidad. ¿Sabías que te llama maricón sin vida propia cuando no estás presente? Yoshida no pudo evitar reírse hasta quedarse sin aire. Estaba encantado con la conclusión de Miri. Era un setenta por ciento correcto, confirmaba el hecho de que una persona podía notar cuando alguien estaba enamorado de otra, pero jamás se daría cuenta de que eran ellos mismos el interés romántico en sí. —Eres adorable —dijo Yoshida entre risas y devorándose con la mirada—. Me alegra que te preocupes tanto por mí. —¿Qué? Repentinamente todo el foco de la atención se había dirigido hacia Miri y de una forma que no esperaba. Estaba aturdido por la respuesta que le dio Yoshida además de que se acercara tanto solo lo hacía sentirse vulnerable. —Me gusta fastidiarte, es divertido —se acercó aún más a Miri acariciando sus mejillas casi besándolo. Podía sentir el rubor en su cara y el ritmo de su corazón se acelera. Intentó poner algo de distancia entre los dos mientras que Yoshida lo empujaba hacia la esquina consiguiendo acorralarlo. La situación se tornó aún más comprometedora comenzaba a sentirse muy cansado y no pareciera que Yoshida estuviera dispuesto a ceder. Fue su primer beso, se dejó llevar por este quedándose sin aire. Pasando de sus labios y bajando por su cuello con muchos besos llegando a la clavícula. Era como si estuviera borracho por el calor abrasador, aunque tal vez esto era demasiado y sus sentidos se debilitaban hasta desvanecerse. Cuando despertó estaba recostado en el futon, vestido y con un trapo de agua fría en la cabeza. Al levantarse vio a Yoshida al otro lado de la habitación recostado leyendo un libro. —Oye Yoshida ¿Qué me pasó? Su acompañante dejó de leer y se giró de lado para mirarlo. —Ya desperté, te desmayaste por un golpe de calor — gateo hasta donde estaba Miri mientras hablaba—. ¿Cuánto tiempo estuviste en el agua antes de que yo llegara? —se sentó justo a su lado. —No tienes que acercarte tanto. —¿Cuánto tiempo? —insistió Yoshida. —Un rato, me gusta bañarme con agua muy caliente. No dijo nada después de eso, ambos solo se quedaron en silencio. Sentía como Yoshida le acariciaba el pelo como si fuera un gato. Lo sentía raro, aunque le agradaba el trato que le estaban dando, pasado un rato dejo que Yoshida se quedará pegado a él. —No soy una mascota. —Lo sé, solo creo que te ves lindo cuando te molestas. No pudo evitar avergonzarse y dejó que Yoshida le siguiera acariciando el cabello para disimular. Habían pasado muchas cosas en el poco tiempo que llevaban en el viaje y ahora se sentía entre la espada y la pared con su compañero siendo tan afectuoso. Prácticamente se había confesado e intentando meterse con él mientras estaban en la bañera. Algo demasiado vergonzoso para recordarlo. —¿Quieres ir a comer algo? —Eh… no estoy bien —dudo un poco en decirlo, pero aún se sentía cansado por el recorrido y no pudo descansar como quería por haberse desmayado—. Saldré en la noche a comer, ahora solo quiero descansar de verdad. —Te acompaño entonces. Había llegado a este viaje preocupándose por no tener más problemas con el rubio y ahora estaba preocupado por el cambio de actitud de Yoshida. Había estado pensando durante todo este tiempo que sus dos compañeros de trabajo lo odiaban, pero resultó que uno de ellos estaba enamorado de él. Algo retorcido. El que se le confesara no quitaba el hecho de que si lo había tratado mal deliberadamente solo porque le divertía molestarlo. Y ahora le mostraba tanto afecto que le era imposible rechazarlo. Le resultaba tan extraño que lo tratara de esa forma que simplemente lo dejó abrazarlo todo el tiempo que quisiera. Era agradable sentir el calor de otra persona tan cerca, incluso pensó en quedarse dormido en sus brazos. Yoshida estaba eufórico, una sonrisa de satisfacción se extendía en su cara. Miri había dejado de estar tan a la defensiva como de costumbre y se convirtió en un dulce gatito que aceptaba las caricias de su amo. Había estado persiguiendo a Denji por demasiado tiempo, un completo despropósito. Ese chico nunca le dio ninguna señal de avance o tan siquiera un gracias por todos los favores que hizo. Demasiado rebelde así que naturalmente se cansó de pretenderlo y comenzó a buscar a alguien más que no fuera tan inflexible. Miri había llegado con un aire parecido al del rubio, pero era mucho más centrado y razonable. No buscaba peleas al azar y siempre que lo reprenden aceptaba sus acciones, aunque fuera con molestia. Era alguien al que podía alcanzar. Dirigió su atención hacia sus mejillas y labios. Solo con mirar su piel uno podía notar lo suave que eran, se sentía impaciente por besarlo y morderlo. Dejó de