Rómpelo Todo (Por Dentro)
11 de septiembre de 2025, 15:52
Notas:
Una tradición que tengo en todas mis fics es dedicar una canción a cada capítulo.
Esta es mi selección
Canción para el Capítulo: Washing Machine Heart por Mitski
Esta noche, Marron Chestnut ha decidido contra todo pronóstico que lo iba hacer.
Por fin confesará sus sentimientos a su amor de la infancia. Después de deliberar durante semanas sobre los pros y los contras, una cosa había quedado meridianamente clara... al ritmo que iban las cosas no llegaría a ninguna parte. Una parte de ella desearía haber tomado la decisión antes, pero siempre había una pequeña parte de su alma que esperaba que esos sentimientos se desvanecieron en las arenas del tiempo... o que otra persona se apodera de su corazón.
Desafortunadamente para Marron, ese no ha sido el caso. El objeto de su afecto sólo se ha vuelto más guapo, más amable e incluso más fuerte que antes; veinte años después la joven de veintiséis años seguía tan enamorada como el primer día en que fue alcanzada por ese rayo llamado amor.
Se había decidido (por ella misma, principalmente) confesarle sus sentimientos. Es cierto que no eligió la mejor ocasión... su mejor amigo volvía después de un viaje de tres años al espacio y Marron pensó que ese evento de bienvenida sería el momento perfecto para declarar su amor. Sí, era egoísta. Pero, ¿acaso el amor no lo es? El corazón romántico de la rubia siempre ha guiado sus decisiones en estos escenarios.
Sus amigas más íntimas se burlaban de ella por los grandiosos planes que urdía como si estuvieran sacados directamente de una cursi novela romántica. Pero para ella, se trataba de algo mucho más grande que un romance cursi... quería que él quedara prendado, igual que ella. Que se encapriche y que enamore tanto que no la dejara de lado. ¿Era demasiada exigencia para una chica tan enamorada?
Después de todo, ¿qué podía ser más romántico que una gran declaración de amor de una mujer hermosa durante las últimas horas de una gala? Sí, una gala. Los Brief, una familia multimillonaria amiga íntima de su familia, solían organizar fiestas y eventos enormes por cualquier motivo. Coincidió que él también estaría aquí.
Pero había miedo arraigado en su lógica defectuosa y en sus acciones mal planeadas, cada intento fallido de confesar había terminado en algún desastre, y francamente, no estaba segura de estar preparada para otro error. ¿La vería él como una mujer, o seguiría mirándola y viéndola sólo como una amiga?
Su cabello, que normalmente llevaba recogido en dos coletas, estaba recogido en un moño, con el flequillo de lado enmarcando la cara. El vestido perlado se ceñía a su cuerpo, acompañado por unos tacones satén blancos. Como siempre, mantuvo su estilo discreto, con un maquillaje mínimo pero brillante.
Sentada en el salón de baile, en la mesa reservada a su familia, observaba cómo rostros conocidos y desconocidos pasaban a su alrededor. Algunos eran amigos de la familia, gente que conocía a los Brief desde hacía años; otros eran socios de la empresa. Pero a ella no le importaba mucho eso... ni tampoco las formalidades de codearse con los ricos.
—¿Estás bien, cariño? —preguntó una voz cálida, mientras una mano se posaba sobre la de ella. Marron miró a su padre con una sonrisa falsa dibujada en los labios—. Has estado tensa desde que llegaste… ¿te agobia la multitud?
—Oh, no, está bien, papá —respondió rápidamente Marron, mirando a su alrededor—. Vaya, mamá sí que se está tardando con esas bebidas… —chascó la lengua al ver a la mujer alta y esbelta conversando con cierta heredera de cabello azul. Necesitaba algo que le ayudará a relajarse…
—¡Marron! —La rubia levantó la mirada al oír a dos adolescentes con los ojos brillantes. Bulla Brief se acercaba con un vestido rojo brillante que arrastraba apenas sobre el suelo. Su cabello rizado, perfecto; era la envidia de cualquier chica de su edad. A su lado, Pan Son, con un esmoquin femenino ajustado. Su cabello negro estaba partido por la mitad con estilo.
—¡Hola, chicas! —exclamó Marron—. ¿Cómo están? —Habían pasado un par de meses desde la última vez que vio a Bulla. Ella y su hermano eran escurridizos con las apariciones públicas. A Pan, en cambio, la veía más seguido de lo que admitiría.
