Capítulo 1
16 de agosto de 2025, 22:20
Si un dia despiertas y desconoces el mundo...
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Todavía podía sentirlo.
La luna sobria alumbraba con su resplandor plateado los rincones ascendentes del campo de batalla, y el olor dulce y metálico de la sangre se vifurcaba por los huecos hasta envolverse en la noche de penumbra.
Arriba, indiferentes y opuestos, los cuerpos estelares observaban con desamparado una orquesta sangrienta. Un recuerdo demasiado vivo en su mente que despellejaba las paredes de su interior.
¿Por qué sus manos estaban manchadas de sangre?
Hubo un destello y, opuesto, pronto la imágen cambió a una sonrisa muerta acompañado de unos ojos perlados.
La escena volvió a tambalear. Estaba rojo.
La luna se volvió de un carmín silencioso, rojo sangre, rojo muerte, y su respiración empezo a ser pesada. Hasta el punto de agitada, y la tierra en sus manos y ropas se mezclaron con esa misma sangre y sudor.
¿Cuándo podremos descansar?,una voz infantil se escuchó en alguna parte de sus recuerdos.
La vida y la muerte siempre estuvieron allí, respirando en su nuca, y el último susurro de su cuerpo crispó sus nervios hasta convertirlos en lágrimas derramadas.
Fue así que lo recuerda.
Meditando desde esa noche de luna roja. No seguro del futuro o del pasado.
Lo que pudiera ser y no ser si aún estuvieran aún vivos a su lado; ¿deberían estar mirando el mismo camino? Caminando y respirando el mismo aire mientras el mundo avanzaba lento pero seguro. Sonriendo sin una mueca rota o palida, probando el destello de una nebulosa del presente.
Amando, resintiendo, odiando, llorando, y felices por ese futuro que todos estaban disfrutando pero que ellos no pudieron.
Talves probando un amor que estaba destinado a ser, pero que...jugando en el tablero de una guerra, se marchito antes de tiempo.
Al final tal esperanza no pudo ser ni florecer del pequeño capullo verde que en medio de sangre y codicia, se había plantado en una tierra fértil y virgen pero en un tiempo de sequía.
La plántula que estaba ahi ahora era solo un recuerdo borroso, y sus ojos no podían ver a donde quedo sus restos.
Afuera, la lluvia empezó a caer, las gotas golpeando su ventana y dibujando un mundo oscuro y empañado.
Casi como lágrimas.
Entonces los rayos de luces se volcaron en un ruido ensordecedor a través de la gruma de las nubes oscuras. La habitación oscura en el precario departamento que aún habitaba desde que tenía memoria se iluminó con el marco de la ventana remarcando la cama y mostrando la silueta solitaria en ella.
No sabia cuánto tiempo había pasado desde que se levantó y fue compensado con su estro y unas vacaciones pagadas. Su rostro febril quemaba y el sudor pegajoso humedecía su cabello remarcando sobre sus finas facciones.
Sus ojos...
Los ojos azules intensos lleno de agua, miraban a través de la luz de la ventana sumidos en sus minutos de conciencia disfrutando antes de que la siguiente ola de calor se llevara su raciocinio.
Su pecho subía y bajaba con un movimiento errático, y sus labios rojos a casi sangrar se abultaban en un momento de paz.
Naruto se encogió ante los golpeteos de la lluvia en su ventana. Las sabanas rozando su piel desnuda.
Esta era esa época del año, con su febril temperatura y la pasión a flor de piel.
El crujir de las sábanas se escuchó bajo los flashes de luz qué alumbraba la penumbras de la habitación y la noche de tormenta.
Por siguiente los pasos pesados se alzaron en aquel dormitorio, el cuerpo del adolescente se arrastró junto a la suave sábana de su cama en un envolvente de su cuerpo bronceado.
A un lado de la ventana, acomodando para protegerse del frío de la lluvia, allí se quedó.
Mirando a través de la ventana, y con su reflejo dibujándolo en el vidrio empañado.
Sus ojos azules pestañearon repetidamente pero en un ritmo casi pausado, embobado más allá de cristal que lo separaba en su encierro. Una gota de lluvia rodó en ella marcando una lágrima fantasmal en el reflejo del cristal en medio de la noche, y una parte de su rostro se alumbró con las luces de un rayo que atravesó los cielos. Quitando las sombras que lo envolvian.
— Hombre, esto es difícil...— en su garganta seca las palabras brotaban cómo un sonido aspero. Sus labios, palidos y agrietados, se abrieron mientras dejaba a su lengua pasar entre ellos.
