Capítulo 1
22 de octubre de 2025, 10:38
Author: EriCasteloLanguage: Spanish, Rating: Rated: MGenre: Humor/GeneralPublished: 10-26-24, Updated: 10-26-24Chapters: 1, Words: 5,919
Chapter 1: Capítulo único
Resumen: Por el compromiso de Bella y Edward, Charlie invita a los Cullen a cenar. Han estado engañando a la gente durante años sobre sus hábitos alimenticios, así que debería ser pan comido... ¿no? Canon. M por el lenguaje.
Aviso Legal: Hola a todos! Soy EriCastelo y tengo el placer de traducir el maravilloso One Shot titulado "The Addams Family" escrito por Mr. G and Me. Quiero aclarar que esta es una traducción sin ánimo de lucro, realizada con mucho cariño y con el permiso expreso de la autora, para que más fanáticos puedan disfrutar de esta historia. Todos los derechos de autor pertenecen a Mr. G and Me, y Twilight ty sus personajes pertenecen a Stephenie Meyer. Si tienes la oportunidad, no dudes en leer la obra original y apoyar a la autora. ¡Espero que disfrutes la lectura tanto como yo disfruté traducirla! ¡Muchas gracias, Lyndal!
Legal Disclaimer: Hello everyone! I'm EriCastelo and I have the pleasure of translating the wonderful One Shot titled "The Addams Family" written by Mr. G and Me. I want to clarify that this is a non-profit translation, made with love and with the express permission of the author, so that more fans can enjoy this story. All copyrights belong to Mr. G and Me, and Twilight and its characters belong to Stephenie Meyer. If you have the opportunity, don't hesitate to read the original work and support the author, I hope you enjoy reading it as much as I enjoyed translating it! Thank you, Lyndal!
Nota de la autora: Este One Shot lo escribí para FAGE (Intercambios de Fics como Regalo por sus iniciales en inglés). Es el único fic canon de vampiros que he escrito, y es un poco loco, pero en fin...
The Addams Family
de Mr. G and Me
.
Edward
.
Alice, Jasper y yo llegamos primero en mi Volvo, mientras que el resto de la familia nos siguió en el Mercedes de Carlisle.
Se detuvieron junto a la acera justo detrás de nosotros y salieron en tropel. Emmett hizo un gesto lánguido de despereza, mientras que Rosalie apareció demasiado rápido a su lado, con un resoplido de mala gana. Carlisle, como de costumbre, dio ejemplo, tomando la mano de Esme y ayudándola a bajarse del vehículo, antes de volverse hacia nosotros, con su mirada dando a entender la seriedad con la que evaluaba la situación.
Comenzamos a caminar juntos hacia el porche de los Swan, dando pasos casi dolorosamente lentos.
—Muy bien, chicos, repasemos esto de nuevo —comenzó Carlisle, preparándonos para la agenda de la noche, tal como lo había hecho al menos una docena de veces durante las últimas horas—. Entraremos y saldremos en un par de horas, mantengamos la conversación breve y educada. Tenemos a Jasper si es necesario.
—¿Para terminar el trabajo? —murmuró Rosalie, con una sonrisa satisfecha que aparecía y desaparecía mientras sus ojos giraban deliberadamente ante mi mirada fulminante.
—Rose, eso estuvo fuera de lugar —dijo Esme con severidad.
—Oh, Jazz estará bien, y todo irá... —dijo Alice con su voz siempre molesta y alegre antes de hacer una pausa para aclararse la garganta—, maravillosamente.
Estaba seguro de haber notado una pequeña sonrisa burlona en sus labios, antes de que la reemplazara con una amplia sonrisa alentadora. Tomó el brazo que Jasper le tendía y no estaba del todo seguro de si él estaba ofreciendo o recibiendo apoyo, pero me hizo sentir incómodo.
Alice había insistido en que no había visto que nada extraño ocuriera esta noche, pero las veces que intenté sondear su mente, rápidamente me encontré con el tema de la «Familia Addams». Justo como en este momento.
—Qué divertido, Alice —suspiré.
—Oh, Edward, relájate —dijo alegremente, saltando delante de nosotros. Arrastraba a Jasper detrás de ella como si estuviera recreando una escena inducida por drogas de «El sueño de una noche de verano».
—No sé por qué están todos tan preocupados. No es como si todo el pueblo no hubiera visto a los Cullen desde hace dos años —añadió Emmett con una rápida sonrisa.
—Sí, pero no solemos ser observados colectivamente, y supongo que el jefe Swan es un hombre perspicaz —respondió Carlisle con calma, aunque su tono era cauteloso.
—Edward recientemente se comprometió con Bella, todos vamos a disfrutar de una agradable velada juntos y eso es todo lo que tiene que pasar —dijo Esme, apretando los labios con determinación.
—¡Típicamente americano! Lo único que nos falta es haber traído algo en una cazuela —fue la respuesta seca de Rosalie. Agarró la mano de Emmett con fuerza y lo atrajo hacia su lado con un segundo suspiro irritado.
