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Pasaron las horas y Grimsley finalmente se había calmado. Aunque aún se sentía apenado de que su novio lo hubiera tenido que ver en un momento de "debilidad", levantó la vista para encontrarse con el rostro durmiente de Guzma. Pensó en como, aun si hubiera preferido que no lo tuviera que ver en una situación tan penosa, le estaba agradecido de estar a su lado y brindarle el confort que necesitaba, incluso ahora que dormía seguía manteniéndolo entre sus brazos. Pero aun así sentía que algo le faltaba para estar realmente en paz; reflexionó sobre ese sentimiento, llegando a la conclusión de que era debido a que aun guardaba una débil esperanza de poder enmendar los errores que cometió con sus seres queridos. Les había fallado y se lamentaba por eso, suspiró cansado y comenzaba a sentir como poco a poco como sus ojos se cerraban, pero antes de caer dormido murmuró para si mismo. —Desearía verlos una vez más...***
Era una noche fresca, un poco más de lo habitual, más eso no le impediría a Grimsley dar una de sus caminatas nocturnas. Preferían salir de noche pues así era menos probable que tuviera que interactuar con alguien o aun más específico, que alguien lo reconociera, como un pescador con un corsola lo había hecho ya una vez. Caminaba por las calles de Ciudad Malíe que si bien incluso a estas horas seguía teniendo algo de actividad, no era demasiado molesto; miró un reloj que había al lado de la calle, ya era muy tarde y seguramente Guzma ahora lo estaría esperando con un poco de Tapu Cocoa, pensar en eso lo hacía sentir realmente bien. Luego de haberle hablado de su pasado Guzma había sido más atento y afectuoso con el ¿debería agradecerle llevándole un poco de comida? —Quizás debería llevar un poco de Sushi Tres Delicias —pensó en voz alta. Antes de que pudiera ir a comprar la cena escucho una voz femenina tras él. —¿Grimsley? Oh genial, alguien lo había reconocido. Se dio la vuelta para tratar de zafarse de las preguntas incomodas que seguramente le harían, pero sus pupilas se dilatar o al ver a la mujer que lo miraba con una sonrisa. —¡Grimsley, eres tu! —una mujer de largo cabello morado se abalanzó a el para abrazarlo con fuerza, como si su vida dependiera de eso. Grimsley estaba atónito, su cuerpo no respondía y sus ojos estaban abiertos por la sorpresa. Su boca lentamente se abrió para hablar —¿Shaun... tal? La mujer levanto su mirada para verlo directamente. Pequeñas lágrimas caían por sus mejillas y asintió —No puedo creerlo, después de tanto finalmente te encuentro con vida. Shauntal se alejó de el y se secó algunas lágrimas; Grimsley seguía perplejo ¿cuales eran las probabilidades de encontrarse con ella en una región tan alejada de Unova? —Shauntal, ¿que haces en Alola? Su vieja amiga lo miró con emoción por contarle, pero cuando estaba a punto de responderle se detuvo en seco —Eso es lo de menos ahora. Quiero saber de ti, ha pasado tanto tiempo desde que te fuiste sin avisar… Grimsley sonrió con algo de tristeza. —Lo sé, estos tres años han pasado demasiado rápido… Un silencio abrumador inundó el ambiente, volviendo la situación más incómodo de lo que ya era. Shauntal parecía incómoda y decidió ser la primera en romper el silencio —Así qué... ¿vives aquí? —No realmente, de hecho vivo cerca de la ruta 15 —¿Pero que no eso esta al otro extremo de la isla? ¿Qué haces aquí entonces? —Bueno ya sabes que tengo la costumbre de dar caminatas nocturnas por la ciudad, simplemente sigo con ese hábito. Shauntal al escuchar su respuesta parecía... feliz. —Si, lo recuerdo, tu y yo solíamos encontrarnos en Ciudad Porcelana solo para pasar el rato y charlar después de un día de entrenamiento en la liga, eran momentos muy agradables para mi... —... Para mi también... Una vez más se quedaron en silencio, Grimsley sentía que ahora había una brecha entre ellos y se sentía culpable por eso mismo, quería hablar pero un creciente nudo en su garganta se lo impedía. La mujer de lentes notó la expresión angustiada del hombre más alto. Preocupada dio un paso en su dirección y colocó suavemente su mano en su hombro. —¿Grimsley, que te ocurre? —… Lo siento... —respondió con arrepentimiento en su voz—. Siento tanto lo que pasó hace años y como lo arruine todo... jamás quise mentirles así, sobre mi