Capítulo 1: Dulce y picante
12 de septiembre de 2025, 17:50
Ellos no solo eran el grupo más conocido del país hasta el momento si no los chicos más deseados por muchos, su dinámica interna era muy conocida por todos, siendo cariñosos entre sí y divertidos molestando hasta lograr hacerte enojar y riendo de eso después
Era lunes por la mañana cuando se encontraban en una de las salas comunes de su nueva empresa, en una reunión para ver la agenda de grupo. Dylan, Nano y su nuevo mánager Aon ya se encontraban en la sala mirando la hora mientras esperaban a los tres alfas del grupo llegar, apenas pasados dos minutos los tres entraron en la sala con risas de una conversación que ya terminaba, cafés recién comprados y un aspecto totalmente relajado y despreocupado que claramente molesto a Dylan un poco más de lo normal, quien solo los recibió con una mirada de disgusto y un golpeteo de dedos en la mesa.
El primero en saludar fue Thame una alegría un poco contagiosa “hola, ya estamos aquí,” al ver la mirada de Dylan supo que debía disculparse por llegar tarde aunque sea solo unos minutos ”llegamos un poco tarde pero pasamos por café, disculpen”.
“si le pedimos a Jun que nos pasara a buscar” añadió Pepper después de la disculpa,
“pero que no vivían juntos?” dijo Nano con una sonrisa inocente, remarcando que tal vez uno o los tres no habían estado en su departamento común donde vivían juntos. no era un secreto para el grupo que tanto Thame y Pepper tenían ya sus parejas y conviven no oficialmente.
Jun entró a la sala con 4 cafés en las manos y dio a todos su sonrisa encantadora esa que solo pone cuando quiere parecer relajado y despreocupado, se acercó a Dylan por detrás de su silla y le dejó un café enfrente de él, cuando este lo vio Jun automáticamente le guiño un ojo y una sonrisa de lado, como si se tratara de una broma interna de ellos, a lo que Dylan solo respondió con una de sus miradas de fastidio.
Nano vio esta interacción muy divertida, sonrió como si supiera algo más, tiró ligeramente del brazo de Jun para que lo mirara y le diera el suyo.
Todos estaban en su lugar empezó a hablar su manager recordando a cada uno sus actividades entre ello que estilista y asistente los acompañaría a cada evento y sesión de fotografía, esta no era una de esas semas ocupadas de hecho las actividades principales las tenían Nanno y Thame, sus semanas eran claramente las más ajetreadas.
Al momento de mencionar las actividades de la semana para Dylan Aon hizo una pausa y lo miró como si este debía recordar algo que era obvio.
“Dylan tú… esta semana la tienes libre, te deje 5 días sin actividades, dime si necesitas mas” con esto Dylan lo recordó, como omega esta semana tenía su celo, el solía ser bastante regular en sus fechas lo que le daba tiempo de programar con anticipación esos días, y no podría presentarse así en ningún sitio, dado que son idols y ese era un inconveniente teniendo fans por todas partes, era lo mejor para ellos quedarse sin salir en esos días.
“Si, como sea” respondió tratando de ignorar las miradas de sus compañeros, ya que todos sabían lo incómodo que podía ser para ellos, Nano lo miro tratando de hacer algún comentario un poco inoportuno pero conociendo mejor que nadie a Dylan decidió que mejor se esperaría a salir, “Y no olvides el contrato de confidencialidad” añadió Aon “para tu pareja esta semana” a lo que los tres alfas del grupo miraron a Dylan con el ceño fruncido en confusión, un indicio de molestia se proyectó en el aire, pero no se supo bien de quien era, ya que los tres parecían confundidos, eran un grupo muy cercano podían permitirse pequeñas cantidades de celos y cuidado entre ellos.
“Tienes pareja y no nos dijiste?” dijo Pepper con la mirada confundida, “Si dyl tiene o no… pareja es su decisión, o no?” Nano parecía querer defender a Dylan pero esa pequeña pausa era un guiño de que sabía más de la vida de su compañero que cualquiera en la sala.
“Después de todo, tener compañia solo en tu celo no es algo malo”
“Nano basta” Dylan pareciendo quedarse sin paciencia para hablar de su vida privada.
La reunión terminó con esa conversación, cada uno ya sabia que tenia a donde ir, Dylan tomó su café que no había tocado hasta ese momento y su bolso del piso, cuando Nano a su lado se acercó más a él “Esta semana me quedaré en el departamento de los chicos, asi tu puedes llevar a quien quieras a casa” terminando esas últimas palabras con una sonrisa tímida, “De todas formas tengo mucho que hacer y el departamento de ellos está más cerca” del otro lado de la mesa Jun todavía no dejaba su silla y parecía demasiado pendiente de su conversación.
“Como quieras, yo no te lo pedí”. El y Nano compartían un departamento que habían decorado a su gusto, era más que nada su refugio personal a donde pocas personas habían entrado, “vas a llamar a ese bailarín con el que hablabas la semana pasada?” añadió casualmente Nano.
Cuando Jun lo oyó desde la el marco de la puerta donde estaba de pie se congeló un segundo, sin saber porque eso le incomodaba tanto, quiso girarse y ver a los ojos de su - solo compañeros de banda- y saber que respondía, en cambio se obligó a salir de esa habitación tan rápido como pudo, para no escuchar a Dylan hablar de alguien más.
No lograba comprender porque estaba tan molesto, si bien dentro de la banda eran todos bastante cercanos el y Dylan eran los más distantes, y todo lo que él hacía siempre parecía hacer enojar a su compañero, aunque tuvieras las mejores intenciones.
Dylan pareció ignorar totalmente a propósito a Nano en su pregunta inquisitiva, tomó el primer sorbo de su café dándose cuenta que este era su favorito, leche de almendras y un poco de caramelo, lo que por un segundo pareció relajarlo de lo que fue una mañana incómoda para el.
Salió de la sala para ir al estudio y pudo ver a Jun de espaldas a él hablando y riendo de lo más tranquilo con una de las asistentes, ella estaba ruborizada y con la mano en su brazo, esa era una de las vistas más comunes para el grupo, ver a Jun coqueteando, de alguna forma eso siempre lo sacaba de sí, haciéndolo enojar, se decía asimismo que le molestaba solo porque algun dia arruinaría la reputación del grupo haciendo eso.