—¡Basta, Rosalie! —dijo Carlisle en voz baja.
—Ignórala Edward, ella solo se queja porque no va a ser el centro de atención. Como siempre —Alice me habló mentalmente.
La risa en su voz alivió la irritación que había tensado mis manos en puños fuertemente cerrados.
Bella abrió la puerta segundos después del ridículo y animado golpe de Alice. Sus ojos buscaron los míos de inmediato, iluminándose desde lo más profundo mientras una cálida sonrisa se dibujaba en sus labios. Su aroma me llegó al instante: dulce y delicado, fresas y fresias que me habrían derretido el corazón si fuera posible.
—¡Hola, chicos! —dijo alegremente, sin ningún rastro de aprensión oscureciendo sus hermosos ojos marrones.
Demasiado innegablemente confiada, como siempre.
El jefe Swan apareció detrás de Bella. Puso ambas manos sobre sus hombros antes de maniobrar para rodearla y extenderle la mano a Carlisle.
—Me alegro de verte, doctor Cullen. —Sus ojos parpadearon, ya que sin duda notó la dureza y frialdad de la piel de Carlisle.
Pero Carlisle rápidamente le extendió la botella de champán que había traído. —Igualmente, Jefe Swan. Esta ya está fría; espero que sea una de sus favoritas.
—¡Genial! —respondió, y toda confusión (si la había) sobre el apretón de manos fue borrada por la explicación lógica de una botella fría.
—Los humanos son tan predecibles —murmuró Rosalie, burlándose, sólo para nuestros oídos.
Carlisle se aclaró la garganta para que Rosalie pudiera escucharlo antes de volverse para presentarle a Esme a Charlie. —¿Conoces a mi esposa, Esme?
—No formalmente. Un placer conocerla, señora Cullen —respondió Charlie, con un sonrojo perceptible en las mejillas.
Oh-oh, ¿al jefe Swan le gusta nuestra madre? Qué incómodo...
Emmett.
Cerré los ojos momentáneamente, mientras me recordaba que sólo yo podía escuchar sus pensamientos depravados y no debía reaccionar abiertamente ante ellos.
—Un placer conocerte, Jefe Swan —dijo Esme con calidez, colocando las flores cortadas que había recogido de nuestro jardín en la mano de Charlie antes de que él tuviera la oportunidad de tocarla. Su rubor se hizo más profundo.
Amigo, se está imaginando a mamá en ropa interior.
Una oleada de tranquilidad me invadió antes de que tuviera tiempo de pensar en tomar represalias contra Emmett. Me tranquilizó de adentro hacia afuera casi de inmediato.
—Tranquilo, Edward.
Jasper. Suspiré por dentro.
Charlie nos invitó a entrar mientras Carlisle le presentaba uno por uno a los engendros demoníacos que tenía por hijos.
Escuché el gemido exasperado de Carlisle, demasiado bajo para oídos humanos, mientras Emmett chocaba los puños con Charlie, quien participó con cierta diversión.
Entonces, Carlisle me presentó.
—Y, por supuesto, conoces a Edward, tu futuro yerno.
Cuando sus ojos se posaron en mí, el rostro de Charlie se oscureció muy sutilmente.
—¿Cómo estás, Edward? —dijo con un tono un poco demasiado rígido, lo suficiente como para provocar un suspiro en Bella.
Mi cabeza se llenó inmediatamente con la risa estridente de Emmett.
—Estoy bien, Jefe Swan. ¿Y usted?
—Bien —dijo abruptamente, volviéndose hacia Carlisle y Esme y llevándolos a la cocina.
Sentí que la mano sensual de Bella se entrelazaba con la mía, provocando una oleada de calor que se disparó por mis venas llenas de veneno. Me volví hacia ella y me incliné para recibir su beso breve, tierno y acogedor.
—Hola, cariño —le susurré al oído, antes de que Alice nos separara con su saludo excesivamente entusiasta.
—¡No puedo creer que se vayan a casar! —chilló, saltando arriba y abajo como una fanática psicópata que hubiera avergonzado a Jessica Stanley.
Bella aceptó su efusivo afecto con buen humor, solamente para que casi le quitaran el aire (su rostro rápidamente se puso morado) cuando Emmett la alzó.
—¡Hermanita! —exclamó.
El intento de Bella de hablar salió en un graznido.
—¡Emmett, por Dios! —grité alarmado y frustrado.
Bella sonrió casi desconectada cuando Emmett la soltó y tropezó con mis brazos.
—Estoy bien, Edward —me aseguró, tosiendo en su mano, lo que me enfureció aún más. Le lancé a Emmett una mirada impaciente antes de volver a centrar mi atención en ella.
Rosalie se acercó a Bella sin demasiado entusiasmo, aunque más por obligación. —Hola, Bella —dijo con frialdad antes de añadir con los labios apretados—: Felicitaciones por tu compromiso.