—Estamos bien… solo aburridas. Pan y yo andamos saludando a todo el mundo porque mamá está de intensa con eso de que seamos "cordiales".
—Claro… parece que nuestras mamás ya se encontraron —los ojos de Marron se deslizaron hasta la barra, donde las mujeres mayores charlaban animadamente. Especialmente su madre, quien sostenía la copa de prosecco que Marron llevaba rato esperando.
—Ni intentes interrumpirlas —dijo Bulla, echando su melena hacia atrás—. Papá y yo llevamos horas intentando captar su atención. No entiendo por qué hacemos esta ridícula fiesta para Trunks…
—Bulla… estuvo fuera tres años… —intervino Pan, dándole un codazo.
—¿Y qué? ¿Recogiendo piedras espaciales o lo que sea? ¿Y eso qué me importa? —bufó cruzando los brazos—. Encima se dejó crecer el pelo. ¿Quién se cree que es…?
—¿Trunks con el pelo largo? —rió Marron—. Seguro Bulma lo obligó a contárselo antes de su aparición.
—Sip… —empezó Pan—. La verdad no le quedaba mal… No pensé que Trunks haría otro viaje espacial después del estrés que le causamos cuando buscábamos las esferas del dragón con mi abuelo.
Marron recordó aquellos eventos de hace casi ocho años. Desde entonces, tantas cosas habían cambiado sin Goku en sus vidas. Un vacío y una inquietud rondaban entre quienes conocían la ausencia del guerrero más fuerte del universo. Vegeta y Gohan, y en parte también Trunks y Goten… habían ocupado ese vacío.
—Bah, seguro solo necesitaba madurar un poco— —comenzó Marron antes de ser interrumpida.
—Dejó a mamá encargada de Corporación Capsula por tres años —se quejó Bulla—. Tiene suerte de que he madurado y pienso perdonarlo…
—Bueno, siendo justa… —intentó Marron, buscando que Bulla no la interrumpiera—. Siempre se escapaba del trabajo, ¿no? Tal vez ahora está más disciplinado.
—Ya veremos. Lleva semanas encerrado en el laboratorio con un montón de porquerías, me sorprendería que salga hoy —dijo Bulla con un gesto dramático y una mano en la cintura.
Marron se levantó—. Voy a ver si por fin consigo ese trago de mi mamá —dijo riendo, antes de abrazar a las dos chicas—. Las extrañé, ¿saben?
—¡Aww, Marron! —dijeron al unísono.
—¡Te ves súper linda! —dijo Bulla con una sonrisa pícara—. ¿Te estás arreglando para alguien?
Las mejillas de Marron se sonrojaron de inmediato—. ¿Q-Qué? No… —intentó reírse—. Estás loca… Ya vuelvo —dijo, marchándose y dejando al par de adolescentes junto a la mesa.
—Amo a Marron —comentó Pan—. Es como una hermana mayor… una hermana mayor despistada.
Bulla la miró con los brazos cruzados—. Uhm… más bien es mi hermana mayor. No vayas a intentar robármela.
—Dije una hermana mayor, no mi hermana —refunfuñó Pan—. Pero… ¿no sería genial si Marron se quedará con el tío Goten?
A la heredera se le fue el color de la cara, no quería volver a oír eso nunca.Lo que dijo a continuación, no era algo que planeaba sugerir, pero la mera idea de que alguien le robara su enamoramiento juvenil no iba a funcionar.
—N-No, qué asco. Debería quedarse con Trunks.
—¿¡¿Trunks?!? —chilló Pan—. ¡Si se la pasan peleando cada vez que hablan! ¿Qué te hace pensar que eso funcionaría?
—Pasaron tres años, Pan. La distancia hace que el corazón se encariñe más —afirmó Bulla, segura de sí.
—Tal vez… pero deberías dejar que Marron decida —intervino Krillin, haciendo que ambas chicas giraran la cabeza hacia el ex monje bajito. Las carcajadas no se hicieron esperar mientras él acariciaba el gran bigote gris que le cubría el labio superior—. Después de todo, ya es una adulta.
Mientras tanto, Marron se encontraba de pie junto al grupo de mujeres, todas con cócteles en la mano, conversando animadamente. La rubia colocó sus manos sobre los hombros de su madre, se puso de puntillas y le dio un beso en la mejilla, sorprendiendo a la mujer normalmente imperturbable.