Fuera la razón que fuera le molestaba.
Esa tarde Dylan la paso en la sala de música de su empresa cuando se dio cuenta de la hora pasabas de las 8 pm, había estado todo el dia hay sin fijarse de la hora y si siquiera había comido, noto su cuello caliente y se sentía incómodo, decidió tomar sus cosas y salir de la sala, cuando se encontró con Jun en el pasillo, relajado sin fijarse por donde caminaba, con la mirada en su teléfono, Jun lo tomó desprevenido cuando lo tomó del brazo y lo detuvo para hablarle “hola de nuevo, estabas en el estudio Dyl?” se soltó de su agarre de una forma poco sutil y asintió como si no tuviera ganas de hablar, e hizo un ruido que podía tomarse como afirmación, “Estás bien? pareces algo pálido” Dylan se tomó de su cabello tratando de recordar no respirar tan profundo como para poder respirar el claro e inconfundible olor de Jun, Dulce y cálido pero con notas picantes que lo hacían tan encantador. Claramente su celo se acercaba y no debía estar ahí.
“Me voy a mi casa” dijo Dylan dándo la vuelta hacia la puerta al final del pasillo, “Espera ” dijo Jun aunque sonó como orden fue más una súplica. “solo vine por mi bolso lo dejé esta mañana, lo busco y te llevo”. Y Jun noto, Dylan nunca se había detenido a sus pedidos antes, claramente estaba más débil que de costumbre, y el aroma del ambiente, sutil y suave cambiaba. “no te pedí que me llevaras, puedo ir solo” respondió de forma cortante.
“Si eso lo se Dyl, pero puedo llevarte, por favor.” Esa última súplica pareció convencerlo. Con la poca energía que le quedaba, no la iba a gastar en volver a discutir con él. Accedió a que lo llevará sonriendo perezosamente. “Genial, voy por mi bolso a la sala, puedes ir al auto si quieres, esta afuera” Sus ojos llenos emoción apenas se disimulaban.
Dylan tomó las llaves de la mano extendida que se las ofrecía y salió por la puerta, Jun no se las había dado porque sí, sabía que si solo le decía que esperara este podía irse sin decirle algo. Y sentía una necesidad extrema de cuidar a Dylan y que nada le pasara, aunque solo fuera de camino a casa.
Al salir del edificio lo primero que vio fue el auto de Jun, decio por esperarlo adentro, trato de recordar otra ocasión donde se hubiera sentado en el asiento delantero y no había ningún recuerdo, el aroma de Jun se apoderó de Dylan en cuanto se acomodo en el asiento, se sintió tan fuerte que por un segundo se arrepintió de haber accedido tan fácil, todavía peor, que ese aroma le agradara, sintió un calor subiendo por su nuca, su celo, claramente de otra forma no le gustaría este aroma.
Busco rápido su teléfono en su bolso y se concentró en mandar un mensaje distrayendo su mente, bajo la ventana del auto esperando que el aire frío le ayudará, apenas Jun subió al auto lo sacó de su concentración.
“¿Comiste algo hoy?, Podríamos ir a comer juntos, yo tampoco he cenado” La pregunta de Jun no era deliberada, todos sabían que cuando Dylan entraba en el estudio se olvidaba hasta de comer, “No, solo llévame a casa” Jun quiso tratar de convencerlo pero seria inutil el no cedería.
El teléfono de Dylan sonó en ese momento y Jun no pudo evitar voltear de inmediato, él contestó el mensaje de texto, con una mueca que intentaba ser una sonrisa y lo guardó.
Jun no pudo dejar de pensar en quien podía sacarle esa pequeña expresión a Dylan y apretó inconscientemente el volante del auto, trató de contenerse, por el contrario su cuerpo le indicaba que hiciera algo y se moviera, el silencio no ayudaba a calmar su inquietud.
“Es tu chico el bailarín?” en cuanto lo dijo se arrepintió de haberlo mencionado.
“Ese no es tu maldito problema” la pregunta de Jun lo sorprendió un poco, más que nada el saber que había escuchado a Nano hablar esta mañana, y les había prestado atención.
“Nadie se mete en tus asuntos cuando coqueteas con medio staff” Dylan no pudo contenerse tampoco, su nuca le ardía y se molesto por el comentario inoportuno de Jun.
“Yo no... No hago …” sabía que mentía en cuanto lo dijo, trato de respirar profundo antes de continuar hablando, hacer enojar más a Dylan nunca fue su plan. “Solo es coqueteo, nada más nunca he salido con nadie del staff, y solo… ” volvió a respirar profundo. Su justificación era vaga y vacía ya tenía una reputación establecida. Por más de que la realidad sea algo diferente.
“Es diferente, si estás pensando pasar por tu celo con alguien que no conoces, un idiota cualquiera apenas aceptable.” respirar profundo no estaba funcionando para él y se estaba metiendo demasiado en la vida de Dylan cuando ni siquiera sabía si eran tan cercanos como para eso. Y sobre todo opinar sobre con quien pasar esos momentos, era algo que no comentaba ni con sus amigos más cercanos.
“NO ES TU PROBLEMA” la mirada fija que le daba desde el asiento del acompañante lo consumía, sus mejillas rojas delataban su enojo o vergüenza por comentar algo así.
Sabía que él tenía razón y debía disculparse, pero como? la sola idea de pensar en él, con otro extraño le irritaba de la forma más personal.
“Cada vez que me acerco a alguien haces lo mismo, metiéndote para opinar donde nadie te llamo” de nuevo Dylan tenía razón, Jun apretó la mandíbula recordando esa misma pelea anteriormente pero por otros chicos, chicos que al final se iban tan rápido como llegaron.
Jun detuvo el auto un momento, no quería pelear con Dylan, no así, ”Dyl, yo solo…” las palabras se detuvieron en su mente, que podía decir que fuera convincente? - No te acuestes con nadie porque eso me hace enojar- no jamás admitiría eso, él se iba a repetir hasta el cansancio que solo cuidaba a Dylan por ser su compañero de banda, y nada más.
Realmente quería disculparse, No debía meterse en su vida y al final los dos podían hacer lo que quisieran con su tiempo libre.