La sonrisa de Bella estaba llena de ironía, pero también de diversión cautelosa. —Gracias, Rosalie.
Jasper se había mantenido lo más alejado de Bella que pudo. Ella se volvió hacia él y le dirigió una sonrisa amable y cómplice. —Hola, Jasper, ¿estás bien? Puedes acercarte.
—Hola, Bella. —Su sonrisa devuelta fue apenas un poco tensa.
Alice se acercó a Jasper, que se mostraba reacio, y lo atrajo hacia sí justo cuando Charlie entraba desde la habitación contigua con Carlisle y Esme acechando en las sombras detrás de él. Quería encogerme abiertamente por el cliché de eso.
—La cena está a punto de terminar. ¿Quieren ver una película o algo? Bella tiene una colección de ellas.
—Sí, claro —respondió Emmett, mientras una sonrisa maliciosa se dibujaba en su rostro—. Bella, tienes esa película... ¿Cómo se llama? ¿La del vampiro virgen de 109 años? —Su sonrisa se volvió maliciosa, provocando que Alice soltara una carcajada ruidosa por la nariz.
Gemí abiertamente, contento de que Charlie se hubiera retirado inmediatamente a la cocina con sus invitados adultos.
—Oh, por favor, traigan la cena; anhelo la regurgitación —dijo Rosalie sonando aburrida.
La segunda ola de calma me envolvió. Sentí que Bella se apoyaba, casi con lentitud, contra mi costado y que un profundo suspiro se escapaba de sus labios.
—¡No reaccionemos como si nos hubiéramos cortado con papel o algo así! —le dijo Rosalie furiosa a Jasper con los dientes apretados, antes de que sus ojos se volvieran dóciles y la energía serena se infiltrara en ella.
—¡Pongamos la película! —exigí, casi balbuceando el insulto que no había pronunciado desde el día en que ese idiota de Tyler Crowley casi atropelló a Bella con su camioneta. Me volví hacia Jasper un poco demasiado rápido, sabiendo que mi movimiento era borroso, para advertirle sobre una tercera oleada.
Resultó que Bella sí era dueña de «Virgen a los 40».
—¿Estás tomando notas, Ed? —preguntó Emmett, guiñándome el ojo de manera sugerente. Era su décimo octavo comentario en los pocos minutos que llevaba la película.
Fue casi agotador permanecer apático ante sus burlas mientras advertía de un ataque emocional por parte de Jasper, si me atrevía a parecer demasiado agitado.
Bella me apretó la mano. La ternura de su sonrisa indicaba que sus pensamientos no estaban dictados por las sugerencias pornográficas de Emmett, sino que iban en la misma dirección que los míos. Se me hizo un nudo en el estómago y una energía que me quemaba por dentro. Un contraste perfecto entre las dos emociones dominantes con las que luchaba constantemente en relación con nuestra noche de bodas: aprensión y anticipación.
De repente, Alice se echó a reír a carcajadas, tan abruptamente que Bella se sobresaltó y se sentó erguida a mi lado. Pero Alice recuperó rápidamente la compostura y sus ojos siguieron brillando de risa mientras todos en la sala se giraban para mirarla como si estuviera loca.
Seamos sinceros, después de todo era Alice.
Inmediatamente capté una escena fugaz entre Esme y Charlie en el comedor de los Swan, un destello en su mente antes de que rápidamente la reemplazara nuevamente con la canción principal de la familia Addams.
Algo en la expresión mortificada del rostro del Jefe me hizo sentirme inmediatamente incómodo, a pesar de la aparente diversión de Alice. Seguí mirándola fijamente, pero ella simplemente sonrió para sí misma en secreto y dirigió su atención a Jasper, mientras llenaba su mente con visiones del tío Lucas y el tío Cosa.
¡La miserable criatura sabía algo!
Pasó otra hora, junto con otra docena de chistes de Emmett sobre personas vírgenes; seguido por dos oleadas más de control mental calmante por parte de Jasper que hicieron que Rosalie adoptara una expresión asesina que rayaba en lo sociopático.
—Si quisiera relajarme, tomaría un Valium —le dijo con desprecio a Jasper, quien solo esbozó una pequeña sonrisa en respuesta.
Cuando el jefe entró en la sala de estar para anunciar que la cena finalmente estaba lista, Alice, Emmett y Rosalie se abrieron paso a empujones hasta el comedor como una jauría hambrienta y rabiosa. Aunque en realidad era para escapar del aire que emanaba Jasper.
El jefe Swan se rio entre dientes divertido. —Bueno, ¿entonces los niños deben tener hambre?"
—No he comido en una semana, después de todo —murmuró Rosalie en respuesta, provocando un gemido bajo que retumbó en la boca de mi pecho mientras la ceja de Charlie se elevaba hasta lo alto de su frente con sorpresa desaprobadora.
—¡Está bromeando, por supuesto! —Esme se rio con fuerza, lanzándole a Rosalie una mirada feroz, que fue demasiado fugaz para que Charlie la notara, aunque lo suficientemente larga como para exagerar la advertencia directa de Esme.