adicción y sobre todo en general... no quería que todo terminara así... Perdóname por haber sido un imbécil egoísta. Su palabras salían entrecortadas y sentía una gran presión en su pecho, finalmente lo había hecho, había dicho lo que tanto había soñado con decir, pero eso no lo hacía sentir mejor; los brazos de Shauntal lo rodearon una vez más, pero ahora no de manera ansiosa como antes, sino más bien cálida y reconfortante. —Por favor no digas eso... no hay nada que perdonar, ninguno de nosotros te odia por lo que ocurrió en el pasado, solo estábamos... dolidos... por ver a nuestro amigo en esa situación. Así que por favor te hables así, nosotros siempre estuvimos pensando en ti y deseando que estuvieras bien. No pudo aguantar más y correspondió el abrazo de Shauntal, aferrándose a ella como si fuese a desaparecer. Se quedaron abrazados durante varios minutos hasta que Grimsley finalmente recobró la compostura y secó sus lágrimas. —Perdóname, siento que hayas tenido que verme así. —Esta bien, siempre estoy dispuesta a brindar un abrazo a mis amigos —respondió con un renovado entusiasmo. —¿Amigos? Se siente realmente bien volver a escuchar esa palabra de alguien familiar... —¿Acaso dudaste que lo fuéramos? Eso duele sabes —Shauntal hizo un falso gesto de dolor con una mano en su pecho, haciendo reír a su amigo de manera genuina—. Dime ¿aún quieres que responda tu pregunta sobre que hago en Alola? —preguntó mientras comenzaban a caminar. —Bastante, en realidad. —Bueno si tanto quieres saberlo te lo diré —una pequeña sonrisa acompañada de un leve rubor en sus mejillas se hizo presente en su rostro antes de responder—. Vine a Alola para celebrar mi luna de miel. Grimsley volteó para mirarla, totalmente incrédulo por lo que acababa de oír, Shauntal, alguien que parecía tener ojos solo para la escritura ahora estaba casada. —Pero... ¿con quién? —¿Recuerdas a Lucian? ¿El miembro del alto mando mando de Sinnoh? Pues digamos que con el tiempo empezamos a compartir algo más que el amor por los libros. —¡Shauntal me alegro tanto por ti! —exclamó, feliz de recibir tal noticia— oh cielos, ahora me siento mal por no haber estado en un momento tan importante... —No te preocupes, si quieres puedes darme tu nuevo número y yo con gusto te enviaré las fotos de la boda —le aseguró la chica con una sonrisa y Grimsley no pudo negarse a su petición de intercambiar sus contactos. —¿Y cómo es él como pareja? —¿Lucian? Oh, es un encanto. Él siempre regresa con nuevos libros para mi cuando sale de viaje y está más que dispuesto a leer mis novelas antes de que salgan al público para darme su opinión y observaciones. Es como el príncipe paciente de los cuentos que leía de niña. Grimsley sonrió al oírla hablar con tanto amor de su pareja. —Suena a que ustedes son tal para cual. —¿Y tú tienes pareja? —preguntó con algo de picardía. —Tengo un novio, se llama Guzma, no es tan fan de la lectura como tu marido, pero lo amo de igual manera. —Bueno, si pudo robar tu corazón seguro es alguien muy interesante, ¡tal vez deberíamos tener una cita doble en algún momento! —Eso sería una cita interesante, aunque te advierto que él es todo un gruñón. Ambos siguieron conversando, riendo y poniéndose al día, hasta llegar al centro de la ciudad donde ambos se despidieron con un último abrazo, yéndose cada uno por su lado.***
Finalmente Grimsley llegó a su casa y fue recibido por un agradable olor a cocoa, se dirigió a la cocina donde estaba Guzma sirviendo las bebidas calientes en una taza. —Al fin llegas, por un momento creí que tú... —Guzma fue interrumpido por su pareja que dejo caer todo su peso sobre el mientras lo abrazaba dejándolo confundido—. Oye ¿ocurrió algo? —Si… —respondió sin aclarar más. —... Entiendo, oye, si quieres ve a la cama, en un momento llevaré la cocoa. Grimsley asintió y caminó hasta el cuarto donde se tiro en la cama totalmente exhausto pero no físicamente. Encontrarse con Shauntal lo había hecho tener un sin fin de emociones en un mismo momento y el saber que ella ahora estaba casada solo lo hizo preguntarse que habría hecho los demás con su vida después de que se marchara. Aunque bueno, eso quizás se lo preguntaría directamente después. Por el momento solo cerró los ojos, feliz de finalmente sentir que dio los primeros pasos en la dirección correcta.