acariciarle el cabello y deslizó su mano por debajo de la camiseta de Miri hasta su pecho. Lo beso en el cuello antes de que Miri empezara a protestar se lanzó hacia sus labios. Lo que quisiera decir Miri fue ahogado en por un beso de Yoshida empujando sus lenguas una contra otra y mordiendo sus labios para no dejarlo ir. Cuando paró vio a Miro con la cara roja de vergüenza y lanzándole una mirada de culpa intentando decirle algo, como si estuviera preparado para que esto pasara, aunque no lo suficiente para enfrentarse verbalmente a Yoshida. Tartamudeaba débiles intentos de oponerse a las acciones de su compañero, pero solo conseguía ponerse más nervioso a medida que los avances continuaban. Las manos de Yoshida acariciaban su cuello y comenzaba a sentirse tentado por aceptar todo lo que quisiera hacerle. Sus labios volvieron a estar conectados y los tocamientos continuaron por debajo de su ropa, se estremeció al sentir un pellizco en sus pezones. —Eso no —susurro con la respiración entrecortada. Yoshida suavizó su tacto y solo se limitó a frotarlos haciendo círculos con sus pulgares para que Miri se relajara. Eventualmente sus pezones se volvieron duros y sensibles, fueron quitándose la ropa uno al otro mientras se besaban. Miri ya ni siquiera pensaba en lo que pasó hace un rato en la bañera, agradece que Yoshida no se detuviera, su cuerpo se sentía bien. Hacía tiempo que no tenía sexo con ningún chico. Dejó que Yoshida estuviera arriba de él contempló su cuerpo desnudo por unos instantes, tuvo la iniciativa de tocar el miembro de Yoshida y comenzar a bombear lentamente. No tuvo que esperar mucho para sentir como se endurecía, mientras seguía tocándolo Yoshida le introdujo dos de sus dedos en la boca, jugueteo con ellos con su lengua hasta dejarlos mojados con su saliva. Retiró los dedos de la lengua observando el hilo de saliva que se formaba. Yoshida sonrió y Miri abrió sus piernas generosamente dejando expuesto su agujero mientras le lanzaba una mirada lasciva indicando que quería que entrara en él. El frío de la saliva no se hizo esperar mientras los dedos se abrían paso en su interior. No tardó en acostumbrarse a ellos y pudo relajarse lo suficiente dejando que poco a poco que Yoshida lo estimulara. La intensidad era mayor conforme los dejaba moverse libremente y su respiración se volvía más entrecortada por los gemidos del placer que sentía. En un momento Yoshida se detuvo y sacó sus dedos despacio, dejando libre el agujero de Miri, este suspiro. Rápido y seguro de lo que quería su compañero se acomodó entre sus piernas en tanto presionó la punta de su pene en la entrada del hoyo de su amigo. Miri lo observaba impaciente e indeciso entre sí, debería contenerse y esperar a que terminen de juguetear con su cuerpo o suplicar para que se la metiera de inmediato. En todo caso no pudo decidir nada porque de repente sintió a Yoshida penetrarlo y un escalofrío recorrió su espalda. —¿Todo bien? —Si solo lo sentí repentino. —Entonces seré más gentil contigo —le contestó Yoshida con una leve sonrisa pícara. Ambos rieron y se abrazaron. Mantenía un ritmo suave y constante en sus embestidas mientras le besaba el cuello hasta dejarle varias marcas de mordidas y chupetones. La respiración de ambos se volvía más agitada en cada movimiento. Miri tenía la mente en blanco, no podía figurar ninguna idea más allá del placer que sentía al ser embestida por su compañero. La fricción estimulaba sus puntos correctos, haciendo que se aferraba con fuerza a la espalda de Yoshida. El chico pulpo notó el agarre de su amado, estaba extasiado con el que como Miri lo disfrutara tanto para aferrarse a él. Apostó por más subiendo la intensidad de sus movimientos. Miri sintió el cambio de inmediato haciendo que su respiración se acelerara, se sujetó con toda la fuerza posible a la espalda de Yoshida. —Yoshida —gimiendo entre cortado. Quería abrir sus piernas un poco más de espacio para dejar a Yoshida entrar mejor a la par de que intentaba mantener el ritmo y buscaba una posición más cómoda para acomodarse. Comenzaba a dolerle la espalda por hacerlo en el futón. Mientras luchaba torpemente por moverse Yoshida lo tomó de ambas piernas y ayudó a Miro a abrirse más de lo que podía hacerlo por sí mismo. Ahora que podía dejarse llevar por completo por el placer, Yoshida lo llenaba por completo y la fricción lo golpeaba justo en su punto dulce. Ambos trataban tan concentrados el uno en el otro que no escucharon el ruido de la puerta de pasos acercándose. Un grito los sacó a ambos de su inmersión, voltearon hacia donde estaba su inesperado espectador, era Denji que se había quedado