—A Rosalie siempre le ha gustado la idea de tener un trastorno alimentario; cree que hay algo misterioso en ello —dijo Alice con fingido entusiasmo, como si estuviera hablando de su último accesorio de moda.
Carlisle incluso bajó la cabeza hasta su mano y un suspiro, casi inaudible para nosotros, escapó de su boca.
—No hay nada misterioso en ser vegetariana —respondió Rosalie.
Charlie se detuvo de repente y pareció inseguro. —¿Eres… vegetariana?
El pobre hombre parecía devastado.
—A falta de una descripción mejor —murmuró Rosalie, demasiado bajo para que Charlie la oyera esta vez. Él sí captó la exasperación que Esme susurró entre dientes.
Rosalie tuvo la audacia de sonreír mientras yo pensaba en formas ingeniosas de asesinarla. No ayudó que cada palabra malsonante que ella decía provocara una carcajada inmediata de Emmett.
—Todos comemos una amplia variedad de alimentos, jefe Swan —lo tranquilizó Carlisle, colocando su mano sobre la espalda del jefe y desviando su atención de Rosalie, quien resopló en voz baja y sarcástica. Fue una suerte para su salud que no fuera lo suficientemente fuerte para los oídos humanos.
Por supuesto, no hacía falta decir que en realidad no íbamos a comer. La cena con los Swan no sería más que una farsa, gracias a nuestras habilidades y perfeccionada a lo largo de décadas de práctica. No muy diferente del epítome de nuestra pseudohumanidad. Aun así, para parecer auténticos, sabíamos que en algún momento tendríamos que llevarnos a la boca la comida de nuestros platos y masticarla, como mínimo.
Bella entró al comedor con una colección de copas para agua y vino y se puso a colocarlas delante de cada uno de nosotros con sumo cuidado. Les dirigió a Esme y a Carlisle una tierna sonrisa al pasar junto a ellos. Esme le dio una palmadita cariñosa en la mano y le devolvió la sonrisa de forma tranquilizadora.
El jefe Swan la siguió, un momento después, con un enorme pavo relleno, salteado con miel y mantequilla. Un aroma bastante agradable, excepto cuando pienso en la idea de tenerlo dentro de mi boca; el equivalente humano a comer babosas.
Supongo que los pensamientos de Alice reflejaban los míos, porque en el momento en que Charlie colocó el ave en el centro de la mesa, un escalofrío involuntario la recorrió. Rápidamente lo disimuló tapándose la boca con la mano, antes de pronunciar un ridículamente exagerado—: ¡Mmm, huele delicioso!
Rosalie, por supuesto, suspiró tediosamente (y un poco demasiado deliberadamente) luego se llevó la mano a la cabeza, masajeándose las sienes como si tuviera migraña.
—¿Necesitas un Tylenol, Rose? —le pregunté, con voz baja y furiosa como una acusación.
Fue entonces cuando Jasper soltó su Xanax mental.
—Eso se ve deliciosamente delicioso, jefe Sw … —Las palabras de Esme se desvanecieron en sus labios mientras la oleada de calma la envolvía, junto con el resto de nosotros—. Oh, Dios…
Charlie dio un paso atrás, luciendo sorprendido y alarmado al mismo tiempo antes de que una sonrisa lenta reemplazara su aprensión.
—Por favor, señora Cullen, llámame Charlie —dijo exhalando profundamente, antes de desaparecer por la puerta.
—¿Con qué más nos va a torturar ese hombre ? —La odiosa voz de Rosalie invadió mi cabeza.
La ignoré.
—Jasper, creo que fue una reacción un poco exagerada, ¿no te parece? —preguntó Carlisle en voz baja, volviéndose para mirarlo.
Jasper me señaló con el dedo acusador. —Si Edward no estuviera tan nervioso y tan dispuesto a arrancarle la cabeza a alguien, no tendría que reaccionar de forma exagerada.
—¿Edward, nervioso? —Rosalie arqueó las cejas con sarcasmo—. ¡Qué cosa más inaudita!
Contuve mi creciente impaciencia con un profundo suspiro y me volví hacia Bella, que se sentó a mi lado. Me agarró la mano y esbozó una sonrisa alentadora.
—Pensé que el nervioso eras tú, Jasper —dijo un momento después con una risa suave, luego movió su mano de sobre la mía para apoyarla en mi rodilla. Apretándola suavemente, luego deslizó su palma rápidamente hacia arriba por mi muslo. Inmediatamente me tensé, lo cual no escapó a la atención de Emmett. Sospeché que había algún comentario lascivo y despectivo en la punta de la lengua de él que habría compartido con toda la sala, si Charlie no hubiera estado a punto de volver a entrar.
—Casi me olvido del champán —comentó Charlie con una pequeña risa.