—Ay, Marron —dijo 18—. Me tomaste por sorpresa.
—Qué raro, porque yo juraría que no —respondió Marron con una sonrisa traviesa mientras le arrebataba la copa de prosecco de las manos, girándose hacia las otras tres mujeres—. ¡Cuánto tiempo! ¿Cómo están todas?
—Bien. Ya veo que Pan pasó por aquí —rió Videl al ver a su hija caminar junto a la princesa saiyajin—. ¿Ya viste a Goten?
—¿O-Oh? —Marron se sonrojó—. No… todavía no. ¿Por qué?
—Ese Goten —gruñó Chi-Chi—, siempre llega tarde o anda corriendo para todos lados…
—¿No se había mudado ya? —intervino Bulma—. Te juro, Chi-Chi, ese chico necesita que alguien lo centre.
—Mira quién habla —replicó Chi-Chi mientras sorbía su copa—. ¿No fuiste tú quien mandó a Trunks al espacio por lo mismo?
—En realidad fue idea de Vegeta. Yo habría preferido otros métodos —respondió Bulma sin inmutarse—. La verdad, no maduré del todo hasta que cumplí treinta.
Los ojos de Marron iban de una a otra como si siguiera un partido de ping-pong, viendo cómo las dos mujeres discutían sobre sus hijos. No es que estuviera prestando demasiada atención; se limitó a saborear su prosecco mientras deseaba estar más cerca de la mesa de quesos.
—¿Y tú, Marron? —preguntó Bulma, sacándola de su ensimismamiento.
—¿Q-Qué? —parpadeó Marron, algo perdida por haberse desconectado de la conversación.
—Tú no tienes novio, ¿cierto? —apuntó Chi-Chi—. ¿Cuándo vas a darle nietos a 18, eh? —preguntó con una sonrisa maliciosa mientras giraba su copa de vino.
Marron casi escupe su trago por la nariz. ¿Bebés? ¡Si ni siquiera había tenido una relación seria! ¿Y ya estaban hablando de nietos?
—Marron solo está esperando al hombre adecuado —intervino 18 con una sonrisa serena—. No voy a presionarla. Después de todo, yo tampoco pensé que sería madre hasta que conocí a Krillin.
Marron lanzó una oración silenciosa de agradecimiento. Su madre siempre sabía leerle la mente. La más joven le lanzó una mirada de complicidad, sus grandes ojos azules transmitiendo un “gracias” silencioso.
—Ay, hablando del diablo… —murmuró Videl al mirar detrás de Marron—. ¡Goten!
El cuerpo de Marron se congeló. ¿Goten? ¿Ya había llegado? ¡No estaba lista para verlo! ¿Y si tenía el labial corrido? ¿Y si su peinado estaba deshecho? Su corazón latía desbocado en el pecho al sentirlo acercarse. Por mucho que quisiera declarar su amor, deseaba tener un poco más de tiempo para prepararse. ¿Y si volvía a hacer la ridícula?
—¡Goten! —exclamó Chi-Chi—. ¡Ven aquí a saludar a Marron!
Marron podría haber matado a Chi-Chi en ese instante. Su respiración se volvió entrecortada mientras giraba la cabeza y casi se disloca el cuello al ver a Goten, en todo su adorable esplendor. Su cabello oscuro caía desordenado de forma perfecta, y sus ojos negros brillaban con ese típico resplandor alegre de los Son. Su traje negro clásico estaba impecable, algo inusual en él… pero le quedaba tan bien, como si cada costura hubiera sido hecha a su medida.
Sin embargo, al mirar hacia su brazo, la vio. Una mujer colgando de él.
Ella era… deslumbrante.
—¿Y ella quién es, Goten? —preguntó Chi-Chi, aunque la voz de su madre quedó opacada por un zumbido sordo en los oídos de Marron.
Fueron solo tres palabras. Tres palabras que jamás quiso escuchar. Palabras que nunca soñó que él le diría.
—Conozcan a mi novia.
Una sonrisa amplia. Una mano que ella había soñado con tomar, ahora aferrada a la cintura de otra mujer.
