La Pesadilla
12 de septiembre de 2025, 21:41
La ciudad de Viena se vía como una maravilla de arquitectura y paisaje a las seis de la tarde del 18 de diciembre de 1997. Desde su lugar podía ver los campanarios de la catedral y los tejados ondulados de las casas, una escena de cuento de hadas. La ciudad se cubría de nieve, y los tejados y las calles se veían blancos y resplandecientes. Las farolas se iluminaban contra la oscuridad y las ventanas se teñían de rojo, naranja y amarillo. El río Danubio era una banda de plata que se arremolinaba en círculos y formaba remolinos blancos de nieve. Las aguas rápidas y profundas que corrían por la ciudad parecían alimentarla y mantenerla en movimiento.
En las calles, las farolas de gas colgaban como flores negras, y las ramas de los árboles eran como brazos helados y retorcidos. Los campanarios de las iglesias sonaban, y sus cláxones resonaban contra las paredes blancas de la ciudad. Las campanas clamaban en la tarde helada, como si estuvieran llamando a un mundo que pronto quedaría dormido bajo un manto de nieve. La misma que caía suavemente, como lágrimas heladas, y cubría todo con un manto blanco y puro.
Él estaba en la ciudad con su padre, para la firma de unos acuerdos de su país con Estados Unidos. Su madre no los había acompañado porque su pequeña hermana, Shuri, de apenas dos años se había enfermado y los médicos habían aconsejado que no viajase
Sonrió viendo el movimiento caótico de la ciudad, tan igual y a la vez distinto a su país. Wakanda estaba incrustada en el corazón de África. En ese momento era invierno en Europa y sentía que moriría congelado en cualquier instante, pero si cerraba los ojos lograba sentir el sol en su piel. En su país siempre hacia calor y estaba rodeado de vegetación. La ciudad estaba diseñada para lo que los americanos llamarían naves intergalácticas. Estados Unidos se creía tan moderno y en realidad eran primitivos a lado de su país.
- Príncipe – dijo una de las mujeres vestidas de rojo, las Doras Milajes – su babba lo busca
- Es muy bonito aquí – dijo el niño –, pero no se compara con Wakanda
- Nunca, mi señorito – dijo la guerrera sonriendo – ¿Vamos? – y el pequeño camina hacia la puerta lateral
Era solo un niño, pero sabía lo que la vida le deparaba. Gobernar sobre el país más rico y poderosos de la tierra, aunque para el mundo fuese un país subdesarrollado. Un hombre alto y musculoso, con una mandíbula firme y huesos prominentes se giró y le regalo una sonrisa. Sus ojos eran oscuros y penetrantes, y sus cejas eran gruesas y regulares. Sus labios eran finos y serios, y su nariz era recta y enérgica. Su cabello era negro como la noche, y se veía salpicado de canas
El niño correspondió con la misma acción al ver que su padre lo esperaba para hacerle una caricia en el rostro, sin embargo, cuando solo faltaban dos pasos para que llegase a su lado, se escuchó un ruido ensordecedor mientras sentía como algo lo lanzaba hacia atrás, segundos después todo se volvió negro
Luke se sentó de golpe en la cama mientras miraba hacia todos lados respirando agitadamente. Otra vez la misma pesadilla ¿Qué tenía que ver esas personas con él? ¿Por qué lo llamaban príncipe? ¿Y que era un… babba?
Miró su reloj y faltaban quince minutos para que tocara la alarma para ir al trabajo. Regularizo su respiración mientras se pasaba las manos por el rostro. Desde que recordaba siempre tenía el mismo sueño, pero nunca veía rostros definidos.
Había crecido en las calles de Nueva York, aunque no recordaba haber tenido padre…, madre…, quizás hermanos. Cuando tenía como diez años lo habían llevado a un orfanato donde lo habían llamado Luke Charles, ya que no recordaba su nombre. Había escapado a los pocos meses, volviendo a la calle, para ser llevado nuevamente a otro meses más tarde. Esa había sido su interacción con el gobierno unos cuantos años.