congelado ante la escena. Pronto salieron del asombro y las maldiciones por parte del rubio no se hicieron esperar. —¡Ustedes dos asquerosos! —les lanzó las bolitas de takoyaki que estaba comiendo—. ¡Están locos, al hacerlo en una habitación compartida! Los dos chicos cubrieron su vergüenza con la cobija. —¡Cabrones! ¿Por qué creen que tener sexo entre ustedes era una buena idea? Denji salió de dando pisotones y azoto la puerta al salir. Ambos se sentían desconcertados, no entendían por qué pasó esos pocos segundos reclamándoles en lugar de salir inmediatamente de la habitación. Estuvieron como por dos minutos sentados mientras se calmaban. Yoshida fue el primero en levantarse, buscó su ropa y se vistió rápido, por otro lado, Miri no podía dejar de sentirse intranquila. La vergüenza de ser atrapado en el acto no era algo a lo que estuviera acostumbrado, aún menos el ser sorprendido en pleno acto. No podía entender como Yoshida lo dejo pasar tan a la ligera. Hasta pareciera ser algo con lo que ya había lidiado antes. De todas formas, no podía cambiar lo que ya pasó y tendrán que enfrentarse a una gran incomodidad cuando el chico motosierra decidiera regresar para dormir. Tímidamente recogió su ropa, se vistió y caminó hacia una de la ventana para tomar aire. Dio un suspiro mientras observaba el atardecer, pronto sintió el hambre por no haber comido desde que llegó así que cerró la ventana y dio a vuelta de regreso encontrándose con Yoshida detrás de él ofreciéndole un par de sándwiches. Los aceptó se sentaron juntos a comer, termino de comer bastante rápido e incluso Yoshida le invito otro sándwich, Miri se sintió un poco mal por eso así que lo terminó rechazando. —Luces preocupado —mencionó Yoshida con una actitud totalmente descarada. Miri torció la nariz ante la indiscreción de su compañero. —Como si no lo supieras —respondió molesto. Yoshida soltó unas risas en la cara de Miri y consiguiendo que este se enojara más con él. No parecía importarle aquel hecho vergonzoso, además de no dejar de reírse como si fuera algo divertido que pasara todos los días, esquivando algunos golpes que le lanzó Miri para hacerlo callar. —Eres tan fácil de molestar —dijo entre risas. —Y tu un idiota —gruño Miri mientras intentaba golpear a Yoshida en el estómago. Se cansó de lanzar golpes, no iba a lograr nada desquitándose con Yoshida ni cambiaría lo que ya había pasado. Yoshida finalmente calmó su risa, «Es adorable» pensó, acercándose a él entrelazo los dedos de sus manos y los beso en la mejilla. —Podremos encargarnos de Denji cuando regrese. —¿A qué te refieres? —pregunto Miri. —Sé algunas cosas sobre él solo eso —sonrió con malasia—. Ya sabes lo obstinado que es así que sería como torturarlo. —Sigo sin entender qué es lo que quieres hacer. Denji regresó a la habitación tarde en la noche, se cansó de dar vueltas por ahí y había gastado el dinero que traía en un peluche de perro tempura. Abrió la puerta de la forma más silenciosa posible y se asomó entrecerrando los ojos para no ver una escena similar a la de hace rato. Con la luz apagada apenas podía distinguir el interior de la habitación, pero pareciera que al menos uno de sus compañeros dormía.  Caminando de puntillas llegó hasta el armario y sacó un futón. Para su mala suerte mientras caminaba hacia el lado opuesto de la habitación terminó tropezando con el chico que dormía tranquilo. Cayendo al suelo y despertando a quien dormía, Miri se levantó soñoliento. —¿Quién… Den… ji? Apenas se levantó hizo que Denji entrara en pánico e intente salir corriendo para solo volver a tropezar con Miri, terminando de despertarlo. Miri molesto le lanzó su almohada. La preocupación y miedo del rubio se convirtió en enojo y devolvió la almohada a Miri lanzándose directamente a la cara. Haciendo enfurecer a su compañero inicia una pelea entre los dos, aunque esta no duró mucho, casi de inmediato aparecieron los tentáculos del demonio pulpo inmovilizando a ambos. —Ustedes dos cálmense. —¡Saliste de la nada! —grito Denji. Yoshida apareció frente a ambos, lucía cansado y de mal humor. Al parecer tendrían que soportar otro sermón de su parte. Mientras Denji intentaba liberarse de los tentáculos que lo envolvía, Miri ya se estaba resignado. Sorpresivamente el demonio pulpo lo liberó. Miro a Yoshida y este le devolvió una sonrisa malévola, se preocupó, sabía lo que planeaba hacerle a Denji. Pronto los tentáculos sujetaron a Denji de las cuatro extremidades naturalmente el chico entró en pánico intentando desesperado liberarse a toda costa. —Si continúas así Tako te romperá los brazos —dijo Yoshida. Denji le lanzó una mirada fúrica, pero