Se paró junto a su asiento, a la cabecera de la mesa, en el extremo opuesto al de Carlisle, y jugueteó con el sacacorchos, hasta que el corcho salió volando con un fuerte ruido. El champán subió por el cuello y se derramó.
Emmett me miró con una sonrisa pícara y sugerente. —Se derramó como un...
Virgen.
—¡pozo petrolero!
Habría dejado caer mi cabeza entre mis palmas y agarrado dos puñados de cabello si Bella no hubiera agarrado mi mano otra vez, aplacándome con las suaves y relajantes caricias de su pulgar.
—Ni lo pienses —le advirtió Rosalie a Jasper, con la mandíbula apretada amenazadoramente. El volumen de su voz apenas era inaudible para Bella y Charlie, lo que hizo que Esme se encogiera antes de volver a mirar a Rosalie y lanzarle una mirada oscura de advertencia. Luego se volvió hacia Charlie, que estaba felizmente inconsciente de todo y continuó sirviéndole champaña en su copa.
—Querida madre —dijo Emmett con una sonrisa maliciosa—, ¿puedo tomar una copa de champán?
Esme lo miró antes de responder secamente—: Eres menor de edad, Emmett.
Por supuesto, esto provocó un resoplido fuerte y desagradable de Rosalie, mientras que Alice soltó una especie de pseudo-risa extraña, antes de dirigir su atención a Charlie. —Es una broma familiar, porque míralo, parece mucho mayor de dieciocho años, ¿no?
Charlie enarcó una ceja y miró a Emmett, reflexionando. —Claro que sí. Oye, qué demonios. Si a tu mamá y a tu papá les parece bien, hijo, a mí me parece bien. Es una celebración, después de todo.
Ya sea que provenga de su subconsciente o no, la voz de Charlie bajó al pronunciar la palabra celebración, algo que no fue obvio solamente para Bella y para mí.
De nuevo, la risa de Emmett llenó mi cabeza, tan fuerte que me dio la sensación momentánea de que me dolía la cabeza. Me froté la frente con la palma de la mano con fuerza, antes de decidir que lo mejor era dejarlo pasar.
Carlisle contempló la idea de permitir que Emmett bebiera mientras era menor de edad durante el tiempo aceptable antes de aceptar con un suspiro. —Está bien, pero solamente una copa.
Le sirvió champán a Emmett mientras Charlie comenzaba a cortar el pavo y a servirlo.
—Amigo, ¿esa mierda se está descomponiendo o qué? —La voz genuinamente incrédula de Emmett interrumpió mis pensamientos.
—Realmente se ve divino, Charlie —exclamó Esme mientras él le pasaba un plato lleno de comida que ella no podía digerir.
Se sonrojó. —Bella, por supuesto, hizo la mayor parte del trabajo duro. —Giró la mirada para encontrarme con la mía, se oscurecieron un poco mientras añadía—: Tienes suerte de casarte con una chica que te alimentará muy bien.
Oh Dios…
Gemí en voz baja mientras mis hermanos soltaban una serie de risitas y bufidos ahogados. Incluso Carlisle logró esbozar una sonrisa irónica.
Esme no le vio la gracia a la situación y los tranquilizó con la fiereza de su mirada antes de volverse hacia Charlie. —Tengo entendido que Bella es una cocinera maravillosa y todos la adoramos.
Sonriéndonos a Bella y a mí con la eterna calidez que la caracterizaba, Esme levantó su copa de champán. El resto hizo lo mismo e incluso Charlie logró levantar la suya, aunque casi a regañadientes.
—Por Bella y Edward —brindó Esme.
Los demás respondieron en coro, con Alice llevando su entusiasmo a nuevas alturas mientras que Rosalie, el polo opuesto, con su sarcasmo. Emmett fue el más jovial, añadiendo su propio brindis únicamente para mis pensamientos, eso era demasiado contenido para adultos como para que mi precaria estabilidad se quedara en ello.
Bella, a mi lado, era una llama viva. Me volví hacia ella y sonreí con ternura. Cerré mi mano alrededor de la suya y absorbí el calor elevado de su piel antes de mirar a mi familia y a mi futuro suegro.
—Gracias a todos —dijimos Bella y yo al unísono.
Y así comenzó la farsa.
No hace falta decir que las servilletas sufrieron un desgaste muy intenso. Aunque, si no hubiéramos tenido la velocidad de nuestro lado, tal vez hubiéramos tenido que ingerir la comida, algo que no creo que Rosalie hubiera soportado sin sufrir molestias.
Por supuesto, Alice fue la primera en llevarse la comida a la boca, pero casi se atragantó al escupirla rápidamente en su plato, involuntariamente.
—Lo siento, Edward, hace mucho que no tengo ganas de comer.
Estratégicamente, antes de atraer la atención de Charlie, Carlisle lo desvió con una conversación—: Cuéntenos, jefe, ¿cuáles fueron sus primeros pensamientos al enterarse del compromiso de Bella y Edward?
Charlie masticó su comida un poco más rápido y tragó antes de responder—: Para ser honesto, pensé que Bella podría estar embarazada.