El aroma de Dylan en el auto ya no uno que solía recordarle a la tierra recién regada y el olor a cítricos esta vez era agrio e intenso. Su mirada fuera del vehículo fija en algo y sus brazos cruzados era una vista a la que Jun ya se había acostumbrado, pero su pierna inquieta lo delataba, no quería estar ahí definitivamente no quería estar más cerca de él.
Reprimió la urgencia de tocar el muslo de su compañero, de frenar la inquietud que se movía bajo su piel, una inquietud que él había desatado.
Trato de pensar en una forma de disculparse realmente con Dylan, seguían con el auto detenido, Jun noto de nuevo los labios algo pálidos de su compañero, volvió a conducir el auto, hasta encontrar una tienda de comida, no había querido cenar con él. Sin embargo, de alguna forma necesitaba salir del auto en ese momento, una buena excusa era comprar algo para cuando Dyl llegará a su casa y no tuviera que preocuparse de cocinar.
Bajo del auto sin decir una palabra, pudo notar la mirada de su compañero, esa mirada intensa que le gustaba en secreto, y que siempre le daba después de una pelea, seguía cada movimiento, esperando entender que quería conseguir dejándolo solo.
La comida y pequeños gestos como ese solía ser la forma más común de Jun para disculparse sobretodo con Dylan, con todos los años que llevaban juntos como equipo había memorizado todas las comidas favoritas de Dylan y sabia que hacer cuando se molestaba, esperaba sinceramente que esto lo tranquilizara un poco como para que se alimentara.
Compro para 2 cenas de todas las cosas que sabía que a él le gustaban, pidió que se lo pusieran para llevar, volvió al auto con una sonrisa suave esperando que ese momento solo no hubiera empeorado su ansiedad.
Al subir le dio las bolsas a Dylan sin cruzar palabras, solo cuando recibió una mirada de confusión se explicó. “Es para que no tengas que cocinar cuando llegues a tu departamento” pero ambos sabían que esa era una disculpa envuelta en plástico.
Dylan no lo volvió a mirar y dejó las bolsas en el piso junto a sus pies.
Conduciendo al departamento, Jun espero a que aunque sea por el bien de la armonía Dylan no rechazara la comida, solo es una pequeña ofrenda de paz después de todo.
Cuando estaciono frente a el edificio apago el motor del auto esperando que su compañero no sintiera prisa por alejarse de él, cuando lo miro noto un escalofrío que recorría su cuerpo, notablemente se veía cansado, sin pensarlo demasiado tomo su campera del asiento trasero del auto y se la extendió para que la tomara antes de bajar, la mirada extraña de Dylan lo paralizó por un segundo “Tomala hace frío” sintió que la mirada menguaba a una en busca de algún tipo de respuesta, pero ya no tenia mas respuestas para él, solo su instinto de cuidarlo.
Aunque trató de ignorar cuando este se la ofreció, al intentar cerrar la puerta vio a Jun aun con la mano extendida y su campera como última ofrenda de paz, no se daría por vencido, la tomó poniendo los ojos en blanco. “Como sea” solo se la colocó rápido sobre los hombros.
Dylan se alejó pensando en si el hacia esto por todos sus amigos, y trató de convencerse de que esto no era más que una tontería sin importancia que Jun y su carácter de conquista aria por cualquier persona, o si acaso Nano lo habría obligado de alguna forma a volver a la empresa solo para asegurarse de que llegara a casa.
Al llegar a su casa lo primero que quiso hacer fue tomar una ducha, sentía todavía el inconfundible aroma de Jun por todo su cuerpo y empezó a sentir su piel dolerle, sin dudas el agua caliente podría ayudar.
Luego de su ducha se sentó todavía sin remera y algo mojado en su sala a inspeccionar las bolsas que Jun le había comprado y se sorprendió al ver sus platos favoritos y la abundante cantidad de estos, algo dentro de él se retorcía en una triste felicidad de saber que lo conocía bien, su pecho le comenzó a doler y se dijo a sí mismo que no pensara en eso, cuando noto la campera de Jun sobre la mesa, no pudo evitar ponerse de pie y tomarla pensando en porque la agarro cuando este se la ofreció, no pudo evitar olerla, y sentir el aroma dulce y picante de Jun pareció calmar ese dolor en su pecho que lo persigue desde que se bajó de su auto.
Se colocó la campera sobre su piel desnuda y de alguna forma ese aroma a Afla que conservaba esta simple tela lo hizo sentir confortable. guardó la comida que le quedaba y se acostó a dormir todavía con la campera, como si esta fuera una manta que lo fuese a proteger.
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El aroma de su compañero se le había pegado a la mente, apoderándose de su auto, y de sí mismo, sin que se diera cuenta. Ahora, el espacio olía a tierra mojada y a cítricos, una fragancia tan fresca que no podía evitar imaginar cómo sería llenar cada rincón de su vida con ese olor.
Cuando Jun llegó a la puerta de su edificio trato de sacar la llave de acceso para entrar y esta no estaba por ningún lado, estaba agotado del día para saber dónde la había dejado, llamó por intercomunicador a su departamento esperando que haya alguien en casa para abrirle, y un Molesto Nano le contestó como dueño del departamento; “Baja por mi, no encuentro mi tarjeta.”, “Que arias sin mi?, ya bajo”
Cuando vio a su compañero más joven bajar por él no pudo evitar reír de su pijama roja y su mascarilla facial de conejo, “por lo menos yo no olvido las cosas, por cierto donde la dejaste esta vez?”
Jun se reía todavía cuando recordó que había dejado en la campera que tenía Dylan, “crees que mañana para mañana puedas ir a… ” algo en su mente lo detuvo, no quería contarle al más joven porque Dylan tenía su campera o sobre su pequeña discusión, menos quería reclamos de este. “No, deja, ya recordé dónde está”
“Esta bien pero si no quieres quedarte encerrado mañana tienes que salir a mi horario”
él asintió entrando en su departamento. “salgo a las 7 am” escucho como último grito de Nano cuando entraba a su habitación, pensó en avisar a Dylan que mañana temprano estaría en su casa pero borro el texto sin enviarlo, no quería molestarlo, se preguntó si habría comido bien o si estaría descansando ahora.
Saber que tenía la excusa perfecta para verlo de nuevo a la mañana lo hizo dormir con una sonrisa.
