Capítulo 1
11 de septiembre de 2025, 17:45
Notas:
La obra tambíen se encuentra en:
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En un pequeño departamento de hotel en California un hombre de unos cuarenta y cinco años se levanta de su cama abriendo un frasco de Vicodin y colocando una pastilla dentro de su boca mirando un punto fijo, pensando nuevamente en lo que hizo. pero no mostró ningún tipo de arrepentimiento por eso. se levantó y se colocó unos pantalones de jean color azul y una camiseta de color blanco por encima. Cuando se paró para buscar sus zapatos, escuchó el sonido de su teléfono, pero no contestó. ignoró completamente el sonido mientras se colocaba sus nuevos zapatos y ató sus cordones.
El sonido finalmente paró, dejando la habitación en un silencio incómodo. Él se acercó para mirar su teléfono y lo sostuvo con un poco de angustia. Era Wilson. Tenía varias llamadas perdidas, pero el queria esas ganas de volver a llamarlo, para escuchar su voz, aunque fuera por un segundo. Pero recordó que, si lo hacía, iba a sentirse mal. Recordó todas esas palabras hirientes que su amigo un par de días antes de irse de Nueva Jersey y no ver a Wilson.
"Largo, House."
"No te necesito."
"Necesito un amigo."
"Yo no tengo que estar cuidándote, soy tu amigo, no tu esposo."
Fue una de las tantas cosas que le dijo esa noche. Pero trato de calmarse soltando un suspiro, Volteó para ver la hora en el reloj que colgaba un poco torcido en la pared. Eran exactamente las tres de la tarde. Siempre a esa hora almorzaban juntos, pero se dio cuenta en qué situación se encontraba en ese mismo horario sentado en un sofá gris rodeado de bolas de papel de ideas fallidas de canciones, ropa sobre el sofá y un poco en el piso, una mesa llena de varios frascos de vicodin y con algunas pastillas estaban hecha polvo como para inhalar.
Dejó su bastón al lado suyo, notando el pinchazo de dolor en su pierna. Miró la ventana dándose cuenta de que Todo estaba exactamente igual... pero sentía que le faltaba algo.
Apoyó la cabeza contra el respaldo, cerró los ojos y dejó que los recuerdos lo arrastraran, sin fuerzas para pelearles. Pensó en la última vez que había visto a James, todos esos momentos pasaban como un bucle en su mente.
–Hm... realmente estaba molesto conmigo... - murmuró para sí mismo con un tono frustrado.
Para Gregory, fue cómo divorciarse de una esposa. No creyó que pelearse con su "mejor amigo" fuera tan... grave.
Se escucharon unos pequeños golpes en la puerta, bufó girando los ojos. sabiendo quien iba a entrar. Él tomó su bastón algo molesto y se dirigió hacia la puerta, colocó su ojo en el pequeño hoyo de la puerta y vio que era una joven de unos veintitantos años, con su traje de mucama de hotel con un par de toallas en sus manos y se le notaba algo nerviosa. Finalmente, abrió la puerta y está chica lo miró algo asustada.
-Disculpe eh... vengo a...- antes de que ella siquiera pudiera terminar la oración, House tomó las toallas y la miró de una forma despreciable. para echarla de la habitación.
Cuando la muchacha se fue, cerró la puerta colocando una silla debajo del picaporte y se dirigió al teléfono del cuarto para llamar a servicio a la habitación.
-no quiero que traigan a una idiota a mi habitación, ni nadie sin mí supervisión. - colgó sin esperar la respuesta del otro lado y miró su guitarra.
se acercó lentamente y la tomó para afinarla... El sonido no era nada agradable, pero se frustró un poco tratando de afinarla y la lanzó al suelo colocando sus manos en su rostro con frustración
Pasó un rato y Tomó su libreta y comenzó a escribir una canción, pero no funcionó. aunque... solo podía pensar en Wilson, para él era algo ridículo recordarlo, ya habia pasasdo un año desde que él se fue y aun así, él seguía buscándolo por llamadas y mensajes. Fue en ese momento en el que recordó que en su cajón de la habitación hay una tarjeta SIM con un número nuevo. si Wilson no iba a parar, House debía hacer que pare.
tomó su teléfono que estaba sobre la mesa de café y quitó el sim de su teléfono. colocó el nuevo SIM sin culpa y sonrió.
-Ahora sí te dejaré en paz, Wilson. - concluyó con una sonrisa.
Pero, el lado malo de Gregory es que recordaba el número de teléfono de memoria de su amigo y llamó nuevamente a servicio a la habitación.
–¿si? Buenas noches, quiero nuevamente un whisky, el que me dieron eh... Se acabó – dijo poniendo un tono como niño apenado.
colgó y preparó un vaso para tomar su whisky nuevo, prendió el televisor de su habitación para colocar su telenovela. Se escuchó unos golpes desde la puerta, abrió y era la misma joven de antes.
–Aquí tiene, Doctor House. – dijo mientras le entregaba la botella de Whisky
House la miró levantando ambas cejas, tomó la botella y sonrió.