Como el completo idiota y sabiondo que era, la respuesta de Emmett fue burlarse en voz alta. —Por supuesto, eso sería lo menos espeluznante.
Los ojos del jefe se enfocaron en él y de inmediato se entrecerraron.
—O concebible —añadió Alice apresuradamente. Me dio la impresión de que pensaba que estaba ayudando.
—¡Querrás decir «posible»! —añadió Rosalie rotundamente.
Cuando Alice soltó otra risa exagerada, casi gemí, mortificado de que la conversación frente al jefe Swan fuera sobre dejar embarazada a su hija.
En su frente se acentuaron la confusión y la impaciencia mientras nos miraba a uno y a otro. —Déjame adivinar… ¿es una broma familiar?
—Me disculpo Edward, les pedí que actuaran como adolescentes —la voz de Carlisle de repente se infiltró en mi mente.
—¡Qué m...! —Mis pensamientos se llenaron de creciente rabia.
—¡Totalmente! —respondió Alice, esta vez su extraña risa forzada hizo que Esme se estremeciera abiertamente.
—¡Dios mío! —El tono exasperado de Esme estalló en mi cabeza, acompañado por el viento de su ira.
—Edward, relájate —me susurró Bella, sólo momentos antes de que la insurgencia del tratamiento telequinético con Xanax de Jasper nos dejara a todos ligeramente sedados y desorientados.
—¡Mierda! ¿Estoy borracho? —exclamó Emmett durante el pico de la ola tranquilizadora.
—¡Emmett! —exclamó Esme con desaprobación—. Discúlpate, por favor.
—Eh…
En ese preciso momento, Rosalie empezó a farfullar y a vomitar, y su rostro prácticamente se volvió de un tono diferente de alabastro en sus esfuerzos por combatirlo. Nos tomó sólo un momento darnos cuenta de que no era una farsa por el honesto tono lívido de su expresión. Emmett reaccionó de inmediato, haciendo algo tan estúpidamente humano al darle una palmada en la espalda.
El sonido de la piedra golpeando piedra cuando la mano de Emmett impactó con la de Rosalie, resonó en la habitación, que inmediatamente quedó en silencio.
—¿Qué demonios fue ese ruido? —exclamó Charlie, obviamente sin suponer que viniera de la propia Rosalie.
—¡Oh, mierda! —exclamó Emmett, extendiendo la mano a la velocidad del rayo para destrozar un jarrón de arcilla que estaba sobre la mesa más cercana a él—. ¡Rompí tu... cosa! ¡Lo siento!
—¡Dios mío! —Esme dejó caer la cabeza sobre su mano y la sacudió suavemente antes de mirar a Charlie con aire de disculpa.
—¡Creo que ya tuviste suficiente champán, Emmett! —dijo Carlisle con severidad.
Jasper, que había permanecido tranquilo y sereno todo el tiempo mientras se concentraba en detectar cualquier cambio adverso en nuestro estado de ánimo, resopló.
Afortunadamente, Charlie estaba demasiado distraído con su preocupación por Rosalie, que seguía ahogándose como si le hubiéramos vertido ácido sulfúrico en la garganta.
—¿Quieres un vaso de agua, Rosalie? —le preguntó, frunciendo el ceño. Probablemente estaba notando la total falta de cambio en su color en comparación con su reacción exagerada.
Ella asintió con la cabeza, mientras miraba fijamente a Jasper, y Charlie se dirigió rápidamente a la cocina.
La miré con el ceño fruncido.
—Lo tragué sin querer —me dijo furiosa, con los dientes apretados.
—¡Eso es algo que no había oído durante mucho tiempo! —gritó Emmett.
Bella se puso la mano sobre la boca y amortiguó su risa, mientras la exasperación de Esme comenzaba a llegar al punto de quiebre.
—Emmett, ten un poco de decoro, ¡por favor!
Carlisle se masajeaba la frente con las puntas de los dedos lentamente, mientras un gemido zumbante escapaba de sus labios, como si realmente fuera el padre adoptivo de cinco adolescentes.
Rosalie se recuperó lo suficiente como para escupir ácido en dirección a Jasper, que estaba sentado con una fingida sonrisa de indiferencia. —¡Estaba bien hasta que ese neurótico cabrón me tendió una emboscada con su magia!
Charlie regresó corriendo, aliviado de ver que Rosalie se había recuperado.
—Aquí tienes —dijo con suavidad, entregándole el vaso de agua, sólo para ser sorprendido por algo notable mientras la miraba.
—¡Oh, oh, hostilidad detectada en el radar! —Ese fue Emmett, y parecía divertido más que cualquier otra cosa.
Carlisle me informó de lo que ya empezaba a sospechar—: Él se está dando cuenta. Ya me preguntó por nuestros ojos idénticos.
En realidad, ¿quién no lo haría? Siete personas que supuestamente no tenían ningún parentesco entre sí (aparte de Rose y Jasper), pero que compartían el mismo tono de amarillos muy inusual en sus ojos.