No seguro de cuánto había pasado desde que había bebido un trago de agua, se encontró admirando las gotas de lluvia con una creciente sed.
— Oe,Kurama. ¿Crees que hay algo mal conmigo?
Estaba de acuerdo con que nunca fue un chico normal.
Se recostaba a ver nubes junto a los fuertes alphas, y podía deborar cinco tarros de ramen en 15 minutos. Le costaba comprender teoría ninja y, tendía a ser muy hiperactivo hasta el punto de ser un bromista socialmente aislado. Pero...
Nunca se sintió tan vacío cómo ahora.
¿Qué nombre se le podía dar a esta sensación inquietante?
¿Tristeza?Estaba seguro que había una parte de eso.¿Dolor?Creía que era algo que mantenía más a línea después de todo lo que había sucedió.¿Arrepentimiento?Claro que lo sentía, pero estaba casi seguro que no era esto. Por lo menos,no esta vez.¿Soledad?Uno creería que no debería ser el caso, pero últimamente se presentaba cuando estaba rodeado de personas.
Había una pieza que aún faltaba...
Sentía una angustia segadora capaz de desgarrar su pecho en momentos de luz. Apretando fuerte cómo una mano fantasmal extendiendose a traves de su piel y huesos, hasta convertir su interior en una locura vacía que no podía ser llenada con nada.
Fue inevitable para él llegar a pensar que había algo malo con él.
¿Estaba siendo desagradecido por tener tal incongruencia de sentimientos?
Ellos estaban sonriendo mientras caminaban junto a él. Sus hombros eran rodeados, y el aroma a equipo se habia vuelto parte fundamental para vivir.
La sonrisa contagiosas eran más brillantes que antes, y se encontró rodeados de personas una vez más. Hasta su alma gemela estaba allí. Mirando a Naruto cómo si nunca se hubiera ido en primer lugar.
¿Por qué?
¿Qué más debo tener para sentirme por fin completo?
Mis amigos, familia, y el anhelado reconocimiento de un pueblo que lo había marginado cómo una bestia come hombres.
Él se había convertido en el héroe que representaba el lugar que habia abusado de su niñez, y de su país, hasta se atrevía a extenderse por más allá del país del fuego. Le esperaba un futuro de un esplendorosoHokage.
¡Todo estaba allí!
Ahora la vida misma se había volteado a su favor. Era amado, admirado, escuchado, y seguido.
El resumen, su vida estaba en ciernes.
La cuarta guerra ninja hace un año había acabado, y aunque la vida de muchos se habían perdido, muchas otras se salvaron.
Sobrevivio al pasado. Pero, ¿porqué se sentía cómo si no lo hubiera hecho?
Naruto observó a la distancia.
Sus compañeros de equipo eran más unidos que nunca, y la vuelta de Sasuke no hubo interferido en su relación de equipo, es más, Naruto la sintió fortalecer a pesar del tiempo.
Sakura se encontró saliendo con Sasuke, y ahora viven cómo una pareja en los resintos de Uchiha. Su maestro, Kakashi, era el actual Hokage y, Naruto se encontró operando cómo su sombra mientras era capacitado para el futuro puesto.
Los novatos de su generación estaba haciendo sus vidas, y les iban bien. Había compromisos, enlaces, ascensos y unión.
Las muertes los seguían a todos, pero juntos podían recuperar los recuerdos y apoyarse, y aunque la generación de jóvenes shinobis no estaba completa, todavía trabajaban para existir cómo un todo.
Todo era perfecto.
Pero aún así... Naruto seguía portando una sensación que oprimia los días buenos y, se revelaban cómo un nudo en la boca del estómago, anclando sus sueños y días cómo una pesadilla silenciosa que nadie se daba cuenta que estaba allí.
¡Qué sensación más ilógica!
A su pesar nada le faltaba. No debería haber una sensación cuya interferencia se manifiesta en sus días más felices.
Cómo una cruel sensación que perdura como el fango húmedo en un mes de lluvia. Cada vez se acumula bajo sus zandalias y, en el pasar de los días los charcos eran igual de fríos que un río en otoño.
Mientras se detenía para apreciar los momentos más felices de su vida, ese charco empezaba a hundir sus pies.
"¿Por una vez eres capaz de darte cuenta? "
"¿Qué clase de omega crees que puede llegar a ser tan temerario frente a un bijuu?"
Cómo si hubiera estado tratando de deducir con palabras la agitación con la que vivia, se encontró perdido por un tiempo en su mente, tan perdido cómo una hoja en el bosque.
Sus ojos reflejados en la ventana de repente se encendieron con una luz roja. Una señal que el Bijuū en su interior estaba escuchando.