Sin embargo con el paso del tiempo, y cansado de la calle decidió quedarse en uno, donde termino el bachillerato. Gracias a su destreza en la física había conseguido una beca para estudiar astrofísica en MIT, donde había conocido a Bucky como todos lo llamaban, aunque él prefería llamarlo por su nombre, James. Un hombre alto y musculoso, sus ojos eran azules como el cielo en calma. Su cabello castaño oscuro siempre estaba corto, habito de adquirido en ssu época de soldado, aunque le gustaba usarlo un tanto despeinado. Su estatura y una forma física imponentes, de piel blanca y sonrisa perfecta, que había tenido un accidente de joven que le había dejado una horrible cicatriz en su brazo izquierdo, por lo que se había tatuado unos diseños tribales
Luke amaba como sus mejillas se teñían y miraba hacia otro lado intentando calmar su alocado corazón cada vez que le tomaba la mano. Él solo sonreía y agradecía a dios, haberse levantado tarde ese día y haber tenido que ir a desayunar la cafetería que estaba atrás de la universidad, hacía cinco años ya. Había sido un día lluvioso en el que se levantó tarde por lo que entro a desayunar en el café que James atendía
Respiro hondo y cerró los ojos. Una caricia suave sobre su pecho desnudo lo hizo sonreír
- ¿otra pesadilla?
- No te preocupes – contesto Luke mientras Bucky se abrazaba a él colocando su cabeza sobre el pecho del moreno – sigue durmiendo
- ¿de qué se trataba? – pregunto Bucky
- Miraba una ciudad desde lo alto – empezó Luke acariciándole la espalda de manera distraída, cuando Bucky preguntaba algo lo mejor era contestar – no la conocía. Estaba… de paso… no sé. Una mujer acerco con un traje rojo y dorado. Parecía un uniforme. Me dijo que mi babba me buscaba
- ¿tu babba? – pregunto Bucky intrigado – ¿Qué es un babba?
- No lo sé – dijo Luke – pero creo en mi sueño lo sabía. Aunque siento que he escuchado antes esa palabra
- Quizás si la googleas – sugirió Bucky
- Después – dijo Luke rodeando su cintura con ambos brazos mientras rodaba sobre él – ahora tengo en mente otras actividades mucho más reconfortantes
- ¿ah sí? – dijo con una sonrisa bailándole en los labios
Las manos de Luke empezaron a explorar el cuerpo masculino y bien formado de Bucky, que gustoso correspondió el beso mientras una lengua invadía sus labios. Gemidos inundaron la habitación mientras manos exploraban sin pudor la piel desnuda contraria
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Caminaba tranquilamente por la calle mientras pensaba que haría de cena para sorprender a James. Sonrió pensando en las veces que habían “discutido” por el nombre de su pareja. Desde niño lo habían apodado Bucky, debido a su segundo nombre, Buchanan, pero a él le gustaba llamarlo “su James”
- Todos te llaman así – dijo Luke mordiéndole el labio inferior – Bucky esto, Bucky aquello, Bucky lo otro – bajo suavemente las mordidas por el cuello de este – pero yo no soy todos. Soy el gran amor de tu vida – y robándole un beso de película como siempre daba por concluida la discusión
Al llegar a la esquina no pudo evitar soltar un largo silbido viendo el lujoso Rolls-Royce modelo Ghost Black Badge, parado en dirección de la entrada de su edificio. ¿Qué fecha era? Aun no tenía completo el dinero del señor Fisk, aunque… ese no era su auto. Saludo a Stand, el conserje del edificio con la mano y vio que este decía algo, pero los auriculares no lo dejaron escuchar mientras subía las escaleras de dos en dos. Definitivamente con lo que Fisk les cobraba bien podía arreglar el asesor que llevaba cuatro meses descompuesto
- Amor, ya llegué – dijo entrando en la casa y colgando sus llaves – a que no adivinas la limosina de quien esta estacionada en la entrada. Dudo que incluso al señor Fisk le alcance para algo a… ¿Quiénes son ustedes y que hacen aquí? – dijo sorprendido mirando a las tres mujeres esculturales que estaban paradas en su sala – ¿dónde está James?
