Psicofonía
12 de septiembre de 2025, 21:36
Exhaló molesto. Aunque en realidad esa tal vez no era la palabra exacta, ya que en su posición no podía exhalar. Hacía meses vivía, o existía, en un verdadero infierno, era difícil definir las palabras en su caso. Lo importante era que había conocido a la persona ideal y los habían separados por dos tonterías triviales que ni se notaban. Uno, el desequilibrio mental de su amado rubio por lo que había estado internado en varios hospitales psiquiátricos desde niño. Y dos, y más absurdo aun, que él era un fantasma. Pero no de cualquier fantasma. En vida, él había sido un Marine de los Estados Unidos
Desde que ya no estáEl no descansa en pazSu alma llora, lloraÉl no se conforma con la soledad.
Había vivido siempre al extremo en todos los sentidos, pero irónicamente había fallecido hacia diez años en su casa en Hawaii, al caer del techo intentando arreglar una gotera, durante una visita a su padre. Tras su muerte, su padre, John McGarrett, había vendido la casa, pero los habitantes no duraban debido a él, por lo que la casa solia cambiar de dueño cada año. Es que simplemente no toleraba a la gente indisciplinada y se los hacía sentirSi eran miedosos, ya no era su problema
Desde que ya no estáEl empezó a vagarSu alma penitenteSin opción a muerte por la eternidad.
Hacía tiempo ya que se la pasaba paseando por toda la casa intentando escuchar algo sobre Danny, hacía meses que se lo habían llevado de nuevo a un hospital psiquiátrico porque el chismoso de su hermano Matt los había encontrado abrazados en su cama riendo por lo bajo y dándose besos. Unos días antes Stella lo había visto discutiendo porque según Danny saltaba del techo como si nada. Ventaja de ser fantasma. Pero es que su presencia se sentía tan real, que a Danny le era imposible no regañarlo.
Hacía tres años la casa era habitada por una familia de Nueva Jersey que se había mudado a la isla para ayudar en la recuperación de uno de sus hijos. Danny Williams vivía en la que había sido su habitación. Desde que lo había visto por primera vez atreves de su ventana había caído antes lo encantos de ese valiente rubio.
Se conocieron en un frío diciembreTres años atrásÉl quería asustarla por el ventanalElla lo asusto cuando le sonrióEl miró sus ojos y cayó en su fondoHasta su corazón.
Aun recordaba cómo había esperado a que Danny mirase por la ventana durante una madrugada y se había aparecido frente a él esperando verlo gritar saliendo despavorido, sin embargo:
- Hola – dijo Danny sonriendo – ¿Cómo te llamas?- ¿No vas a salir corriendo? – dijo Steve sorprendido- ¿Por qué debería huir del producto de mi imaginación? – pregunto Danny intrigado- Los fantasmas no somos productos de la imaginación de nadie – dijo Steve ofendido- Los fantasmas no existen – dijo Danny- ¿Acaso no me ves? – pregunto Steve- Estoy loco – dijo Danny – esto no cuenta- Mira – dijo Steve –, esta es mi casa y no…- Esta fue tu casa – interrumpió Danny –, mi papá la compro y ahora es nuestra. Pero te doy permiso de quedarte- ¿Gracias? – dijo Steve- De nada – dijo Danny –. Ahora hazme un favor y fíjate que mis hermanos no vengan. Quiero intentar subir al techo- ¿Para qué? – pregunto Steve intrigado- Quiero ver las estrellas – dijo Danny- ¿Ver las estrellas? – pregunto Steve- ¿Crees que me quiero suicidar para estar contigo? – dijo el rubio burlesco – eres guapo, pero no tanto
Ella es una loca, loca perdidaEl adora su alma heridaY se amaron bailando sin tiemposPsicofonías que el cantaba en el viento.