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Temprano esa mañana Jun se despertó como si todo su cuerpo hubiera descansado de la mejor forma, su reloj interno funcionaba o sus ganas inconscientes de ver a Dylan lo dominaban ya que apenas eran las 6:02 am.
Tomó una larga ducha, y eligió cuidadosamente su ropa del día, como quien espera tener un buen día solo al elegir la camisa correcta.
En la cocina ya se encontraba Nano quien lo persiguió con la mirada desde donde se encontraba, esas miradas inquisitivas que solo podían ser suyas.
“Entonces, hoy vas a ver a alguien importante?” pregunto detrás de una gran taza de café.
Jun sintió que respondía demasiado rápido le daría tiempo de hacer todavía más preguntas “Solo voy a buscar mi tarjeta” el más pequeño solo asintió de forma exagerada “Y para eso necesitas tu colonia favorita?”
Continúo preparando su desayuno, “Solo me di una ducha”
“Que afortunada esa persona” al levantar la vista noto como su compañero le daba una sonrisa tierna mente diabólica.
“Ni siquiera sabes de quien hablas, no empieces.”
Su mañana continuó tranquila llevando a Nano a su empresa, escuchando como el menor se quejaba de todas las actividades de su día, y entre eso le pareció escuchar quejarse de que un bailarín con quien debía ensayar le pidió el dia libre hoy, lo que lo detuvo como si lo hubieran bañado en agua helada, “Que dijiste del ensayo?”
“Que me dejaron plantado P´ y tuve que llamar a otro hoy a las 6, dijo que no podía venir por acompañar a su pareja, y me abandonó” sintiendo su corazon extraño y un dolor profundo que no sentía desde hace meses. no sabía qué expresión tenía en ese momento pero sin duda Nano noto su molestia.
“P´ vas a matarme con tus feromonas controla tu enojo, que sucede?” tratando de controlarse ofreció la sonrisa más amable que pudo a su compañero y negó con la cabeza, las palabras se quedarían en su garganta trabadas esperando a que se calmara un poco más para salir.
Estaciono el auto para que su compañero bajara y este se giró con las manos en súplica y una mirada de cachorro, “puedo pedirte un favor?” Jun asintió mirándolo de reojo, “podrás pasar por mi departamento y buscar la agenda la olvide en mi cuarto, tengo anotada algunas cosas que necesito para la reunión del mediodía, de verdad si no la tengo temo pasar vergüenza de lo perdido que voy a parecer frente a los bailarines” A su súplica le sumó un puchero, un arma infalible que, aunque se juraba inmune, siempre lograba su cometido al final.
Pero no importaba lo encantador que fuera, no quería bajo ninguna situación ver a Dylan con alguien mas ese dia, “Dylan está en tu departamento no quiero molestarlo y menos…” no terminaría esa oración, jamás lo admitiría tan fácil, menos a delante de su compañero.
“Solo pidele que te la alcance, es casi de vida o muerte esto P´” su mirada y su insistencia le indicaba que no iba a ceder. solo pensaba en formas de no ir, “Podrías pedirle a cualquier otro que valla, o pedirle que te la mande en una moto” realmente esperaba que así cediera un poco,
“De ninguna forma, ya no mando mas cosas en motos, ya he perdido demasiado asi, no confio en que en extraño no lea mi agenda privada y todos los demás tienen la mañana ocupada, por favor P´, puedes hacerme este favor antes de ir a buscar tu tarjeta donde sea que la hayas dejado?”
Entonces se dio cuenta que esto era algo de lo que no podía zafarse, hoy verá a Dylan, tal vez con alguien más, quiera o no.
Mientras conduce a casa de Dylan no podía dejar de sentir su pecho oprimido y su corazón retumbando en sus oídos, apretaba sus manos al volante tanto que podía ver sus nudillos blancos, Cada parte de su cuerpo le indicaba que debía cuidar a Dylan, pero seguramente él ya eligió a alguien más. Jamás obligaría a este a quererlo o a estar con él solo por un capricho del deseo personal.
Cuando subía por el ascensor se recordaba a sí mismo que solo venía por su tarjeta y la agenda de Nano, no debía discutir con nadie y menos mostrar sus sentimientos, no importa lo mucho que le molestara ver a alguien más. El era un alfa, su compañero de banda, el otro solo un compañero momentáneo y pasajero que Dylan utilizaba.
Parado frente a la puerta de su compañero solo pensaba en irse lo más rápido posible, inconscientemente liberando tantas feromonas.
Pero su mente no lo preparo para ver lo que tenía enfrente en cuanto abrió la puerta, era Dylan haciendo el puchero mas lindo que había visto en su vida, frotando los ojos al mismo tiempo, luego lo noto tenía su torso desnudo y si - esa es mi campera- ese pensamiento lo dominó por completo, sus vaqueros de jeans rotos completaba la escena delante de el dejando lo sin aire y sin poder parpadear por miedo a perderse un segundo de esta imagen.
-Porque Dylan tendría su campera puesta si está con otro alfa- su mente iba más rápido de lo que quería, -a caso durmió con esta puesta?- las arrugas de los costados delataban este hecho.- porque tiene que verse tan jodidamente hermoso cuando recien se levanta-
Dylan dio 2 pasos atrás al percibir el aroma de Jun desde la puerta, no quería desearlo, no quería olerlo pero llevaba toda la noche sintiendo su aroma para poder calmar el dolor que sentía recorrerlo todo el cuerpo, y ese aroma era lo unico que deseo toda la noche, y hay estaba él luciendo como un regalo sus deseos más escondidos.
“¿Qué estás haciendo aquí?” sintió que debía dar 2 pasos hacia atrás para sostenerse con algo y no parecer tan débil como se sentía. Esa era su intención hasta que recordó que tenía su campera puesta, y el pánico se apoderó de él.
Al ver el rubor en su rostro, Jun acortó la distancia entre ellos. Se movió con la cautela necesaria para que Dylan pudiera percibir su aroma, pero se mantuvo a una distancia prudente, justo fuera de su alcance.
No podía apartar la mirada de esas mejillas llenas de rubor. Escondió su sonrisa apretando la mandíbula.