La voz de Kurama fue quién después de lo que parecían unos pocos minutos lo trajo cómo el viento que encamina en un sendero.
"No creo que haya alguien en este mundo más extraño que tú, muchacho. ¿Es eso lo que te molesta?"
"No es cómo si tu falta de conciencia y fragilidad pudieran ser un impedimento para encontrar un alpha. Si es por ese niño, Inuzuka; él tampoco la tiene fácil para atraer a un omega con ese olor a perro mojado. No te sientas malhumorado. Seguro que puedes encontrar pareja antes que él."
Los ojos reflejados en la ventana parpadearon, luego se cerraron y cuando se abrieron habían vuelto a ser azules.
—Si— se permitió responder sin llegar a animarse a decir lo que en verdad le preocupaba.
Sus dedos acariciaron una gota que rodaba hacia abajo entre las caídas, sintiendo en las yemas de sus dedos una sensación fría y de repentina desolación. Sin embargo, debido a las emociones de esa temporada, se encontró irremediablemente abriendo y cerrando sus labios una y otra vez. Cómo si las palabras estancadas quisieran desplazarse sin su consentimiento. Por eso eligió curvar su labio siguiendo un patrón aleatorio mientras dibujaba en la empañada ventana de su habitación.
Sus ojos caídos trazaron el último pico. Y cuando se dió cuenta, y levantó sus ojos, los trazos dibujados se habían convertido en un tierno copo de nieve en medio de la ventana.
Quiero ver la nieve.
De repente un anhelo extraño pasó por su cabeza.
Por una vez descubrió que la nieve fría y el paisaje de invierno que cubría Konoha en su memoria se veía encantadora y misteriosa.
Sentir el frío pasar a traves de tus dedos, dibujar pasos entre el gigantesco bosque y, respirar un vapor cálido que se perdía en la blanca estación era atractivo.
—Es cómo un vacío—se descubrió diciendo. El aire caliente de su estro habia vuelto, y la paz de sentir el frío del exterior frente a su ventana estaba perdiendo terreno.
Talvez sea por la debilidad de un omega en su temporada de calor lo que lo llevó a derramar su preocupación. Pero se encontró haciéndolo.
—"Un hueco profundo que no tiene final".Como una de esas marionetas de Sasori, me encuentro hueco y solitario. Hay una sensación de sed que emerge desde ese lugar profundo y aislado. Y de repente me enfrento, preguntando, ¿cómo puedo llenarlo? La respuesta no me es satisfactoria, por lo que solo repito la pregunta una y otra vez, esperando que pronto deje de hacerla. Pero no funciona.—
Naruto se detuvo un segundo.
— Luego hay un extraño tirón que me jala. Algo quiere que me mueva hacia algún lado... ¿tiene sentido?—susurro con extrañeza al tiempo que terminaba de trazar el último brazo del prisma en su forma hexagonal.
¿Por que lo sentía? Era una pregunta que necesitaba respuesta. Y talves, todavía sin perder la esperanza, esperaba que talves Kurama lo supiera por él.
—...es extraño.—Naruto se repitió y al mismo tiempo se encogió de hombros. Hace tiempo que venía con aquel sentimiento tan externo e incontenible. Y al final, lo había dejado al descubierto cómo una herida vieja que trataba de ocultar. Fue un poco liberador.
—¿Qué crees que sea?
El silencio que siguió no fue incómodo. Ni mucho mejos insatisfactorio.
A penas vio que la lluvia se detenía, sus pies fríos lo llevaron de vuelta a su cama.
"Mmm."
El agudo tarareo de Kurama lo siguió.
"Talves sea...¿hambre?"
Los ojos de Naruto se achicaron en rendijas (-_-), sin embargo, se acomodó en su nido sin tomar en serio el comentario fuera de lugar.
Era de esperar que Kurama se lo tomara todo a la ligera. Era un espíritu libre y travieso, su relación era extraña y poco convencional.
¿Pero realmente este era el momento?
Suspirando, decidió hablar suavemente.—¡Vamos, Kurama!, ¿no estás ni un poco preocupado? ¿Qué pasa si es que hay algo mal conmigo? ¿Talvez estoy enfermo?
—¿Y si es algún tipo de presentimiento de que algo malo sucederá?.
No estaba ahí para ver el momento, pero conscientemente estaba seguro de que era el turno de Kurama en encogerse de hombros y largar un extenso suspiro.
Talvez estaba siendo demasiado paranoico, pero no estaba de más en preguntar...
"No tengo conocimientos en medicina, Naruto. Pero si en realidad estuvieras realmente enfermo, siendo que compartimos un cuerpo, me daría cuenta de inmediato."