–Gracias y no vuelvas...tus pequeños pechos me distraen un poco. – dijo poniendo un tono sarcástico
Cerró fuertemente la puerta mientras que del otro lado la muchacha miró sus pechos y levantó sus hombros como signo de que no le importó el comentario.
Mientras tanto Gregory dejó la botella de whisky sobre la mesa abrió esa misma y tomó un trago.
–Ahhh... esto es relajarse, James.
Miró la pequeña montaña de Vicodin triturada y sonrió.
Se paró para agarrar su bastón y caminó con toda su velocidad hacia la pequeña caja de naipes que había en la habitación. También buscó un papel de los que usaba para escribir sus canciones. Se sentó nuevamente en la mesa para tomar otro trago de whisky mientras de fondo seguía sonando el televisor con la novela.
Con una precisión casi artística, formó una línea perfecta con el polvo blanco. Agarró el papel enrollado como si fuera un viejo instrumento, lo colocó en su nariz y, sin dudar, aspiró profundamente.
El ardor fue inmediato, pero House apenas reaccionó. Solo cerró los ojos y exhaló por la boca, como si estuviera soltando todo el aire acumulado de semanas.
Apoyó la espalda en el respaldo de la silla, dejando caer el cuerpo como si por fin soltara el peso invisible que lo arrastraba desde hace días. El sonido del televisor se volvió lejano, casi flotando.
—Mmm... esto es vida. —murmuró, con media sonrisa torcida, hablando al vacío
— Casi como una charla con Wilson, pero quitando la parte en la que recibo un sermón suyo. — dijo soltando una pequeña risa.
Tomó la botella para tomar otro trago dejándola de golpe sobre la mesa y se quedó ahí, inmóvil, mirando el techo, sin saber si se estaba calmando... o hundiendo más.
Por otro lado, en Nueva Jersey, en el mismísimo departamento de James, estaba Amber estaba preparando un poco de té mientras escuchaba cómo su novio llamaba y enviaba textos a Gregory con un poco de ansiedad y con la esperanza de que algún día él iba a responder. Ella suspiró y decidió acercarse lentamente hacia James, que estaba ahí parado en medio de la sala volteado mirando por la ventana con el teléfono colocado en su oído. Colocó su mano lentamente sobre su hombro y apoyó suavemente su frente en su espalda.
-James... cariño, debes realmente parar. esto... no te está sanando, te está empeorando. - exclamó con preocupación.
Cuando James oyó esas palabras volteó a ver a Amber, ella colocó sus manos en el rostro de su amado y el puso una expresión de devastación y frustración.
Ella notó que comenzaron a salir lágrimas que estaban deslizándose por las mejillas de Wilson.
–Amber, yo no quería ser así, yo... realmente no quise. – balbuceó y su voz comenzaba a temblar un poco.
–Realmente sé qué hice algo mal, debo pedirle mis disculpas.
cuando James intentó continuar, comenzó a sollozar y colocó su cabeza en el hombro de su amada. Amber acarició su cabello con suavidad y lo sujeto de los brazos para darle un suave beso en sus labios
– Cariño, yo sé que algún día volverá, es un idiota, estoy segura de que volverá. – respondió ella con una sonrisa en sus labios.
Lo miró con ternura y comenzó a quitarle las lágrimas que caían de su rostro y el trató de sonreír.
–De momento, debes calmarte... llamarlo y enviarle cada día un texto, no hará que regrese.
En ese mismo instante, se escuchó el sonido del teléfono de Wilson. Sus ojos se iluminaron por un momento y, sin pensarlo, tomó la mano de Amber con ilusión.
Cuando contestó, la miró emocionado. Ella entrelazó sus dedos con los de él, dedicándole una sonrisa tranquila.
–¿House? – preguntó con ilusión apenas contestó.
Del otro lado, se escuchó un suspiro.
–No, Wilson. soy yo, tu jefa.
La sonrisa de James se borró de golpe.
–Oh... Cuddy – respondió, con la voz más apagada.
–Quería saber si esta semana vas a venir – dijo ella, sin rodeos
— Ya es la sexta vez en el mes que falta.
Wilson tragó saliva, sabiendo lo que se venía.
—Si sigues así, voy a tener que buscar un nuevo oncólogo. No puedo tener a alguien que se ausente constantemente por estar buscando a su mejor amigo, en lugar de dejar que haga lo que sea que esté haciendo por su cuenta.
Él se quedó callado por un segundo. Amber le apretó la mano con suavidad, dándole una mirada comprensiva.
–Bien, Iré mañana – dijo soltando un suspiro resignado.
—Espero verte ahí —respondió Cuddy poniendo un tono autoritario y firme antes de colgar la llamada.
Wilson bajó el teléfono despacio, quedándose un rato en silencio, miro a su amada y ella solo lo abrazó.
— Te irá bien. — dijo Amber con la intención de subirle el animo a James, pero él se dirigió a la habitación cerrando la puerta de una manera muy brusca.
Notas:
iré subiendo los capítulos de a poco, son pocos pero no quiero subir todo tan de una.