“Solo vine por mi tarjeta, la que abre mi casa, a menos de que te la quieras quedar, pero aun así tengo que hacerme una copia” su sonrisa de lado y su seguridad parecía su mejor arma. Y él lo estaba usando Todo.
La felicidad que tenía en el momento Jun era casi incontenible, no solo se dio cuenta que no habría ningún otro alfa en ese departamento, si no que Dylan usaba su ropa, algo que nadie podría quitarle nunca. Algo que no sabía cuánto tiempo llevaba deseando hasta que lo vio, y ahora quería más que eso.
Dylan ignoró el comentario, ya estaba sintiendo su cuerpo fallar, quiso permitirse sentir el aroma de Jun del ambiente pero eso solo lo aria desearlo más y la falta de éste después causaría más dolor que no hacerlo ahora, su cuerpo le comenzaba a doler, su piel se sentía caliente, anhelaba un roce de algo más que esta áspera campera.
Jun pareció notar que algo no estaba bien con Dylan y acortó aún más la distancia entre ellos, quería decir algo más ingenioso o algo que le dejara quedarse más tiempo, solo para observar a este chico con el torso casi desnudo frente a él como la obra de arte más bella y privada del mundo.
Se acercó más a él tanto como para poder meter la mano en el bolsillo de la campera, sólo un paso los separaba, sólo un paso de distancia de un rose que ambos parecían desear y sobre todo era lo que Dylan necesitaba, pero no lo tocaría sin su permiso, no sin que él se lo pidiera, solo una ves, solo eso necesitaba para caer rendido a sus pies y hacer lo que sea que Dylan deseara.
“Jun… creo que deberías irte ahora” esperaba el rechazo, eso era algo que por supuesto el aria.
“Si eso es lo que realmente quieres me voy a ir ahora” pero no era algo que él deseara eso lo sabia tambien.
“Solo decime que cuando me vaya no vas a estar sufriendo de dolor o necesitando ayuda” realmente quería que Dylan lo mirara a los ojos y le dijera que todo iba a estar bien.
Pero ya no levantaba la vista, en cambio se tomó de sí mismo apretando su pecho con sus brazos, realmente estaba sufriendo.
“Dyl, yo de verdad quiero ayudar no puedo verte sufrir, por favor déjame cuidarte” sus palabras sonaban como suplica a los oídos de el chico de cabello plateado, pero para él su contener su cuerpo también era algo difícil, no recordaba una situación en donde se haya controlado tanto como ahora, con todo su instinto diciendo que debía cuidar a este omega frente a él, pero no sentía que importara el en este momento, solo quería calmar el dolor que veía en el otro.
“Si te dejará acercarte, después encontrarás la forma de reirte de mi por eso” esa sola declaración golpeó el pecho de Jun tanto como para hacerlo retroceder, realmente ese era el concepto que Dylan tenía de él.
“Si me dejaras acercarme, descubrirás lo obsesionado que estoy contigo” la verdad de sus palabras lo sorprendió, pero no quería detenerse deseaba decirle todo lo que se había guardado por años. “Déjame cuidarte, llevo años esperando poder cuidarte como te lo mereces” acortó la distancia entre ellos, y se inclinó para estar a la altura de los ojos del chico que apenas temblaba frente a él.
Esperaba terminan de transmitir lo que quería decir con la mirada, sintió que si dejaba salir más palabras en ese momento terminara por asustar a Dylan, “Quiero decirte palabra por palabra lo mucho que te deseo pero temo que creas que estoy loco”
Dylan noto la intensa mirada de Jun frente a él, no encontró fuerzas dentro de sí para contenerse, y bajo la mirada a sus labios y de apoco a su cuello, se podía ver las venas del cuello y entendió que no era solo él quien estaba conteniendo se en la habitación.
“Puedo olerte?” ese solo pedido de Dylan era la llave que esperaba para acercarse a él, se sacó su campera dejando solo su camisa de jean como única barrera a su cuello, sintió las manos de Dylan delicadas y suaves en sus hombros, y esa muralla de distancia que existió por años se derrumbaba mientras el chico que deseaba se acercaba a él, sintió el rose de su cabello en su mandíbula, y una nariz algo fría rozando en su glándula del cuello, pudo ver cómo su cuerpo se estremecía por la intimidad. Aunque era algo simple la cercanía, la intimidad de liberar feromonas con Dylan sobre su cuello le hacía hormiguear todo su cuerpo.
Como si fuera natural tomo de cada lado las caderas del chico frente a él, requirió mucho control no temblar y sobre todo no agarrarlo con la fuerza con la que lo deseaba, sus manos lentamente subieron por su costado, la piel caliente y desnuda de Dylan eran suya para acariciarla y besarla por ese instante, cada pequeña contracción que el rose de las yemas de sus dedos producía lo deleitaba.
Jun de a poco sintió lo que hasta ese momento de su vida, eran los besos dulces que había recibido, no pudo evitar el suspiro mezclado con un pequeño gemido que el tacto de los labios de Dylan le producían, ínclito todavía más su cabeza para darle más acceso a su cuerpo, mientras sus manos se apretaron sobre su piel, su concentración variaba en acariciar su delgada cintura y subir lentamente por su espalda con solo el rose de sus dedos.
Mientras la caricias que proporcionaba Jun avanzaban, el cuerpo de Dylan cedía y su respiración se hacía cada vez más pesada, ya no solo eran besos lo que él quería, con un pequeño jadeo escondido entre sonidos de besos sintió como Jun pegaba cada vez más sus cuerpos, con sus manos sosteniendo el peso del cuerpo débil de Dylan.
Los besos que él daba ya no eran suficientes queria mas, y alejó sus labios del cuello de Jun dejando caer su cabeza hacia atrás a lo que Jun aprovechó para acercarlo y besarlo mientras lo acariciaba.
El calor que salía de los besos que recibía sobre la piel debilitaban sus rodillas, sentía el aroma de Jun envolverlo y embriagarlo por completo, tomó con su mano el cabello del castaño para acercarlo mas a si mismo, podía sentir cada parte de su cuerpo pidiendo más, y pidiendo sentir esos suaves labios.
Ya no pudo evitar el jadeo que salió de su boca cuando sintió la lengua de Jun recorrer desde su clavícula hasta su oído.