al sentir aumentar la presión de los tentáculos del demonio alrededor de sus extremidades supo que no estaba bromeando debía calmarse. Se abstuvo de forcejear, pero los escalofríos y temblores no cesaron. La humedad fría de los tentáculos que lo sujetaban traspasaba su ropa y uno que otro tocaba directamente su piel. —¿Recuerdas eso que querías hacer hace tiempo? —¿De qué hablas? —dijo Denji con voz temblorosa sin saber de qué hablaba. Una sonrisa malvada se extendió de oreja a oreja en Yoshida. El miedo se apoderó de Denji, esa sonrisa malvada le hizo recordar al instante de lo que estaba hablando. Aquel pequeño desliz que tuvo hace meses y donde le confesó a Yoshida tener una vergonzosa curiosidad de usar los tentáculos de un pulpo para masturbarse. No creyó que recordara algo tan tonto como eso, aún menos el que usara esa información para tocarlo sin su consentimiento. —¡No te me acerques, tu pervertido gay y el pulpo! —grito Denji con un arrebato de enfado—. ¡No quiero que me toque un hombre! Repentinamente se escuchó reír en toda la habitación la voz de una mujer. —¿Qué hombre? Ningún hombre te está tocando. Los tentáculos se deslizaron por debajo de la ropa, haciéndolo temblar y palidecer al chico. El frío de la piel del demonio lo invadió, aunque se retorciera no podía evitar que las ventosas se adhieran a su pecho y que los apéndices se enrollaran en sus muslos buscando abrirse paso hasta su entrepierna. —Bueno, ya quedó bastante claro lo que va a pasar —miró a Miri que permanecía inmóvil detrás de él—. ¿Quieres ir a dormir? —No… no creo que pueda dormir al lado de una escena así. —Yo estaba pensando en encerrarlo en el baño o ¿quieres unirte? —preguntó Yoshida levantando una ceja. —¿Qué? ¡No! —Miri respondió nervioso. Le sorprendió que le propusiera hacer algo así, en definitiva, no era el tipo de persona que haría una orgía y menos considerando que el demonio pulpo también estaría involucrado. Es una propuesta demasiado pervertida, además no podía evitar sentirse un poco mal por lo que le estaba pasando a Denji. Tal vez era algo excesivo hacerle eso solo por sorprenderlos mientras lo hacían, después de todo en realidad no fue su intención. Yoshida se estaba mostrando un tanto rencoroso. —¿Entonces debería dejarlo ir sin más? —La verdad no sé si esto sea justo —dudo de si continuar hablando. Quería irse a encerrar al baño, pero Yoshida lo retuvo, intentaba convencerlo de atormentar a Denji. Le hizo recordar todas las veces que el chico motosierra lo había jodido. Algo de rencor surgió en él hacia sus dos compañeros. Denji siempre ha sido un imbécil con él y Yoshida ahora intentaba manipularlo, tenía que ser más inteligente ahora. —Está bien me quedo —respondió molesto—. Pero me debes un favor y uno grande. —Genial ¿Qué quieres que haga? —Lo decidiré después. Regresó a donde estaba antes y Denji aún seguía retorciéndose en el aire. —Tako, quítale la ropa —ordenó Yoshida. El demonio obedeció dejando al pobre chico rubio sin nada que lo cubriera. Se sentía avergonzado y expuesto, lágrimas silenciosas recorrieron sus mejillas. Quería jalar la cuerda de su pecho con desesperación para destrozar a ese demonio a los dos malditos que lo observaban, pero mientras los tentáculos lo inmovilizaran no le dejaba ninguna otra opción más que aguantar hasta que terminara. Los tentáculos lo abrieron de piernas poniéndolo ante sus compañeros. La vergüenza y un intenso sentimiento de vulnerabilidad lo golpeó. Esperaba que los apéndices del demonio entraron bruscamente en su trasero, pero no, en su lugar se dieron el tiempo de explorar las partes más privadas de su cuerpo. Envolviéndolo y dejándole múltiples marcas con las ventosas. Se acostumbró a la sensación fría de la piel sobre su piel, ahora le era más bien como un punto cálido sobre su cuerpo que aumentaba de temperatura mientras más tiempo pasaba. Mientras las miradas de los dos espectadores en el fondo de la habitación no pierden ni un segundo de la escena al igual que una película. Uno de los apéndices se concentró en la entrada de su trasero, frotando con movimientos circulares. Instintivamente se tensó cerrando su hoyo, dos apéndices se extendieron a sus pezones. Cada uno succionándolos con las ventosas que al despegarse los dejaba sensibles ante cualquier roce. No pudo evitar sacudirse, el calor lo hacía sentir multiplicadas todas las sensaciones sobre su cuerpo. Aun aferrándose a lo poco que le queda de dignidad se niega a gemir, estaba en el límite y no quería darle el gusto al hijo de puta de Yoshida de escucharlo gemir como puta por su culpa. Los ojos se le llenaron de lágrimas y el tentáculo en