ID de la obra: 560

The Last Trick or Treater

Het
PG-13
En progreso
0
Emparejamientos y personajes:
Tamaño:
planificada Mini, escritos 6 páginas, 2.071 palabras, 1 capítulo
Descripción:
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Capítulo 1

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Descargo de responsabilidad: Este One Shot titulado "The Last Trick or Treater" fue escrito por 2old4fanfic. Estoy traduciendo esta historia al español con su permiso explícito. Los personajes y el universo de Twilight, a los que pertenece esta historia, son propiedad de Stephenie Meyer. No obtengo ningún beneficio económico con esta traducción ni reclamo propiedad alguna sobre el contenido original. Todos los derechos de los personajes y del universo de Twilight son de Stephenie Meyer, y la historia es propiedad de su autora original, 2old4fanfic. Disclaimer: This One Shot titled "The Last Trick or Treater" was written by 2old4fanfic. I am translating this story into Spanish with her explicit permission. The characters and universe of Twilight, to which this story belongs, are the property of Stephenie Meyer. I do not receive any financial benefit from this translation, nor do I claim any ownership of the original content. All rights to the characters and the Twilight universe belong to Stephenie Meyer, and the story is the property of its original author, 2old4fanfic. La hermosa portada que acompaña esta traducción es diseño de Li Garppl, ¡Mil gracias, Li! The Last Trick or Treater por 2old4fanfic . El último truco o trato. Tomando una barra de Snickers del caldero de plástico, Bella hizo una rápida inspección. Quizás quedaban quince de los cien que había arrojado. Mientras masticaba, recordó que cuando era niña, Forks tenía un toque de queda a las 9.00 pm en Halloween. Por supuesto, este desarrollo de ordenadas urbanizaciones y edificios no existían cuando ella se fue a la universidad. Muchas cosas han cambiado desde entonces. Sin embargo, si el toque de queda todavía existía después de tantos años, sus dulces deberían ser suficientes para los últimos once minutos de «truco o trato». Consideró apagar la luz del porche cuando sonó el timbre. Agarró el caldero, esperando un grupo de adolescentes andrajosos buscando personas dispuestas a deshacerse de su exceso de azúcar, pero fue sorprendida por un «Luke Skywalker» que le llegaba a su cintura, sosteniendo un sable de luz en una mano y un cubo vacío de R2D2 en la otra. Todos los demás niños que habían llegado a su nueva casa formaban parte de un grupo. ¿Tal vez él había estado detrás de algún grupo de niños y ella no lo había notado? ¿Y dónde estaban sus padres? Miró al otro lado del césped. No había ningún adulto esperando. Arrodillándose a su nivel, le preguntó—: Maestro Luke, ¿está usted solo pidiendo dulces o trucos? —No pude salid antes, estaba enfedmo. —Aspiró una nariz llena de mocos. Genial, un niño enfermo, pequeño y solitario en su puerta. El papá de ella había esperado el camión de mudanzas y supervisó la descarga a principios de esta semana. El día de Halloween era su primer día completo en su nuevo hogar. Apenas si había tenido tiempo de comprar dulces y olvídate de conocer a los vecinos. ¿De dónde podría ser este niño? —Está bien, espera, déjame traerte un pañuelo. —¿Puedo decibid mis dulces ? —Su pequeño puchero parecía adorable. No podía imaginarse a un padre negándole nada a este niño. Su cabello rojizo y despeinado le recordaba a alguien. —El pañuelo primero. —Abrió el pequeño paquete de pañuelos que guardaba en su bolso, sacó uno y se lo puso en la nariz—. Ahora sopla. Un bocinazo digno de un ganso salió del pequeño Jedi. Aún así se secó la nariz con la parte de atrás de la manga de su disfraz. Genial. Bella miró a lo largo de su calle buscando un auto, una persona, alguien responsable de este niño. Nada. —Tengo que decid Tuco o tato. ¿O puedo decibid mis dulces ya? Tenía miedo de que si ponía algo en su cubo, él se escaparía. —¿Dónde están tus padres, maestro Luke? —Mamá está en la cama tudmiendo. ¿Podría haber escapado mientras su madre dormía una siesta? ¿O