Las manos de Jun se apoderaban de cada parte del cuerpo que acariciaba, sus besos comenzaron a descubrir cada parte del pecho de Dylan adueñándose de su piel, dejando pequeñas mordidas en todo su camino.
Cada pequeño sonido que salía de su boca lo hacía más adicto a su piel, como una pequeña recompensa, volvió a subir lentamente a su cuello rozando cada parte que pudo con la punta de su nariz.
Se detuvo a oler su cuello de nuevo como si no hubiera tenido suficiente, y dio una pequeña mordida, no tanto como para dejar una marca permanente pero lo suficiente para liberar la tensión de sus cuerpos.
Sintió las manos de Dylan buscar más contacto de piel debajo de su camisa se apartó de él lo suficiente para poder verlo a los ojos.
“Realmente te deseo, pero, solo si de verdad quieres esto” tomo su rostro mientras hablaba, y acaricio su mejilla.
“Mi cuerpo duele” esa confesión pareció oprimir su pecho, sus ojos llenos de súplica lo lastimaron de alguna forma, como si su corazón lo culpara por no hacer algo al respecto, sus instintos de querer cuidar a Dylan recorrieron todo su cuerpo, y se dejó dominar por ellos.
Tomó a su compañero en sus brazos y lo llevó a su cuarto, si haría esto por él lo haría de la mejor forma y lo trataría como él se merecía.
Al entrar en su dormitorio lo dejo despacio sobre la cama y se quedó de pie para sacarse la camisa sin apartar la mirada de esos ojos que le suplicaban cercanía, “Dime que necesitas” su intención no era hacer a Dylan suplicar, si no darle todo lo que él deseara, o necesitara.
“Tu olor” sus mejillas enrojecidas mostraban un tono de vergüenza al decir las palabras, a lo que quiso calmar su necesidad de inmediato, llenando la habitación de su aroma, se acerco mas a el y dejando que colocara su nariz en su glándula, el calor de su cuerpo seguía siendo alto, por lo que Jun optó por tomarlo en sus manos sentando lo en la cama y sin alejarse de él le sacó su campera, sintió de a poco los dientes de Dylan rozar su piel pero sin apretar, “si me quieres morder aslo, por favor, no te contengas” lo noto moverse más abajo lo suficientemente lejos de su glándula para no dejar marcas hay pero seguía en su cuello, su cuerpo se estremecía sobre las manos firmes de Jun, quien lo acariciaba por su espalda.
Las mordidas que le daba eran cada vez más seguras y fuerte, las manos de Jun se detuvieron al bajar a su cadera, acarició suavemente con un dedo el espacio entre el pantalón de Dylan y su piel, hasta que se detuvo en cuanto noto un punto sensible de su compañero que lo hizo estremecerse todavía más de lo que ya venía temblando.
Noto la mirada fija de Dylan sus ojos penetrando como si pudiera ver todo a través de ellos, su boca apenas abierta y una respiración apenas agitada lo deleitaba.
“Déjame cuidarte” el omega solo pudo asentir, cuando Jun bajó más la mano entre las telas noto la humedad y la necesidad de ser tocado lo estaban consumiendo de a poco, apenas con un rose de su mano Dylan se aferró a como si de eso dependiera toda su estabilidad, y tal vez así era.
Junto sus frentes mientras lo acariciaba despacio con una mano, mientras que con la otra lo sostenía de su cintura. pegando su cuerpo. la respiración aumentó el ritmo y la vista que obtenía era algo que quería repetir tantas veces fueran necesarias, sintió uñas clavando en sus brazos y el agarre firme mientras se acercaba más a la liberación deseada, verlo de esa forma no pudo evitar decirle lo que se venía guardando hace tiempo
“Dejame ser tu alfa” los ojos excitados de Dylan volvieron a conectarse con los suyos, “Quiero ser tu alfa”. No solo era el calor del momento, era lo que realmente deseaba Jun.
Dylan ya no se contuvo, se deshizo en las manos de Jun. Sin saber qué poder tenía sobre él ahora, si era su embriagador aroma, su tacto suave, o esas palabras que lo dejaban débil.
Su mente estaba tan acelerada y confundida que no sentía tener control alguno, ni de su cuerpo ni sus deseos, pero si estaba seguro de algo.
Jun lo cuidaría.
Cuando Dylan abrió los ojos, se encontraba acostado sin remera y con unos pantalones de dormir limpios, - se había desmayado después de que Jun lo había tocado?- El frío recorriendo su pecho lo terminó de despertar, sintió que algo le faltaba y una ausencia que no podía explicar con palabras, su mente buscaba el último recuerdo, pero solo recordaba el aroma dulce que todavía llenaba el ambiente.
Lágrimas llenaron sus ojos una angustia su pecho, se encontró solo, Nunca había necesitado realmente a alguien durante este periodo, y de alguna forma la angustia de encontrarse solo se apoderaba de sus cuerpo, abrazó sus rodillas y escondió su rostro, porque alguien seria tan cruel de dejarlo así.
Un sonido desde afuera de la puerta de su habitación lo desconcertó, al asomarse vio de espaldas a Jun en su cocina, de nuevo otra ola de emociones lo invadió, quería salir corriendo de su propia casa, se encontraba vulnerable de una forma que le hacía revolver su estómago.
Jun noto a Dylan parado en el marco de la puerta con la mirada perdida y sus ojos llenos de lágrimas, se maldijo por descuidar a su omega y no notar que se había despertado, se acerco rápido a él y sin decir algo solo lo abrazo tan fuerte como pudo tratando de no lastimarlo, cuando Dylan lo rodeo con sus manos sobre sus hombros este lo alzó agarrándolo desde su muslo, no pudo evitar sonreír cuando las piernas lo envolvieron.
Trató de dejar a Dylan sobre la mesada pero este no lo soltaba de su agarre, “¿Tienes hambre?” su abrazo fue menguando y pudieron verse a los ojos, nunca había podido ver a su compañero en este estado, vulnerable y necesitando el contacto físico, era realmente lo opuesto a lo que estaba acostumbrado en su dinámica, pasar de miradas de fastidio y ocasionales retos, discusiones por lo mínimo, a tenerlo entre sus brazos era tan extraño que creyó estar en un sueño despierto.
“Si tengo hambre” su respuesta asintiendo fue tranquila y acompañada de un suspiro.