su trasero comenzaba a entrar lentamente. Intento pujar para sacarlo, pero fue inútil, era demasiado viscoso así que se deslizaba con facilidad hacia su interior. Sintiéndose lleno dejó de poner resistencia dejando a la extremidad moverse libremente. El ritmo constante de las estocadas pronto le hizo romper el silencio y la habitación se llenó de sonidos lascivos. Fue traicionado por su propio cuerpo, aun habiendo terminado en esta situación contra su voluntad no podía evitar sentirse bien en esta situación. Los tentáculos estimulaban las zonas correctas y lo dejaban en el límite de correrse para solo retroceder y continuar poco después para estimularlo otra vez. Al final terminó corriéndose sin darse cuenta en alguno de esos intervalos. Había terminado, los tentáculos abandonaron su cuerpo dejándolo sobre el tatami. No pudo evadir la sensación de vacío en su interior, demasiado abrumadora como para insultar a sus observadores. Ambos chicos aún presentes y demasiado entusiasmados con su desafortunada posición, lo disfrutaron, de una manera macabra como si hubieran esperado mucho tiempo por verlo retorciéndose en su agonía física y mental. El sueño lo golpeó haciéndolo dormir de inmediato. El primero en acercarse fue Yoshida. Tomó la cobija que había quedado en el suelo y lo cubrió para que durmiera tranquilo. Miri no habló, sólo pensó en mirar al reloj, a las dos y cinco de la madrugada. Un buen momento para recuperar el sueño que le arrebato Yoshida con su idea demente, arrastro los pies hasta el armario de los futones, tomo el que quedaba y se acostó. Habría caído dormido al instante de no ser por Yoshida que se autoinvitó a acurrucarse con él, ni siquiera intentó echarlo solo se dejó abrazar y cerró los ojos.   ◆   Un dolor de cabeza agudo le taladraba el cerebro, intentó salir a pasear para despejarse, pero los acontecimientos de la noche anterior lo dejaron sin energía. Caminaba sin rumbo y con fatiga. La comida no lo ayudaba a pesar de haber pasado a comprar aperitivos en cada puesto de comida callejera que vio. Su apetito había desaparecido, pero no el sopor. Los pensamientos que lo hostigaban desaparecen solamente para ser reemplazadas por otra, la incertidumbre, el placer, la humedad, el dolor y la sensación de viscosidad parecían tan vividas como anoche. Lo único que no lo perturbaba eran las miradas acusadoras de ese par. Casi como si supiera que se lo busco. ¿Y cómo no hacerlo? Se había estado comportando como un completo imbécil por todo un año, era de esperar que en algún momento intentarán vengarse de él. Aunque siempre pensó que el primero en hacerlo sería Miri. Siempre había procurado no fastidiar demasiado al chico pulpo, pero ahora tendría que confrontar a Yoshida para saber que lo atacó primero. De regreso en la habitación, abrió muy cautelosamente la puerta. No hay nadie. Entro tranquilo dando gracias por estar solo. La cabeza aún no dejaba de dolerle tal vez si tomaba otro baño podría apaciguar el dolor. Entró al baño se desnudó y giró la llave de la ducha esperando a que saliera el agua tibia, sintió un alivio instantáneo en cuanto el agua tocó su cabeza. Se lavó rápido y al salir podía sentirse bastante mejor. Quería evitar pensar en lo que pasó así que encendió la televisión para distraerse. No está seguro de cuánto tiempo pasó viendo la televisión, pero después de un rato escuchó la puerta abrirse. Era Yoshida que regresó a la habitación. —Hola Denji. Palideció al escucharlo, había olvidado pensar en cómo confrontar a Yoshida cuando regresara. —¿Te sientes mejor? —preguntó Yoshida riendo. Eso lo molesto y aunque quería responder no lo hizo. Estaba demasiado avergonzado por confiarle algo un secreto así y que después decidiera usarlo en su contra. Definitivamente no volvería a contarle nada a Yoshida. —Ve el lado positivo, ya no tendrás que preocuparte porque esté detrás de ti. —¿A qué te refieres? —preguntó Denji. —Pues lo que escuchaste, ya no te voy a molestar. Las palabras de Yoshida resonaron en su cabeza. Ya no lo acusaría, ¿eso era algo bueno no? Pero aun así se le hundió el corazón. Sabía que tarde o temprano su acosador terminaría desistiendo, aunque aún esperaba tener el tiempo suficiente para hacer ajustes en sus gastos. —¿Por qué? —preguntó Denji en voz baja. —Intente comprar tu corazón, pero el precio es demasiado alto —hizo una pausa—. Prefiero perseguir a alguien flexible, si tú me entiendes—. Guiñando un ojo se acercó a Denji. Se había acercado demasiado, a dos centímetros de la cara de Denji. Noto que estaba nervioso, tal vez con cierta razón, aunque aún no lo había tocado ya estaba esperando que le diera un