- Príncipe T’Challa, por fin lo encontramos – dijo la que parecía la líder
- ¿te qué? – pregunto Luke
- ¡Luke! – dijo Bucky arrojándose a sus brazos
- ¿estás bien? – preguntó el moreno envolviendo protectoramente a su novio quien asintió – pregunte quienes son ustedes y que hacen en mi sala con esas… cosas – y señalo las lanzas que usaban las mujeres
- Buscan aun tal te no sé qué cosa – dijo Bucky – ya les dije que no conocemos a nadie con ese nombre, pero…
- Ya escucharon a mi novio, no co… – repetía Luke cuando un holograma se proyectó desde el brazalete de la líder, era un niño de unos seis años de edad
- Él es el príncipe T’Challa, hijo del rey T’Chaka y la reina Ramonda, heredero del trono de Wakanda, el país más poderoso de la tierra – dijo una de las mujeres –. Hace casi veinte años, durante un viaje a Viena con su padre, el príncipe sufrió un atentado y fue secuestrado del edificio de la ONU. Desde aquel día Wakanda lo ha llorado y buscado incansablemente alrededor de todo el mundo, hasta hoy
- Luke… - susurro Bucky – es idéntico a ti… cuando…
- Yo no soy un príncipe – susurro el moreno
- Nakia – dijo la otra mujer –, nuestra mejor agente lo rastreo hasta aquí. Tomo una muestra de su ADN y este corroboro que usted es el príncipe heredero
- ¡ninguno de esos nombres me dice nada! – dijo Luke
- Tal vez si viniese con nosotras a Wakanda… – dijo sonriendo la más baja de las mujeres
- ¿quiere que haga mi maleta y viaje Dios sabe dónde con tres completas desconocidas? – dijo Luke
- Somos su guardia real, alteza – dijo la chica acercándose sutilmente – T´Challa… soy yo… – y sonrió intentando tocarle la mano – sé que me… – pero se detuvo cuando una mano llego primero que ella a la del moreno
- Su nombre es Luke – dijo Bucky entrelazando su mano a la de su novio y la mujer lo miro molesta –, su nombre es Luke Charles. Procure no olvidarlo
- No – dijo la morena con voz firme alzando el mentón – su nombre es T’Challa Udaku, príncipe heredero de Wakanda, y el prometido de W’Kabi, hijo del líder de la tribu de Fronteriza. Con la única persona que le dará un heredero a Wakanda. Y estamos aquí para llevarlo a casa
Bucky sintió como el mundo se abría bajo sus pies, mientras soltaba la mano de su pareja ¿había dicho prometido? Sintió como Luke giraba a mirarlo, pero él no podía moverse. ¿Acaso había…? Necesitaba aire se asfixiaba. No supo cómo ni en qué momento, pero estaba corriendo escaleras abajo. Escuchaba que lo llamaban, pero no quería volver ¿para qué? Iba a perder a quien amaba. Estaba acostumbrado a perder. Lo había hecho tanto en la vida que ya ni le importaba. Pero esto… era diferente. Luke…
Iba a empujar la puerta principal del edificio cuando una mano se lo impidió. Levanto la mirada justo cuando Luke lo abrazo contra su pecho. Instintivamente se giró y se escondió entre la camisa del moreno.
- No importa quién sea ni lo que el mundo diga – susurro Luke – todo lo que amo y lo que me importa eres tú. Por favor no me dejes cuando más te necesito
Sentados en los primeros peldaños de la escalera y con las manos unidas, la pareja pensaba como subir y explicarles a las mujeres que lo más seguro era que se habían equivocado de persona. Luke acerco el dorso de la mano de su pareja a sus labios y la beso con delicadeza, arrancándole una sonrisa a su pareja
- Ven conmigo – dijo el moreno
- ¿Qué harás? – pregunto Bucky – ¿y si tienen razón y son tu familia?
- Mi familia eres tú – dijo Luke
- Luke – y le coloco ambas manos sobre su rostro – dejemos un momento de lado mi terror de perderte…
- Jamás me vas a perder – interrumpió Luke
- Puedes reencontrarte con tu familia – dijo Bucky – ¿no quieres… conocerlos?
- Si te puedo perder… no – dijo Luke
- Luke… si no me conocieras y… pasara esto…
- Pero te conozco – replico Luke – y no me voy a arriesgar a perderte
- Luke…
- No…
- ¿Por qué? – pregunto Bucky – ok, lo reconozco. No supe reaccionar allá arriba, pero… son tus padres
- ¿no escuchaste? – dijo el moreno – me llamaron príncipe. Dijeron que tengo un prometido y no sé qué más… ¿Cómo se lo digo a mi papi?