El bullicio y la música en directo eran ensordecedores y le aturden la mente. La rubia miró al hombre más alto de pelo negro, tan guapo como siempre, y sintió que se le enganchaba el corazón cuando miró a la mujer que tenía en sus brazos. Era alta y esbelta, con unos ojos verdes vibrantes y unos rizos ondulantes que le caían hasta la cintura.
—Paris —dijo ella, extendiendo una mano perfectamente arreglada—. ¡Un placer conocer a una de las mejores amigas de Goten!
Marron Chestnut. Siempre asignada al rol de “mejor amiga de la infancia”, sin falta… ¿Cuántas veces más la presentaría así? ¿Cuántas veces más sin verla como lo que realmente era? Una mujer enamorada. Pérdida, tonta y completamente enamorada de él.
—Ah, mi nombre es Marron —respondió con una risita forzada, estrechando la mano de Valese—. Aunque en realidad creo que ese título de mejor amigo se lo deberías dar a Trunks…
—¡Ay, vamos, Mar! —dijo Goten con entusiasmo, colocando una mano en el hombro—. ¡Tú también eres mi mejor amiga!
¿Eso es todo lo que soy para ti?
Ella soltó una risa nerviosa—. Qué lindo, ‘Ten.
Su corazón estaba hecho pedazos. ¿Qué esperaba? ¿Que estuviera soltero para siempre?
—Bueno, voy a buscar a Trunks, nos vemos después —dijo Goten, llevándose a la despampanante chica. Ella volteó, sonriendo mientras se alejaban.
—Wow, era realmente linda… —murmuró Videl a Bulma, en voz lo suficientemente alta para que Marron la oyera—. Parece que tiene un tipo definido, ¿eh?
Marron perdió el equilibrio por un instante.
—Y-Yo…
—¿Estás bien, Marron? —preguntó 18 al ver el rostro pálido de su hija.
—Sí… solo necesito salir un momento —exhaló Marron—. Avísenme cuando empiece el evento, ¿sí?
18 parpadeó con preocupación mientras veía a su hija alejarse. Su mirada alternaba entre Marron y Goten.
—Está bien, pero no vayas muy lejos. Ya sabes que no aguantas mucho el alcohol.
Marron asintió en silencio mientras desaparecía entre la multitud, y fuera de la vista del público, sintiendo el escozor de las lágrimas envueltas en sus ojos y garganta. Le impedían hablar mientras buscaba una salida, con la bebida aún en la mano. No se atrevió a derramar ni una lágrima, siguió mirando hacia arriba mientras caminaba hacia un balcón del ala en la que se encontraba. Sus tacones chasqueaban ruidosamente por el pasillo mientras ella atravesaba las puertas del corredor y se impregna del olor del aire libre. El inconfundible olor de los cigarrillos impregnaba el aire.
Giró la cabeza.
Ahí estaba él. El hombre de la noche. Trunks, apoyado contra la pared, exhalando humo mientras miraba al cielo.
—Siempre sabes cómo armar un espectáculo —dijo con desdén.
Llevaba un esmoquin negro y el pelo con su corte habitual. Lástima que no pudiera burlarse de él por su pelo largo. Cualquiera con ojos sabía que Trunks era guapo. Inhumanamente guapo, pero Marron lo conocía y sus encantos nunca funcionarán con ella. Aun así, como amante de la moda y la belleza, siempre notaba ese detalle. Su cabello lavanda contrastaba con su piel bronceada, y sus ojos zafiro la miraban, provocando un escalofrío incómodo por su espalda.
Él seguía siendo Trunks: sarcástico, mezquino y matón; solo sabía hacer bromas pesadas y herir sus sentimientos. Claro, han pasado años desde la última vez que hizo algo así, pero no es culpa suya, ella perdona pero no olvida. Marron siempre había sido algo supersticiosa; creía en el zodiaco, los horóscopos y esas cosas. Después de todo, creció viendo a la adivina Baba pasar por su casa desde pequeña.
Y estaba convencida de que Trunks era el origen de su mala suerte con las confesiones amorosas. Además, fue él quien arruinó su primer intento con Goten cuando tenía trece.
Suspiró, caminó hacia el balcón, dejó la copa sobre la barandilla y comenzó a buscar algo en su bolso: un paquete de cigarrillos.
—¿Qué? ¿La princesita Marron fuma? —Trunks arqueó una ceja.
Marron le lanzó una mirada fulminante—. ¿Y el amargado de Trunks no sabe quedarse en su rincón?