estaba durmiendo después de una borrachera? Sacudió su cabeza. No debía asumir lo peor en personas que aún no conocía, pero alguien que pierde la pista de su hijo tan fácilmente... iba a tener unas palabras cuando finalmente aparecieran. Revisó su teléfono, 8.53. Tendría que llamar a su padre en unos minutos y el joven señor Skywalker iba a conseguir un paseo en una patrulla de policía. —Entonces, ¿cuál es tu verdadero nombre? —Lu Sywaller. Todo lo que aprendió fue que este Jedi tenía un serio problema con la pronunciación de la letra «k». —¿Cómo te llama tu mami? —Cadiñito. El niño era lindo, pero esto no la llevaría a ninguna parte. —¿Cómo te llama cuando estás en problemas? —James Edwad Cullen. Ella sintió que su cabeza se balanceaba. Solamente ella se mudaría para un nuevo comienzo y terminaría viviendo en la misma calle que su antiguo amor de la escuela secundaria y su adorable pequeño. Probablemente se había casado con alguna mujer deslumbrante con tendencias alcohólicas. No había dormido ni una noche en su nueva casa e iba a tener que ponerla en venta. Al menos no había desempacado. —¡JAMIE! ¡JAMIE! ¡¿DÓNDE ESTÁS?! Ella reconoció esa voz grave y tímida. Probablemente podría recitar todo lo que él le había dicho. «¿Está usando este asiento?» «¿Tiene una copia de 1984?» «Voy a devolver esto con unos días de retraso, ¿le parece bien?» Sí, ella le había perdonado los libros atrasados cuando trabajaba como asistente en la biblioteca, ¿y a dónde la había llevado eso? Nunca habló con ella fuera de la escuela. Aún así, había un niño en juego. No se trataba de sus solitarios años en la secundaria y de sentirse invisible. Ella gritó—: ¡Por aquí! Atravesando el seto que separaba su propiedad (ahora en venta) de su vecino, estaba el más guapo que nunca, Edward Cullen. Tenía el pelo mojado, estaba descalzo, vestía sólo una camiseta, pantalones parcialmente abotonados y sin zapatos. Fantástico, ahora tenía evidencia empírica de lo que había mantenido ocupados tanto al padre como a la madre del niño que no podía sacar su trasero perezoso pero satisfecho de la cama para llevar a su hijo a pedir dulces. Y ahora sabía que Edward usaba bóxer negro. Excelente. Esta sería una venta rápida, necesitaba salir de este barrio lo antes posible. —¡Jaime! —Edward se puso de pie, inclinado hacia el niño—. Amigo, se suponía que debías esperar a que terminara de ducharme y me vistiera antes de salir a pedir dulces. Bien, Edward recibió su dulce (¿o era un truco?) antes de cuidar a su hijo. Menos mal que nunca hablaron en la secundaria. Ella nunca querría estar con un hombre que fuera un padre tan pésimo. —Lo siento mucho, señorita. Su madre está en reposo en cama, tiene previsto dar a luz el próximo mes. Se suponía que él debía esperarme, ¿no es eso lo que prometiste Jamie? Así que el mal padre tenía otro bebé en camino. Un cuchillo más en su espalda. Aquí estaba ella, sola, y aquí estaba él, engendrando adorables niños pequeños que a él no le importaban. »Jamie, ¿qué tienes por decir por salir corriendo? —Peldón. —También tiene un problema con la «R». Entonces la familia perfecta de Edward no era completamente perfecta. Ella encontró un poquito de consuelo en eso. Eso y el hecho de que la caja que contenía su licor estaba en el comedor. —Ahora pídale perdón a la señorita… —Edward levantó la vista de Jamie y la miró fijamente—. ¿Bella Swan, eres tú? —Sí, esa soy yo. —¡Lo siento, no puedo creer esto! Estuvo enfermo por la mañana, un poco resfriado, así que no pensamos que estaría dispuesto a pedir dulces. Acabo de regresar de mi turno en el hospital y le dije que podíamos salir unos minutos. Lamento que haya escapado. Por supuesto, se había hecho médico y ahora regresaba a casa con su esposa embarazada. Miró dentro del caldero. Iba a necesitar al menos una docena de barras de chocolate para acompañar el tequila. —Pídele perdón a la señorita Swan, Jamie. —Edward tomó la mano del niño. —¡Pedo ella no me ha dado dulces! —¡Lo siento! —Bella agarró tres barras y las dejó caer en el cubo de R2D2—. Ahí tienes, Jamie. —¿Qué se dice, amiguito? —Glacias. —Tu