"Y aunque viví siglos, observé guerras y a muchos humanos en todas sus fases, nunca termine de entender sobre ustedes, los humanos. ¡Lo lamento!, no puedo darte la respuesta que, talvez, necesites. "
Bueno, eso le sorprendió.
— De alguna manera pensé que algo sabrías.— se encontró admitiendo con una repentina desolación en su voz. Su cabeza se enterró en su almohada, y olfateo su propio aroma impregnado. Todavía faltaba algo.
Otra vez siguió el silencio.
—¿Por qué pareces demasiado silencioso y calmado estos días? Normalmente eres un demonio desalmado y gruñón.
La sonrisa en sus labios no llegó a sus ojos, pero lo intentó al pensar que Kurama podría llegar a sentirse mal por no tener la respuesta que Naruto esperaba.
"Talves si o talvez no. Y soy un kitsune demasiado popular para tu información."
—Kurama.— de repente el omega estalló en una repentina risa. La arrogancia de su zorro podrían llegar a ser muy encantadora.
Aunque prefería evitar un desenlace que pusiera en desventaja a Naruto si el viejo zorro lo descubriera— ¿Estás feliz por el nuevo templo detrás de la academia? La escultura de ese zorro es similar a ti.
"JIJIJI."
"¿También crees que es similar a mí? Esos tercos humanos que ahora equilibran el bien y el mal, por fin reconocen mi eroico ímpetu. Y, ahora, lo demuestran con esa tonta escultura. Correcto...no es algo qué yo apruebe, porque usar mi imágen para algo mundano no es para alardear. Pero, ¿quién soy yo para impedirlo? Por supuesto que sé que ese santuario es para mí."
—¿En serio?—preguntó, dejando que la humedad del aire se colara hasta sus huesos.
Kurama soltó un bufido satisfecho, como si saboreara cada sílaba de su propio orgullo.
"Por supuesto. Ese altar, esas ofrendas, esas miradas furtivas de los niños que se asoman antes de correr… Todo es mío, aunque nunca lo admitan en voz alta."
La voz grave y profunda resonó en su cabeza como un retumbar lejano, casi agradable.
Hace tiempo dejó atrás el odio hacia los humanos. Sin embargo, no había calidez cuándo hablaban de ellos, ni el interés de olvidar el pasado y empezar a amarlos.
Pero últimamente la nueva generación de shinobis habían dado el paso de olvidar y perdonar, abriendo un camino de redención que a Kurama le supo un poco tolerable.
"¿Sabes lo que significa, mocoso? Significa que ahora soy parte del aire que respiran. Que hasta en tu mundo, donde el miedo manda, han aprendido a inclinar la cabeza ante un zorro."
Naruto dejó que una risita apagada escapara, aunque no estaba seguro de si era por diversión genuina o por querer evitar que el silencio volviera a caer. Se acomodó de lado, con las rodillas encogidas, y dejó que sus dedos juguetearan con el borde arrugado de la sábana.
La lluvia había cesado, pero la tormenta seguía flotando en el aire.
Había algo en esa quietud que lo inquietaba. El mundo se sentía como una gran respiración contenida, como si todos esperaran que algo ocurriera… pero no llegaba.
—A veces me pregunto… —sus palabras se hicieron lentas, como si le pesaran en la lengua— si todo esto que tenemos ahora… es demasiado frágil. Como si en cualquier momento… se fuera a romper.
Kurama no respondió de inmediato.
El silencio se volvió espeso, casi sólido. Naruto podía sentir el latido del bijū en alguna parte profunda, lento y constante, como si la criatura estuviera reflexionando antes de soltar un juicio.
"Todo se rompe, Naruto. Siempre. La diferencia está en si estás listo para recoger los pedazos… o si dejas que el viento se los lleve."
La voz de Kurama se volvió más baja, menos burlona.
"Pero ese vacío del que hablas… no es un presagio. Es… hambre, sí, pero no del estómago. Hambre de algo que todavía no sabes nombrar."
Naruto frunció el ceño, aunque no sabía si lo hacía por desconcierto o por la vaga punzada que le atravesó el pecho.
—¿Y cómo voy a llenarlo si ni siquiera sé qué es?
"Encontrándolo."
Kurama hizo una pausa y, por un segundo, la intensidad de su presencia pareció crecer.
"Y créeme… no lo vas a encontrar quedándote en una habitación sucia , mocoso."
Naruto giró la cabeza hacia un lado mientras estaba recostado. La ventana seguía ahí, pero la lluvia había cesado hace rato.