“Perfecto ya casi está, ¿quieres sentarte en la mesa?” sus manos en la cadera estaban listas para alzarlo. la mirada fija en sus ojos lo detuvo un segundo más.
“Tengo muchas preguntas” Sus ojos estaban en calma, pero no se apartaban de él.
“Lo que yo pueda responder te lo diré” Jun quería ser sincero en todo aunque no supiera cuáles serían sus preguntas.
“¿Por qué viniste?” Jun respiro profundo antes de responder.
“Tenía que buscar mi tarjeta de acceso a mi departamento que estaba en la campera que te di ayer” - pero recordó que no era lo único por lo que venía y seguramente Nano lo esperaba en la empresa, pero no podía dejar a Dylan solo ahora, y por mucho que odiara fallarle al más pequeño del grupo, no lo dejaría solo, no después de ver esas lágrimas en sus ojos hace un momento.
“Tambien Nano me pidió que buscara su agenda que dejó en su habitación, para una reunión creo, a medio dia”
“Como?” la mirada de confusión le pareció adorable. “Nano no usa agendas, ese enano nació con un teléfono en la mano, alguna vez lo has visto con un lápiz y papel” eso pareció desconcertar totalmente a Jun.
“Mhm, ya veo, después me ocupo de él” trato parecer despreocupado pero la situación le pareció graciosa a ambos.
La mirada de Dylan volvió a cambiar como si recordara algo que le desagrada, “Vas a irte?” aunque fuera una simple pregunta, sintió su peso con una mirada atenta.
En el momento creyó que Dylan le estaba pidiendo que se quedara con esa pregunta, pero cuando iba a contestarle una idea fugaz crudo por su cabeza - y si realmente esperaba a alguien más esa mañana y solo queria saber a qué hora se iría de su casa- mientras pensaba en que respuesta darle el teléfono de Dylan sonó y este se bajó de la mesada alejándose de sus manos, Jun apretó sus puños en busca de calmar su creciente ansiedad.
Dylan contestó el teléfono de camino a su habitación cerrando la puerta tras él, Una idea cruzó por su mente, podía irse en ese momento y fingir que esto no había pasado y recuperar así un poco de orgullo para sí mismo, y no esperar a que Dylan le pidiera que se fuera, o tal vez..
Le recordaría le recordaría a Dylan lo fácil que él podía deshacerse en sus manos y lo mucho que podía complacerlo, más que cualquier otro alfa.
Entró a la habitación con un paso firme y tomó de las caderas a Dylan que seguía con el teléfono en el oído, le dio un beso en los labios, el primero en el dia, fue apresurado, como si tuviera urgencia de algo más, no quiso explicar lo que haría, arrodillado frente su omega comenzó a bajar con besos desde su pecho hasta donde comenzaba el pantalón, y mordiendo este lo fue bajando, solo para poder seguir con sus besos, sin ayuda de las manos, hasta que beso cada parte de piel nueva y volvió a repetir la acción bajando el pantalón.
La mirada de Dylan era un deleite a su vista, nunca había querido complacer y cuidar, tanto a alguien como a él, sus besos profundos y su mirada de conquista, le dejaron ver como Dylan mordía sus labios acelerando su respiración.
El teléfono en el oído parecía reclamar su atención, pero no podía dejar de apreciar la vista que Jun le ofrecía. “si… te escucho. algo mas?”.
Jun volvió a reclamar atención bajando completamente sus pantalones y acariciando la piel de su pecho. en cambio su boca decidió tomarlo por completo, y no pudo evitar morder su labio para no emitir el sonido que deseaba.
Por un instante la vergüenza lo invadió al notar que seguía en una llamada. “Lo siento ... No... te llamo despues ok?” arrojó el teléfono sobre la cama después de cortar la llamada.
Lo que pareció motivar los movimientos de Jun, tomándolo con fuerza, los sonidos en la habitación iban en aumento, complaciendo sus oídos.
“Jun no … no resisto .. más” a lo que Jun lo soltó por completo poniéndo se de pie y solo para voltearlo sobre la cama.
“Dejame ser su Alfa” desde la posición de Jun sintió tener todo el poder pero le faltaba algo, algo que le diera completo acceso al cuerpo que deseaba. “Te voy a mostrar que no necesitas a nadie más”.
Colocó sus dedos en la entrada del chico bajo él, y fue dejando sus besos como pequeñas marcas en su nuca y espalda, no se movería más sin escuchar esas palabras que deseaba.
“Mi Alfa” verdadera felicidad lo desbordaba por completo, tomó a Dylan con un dedo tratando de encontrar ese punto dulce que le diera el toque que él necesitaba, un jadeo salió de la boca de Dylan y una contracción involuntaria recorría su cuerpo.
Su intensa respiración menguaba mientras se recostaba en la cama, pero Jun no estaba listo para dejarlo ir, y no detuvo sus movimientos, añadiendo otro dedo en su búsqueda de darle más placer.
El cuerpo debajo de él comenzaba a volver a encontrar fuerzas y un aroma desconocido lo envolvió por completo, apoderándose de su mente, la combinación de sus feromonas, se sentía complacido y quería darle más a su omega de lo que él deseara, tuvo que resistir sus impulsos de morder junto en su glándula y marcarlo para siempre, en cambio fue dejando pequeñas mordidas en su hombro y espalda, esperando que esto calmada la necesidad de ambos.
“Quiero más Alfa” su voz dulce y suplicante lo obligaba a darle lo que pedía, introdujo un tercer dedo dentro de du omega para prepararlo, y comenzó a moverlos buscando el placer de este, los gemidos que recibía a cambio lo deleitaba. “Jun te deseo”.
Escuchar su nombre entre jadeos y la palabra deseo era algo que él no sabía si algún día obtendría y hay estaba de todos modos, su omega lo deseaba, y él dedicaría cada día a complacerlo.
Llenó su espalda de besos mientras retiraba sus dedos del cuerpo de Dylan, creyó escuchar un sollozo por la ausencia de estos. Se puso de pie para retirarse la ropa que le quedaba y admirar la vista, Nunca había observado algo más hermoso que Dylan jadeante en una cama esperando por él.
