One Shot
30 de julio de 2025, 17:58
Siete de la noche del sábado. Hace un tiempo que no tenía tiempo libro en el fin de semana, normalmente debía que ir en misiones que le asignaba seguridad pública, así que casi nunca podía relajarse en casa. La noche era tranquila y la suave briza nocturna entraba por la ventana de su habitación, muy tranquila y oportuna.
Desde tercero de primaria había pactado su contrato con el demonio pulpo y desde entonces ha tenido que pagar un precio por usar sus poderes. Al principio era cosas simples como darle de comer o charlar, pero conforme pasaron los años y Yoshida crecía el demonio también lo hizo. Su trato se volvió excesivamente cariñoso, era como si el demonio pulpo hubiera desarrollado una obsesión hacia él. Ahora lo hacía temblar con frecuencia y eso se convirtió en algo que lo avergonzaba. Sus compañeros de seguridad pública solían preguntarle como es que había conseguido un contrato tan beneficioso con un demonio y seguir en una sola pieza, siempre les mentía diciendo que le dio décadas de su vida como pago. Los novatos le creían fácilmente, mientras que los devil hunters de mayor rango levantaban un poco las cejas, intuyendo que era algo más lo que tenía que hacer, pero no podía decírselos por la naturaleza del contrato. Eso último era verdad, no porque el contrato le impidiera contarlo, sino porque le daba vergüenza decírselos.
Era una de esas noches en las que debía pagar por su contrato.
Siempre empezaba de la misma forma, ya estaba acostumbrado a que uno de los tentáculos le hiciera cosquillas en el cuello para decirle lo que quería. Dejo que los tentáculos lo envolvieran mientras conversaban. No sabía si este era un comportamiento normal en otros demonios o si los demonios veían el sexo de la misma forma que los humanos, lo que sí sabía es que al menos en el caso de su demonio este sí obtenía satisfacción al tocarlo. Y de cierta forma extraña, Yoshida también lo disfrutaba. Después de dos años ya se ha acostumbrado a la sensación de los tentáculos reptando sobre su cuerpo y dentro de este. No es que le resultara fácil hacerlo, solo no podía evitar que su cuerpo reaccionara a los estímulos.
Los tentáculos continuaron enredándose en sus brazos y piernas por debajo de su ropa. La piel viscosa y fría del pulpo le produce algunos escalofríos hasta que estos llegan a su entrepierna. Una sensación de frío lo golpeo, bajo un poco el elástico de su pantalón, para ver como uno de los apéndices se enroscaba y bombea lentamente su pene. El calor hormigueante comenzó a subir por su estómago al resto de su cuerpo. La sensación de frío fue reemplazada por un calor relajante, otro par de tentáculos salió para desvestirlo por completo. Ya expuesto el pulpo se sintió con completa libertad para tocar a Yoshida en el resto de áreas sensibles de su cuerpo. Diversos apéndices succionaban la piel de su cuerpo dejando marcas y otros jugueteaban suavemente con sus pezones. Aún no se atrevían a introducirse en su cuerpo. La baba fría de los tentáculos se volvía cálida al tacto y Yoshida lo sentía. Pequeños movimientos en sus caderas con su miembro completamente erecto y sus pezones enrojecidos y tersos eran una señal de que lo estaba disfrutando. Las gotas de mucosidad y sudor mojaban las sábanas mientras la respiración de Yoshida se aceleraba. La presión de la piel liza de los tentáculos enrollada en su pene lo dejaba jadeando. Tuvo que aferrarse a las sábanas en cuanto sintió a una de las extremidades del demonio penetrarlo. El agarre era suave y lento, lo lleno hasta llegar a su punto dulce. Babeo solo por la satisfacción que le generaba sentir el ardiente calor del tentáculo en su interior, el hormigueo le era tan familiar que por instinto gimió de alegría. Los tentáculos se movían en sintonía con su respiración. Solo se dejaba llevar por las exigencias del contrato y las acciones del demonio. Este continúo restregando sus extremidades con el cuerpo de Yoshida, acelerando el ritmo de estos mismos golpeando el interior del chico, dejándolo casi sin aliento. Más tentáculos se animaron para explorar su interior mientras era sometido por el resto. A veces su compañero lo empujaba un poco más al límite para que en el futuro pudiera llegar un poco más lejos.