golpe igual al de anoche. Eso no era del todo cierto, pero ¿Por qué no aprovechar la oportunidad? Aunque ya no le interesara de forma romántica, tenía ganas de pisotear un poco más la dignidad que le quedaba. Apretó sus mejillas con fuerza. El rubio se quejó un poco, pero lo callo de inmediato con un beso. No intentó oponerse hasta que la falta de aire lo obligó a retorcerse, Yoshida lo contuvo lo más que pudo antes de dejarlo dar una bocanada de aire. —Espera ¿Qué no Miri es tú…? Yoshida lo callo tapándole la boca. —No tienes que preocuparte por eso aún no formalizamos nada y tenemos mucho tiempo de sobra antes de que Miri regrese. Volvió a besarlo, ahora de forma más gentil,  pero aún Denji no le seguía el ritmo. Parecía desconectado. —Denji. Escuchar su nombre lo hizo reaccionar, miró a Yoshida a los ojos. Negros y vacíos, pero a la vez parecían ofrecerle algo de misericordia y calidez. Entrelazaron sus dedos dejando que el peso de su cuerpo lo venciera y arrinconando contra el suelo. «Estoy loco», pensó. Apenas hace unas horas se estaba lamentando por verse expuesto frente a este tipo y ahora estaba considerando dejarse comer completamente por él. Yoshida lo volvió a besar, en esta ocasión fue más gentil y dejó que Denji marcará el ritmo de las respiraciones. Deslizó sus manos por debajo de su ropa. Eran increíblemente suaves, demasiado para un agente activo de seguridad pública. El calor de estas quedaba grabado en todos sus sentidos dejando que explorara su pecho y espalda. Yoshida le quitó la camiseta dejando al descubierto los pezones enrojecidos de Denji, al pellizcarlos suavemente consiguió hacer que su compañero gimiera de placer. En definitiva, era su punto sensible. Con una pequeña pausa para desabrocharse los pantalones dejó al aire su pene completamente erecto. Miró con curiosidad el miembro de Yoshida mientras este se terminaba de desnudar. Obviando lo que estaba a punto de pasar pensó ¿si sería igual a su experiencia de anoche?, una parte gritaba en su cabeza que escapara, pero la otra lo deseaba de cierta forma. Los tentáculos lo habían dejado con cierto vacío en sus entrañas. Quería volver a sentirse lleno y el pene de Yoshida lucía bastante tentador después de pasar toda la mañana necesitado de atención. El frío del ambiente lo golpeó en sus genitales. Estar completamente desnudo y a solas con su compañero lo dejaba en una posición aún más vulnerable. Yoshida lo beso en la frente antes de lamerse los dedos y prepararlo para recibirlo. Los introdujo lentamente, la fricción de los movimientos terminó de endurecerlo. La sensación del ambiente frío desapareció y empezó a jadear, las manos de Yoshida se sentían bien. —Parece que ya estás listo. Asintió con la cabeza mientras los dedos salían de su cuerpo. Fue un momento algo extraño, como si lo abandonaran por un instante. Yoshida se abalanzó sobre él obligándolo a abrir las piernas, la punta del pene le rozaba el ano y jugando con su entrada haciéndole creer que lo penetrara en cada instante. Casi como una tortura, desesperado por la excitación le imploro a Yoshida que se la metiera de una vez. Este lo ignoro un poco más hasta que de una embestida entro. Se movía rápido dejando al rubio sin aliento en poco tiempo. La euforia que le generaba el que Denji estuviera teniendo su primera vez con él era gigantesca, no podía dejar de sonreír. Tanto que posiblemente parecía un loco. Las reacciones del chico se lo decían. Debía de verse bastante inquietante desde su punto de vista de Denji, debía relajarse para no asustarlo. Se concentró solo en la sensación del interior del chico, tan cálido y apretado como imagino. Lo estaba tomando mejor de lo que esperaba, incluso parecía hambriento. Bastante lindo en comparación a su actitud habitual. —Yoshida —gimió Denji. Esa era la señal definitiva, bajo la intensidad de sus embestidas y hundió su cara en el cabello del chico. El olor dulce del shampoo de cereza invadió sus fosas nasales. A pesar del triste pasado de Denji este amaba bañarse, siempre procuraba asearse todos los días sin falta. No podía soportar por mucho tiempo el sudor ni la suciedad, le traían malos recuerdos de su infancia y el bañarse le hacía sentir que nunca más tendría que volver a aquellas carencias. Todo el mundo sabe de ello. —Hueles bien —le susurro al oído. Para este punto no esperaba misericordia por parte de Yoshida mucho menos cumplidos. Un escalofrío le recorrió la espalda. Repentinamente estaba recibiendo una gran cantidad de afecto que no creía merecer. Le resultaba abrumador, ahora tenía a alguien tan dulce como un gatito mordiendo el lóbulo de su oreja suavemente y besando constantemente. Si es así como se supone que se siente estar lleno, entonces le encantaba. Aun si tenía que volver a bañarse otra vez, no dejó de abrazarlo hasta que terminaron.   ◆   Cuando regresó Miri no quedaba rastro de lo que pasó entre Yoshida y Denji. La habitación estaba impecable. Como si nada hubiera pasado y los dos chicos ya estaban cada uno concentrado en sus propios asuntos. —Bienvenido de vuelta —lo saludo Yoshida. —Hola Yoshida —lo saludo dando un vistazo rápido a la habitación y se detuvo en Denji unos instantes, estaba viendo la televisión sorprendentemente tranquilo. —No te preocupes por él, hablamos hace un rato y acordamos que ya no nos molestaría —dijo sonriendo mientras le hacía gestos a Mí para que se sentara a su lado. Eso lo sorprendió de cierta forma, no creía que Denji fuera capaz de dejar de lado la oportunidad de joderlos después de algo así voluntariamente. Algo le decía que Yoshida debió haberlo amenazado mientras estuvieron los dos solos, incluso algo peor. Es bastante obvio que su superior era alguien vengativo, aunque intentaba ocultarlo. Tampoco estaba seguro desde cuando Yoshida había comenzado a mostrar esas actitudes retorcidas. Era casi como si siempre hubieran estado presentes aunque no se había dado cuenta hasta hace poco. No le costó ignorar todos los sentidos que le decían que saliera de la habitación y volviera a casa y se sentó tranquilamente junto a su compañero. Yoshida parecía feliz, recibiendo a Miri con afecto tal vez demasiado meloso, pero  feliz. ¿Y quién lo podría culpar? Siendo honesto, su confesión de amor había salido bien, aun teniendo el vergonzoso accidente. Tenía buenas cartas puestas sobre la mesa aun si Miri solo lo veía más como un pequeño desliz con su superior de seguridad pública. Era complicado verlo como alguien amoroso con él, ya estaba acostumbrado a que lo pisotearan constantemente con reprimendas en el trabajo. Además de que apenas ayer había confesado qué a pesar de estar enamorado, también admitió que encontraba divertido fastidiarlo. —Te ves bien en yukata. —Gracias —respondió aunque un poco más seco de lo que le hubiera gustado—. ¿Y qué hiciste para que se quedara tranquilo? —titubeo un poco al preguntar, quería arreglar de alguna forma su tono anterior. Yoshida lo miraba fijamente, definitivamente se dio cuenta del error de Miri. Sonrió sin importarle lo que pensaran de él. Ahora solo podía fantasear pensando en pasar la vida junto al gatito que tenían enfrente. —Oye —susurrando al oído—. ¿No quieres que vayamos juntos a la bañera? Sabía a dónde quería llegar, incluso estaba siendo aún más atrevido que ayer. El solo pensar en la idea de volver a hacerlo lo hacía sonrojarse. Al menos podía decir que lo estaba disfrutando antes de que los atraparan en el acto. Podría volver a aceptar la oferta de su compañero de no ser que ahora se mostraba mucho más atrevido que antes. Ni siquiera le importaba qué importaba si Denji podía escucharlos, se negaba a pasar por otro momento así de bochornoso. Mientras Yoshida mostraba con emoción querer redoblar la apuesta insistiendo en llevarse con él a Miri para terminar lo que empezaron. —Estás loco —dijo en voz baja—. No quiero pasar por eso otra vez. Ambos forcejeaban, Miri intentando alejarse y Yoshida queriendo sacarle la camisa que llevaba puesta. El alboroto qué estaban haciendo pronto llamó la atención de Denji qué interrumpido por una tanda de comerciales decidió voltear hacia detrás de su espalda y ver que estaba pasando. Justo cuando volteo sus compañeros dejaron de pelear y lo miraron fijamente. Se asustó y se sintió como un intruso. Giró la cabeza de regreso hacia el televisor intentando hacer como si nada hubiera pasado. No funcionó, una mano se posó sobre su hombro. Sintió un escalofrío recorrer todo su cuerpo y cerró fuertemente los ojos, ni siquiera quería ver quién lo estaba tocando. Fue azotado contra el suelo y asfixiado por Miri enojado, se golpeó la cabeza muy fuerte, pero no le prestó atención al tener su prioridad en evitar que lo asfixiara hasta matarlo. No tenía las fuerzas suficientes para liberarse por sí mismo, pronto comenzó a sentirse más débil y mareado mientras Yoshida intentaba separar a Miri de él. Aun en esa situación le resultaba divertido ver a Yoshida reprendiendo a su compañero. Tal vez siempre lo divertirá. Buscar una opción diferente es lo que necesitaba para soltarse de las manos de Miri, lo pateó en la entrepierna una única vez, pero suficiente para que Yoshida se lo quitara de encima. Río mientras tosía, era la segunda vez que usaba la misma táctica para dejar fuera de combate a alguien. Miri se