"Vaya, vale..." Trunks se burló mientras apartaba la cabeza momentáneamente, sin dejar de mirar de reojo la silueta de la rubia. "¿Necesitas fuego?"
—Uff, ya pues… —bufó Trunks, girando la cabeza, aunque no dejaba de observar de reojo. La espalda de Marron estaba descubierta, con una cadena de perlas uniendo el escote y la tela recogida en la parte baja de la espalda. Vio cómo la rubia rebuscaba en el bolso y gruñó. Caminó junto a la rubia, mirándola. --. ¿Quieres fuego?
—Debes estar de un humor de mierda si ni siquiera le hablas al chico de la fiesta —se burló Trunks mientras apoyaba los codos en la baranda, dándole la espalda, observando los ojos vidriosos de la rubia—. ¿Qué te tiene tan de mal humor?
—No te metas —murmuró Marron para sí misma.
—¿Hm? —Trunks se inclinó más cerca.
—No es asunto tuyo —gruñó Marron entre dientes.
Había tocado un nervio. Eso era evidente. Aunque Trunks estaba haciendo un esfuerzo por reparar su relación con la rubia, era claro que a ella le importaba un comino.
—Sabes, es una pena que estés tan molesta —empezó Trunks—, en realidad te ves decente por una vez.
—Lárgate, Trunks —espetó Marron—. No me has visto en tres años.
—Caray, Marron, yo podría decir lo mismo de ti —respondió él, haciendo que los ojos de la rubia se abrieran sorprendidos.
Un suspiro escapó de sus labios mientras lo miraba de frente.
—Lo siento —la disculpa de Marron claramente lo tomó por sorpresa—. He tenido una noche difícil.
Marron se mordió la lengua para no levantar sospechas de por qué, por mucho que quisiera gritar, chillar y dar patadas al aire... era una adulta, y comportarse como una mocosa no iba a cambiar el resultado de la situación.
—Está bien —dijo Trunks, encogiéndose de hombros—. Me lo imaginé por cómo estabas arrasando los pasillos.
Ese comentario hizo que Marron lo mirara dos veces.
—Sé que no estamos en los mejores términos, pero…
—Antes de que preguntes… no, no voy a contarte lo que pasó —Marron sonrió con tristeza, con lágrimas acumulándose en las comisuras de sus ojos—. Así que…si quieres, puedes volver a la fiesta. Estaré bien.
Trunks la miró un momento más de lo necesario. Su rostro lo decía todo, una tristeza que no lograba identificar estaba dibujada en él. La punta de su pequeña nariz estaba roja de tanto contener el llanto. Tal vez no era su lugar, pero ella había sido clara con lo que quería, y él no iba a insistir. Suspiró y apagó su cigarro. Miró una vez más a la pequeña figura de su amiga de la infancia, buscando alguna señal de que debía quedarse… no encontró ninguna y volvió a la fiesta, con una ligera punzada de preocupación atrapándolo por el resto de la noche mientras saludaba a viejos conocidos.
Eso fue hasta que, en las últimas horas de la fiesta, cerca de la medianoche, la vio caminar sola hacia el salón… y no salir.
Entre despedidas, Trunks se abrió paso entre la gente hasta llegar al lounge. Lo que encontró fue simplemente… triste. Se quedó mirando más de lo que pensaba, observando la escena patética frente a él: la pequeña mujer recostada sobre su brazo. Sus ojos azul cristalino seguían las gotas de condensación deslizándose por el borde de su copa de martini. Ni siquiera se había percatado de su presencia, como si estuviera atrapada en su propio mundo.
La mirada de Trunks se endureció. Probablemente era la última persona que ella quería ver en ese momento. El híbrido carraspeó y caminó hacia donde estaba la rubia de mejillas sonrojadas. Sus labios carnosos, de color cereza, hacían un puchero mientras las lágrimas seguían acumulándose.
Se sentó en el taburete junto a ella y deslizó el vaso lejos.
—No necesitas más de estos.
—¿Eh? —La cara de Marron se mostró confundida—. N-No eres ni siquiera, eh…
Antes de que pudiera terminar su frase entrecortada, él se bebió el cóctel de un solo trago.
—Ah… —dejó el vaso sobre la barra y miró al cantinero—. No le sirvas más tragos a esta chica.