El demonio pulpo siempre había tenido un enorme interés por Yoshida, le parecía un humano bello y en cuanto tuvo la oportunidad de establecer un contrato con él la tomo. Era un caso extraño para un contrato demoniaco, normalmente los humanos tenían que proponerle al demonio establecer un contrato. En esta ocasión fue el mismo demonio el que le propuso hacer un contrato a un humano. Sin duda era un caso anormal entre humanos y demonios, y lo era aún más lo ha sido la evolución de su relación. Ahora estaban tan unidos que incluso cualquier psicólogo podría predecir que ambos podrían deprimirse si los separaran.
No se conocen demonios tan benignos con las personas.
Los tentáculos terminaron de abrirse paso en su interior, como Yoshida parecía tomarlo sin problemas, estos se movieron más rápido hasta hacer que el chico se temblara. Estaba llegando a su límite y el demonio solo lo seguía estimulando en todas sus áreas sensibles. Las extremidades continuaron moviéndose sin detenerse, un espasmo recorrió el cuerpo de Yoshida estaba a punto de correrse. Por momentos sentía que su trasero se desbordaba de líquido. Estos se enredaban y expandían dentro mientras lo golpeaban. Los espasmos en su cuerpo aumentaron su frecuencia hasta que por fin logro correrse.
El semen cayó sobre las sábanas y los tentáculos lo soltaron con delicadeza. El sonido de la respiración del chico era lo único que se escuchaba en la habitación, agitada y exhausta. El calor que emanaba su cuerpo era agobiante para el mismo y el sudor abundante había dejado completamente mojadas las sábanas. Uno de los tentáculos del pulpo salió con una toalla para ayudar a Yoshida a secarse todos los fluidos del acto y lo arropo con cobijas secas. Un acto demasiado lindo, pero habitual para el demonio, siempre que terminaban este procuraba que su compañero se sintiera cómodo y a salvo.
Yoshida no tardo en quedarse dormido.
El sol del día se asomaba por la ventana y leves gotas de la lluvia matutina comenzaba a golpear la ventana. El ruido de la lluvia aumento hasta despertar a Yoshida, soñoliento y cansado por la noche anterior. La alarma de su despertador aún estaba a hora y media de sonar. Levantándose sin desapegarse de la cobija, desconecto el despertador y se caminó a la ducha. Abrió las llaves del agua y la dejo caer hasta que la temperatura fue la adecuada, arrojo la cobija lejos de la ducha y entro al agua. Fue un baño rápido que lo dejo renovado. Se vistió con ropa cómoda y preparo un poco de té, mientras tomaba unos sorbos de la taza salió uno de los tentáculos sobre su hombro haciéndole cosquillas para saludarlo. Se le notaba feliz de ver a Yoshida despierto.
Cualquiera que lo hubiera visto en ese momento habría pensado que tenían algún tipo de complot oculto. Como si el chico estuviera planeando cometer algún atentado con ayuda del demonio con el que había formado un contrato reciente. Tal vez algún día podrían hacer algo así, pero por ahora se conformarían solo con hacer las misiones de seguridad pública.
El demonio continuó jugueteando en la oreja del chico, este reía como si estuviera hablando con un amigo de toda la vida, y tal vez lo era. Yoshida continúo bebiendo sé la taza y el tentáculo del pulpo, retrocedió para tomar un paquete de galletas que está sobre la mesa intentando abrirlo.
Podría decirse que recorrió un camino complicado para darle a su demonio ese nivel de confianza para tocarlo y a su vez Yoshida también se había ganado la confianza del demonio. Ahora ambos llevaban una relación simbiótica en la que dejaban la vida en manos del otro todos los días, trabajaban mejor juntos desde entonces. No tenían una relación de pareja, mucho menos sentían atracción de cualquier tipo, después de todo seguían obedeciendo un contrato y seguramente Yoshida moriría mucho antes que su demonio. Sería mejor definirlos como una extensión de sí mismos en el otro.