- ¿lo quieres? – dijo Bucky – a tu prometido
- No los conozco – dijo Luke mirándolo fijamente – pero si así lo hiciera, te recuerdo que te amo a ti. James, no me interesa nada de esto, si te puedo perder – Bucky lo mira mordiéndose el labio inferior
- ¿no recuerdas Wa… panka kanda? O como se diga – dijo Bucky
- Solo los sueños que te he contado – dijo el moreno
- T’Challa… – dijo Nakia desde atrás y al girase la pareja pudo ver perfectamente sus manos entrelazadas – sé que esto no debe ser fácil para ti
- Estábamos en una conversación privada – dijo Bucky
- T´Challa… – dijo la mujer
- ¿Nakia, no? – dijo este y la mujer asintió – tú eres…
- Soy parte de tu guardia real – dijo ella y Bucky exhalo
- Supongo que como… príncipe de ese país puedo darte ordenes – dijo Luke
- Dime lo que necesites y… – dijo ella sonriendo
- Que me dejes hablar con mi novio en paz – dijo Luke y Bucky no pudo evitar sonreír – ¿tengo que repetírtelo? – la mujer hizo el saludo tradicional y se alejó – no me agrada esa mujer
- Y a mí me agrada que no te agrade – dijo Bucky antes de mirarse unos instantes en silencio para después ambos se rían – te propongo algo – dijo abrazando al moreno contra su pecho – vamos a ese país, conozcámoslo, como vacaciones. Nos hacen falta y me lo has prometido
- James…
- Si las cosas resultan, recuperaras a tu familia biológica, y si no… al menos ya sabrás quién eres
- Si vamos juntos… volvemos juntos – dijo Luke y Bucky sonrió acercándose a robarle un beso – te amo
- Entonces dame otro beso – dijo Bucky abrazándose a cuello de moreno y besándolo en medio de una sonrisa, sin percatarse de que Nakia los miraba en silencio
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El rey T´Chaka Udaku estaba impaciente en su despacho. Hacía poco su servicio secreto había localizado finalmente a su hijo, su primogénito. Su verdadero heredero. No dudo en correr, dentro de la elegancia que su estatus le permitía, para contarle al resto de la familia la magnífica noticia. Por fin todo volvería a la normalidad
Dos días después la familia real de Wakanda esperaba en el helipuerto del palacio. Como padre y rey, T’Chaka Udaku encabezaba la delegación de bienvenida. A su derecha estaba la madre de sus dos hijos, la reina Ramonda. Una mujer alta y esbelta, con un porte regio y una dignidad impecable. Sus ojos eran oscuros y profundos, y estaban rodeados por párpados prominentes y tatuajes de kohl. Sus labios eran finos y serios, y estaban pintados con un carmín rojo profundo.
Unos pasos más atrás estaba la princesa Shuri, la menor de los integrantes de la familia. Era una joven agraciada. Tenía la piel marrón oscuro, unos ojos claros y almendrados, y una sonrisa radiante. Su cabello era corto y aterciopelado, y su estatura era baja y esbelta. Tenía una apariencia juvenil, pero también madura y segura. Estaba emocionada por conocer a su hermano mayor. A su lado estaba W´Kabi, el hijo único del líder de la tribu fronteriza. Un hombre de estatura media, con una constitución musculosa y tonificada. Sus ojos eran grandes y penetrantes, y su rostro es marcado por una cicatriz en la mejilla. Su cabello era corto y negro, y su piel era oscura y bronceada. Su vestimenta era sofisticada, y llevaba una esclavina marrón con una capa de piel.
Era muy cercano a la familia debido al compromiso matrimonial que las familias habían asumido al nacer este. W´Kabi había sido educado para ser el consorte perfecto y estaba más que listo para asumir ese puesto
Los representantes de cada tribu estaban allí para darle la bienvenida a su príncipe heredero. Incluso M’Barak, rey de los Jabaris, junto a su hijo, el príncipe M’Baku, quienes nunca bajaban de las montañas. El joven era alto, con una constitución fuerte y musculosa. Sus ojos eran penetrantes, y sus rasgos faciales eran marcados por cicatrices y tatuajes. Su cabello era corto y negro, y llevaba una cabeza de gorila en su cabeza como parte de su vestimenta.
Tal como estaba previsto a las doce en punto del día, el The Royal Talon Flight atravesaba en el cielo wakandiano dirigiéndose al helipuerto real. T’Chaka cuadro los hombros y elevo un poco la barbilla cuando la escalinata de la nave se deslizo. Dos mujeres descendieron con paso seguro y se unieron al contingente que se empezaba a formar estratégicamente para el saludo tradicional
El rey casi contuvo la respiración cuando vio salir por la escotilla a un hombre alto, con músculos bastante definidos, vestido con unos jeans negros desgastados, una polera negra sin cuello, sobre la cual llevaba una chamarra de jeans de color amarillo y unos tenis Nike viejos. Se veía altivo y apuesto a pesar de su ropa casual. Sin embargo, lo que hizo que todos contuvieran la respiración fue cuando el príncipe dio un paso al costado para dejar salir a la persona que lo seguía. Un hombre alto, de piel blanca, de pelo castaño oscuro algo desarreglado. Vestía una polera ploma clara y una chaqueta azul oscuro con cierres plateado. Su pantalón jeans color azul oscuro combinaban con sus zapatillas blancas
La pareja bajo las escalinatas sin soltarse las manos con dos guardias delante y dos detrás. El príncipe se acercó al oído de su pareja y susurro algo haciéndolo sonreír sonrojado. A medida que se acercaban a la familia real se pudo escuchar más claras sus voces conversando sobre el calor que hacía mientras miraban a su alrededor.