papá te enseñó buenos modales. —Tenía que concederle eso, el niño podría ser un artista del escape, pero era adorable. —Papá en afanafan. Bella estaba acostumbrada a enseñar a adolescentes. No podía descifrar el lenguaje de los niños pequeños. Edward pasó su mano por su cabello. —Mi hermano está en Afganistán. ¿Recuerdas a Emmett? Esperamos que regrese antes de que Rose se desembarace de los números dos y tres. —¿Dos y tres? —Va a tener gemelos, de ahí el reposo en cama. Ayudo con este pequeño cuando mi mamá no puede. —Edward levantó a Jamie y lo sentó sobre sus hombros. El tío Edward sonaba mucho mejor que papá Edward. Pero sólo porque no fuera el padre de Jamie no significaba que no fuera el padre de otra persona. O el algo de alguien. Nuevo comienzo, Bella, nuevo comienzo. Dejar a la tranquila Bella en Forks había sido uno de sus objetivos universitarios. Y no la traería de vuelta solamente porque regresó a su ciudad natal. —¿No le importa a tu novia que pases tanto tiempo con tu sobrino? Él sonrió. —No tengo ninguna novia que le pueda importar. Ni esposa, ni nadie que se preocupe por cómo paso mi tiempo. —Bien... —Ella lo miró mientras él se movía de un pie a otro. Hacía frío desde que cayó la noche, debía estar helado—. ¿Quieres entrar y calentarte? —No, tengo que llevar a este hombrecito a la cama. —Giró a Jamie para que quedara colgando sobre su hombro y se fue, Jamie agitando su sable de luz hacia ella. ~ TLToT ~ Había abierto el tequila, pero no podía encontrar sus vasos. Al menos había desempacado las tazas de café. Tomó un trago. Edward Cullen, todavía seguía luciendo tan delicioso como siempre, todavía tan desinteresado en ella como siempre. Estaba sirviéndose una buena dosis cuando sonó el timbre. Se había comido cuatro Snickers y no iba a renunciar al resto. Mala suerte. Brindó en silencio por los que aún hacían «truco o trato». El timbre volvió a sonar. Otro brindis. Otro timbre. Eso fue suficiente. Tenía casi la intención de llamar a su padre antes de convertirse en la vieja mala que ahuyentaba a los niños de su jardín. Ella estaba prácticamente allí, bebiendo alcohol en una taza. Llegó a la puerta lista para gritar, pero cuando la abrió, un Edward calzado con zapatos deportivos, con el cabello peinado y los pantalones abrochados, se encontraba con una expresión extraña en su rostro. —No pensé que te irías a dormir tan rápido. Bella levantó su taza. —Estoy brindando por mi primera noche en mi nueva casa. —Rose se llevó a Jamie a la cama con ella y me envió de regreso. —¿Te envió de regreso? —Ella miró más allá de él hacia el porche vacío—. ¿Jamie olvidó algo? —No, Rose está cansada de oír mis lamentos sobre la chica que se me escapó. La chica con la que fui demasiado tímido para hablar en la escuela secundaria. —Él la estaba mirando. ¿Se refería a ella? Tal vez era el alcohol, pero empezó a reír fuerte y largamente hasta que se le llenaron los ojos de lágrimas. —¿Me estás jugando una broma, Edward Cullen? Nunca fuiste tímido en la escuela secundaria. —Lo era cuando estaba cerca de ti. ¿De verdad crees que olvidaba cuándo debían entregarse todos esos libros? Era la única forma en que podía hablar contigo. —Estás bromeando. —Lo miró fijamente, esperando que él dijera el chiste, pero él no dijo nada—. ¿En serio? —Solamente quiero... —Deslizó su mano hacia la parte posterior de su cabeza y la guió hasta que sus labios se encontraron. Sus labios eran suaves pero firmes, todo lo que ella alguna vez había imaginado que serían, y había imaginado este momento con frecuencia, cada vez que él devolvía otro libro atrasado. Por supuesto, no pensó que tomaría una década para que finalmente sucediera. Sus labios se separaron lentamente mientras él movía su cabeza hacia atrás unos centímetros. —¿Puedo entrar? ¿O estás ocupada? —Cierra la puerta detrás de ti. —Ella tomó su mano y lo condujo al interior de la casa—. Estoy bastante segura de que eres mi último truco o trato. FIN Nota de la autora: Esto es lo que sucede cuando como demasiadas barras Snickers. ¡Feliz Halloween!
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