retorcía del dolor y Denji sonreía victorioso, «una táctica qué nunca falla», pensó. —Ni siquiera lo pateé tan fuerte. Recibió una mirada fulminante de Yoshida, esto hizo reír aún más a Denji. Puede qué haya perdido su puesto como el favorito del trío, pero al menos podría burlarse de ellos una última vez. —Relájate cabeza del pulpo, de todas formas lo que ocupa tu príncipe para coger es el trasero. Ni se inmutó al escuchar eso, ya estaba acostumbrado a esa clase comentarios por parte de Denji. Todavía conservaba cierto grado de orgullo o por lo menos eso aparentaba. El enfado qué había experimentado hace un rato parecía burbujear en el fondo de su pecho, si no hubiera logrado socavar el orgullo del rubio mientras estaban los dos solos, tal vez necesitaba empujar aún más la línea. Podría ser muy divertido si esta vez logra convencer a Miri de unirse a él. El chico motosierra dejó de reír y ahora parecía estar esperando sonriente la respuesta de su adolorido compañero. Miri aún se mostraba un poco adolorido, estaba molesto y detestaba más que nunca a Denji. Quería golpearlo hasta tirarle todos los dientes, su estúpida sonrisa de niño inocente no le conmovía ni un poco. Estaba a punto de lanzarse a los golpes, pero Yoshida lo detuvo otra vez mientras lo veía sonreír de la misma forma malévola de ayer. Esta vez no sentía culpa por aprovecharse de esa forma del rubio.   ◆   Cuatro manos qué no dejan de tocarlo, en todas partes de su cuerpo no quedaba ni un solo lugar que no fue profanado. Ya fuera para estimularlo o para obligarlo a abrirse a sus compañeros. Había aceptado qué Yoshida y Miri se lo cogieran, aunque agradece qué lo traten con amabilidad durante el acto. Esperaba que fuera tan brutal como el incidente con el demonio pulpo, pero lo estaba pasando mejor de lo que esperaba. Claro aún deseaba acostarse al menos una vez con una chica guapa, no podría decir que prefería el sexo con hombres. La fricción constante en su trasero con la suavidad de los masajes qué le daban en el pecho lo dejaba dócil y fácil de manejar, lo dejan desprovisto de toda cualquier forma de resistencia. No podía pensar en nada más que no fuera como se lo estaban cogiendo, así que simplemente se dejaba usar. Aunque le costaba un poco mantenerse en la misma posición por mucho tiempo, tal vez era porque para hacerlo sus compañeros lo arrastraron al baño resbaloso por el agua. Por alguna razón creyeron qué era divertido abrir la llave de la regadera para mojarse con la ropa puesta. El agua helada hacía a los tres temblar de frío, pero también el calor corporal de sus cuerpos era más intenso mientras se acariciaban y besaban. La ropa húmeda le resultaba tan incómoda qué al final termina por desnudarse por sí mismo, hizo reír a sus compañeros. Algo un poco molesto para Denji, había sido sodomizado por estos y ahora se reían del cómo temblaba de frío. Yoshida lo beso para que dejara de quejarse. El agua cambió a una temperatura más cálida y los dos chicos de cabello negro siguieron el ejemplo del rubio e igualmente se quitaron la ropa. Ambos se quedaron bajo el agua besando a Denji. Pronto terminaron volviendo a su trasero, tomando turnos para entrar y salir de él. Un juego cruel qué hizo qué sus ojos se llenarán de lágrimas hasta que Miri finalmente tomó la iniciativa de acabar con esto, sujetando a Denji de la cadera y lo embistió con fuerza obligándolo a arrodillarse casi resbalando y golpeándose la cabeza contra el piso, tuvo que apoyarse en Yoshida para colapsar. Un breve vistazo a la mirada de este reveló que lo estaba mirando con lástima, al final Miri se lo estaba tomando bastante personal lo suficiente como para recordarle que lo estaban castigando y que tendría que soportarlo hasta el final. Los gemidos y las respiraciones entrecortadas anunciaban como ambos estaban por llegar a su límite. Miri se corrió primero dejando su semen caer en la espalda del rubio. Yoshida recibió a Denji con un abrazo lo suficientemente reconfortante como para acurrucarse en sus brazos. Sonriendo de la misma forma malvada de antes. Logró empujar a Miri hasta donde quería; quien con una mueca mostró su frustración por dejarse manipular para hacer esto, «habría sido mejor golpearlo», pensó. Respiro profundo y se levantó para salir de la ducha. Después de quedarse solas, Yoshida tomó de las mejillas a Denji, tenía los ojos vidriosos como los de un cachorro abandonado. Demasiado lindo, lo beso en la frente. —Te ayudaré a darte un baño para que te sientas mejor. Denji asintió con la cabeza. Ambos se lavaron para después irse a dormir tranquilos.
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