Todavía el vidrio seguía empañado, y el copo de nieve dibujado empezaba a deformarse por la humedad. Afuera, las nubes se dispersaban lentamente, dejando ver un pedazo de cielo en el que la luna, ya no roja, flotaba como un farol olvidado.
—Entonces… —murmuró, casi para sí— supongo que tendré que salir a buscarlo.
Kurama no dijo nada. Pero Naruto sintió, con esa certeza extraña que sólo se tiene con alguien que vive dentro de ti, que el zorro sonreía. La noche había sido larga, y talves por eso sus parpados pesaban, dejando el rastro de pensamientos caóticos alejarse mientras el paso del sueño tomaba protagonismo. Fue así que se encontró cerrando sus ojos.
"Oye, Naruto..."
La voz de Kurama fue ligera. Cómo el susurro del viento golpeando las tejas de su apartamento. El cuidado solemne y frágil que usaba en bajar su voz lo hacia parecer cómo si temiera despertalo.
Al no haber respuesta, pero aún probando la calidad de sueño de Naruto, el zorro lo llamo tres veces más. Después de un tiempo, al ver que Naruto ya estaba profundamente dormido, él dió un paso adelante. Cómo si lo hubiera esperado. De repente, Naruto abrió sus ojos, que brillaban con una luz fantasmal dentro de la oscuridad. Sin embargo, él ya no era él. Sus ojos eran rojos.
"¿Sabes Naruto? Vivi tanto tiempo que olvidé la ley primordial que los dioses habían impuesto a los mortales. Un hecho que mi padre estaba dispuesto a contarnoslo. Aunque nosotros no teníamos distinciones reales de razgos mutantes. Sólo por la cantidad de colas que poseemos. Él estaba dispuesto a que todos lo comprendieramos."
Los pies de Naruto una vez más tocaron el frió suelo. Sin embargo, no intentó levantarse de la cama. Sólo quedo en una posición dónde su cuerpo completo pudiese mirar a la ventana.
" Escucha, Naruto, y graba estas palabras en lo más hondo de tu espíritu."
"Antes de que existieran aldeas o guerras, antes incluso de que el primer hombre aprendiera a nombrar la luna, los dioses modelaron a la humanidad. No fue su fuerza lo que les concedieron, ni el dominio sobre el fuego o el acero. Tampoco fue un don de batalla como los kekkei genkai, ni la astucia para desafiar a criaturas más antiguas y poderosas."
"El verdadero regalo que los dioses depositaron en sus manos fue un vínculo sagrado, tejido con hilos que ningún tiempo ni muerte puede romper. Un lazo que solo puede existir entre dos almas: la primera y la última, destinadas a encontrarse una y otra vez, en todas las vidas que el mundo soporte."
"Amarse en la luz y en la sombra, caminar lado a lado hasta que el último aliento los reclame, y, aun entonces, permanecer unidos más allá del velo".
"Con este pacto, los dioses bendijeron al hombre con la más rara de las dichas: hallar a su otra mitad, su reflejo eterno, su destino completo."
La respuesta que Naruto había querido todo este tiempo de pronto estaba saliendo de su propia voca. Fluía cómo un río descongelado. Era tan irónicamente risible y descabellado. Y si Naruto lo supiera, si pudiera escuchar lo que sus propios labios contaban, él lo hubiera tomado cómo una traición. Porque Kurama tenía la respuesta que él necesitaba cómo el agua y el oxígeno.
No me odies.Quería decir Kurama. Pero lo que si salió cómo un susurro fue...
"¿Comprendes, Naruto?—Al ver que no había reacción, y solo el aliento calido del que estaba conciente desde siempre, Kurama se atrevió a preguntar una segunda vez, sin embargo, con una voz suave y dulce.
—"¿Entiendes?"
Una vez más solo reino el silencio.
Kurama se quedo mirando a lo lejos. Cómo si estuviera dentro de un recuerdo lejano.
Perdón por mentirte.
— "Quizás en otro momento te lo llegue a explicar, pero ahora es momento de que te duermas. Mañana tienes una misión que completar."
No quiero evitar decirte lo que mereces saber.
—Al finalizar la misión de escolta me prometiste espiar ese santuario — susurro con tristeza, y sus labios se abultaron con un auto reproche.
Por favor, no me odies.
Prometí a padre que el destino debía seguir su curso.
—"No quiero darte falsas esperanzas. Así que descansa. Tus amigos están esperando por ti. "
"Hasta mañana, niño."
Continua...
Notas:
Hola, por si alguien se interesa...¡SI! Este fanfiction antes se encontraba en Wattpad. Actualmente me mude de lugar, y realice cambios. ¡Espero que les guste!