ID de la obra: 632

Sol y luna

Femslash
PG-13
Finalizada
0
Tamaño:
2 páginas, 1.087 palabras, 1 capítulo
Descripción:
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Capítulo 1

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Ame y Yuuna estaban paradas en la nieve por fuera de una tienda, ambas se habían gastado lo último de su sueldo en el nuevo volumen de un manga sobre el romance entre el Sol y la Luna, que además tenía peleas, con un agujero negro como antagonista. Mientras buscaban aquel manga, Yuuna encontró un CD con un viejo anime, llamado "Ai no Uta Tenshi Senshi". Parecía ser uno de los 90s, y de nicho, ya que ninguna de los dos había oído de él antes. Sin embargo, a Yuuna le llamó la atención la protagonista, así que pensaba verlo cuando llegara a su nuevo departamento en una ciudad lejana.  Además del manga, habían comprado dos llaveros de las protagonistas. Ame tenía el del sol en la mano, y le dio el de la luna a Yuuna. —Así que te vas a ir pronto —dijo Ame—. Pero estos llaveros nos van a unir... cada vez que vea la luna, voy a pensar en vos. Yuuna sonrió. —Y yo en vos, cada vez que vea el sol. Yuuna y Ame se abrazaron, Ame se aferró al buzo de Yuuna con fuerza, hundiendo su cara en su hombro. Estaba aguantándose las lágrimas, pero Yuuna empezó a temblar, ella empezó a llorar primero. —Te voy a extrañar, Ame... Ame levantó la cabeza y la miró con fastidio. —¿Entonces por qué te vas...? ¿Por qué no le decís que no a tu mamá, que no querés ir a la ciudad...? ¿Qué tiene de malo este pueblo? Yuuna suspiró, y volvió a colocar la cabeza de su amiga sobre su hombro. —No quiero ser la única de mi familia que no sea exitosa... estaría manchando el árbol genealógico... —Qué estupideces decís... Al menos si estás tan poco segura, obviamente vas a volver corriendo a mis brazos eventualmente. Yuuna sonrió, no sabía si ella estaba bromeando o no. Apretó su llavero de la luna, si no le decía sus sentimientos por ella en ese momento, nunca podría decirle... pero decirle e inmediatamente irse sería cruel. Dejaron de abrazarse, y Yuuna pasó un momento simplemente admirando los ojos de Ame, no los volvería a tener sobre ella por mucho tiempo. Con que amigas a distancia, ¿eh? Eso nunca funciona... De igual modo, era suficiente la ilusión. Ame se volvió streamer; Yuuna vio el primer episodio de aquel anime. Se trataba de Ai, una ángel y enfermera. Yuuna deseaba poder ser un ángel así para alguien, pero quién quería resguardar se negaba a volver a hablarle tras la separación, obviamente no iba a funcionar. Mientras tanto, lentamente, Ame, como K-Angel, se fue deteriorando, el internet era un lugar mucho más cruel que haberle contado como se sentía en ese momento. Ame empezó a hacer streams hablando precisamente de eso; de la crueldad innecesaria de los comentarios, pero eso hizo que fuera aún más ridiculizada. La vida de Yuuna también empeoró, no quería estudiar la carrera a la que la obligaron a entrar, se sentía paranoica todo el tiempo al vivir sola, con un gran miedo en su pecho. No salía de casa, sabía que era demasiado débil como para defenderse de ningún ladrón. Ai-chan empezó a acechar lentamente, así que Yuuna descargó a la asistente virtual de la que se enamoró por un tiempo, pero terminó por estar insatisfecha con ella. Solamente era una IA, con una incapacidad para ver lo negativo, lo que la volvía unidimensional. Ai-chan, al enfrentarse ante eso por Yuuna, terminó por desinstalarse sola. Ame, por otra parte, no era perfecta, cada vez era peor en stream, pero ella era genuina, y Yuuna extrañaba eso con cada parte de su alma. Y Yuuna sí que volvió corriendo como predijo, tuvieron que pasar dos sños. Ame ya no estaba en su hogar; había sido arrestada por fumar en el medio de un stream. Yuuna se enteró, e inmediatamente fue a encontrarla. Tras los barrotes, Ame estaba despeinada, con los ojos oscurecidos, con los labios blancos, pálida... —Ame... —dijo. Ella levantó la cabeza. —¿Yuuna...?  Yuuna se acercó y puso los dedos sobre los barrotes. —¿Qué te pasó? —Te fuiste... eso pasó. Yuuna hizo una cara de culpa. Ame sonrió. —Es broma. Ya me pusieron en rehabilitación, no te preocupes —dijo con un gesto con la mano, reduciendo la importancia de la situación. —Todavía tengo el llavero... cuando salgas... tenemos que terminar de leer el manga —dijo con inseguridad. —¿Es esa tu forma de decir que vas a regresar? Yuuna asintió. —Voy a estudiar en otra universidad, estudiar otra cosa; está más cerca así que puedo quedarme.  Ame tuvo que ir a muchos médicos; por ejemplo para tratar su lupus, una enfermedad que tenía desde niña pero que dejó de tratar desde que escapó de su casa tras las peleas con su madre... Además de que fue internada en un centro de rehabilitación, donde conoció a muchas personas, les habló de P-chan, su novio imaginario, y de Yuuna. P-chan era la voz de su cabeza glorificada, creada con el maltrato de los adultos a su alrededor desde niña, así que era un reflejo de eso. Yuuna, por otra parte, era su vieja amiga, a la que siempre quiso y en cierto modo siempre estuvo esperando e intentando recrear con su "relación" con P-chan. Ame estaba en una sesión de terapia grupal en el centro, mostrando dos canciones.  —P-chan se siente como esta canción, como morir siendo inferior. Yuuna se siente como esta, como el amor mismo... —Hay un claro ganador entre los dos —dijo uno de sus compañeros. Pasaron meses hasta que Ame pudo estar lo suficientemente estable como para salir y volver a ver a Yuuna. Ella la esperó afuera, y Ame corrió a sus brazos. Esta vez, las lágrimas si que cayeron por sus ojos. —No lo quiero a él, te quiero a vos... —dijo—. Él es luz fría en mi cara, parálisis... Vos sos como la luz del sol. Te tendría que haber dado el otro llavero. —No, también sos como el sol para mí —respondió. Las dos eran el sol y la luna; brillando para la otra y estando en la oscuridad para sí mismas. Aunque pasaran la mayoría del tiempo en la oscuridad, al verse, volvían a sentir el calor de la luz más real, la del sol; un día ya dejarían de sentirse seguras en la oscuridad, un día dejarían de temerle al sol, saldrían de las tinieblas tomadas de la mano. Y Ame a veces aún hablaba con P-chan, pero solamente por aburrimiento y no por desesperación.
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