De pronto las escoltas se detuvieron haciendo trastabillar a la pareja que logró estabilizarse a tiempo. Las guerreras cruzaron los brazos a la altura del pecho, inclinaron la cabeza y asentaron sus lanzas en el suelo al grito de “Wakanda Por Siempre”. Bucky no pudo evitar mirar a su pareja que tenía la mirada fija en el hombre mayor que estaba frente a él
- Príncipe T´Challa – dijo el hombre y sonrió abriendo los brazos – por fin esta devuelta en casa. Te hemos esperado por tantos años
- ¿ba…bba? – susurro este y cerró los ojos llevándose la mano a la frente
- ¡Luke! ¡T´Challa! ¡Príncipe! ¡Hijo! ¡hermano! – fueron los diferentes gritos que se escucharon al unísono
- Estoy bien – dijo Luke apoyándose en James
- ¿quieres sentarte? – dijo Bucky
- Estoy bien – dijo Luke a su pareja – creo que el cambio de clima me afecto. No te preocupes, baby. Quiero saber ¿Qué es un babba? – susurro el moreno
- Yo soy tu babba – dijo el rey –. Tu padre – y estiro la mano hacia él
Por un momento una imagen cruzo por la mente de Luke donde un hombre moreno se miraban fijamente. Estiro el mano decidido a tomar la mano del mayor
- Babba – susurro justo cuando el rey tomo la suya y lo atrajo hasta envolverlo en un brazo protector
- Príncipe, su país a llorado su ausencia y celebra su regreso. Ọmọ, Mo ti nipari ri ọ – dijo T´Chaka – gracias Bast – susurró – gracias
- No recuerdo muchas cosas, ni a ti… del todo, pero… – dijo T´Challa
- Ya lo harás – dijo T’Chaka – lo prometo
- Hijo – dijo una voz detrás suya con voz quebrada – mi niño – Luke miro a Bucky y asintió
- ¿madre? – dijo el príncipe y esta lo abrazo
- He llorado tanto – sollozo la mujer – no ha habido un solo día en el que no lamente no tenerte entre mis brazos
- Tu perfume – susurro Luke – ese… – se desvaneció escuchando diferentes gritos que buscaban socorrerlo
- Luke – dijo Bucky – Luke mírame.
- Llevémoslo al ala medica – dijo una chica de unos veinte años – aguanta hermano. Ya estás en casa
- Luke, por favor – suplicaba Bucky mientras subían al moreno a una especie de camilla – baby estoy aquí
- ¡apártense! – dijo la chica – ¡ahora!
Todos siguieron a la chica de peinado extraño por un sinfín de pasillos con enormes ventanales. James podía escuchar el sollozo de la reina, pero toda su atención estaba fija en el cuerpo inconsciente. Se negaba a soltar su mano. Sentía que si lo hacía lo perdería para siempre
- Esperen aquí – dijo la chica
- Por favor – suplico Bucky
- Hija… – suplico el rey abrazando a su esposa
- Déjenme revisarlo – dijo ella – en cuanto despierte los dejare pasar
- Soy su prometido – dijo un hombre moreno de pelo corto, escasa barba, que llevaba una especie de manta al hombro – tengo to…
- ¡dije que esperen W’Kabi! – corto la chica y dirigió su mirada a Bucky – les avisare cuando puedan pasar – con un tono más calmado
- Gracias – dijo el americano y la princesa entro nuevamente
- ¿Quién eres tú? ¿y porque venias de la mano de mi prometido? – pregunto el hombre
- James Barnes – dijo este – y a quien llamas “mi prometido” es mi novio. La persona a la que amo y con quien hemos planeado una vida juntos
- Claro – dijo W’Kabi – sobre todo con su fortuna de Wakanda
- No sabes nada de él – dijo el Bucky
- Sé que se tiene que casar conmigo y darle herederos al trono – dijo el moreno
- ¿eso es todo lo que te preocupa? – dijo Bucky – ¿un trono? – respiro hondo – mira amigo, cálmate. Creo que…
- Yo no soy tu amigo – dijo W’Kabi – y tú no deberías estar aquí
- Ya basta – dijo la reina – en este momento no me interesa quienes creen ser ustedes. Hace más veinte años me arrancaron a mi hijo y ahora esta postrado en esa camilla. Necesito abrazarlo, saber que está bien
- Pero madre… – protesto el moreno
- ¡dije basta W’Kabi! – siseo la reina