Sin hacerlo esperar se subió sobre él dejando caer parte de su peso sobre este, “No sabes cuanto tiempo llevo queriendo ser tuyo” sus palabras eran sinceras aunque no recordaba admitir conscientemente eso antes de este dia.
Se colocó en la entrada de Dylan y comenzó a introducirse lentamente, no quería lastimar a su omega, cuando estaba por completo dentro de el respiro profundo en su cuello. “Ya me tienes por completo”
Dylan respondió esas palabras exponiendo por completo su cuello, y jadeos que acompañaban las embestidas lentas que estaba recibiendo,
Cada parte de su cuerpo se sentía complacida y necesitada de más de esa adictiva sensación que Jun le proporcionaba, Con cada golpe de sus caderas parecía dejarlo al borde del placer absoluto, quería decirle tantas cosas en ese momento pero su respiración apenas si la controlaba.
Sintió sus ojos llenos de lágrimas y sus jadeos pasaron a ser sollozos de súplica por más.
“Por favor.. Besa… Besame” No sabría si Jun lo oiría pero, sintió como volteaba su cuerpo boca arriba para verlo a los ojos y volvía a dejar parte de su peso sobre sí, eso era lo que necesitaba, su besos en los labios que le hacían falta para acabar por completo, pero no quería que se apartara todavía, sostuvo la cara de Jun con ambas manos frente a él, y comenzó a morderle los labios, como si esto dependiera su oxígeno.
“Hazme un Nudo” No pudo explicarse la razón, pero el simple pensamiento de que Jun se alejara le causó una punzada de necesidad, un ruego silencioso para que se quedara, sus embestidas eran profundas y fuertes hasta que lo sintió dentro de él, un nudo formándose, sergio besándolo hasta que sus labios le hormigueaban y aun así deseo continuar.
Estaban conectados y no sabía cuando tiempo había pasado, pero sus ojos se volvieron pesados y el sueño se apoderó de él, cuando sintió caricias en su rostro, realmente no quería volver a dormir pero no pudo resistirse más, su cuerpo estaba agotado.
Jun noto como lentamente Dylan se dormía en sus brazos, y lo dejo descansar, cuando pudo moverse sin despertarlo se levantó, buscó una toalla en el baño y lo limpio tan despacio como pudo sin moverlo para que este no se despertara.
Al terminar se acostó al lado de Dylan en la cama, la imagen del chico durmiendo cómodamente hizo que su corazón diera un vuelco y volviera a sentir esa necesidad de protegerlo de cualquier cosa.
No pudo evitar que sus dedos acariciaran su rostro y su cuello, cuando este se movió dormido en busca de más contacto físico su corazón volvió a ensancharse, lo abrazó y se acomodo como una almohada para su omega.
Quería todo en ese momento, acariciarlo, besarlo y apretarlo contra sí mismo, pero no haría nada que interrumpiera su descanso, se calmó con solo acariciar su platinado cabello y oler el aroma a shampoo de este.
No sabría como haría después que el despertara. Dudas venían a su mente, dudas que ahogaba con cerrar los ojos y sentir el calor del cuerpo de Dylan sobre él, No importaba que pasara después, Dylan ahora era su Omega y el sobre todo se sentía su alfa.
Sus colmillos le dolieron resintiendo el hecho que Jun no había mordido lo suficientemente fuerte como para dejar marcas permanentes, y deseaba hacerlo, pero no haría algo tan permanente sin saber que Dylan lo deseaba o que no estaba con el solo momentáneamente por su celo, aunque su corazón lo sabía. Solo había podido estar con este chico porque aprovechó la oportunidad, y no porque lo deseara desde antes.
Sus pensamientos lo entristecieron, quería demostrarle que valía la pena quedarse con él, que podía darle más que eso, que le daría todo lo que él quisiera.
En algún momento del día ambos se quedaron dormidos, solo hasta que el teléfono sonó en los pies de la cama fue que ambos se despertaron.
La inquietud volvió a golpear el pecho de Jun como una cachetada, vio como Dylan lo alcanzaba para atender y su corazón se comprimió en su pecho.
Deseaba que Dylan no se olvidara de su presencia, de que él estaba ahí, acostado en su cama. Con ese pensamiento, comenzó a acariciar su espalda y, con lentitud, se sentó para empezar a besarla.
Solo hasta que escuchó mencionar el Nombre de Po es que su corazón dejó de lastimarlo, pero no detuvo sus besos, cuando Dylan terminó su llamada volvió a acostarse con una mano sobre el pecho de Jun.
Comenzó a acariciar el cabello gris y el rostro que tantas veces se había quedado mirando y preguntando qué se sentiría tocar y besar.
Los ojos cerrados de Dylan le daban paz, estaba tranquilo y sereno en su mundo, y él era parte de eso, por lo menos por ahora, cuando abrió los ojos para verlo no se resistió a atraer más cerca esos labios y besarlo.
“¿Tienes hambre?” el recuerdo de que no había comido nada en todo el día y que Dylan tampoco no lo tenia tranquilo, “Si, muchisima” unos ojos grandes lo miraban con curiosidad. Le dio un último beso en la frente antes de levantarse e ir a la cocina por comida.
En la cocina trataba de actuar de la forma más cómoda pero no dejaba de pensar que no tenía idea de lo que estaba haciendo, hasta que unos brazos lo rodearon por la espalda. Sostuvo esas manos que lo abrazaban y no podía lograr ocultar su sonrisa, por un momento se quedó quieto dejándose abrazar pero quería que él se alimentara, y siguió calentando la comida en la cocina sin moverse del lugar.
Al estar ambos sentados en la mesa Jun no pudo evitar hablar, mientras veía a Dylan comer, los largos silencios eran algo que le incomodaba, solo le contaba cosas vagamente interesantes de su grupo de amigos, buscando la energía mental para preguntar lo que realmente quería saber.
“Puedo cuidarte estoy días?” la pregunta le dio como respuesta una mirada de interrogación de parte de parte del chico frente a él.
“Eso es lo que estás haciendo ahora” su voz tranquila lo acompañaba. “solo no hablemos de qué va a pasar después”.
Momentáneamente se sentía tranquilo, pero sabía que en unos días toda esa burbuja le explotaría en el rostro a ambos. Y tendrían que hablar de que arian, cómo se mirarian y sobre todo que pasaria con Mars y su amistad.
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