Suspiré.
—Charlie, está bien —le dijo Esme con su tono más encantador y completamente amable—. Por favor, ven a relajarte y disfruta de esta maravillosa comida.
Le sonrió cálidamente a Charlie, quien sin más insistencia, accedió a su petición.
Anticipándome a Rosalie, giré la cabeza en su dirección, fulminándola con la mirada y demostrándole con toda intención la advertencia que le había hecho. Ella me devolvió la mirada con el ceño fruncido y continuó con su farsa de comer con evidente desagrado.
Extendí el pie por debajo de la mesa y la pateé con rapidez. Inmediatamente, ella emitió un gruñido furioso mientras la mesa se sacudía violentamente.
La atención de Charlie pasó inmediatamente de Carlisle y Esme a centrarse en ella.
—Edward, ¿qué demonios? —mereprendió Esme.
—¡Dios mío, creo que vi un lobo en la ventana! —exclamó Alice con una alarma tan exagerada que se merecía un premio Razzie.
La cabeza de Charlie se giró hacia la ventana y su expresión se volvió seria.
—¡SANTO GUACAMOLE! ¡Estoy muy borracho! —Emmett decidió subirse al carro de la diversión y jugar con su supuesta intoxicación. Después de su arrebato, comenzó a emitir hipos fuertes y desagradables que claramente irritaban a Esme. Mientras tanto, la irritación encendía dentro de mí movimientos impulsivos y espasmódicos que probablemente eran demasiado rápidos para los ojos humanos.
—Estás disfrutando esto demasiado, ¿no crees? —exigí en voz lo suficientemente baja para que únicamente él pudiera oír.
—Edward, te pasaste la mano por el pelo, estoy segura... pero no te vi hacerlo —Bella se inclinó hacia mí y susurró delicadamente. Me distrajo de mi creciente enojo con Emmett, pero inmediatamente me planteó un nuevo problema.
Bella no vio mi movimiento y, claramente, por su mirada intensa y escrutadora, el jefe Swan tampoco.
—¡Amigo, estamos muy ATRAPADOS!
El Xanax de Jasper rápidamente se convirtió en un tratamiento de choque, borrando nuestras mentes temporalmente mientras permanecíamos sentados, estupefactos.
—¿Dónde diablos estoy? —Rosalie fue la primera en hablar cuando le pasó el efecto, su tono cada vez se volvía más iracundo.
Bella y Charlie, al ser humanos, sintieron los efectos de forma más aguda. Bella me miró con una curiosidad sobrecogida, como si no tuviera idea de quién era yo por un momento. Sin embargo, Charlie se recuperó rápidamente, notando aún más claramente los cambios en el ambiente. El nudo se apretó aún más en su frente a medida que su confusión aumentaba, junto con su sospecha.
—¿Qué tal otra copa de champán, Charlie? —preguntó Esme rápidamente, con un tono ligeramente nervioso.
Sacudió la cabeza para sí mismo, intentando, sin duda, despejar su cabeza de incoherencias. Tomó la botella de champán y sonrió a Esme, avergonzado. —Creo que yo también debo haber bebido demasiado champán.
Se podía ver cómo los engranajes de su mente se debatían de inmediato en cuanto las palabras salieron de su boca. Sabía que había bebido solamente una copa y que había algo muy extraño en todos los Cullen. Algo que se confirmó en el momento en que captó la mirada de Esme y justo cuando estaba llenándole la copa.
Jasper usó su «neuralizador mágico» de nuevo y Charlie, instantáneamente aturdido y confundido, procedió a verter el champán por todo el pecho de Esme.
Emmett, intensificando su comportamiento de borracho, soltó—: ¡Concurso de camisetas mojadas, mamá! ¡Yuju
—¡Oh, Dios mío! —reaccionó Esme, justo cuando Charlie salía de su estupor y soltaba una andanada de disculpas. Tomó una servilleta y trató de secarla, evitando ciertas partes de su anatomía.
Alice se rio histéricamente; esta vez era genuina, mientras que la risa de Emmett (que capté en mi cabeza) era maliciosa y apestaba a humor.
—¡Edward, Dios mío! —suspiró Bella a mi lado, cada vez más molesta por lo que estaba sucediendo.
—¡Tendremos que terminar con esto y pronto! —dije.
La atención de Charlie seguía centrándose involuntariamente en los ojos de Esme, y cada vez que lo hacía, su rostro se fruncía con confusión, a pesar de sus exclamaciones y disculpas.
Después de esto, todo se vino abajo y se convirtió en un efecto dominó. Cuanto más confusión nos provocaba Jasper, más incriminatorios eran los arrebatos, que sólo consiguieron intensificar aún más la atención de Charlie hacia nosotros.
Era como estar en un torbellino de desorientación que paralizaba toda ecuanimidad. Se detenía el tiempo suficiente para orientarte, para luego arrastrarte de nuevo hacia atrás. Realmente nunca había presenciado este nivel del poder de Jasper.