Marron hizo un puchero, balanceando sus piernas contra la silla, como si intentara golpear el suelo en señal de protesta. Sin embargo, para su desgracia, sus piernas cortas no alcanzaban.
—Estás más que borracha, Mar.
—¿Y qué? —empezó, con un pequeño hipo—. ¿Desde cuándo te importa?
Su mirada apenas superaba sus espesas pestañas.
—Lo único que sabes es cómo hacerme daño… —murmuró.
Él rió.
—Oh, sí. Soy tan malo.
—¡Sí lo eres! —gimoteó Marron, inclinándose más hacia él.
El olor de su trago aún estaba en su aliento. Trunks notó el vestido satinado que apenas se sujetaba a su pecho. Desvió la mirada de nuevo, esta vez pasándole su chaqueta, echándose sobre los hombros.
—Ya estás haciéndolo otra vez… —murmuró ella.
—¿Qué? —preguntó Trunks, observando cómo la rubia apretaba la chaqueta con fuerza, cubriéndose.
Marron lo miró, su rostro aún enrojecido por el alcohol.
—No me hagas decirlo… —se quejó, escondiendo la cara contra su pecho, sus manos manicuras cerradas en puños—. Ella es mucho más bonita…
La rubia soltó un hipo—. No es de extrañar que la ames a ella y no a mí…
De repente, el calor subió al rostro de Trunks. ¿Qué quería decir con eso? ¿Marron había desarrollado sentimientos por él mientras él estaba en el espacio? No podía ser… si horas antes ella había sido tan odiosa, ¿a qué se debía este cambio repentino?
—He estado enamorada de ti desde que tenía seis años… —sollozó Marron, con la cara contra su pecho—. Pero he estado esperando el día adecuado…
Los ojos de Trunks se abrieron como platos mientras miraba hacia abajo, hacia la delicada rubia. Colocó con suavidad las manos sobre la parte trasera de su cabeza.
—¿De verdad… lo has estado?
Con total honestidad, la confesión lo dejó desconcertado. Nada encajaba. ¿Qué chica? Él no había traído a nadie a la fiesta…
—¡Sí! —exclamó ella, sus manos hechas puños—. Maldición…
Sus palabras comenzaron a arrastrarse otra vez mientras lo miraba. El rostro de Trunks se tornó de un rojo violento mientras se echaba hacia atrás en el asiento.
Su corazón latía con fuerza en el pecho. Espera… ¿por qué latía tan rápido? Su cara, haciendo pucheros, era adorable, y el aroma del perfume de ella mezclado con su colonia llenaba el aire entre ellos. Se inclinó peligrosamente cerca de su rostro, la punta de su nariz rozando la de él… sus ojos azul hielo desenfocados pero brillantes, y sus labios entreabiertos. ¿Siempre había sido tan bonita?
Parte de él se sentía sacudido por la situación, lo que ella estaba haciendo realmente lo había alterado hasta la médula. Otra parte sentía que esto había despertado algo en él que no sabía que tenía.
—¿Por qué me haces esto, 'Ten…? —lloró Marron, las lágrimas fluyendo de sus ojos.
¿Ten?
Trunks se congeló al procesar lo que acababa de pasar. Todo tenía sentido… Goten tenía una nueva novia, y aunque no era gran cosa, sabía que Marron nunca había sido buena ocultando sus sentimientos—especialmente su desdén hacia él.
En su confesión ebria… lo había confundido con Goten.
Una ola de alivio lo invadió. Por un lado, se alegraba de no tener que lidiar con el rechazo de alguien. Pero por otro, ahora sabía algo que probablemente no debería saber. Bajó la mirada y se dio cuenta de que ella ya no decía nada… se había quedado dormida contra él.
—Mierda… —soltó un suspiro exasperado.
Sabía que Krilin y 18 se habían marchado hacía horas, pero con su suerte… estaba atrapado con una Marron borracha y somnolienta.
Una Marron adorablemente somnolienta. Trunks no podía dejarla ahí. Todavía había mucho alboroto afuera. Gruñó mientras la tomaba en brazos, mirando frenéticamente alrededor en busca de una salida.
—Qué dolor de cabeza eres…
Notas:
Guau! ¡¡¡Por fin!!! Leer todo mi viejo trabajo es un poco agridulce jajaja Ya veo una gran diferencia en mi escritura de hace 3 años a hoy pero todavía (espero) que se mantenga