—Te voy a arrancar la maldita cabeza —le susurró Rose a Jasper antes de detenerse en seco, desconcertada.
—¿Qué carajo se supone que debo hacer con este maldito torturado? ¿Alguien? —Emmett levantó una rebanada de pavo en su tenedor, genuinamente confundido.
Alice estalló en una risa psicótica. —Eh … ¿qué? —preguntó sin comprender, antes de empezar otra ronda.
—¡Por el amor de la paz! —exclamó Esme, divagando y perdiendo la coherencia.
Emmett tenía una ridícula ronda de hipo.
Gemí en voz alta, pero olvidé por un momento mi exasperación. Me volví hacia Bella, que me miraba embelesada y borracha. Al momento siguiente, me miró sacudiendo la cabeza y parecía lúcida de nuevo.
Cuando la siguiente ola de confusión golpeó la habitación, Bella se agarró de mi hombro para apoyarse, pronunció mi nombre y luego se dejó caer de cara contra su plato de comida.
—¡Jazz! —gruñí furiosamente—. ¡Basta!
Tiré de Bella hacia atrás, apartándole suavemente el cabello para limpiarle restos de comida de la cara.
—¿De verdad eran… lobos? —preguntó Charlie, repentinamente alarmado.
—¿Esos cabrones Quileute nos persiguen? ¡Qué carajo! —gritó Emmett, saltando de su silla en una repentina postura de defensa.
—Emmett, siéntate. Jasper, por favor... Maldita sea... ¿qué demonios? —Era una visión rara y extraña ver a Carlisle tan confundido. Si era así, tenía alguna idea del porqué.
—Creo que debemos haber bebido demasiado champán —dijo Charlie de repente y soltó una risita sin humor.
Rose volvió a masajearse la sien. —Por favor, que alguien suene la campana.
—Eres tan hermoso —susurró Bella.
—¿Por qué carajo tengo hipo? A nosotros no nos da hipo.
Gemí, me pellizqué el puente de la nariz y cerré los ojos, mientras rezaba por un terremoto.
—¡Si como esta porquería profanada, tus cenizas arderán en la chimenea por el resto de mis días! —estalló Rose furiosa, volviendo sus ojos asesinos hacia Jasper.
—¿Estoy borracho? ¿Esta mierda puede emborracharnos? ¡Es increíble!
La risa de Alice empezó a alcanzar nuevas cotas de descontrol.
—¡Dios mío! —suspiró Esme.
Emmett se puso de pie de un salto y levantó su copa para brindar de nuevo. No tenía ni la menor idea de si estaba bajo la influencia de Jasper o si era su propia idiotez.
—Por Bella y Ed —arrastró las palabras deliberadamente y una enorme sonrisa pícara se formó en sus labios—. ¡Que su noche de bodas lo traiga de entre los muertos!
—No es nada probable —murmuró Rosalie.
—Está bien... ¡BASTA! —El tono autoritario y sumamente serio de Carlisle resonó en la sala, silenciándola al instante.
Emmett hipó una última vez y Carlisle se puso de pie. —Lo siento mucho, jefe, pero tengo que llevar a mi hijo a casa.
Charlie miró a Carlisle sin comprender. —Uh…
Bella seguía aferrada a mí, prácticamente acurrucada contra mí, protegiéndose de otro ataque de Jasper. Yo estaba furioso.
Charlie se recostó en su silla, parecía exhausto, pero se notaba que estaba borracho; estaba seguro de que Carlisle esperaba que esa fuera la explicación que aceptaría. No dejaba de mover la cabeza de un lado a otro, como si intentara encontrarle algún sentido a todo.
—Muchas gracias por invitarnos, Charlie. Emmett vendrá de visita en unos días para compensarte.
—¿Qué carajo… ? —protestó Emmett antes de que Esme interviniera, desapareciendo todas las pretensiones.
—¡Emmett, lo juro por Dios!
—Eh… sí, bueno. No hay problema, gracias por venir —respondió Charlie, sin dejar de sacudir la cabeza, desconcertado.
Alice pasó a mi lado, siguiendo a Esme y Carlisle fuera de la habitación, luciendo agotada y sobrecargada.
—¿Vienes, Edward? —preguntó con seriedad, antes de que el sonido de Emmett cantando la canción de la «Familia Addams», en voz alta y fingiendo estar borracho, provocara estallidos de risa tanto en ella como en Bella. Todo lo que pude hacer fue sacudir la cabeza con incredulidad inimaginable.
Son espeluznantes y extravagantes.
Misterioso y espeluznante.
Están completamente enganchados.
La familia Cullen.
Nota de la autora: Es tremendamente divertido escribir sobre Emmett :)
Nota de la traductora: ¡Espero les haya gustado! Nunca había pensado en vampiros borrachos jejeje. Si te gustó, ¡déjanoslo saber! Por favor, ve a la historia original y déjale un mensaje a la autora.