No se lo había dicho a nadie, pero le encantaba ese marine, que a pesar de su falta de corporeidad se notaba que había tenido cabellos castaños, ojos verdes y una piel que debía ser igual de suave que el algodón.De noche esperaba a que todos durmieran para salir a la playa y caminar tomados de la mano. Sentarse juntos en el lenai y hablar de sus vidas anteriores, porque, aunque Danny seguía vivo, conocer a Steve significaba un antes y un después
Los gritos de su padre volvieron, las lágrimas de su madre también, junto con burlas de sus hermanos. Empezó a odiar esa isla llena de piñas y donde no sabía cuándo era de día o era de noche debido a la maldita calor que hacía, aunque todo se hacía más llevadero si Steve lo tomaba de la mano para sentarse en el lenai.Era divertido cuando en medio de las fogatas que hacían sus hermanas por las noches, Steve hacia aparecer su rostro entre las llamas y sus hermanas decían que era el viento, aunque una vez Matt dijo ver un neandertal y él había dicho “parece que te conoce” en medio de un ataque de risa. Steve se había ofendido tanto que se había ido a encerrar en el ático y solo había salido para cerrar las puertas cada vez Matt entraba en una habitación, haciendo que se golpee el rostro varias veces en un solo día
Ella es una loca, loca perdidaÉl se aparece en fuego y policromías
- ¡Animal, deja de hacer eso! – grito molesto Danny sentado en la mesa al lado de Stella- Danniel no le hables así a tu hermano – lo regaño su madre- La puerta se cerró sola – se quejó Matt- ¡Tú no tarado! – dijo Danny – ¡el otro animal!- Cariño – dijo su madre con voz suave – allí no hay nadie- Allí esta – dijo Danny señalando la puerta – el hizo que Matt se golpeara.- Danny, por favor – dijo su padre – ya basta ¿tomaste tu medicamento hoy?- No me digas Danno – grito el chico cruzando los brazos molesto y mirando hacia otro lado- Hijo, mírame – suplico su madre tomándole la mano- ¿Qué cosa? – dijo Danny sonriendo mirando así la puerta – ¿hablas en serio? Steve – dijo poniéndose de pie y corriendo a abrazarse a la puerta – claro que acepto, mi amor. Acepto casarme contigo
El fantasma y la loca se quieren casarEl padre de ella no lo quiere aceptar.
Durante toda la noche sus padres discutieron. Su madre le pedía paciencia y su padre solo gritaba que estaba harto de su demencia. De verlo entrar y salir de hospitales psiquiátrico, como si de una fiesta se tratara. Sus hermanos solo se encerraron en sus habitaciones y ni siquiera le preguntaron por la boda. ¿Acaso no organizarían juntos la fiesta?
- Si ellos no ayudan, lo haremos solos – dijo Steve –, pero de que nos casamos, nos casamos- Te amo – dijo Danny besando la almohada
Al día siguiente muy temprano, una ambulancia se estacionaba en el 272 de Piikoi Street de Oahu. Stella y Bridget abrazaban a su madre que lloraba desconsoladamente mientras Matt y Eddy terminaban los papeleos.Debieron sacar a Danny a rastra de la casa, mientras llamaba a grito a Steve para que lo ayudase, pero el fantasma por más que lo intentaba no podía salir de la casa
- ¡Steve! ¡Steve! ¡Steve! – gritaba el rubio - ¡Steve! ¡Ayúdame!- ¡Danny, no! – gritaba Steve desde la puerta – ¡déjenlo! ¡No se lo lleven! ¡Danny!- ¡Steve! – gritaba el rubio forcejeando la camisa de fuerza – ¡te amo! ¡Nunca dejare de hacerlo! ¡Steve!
Más una maldiciónLo ata en la mansiónPor eso él canta, canta y el viento se llevaSu lamentación.
Llorar le era imposible, pero habría jurado que su dolor era tan hondo que sentía lágrimas resbalando por sus mejillas. Una ambulancia se llevaba lo que más había amado y él no podía hacer absolutamente nada para evitarlo. A su hermoso Danno
Si pones atenciónEscucharas su vozY seguro que ella ya en su blanca celdaBaila psicofonías de amor
Con el alma destrozada los Williams veían a través de una rejilla como su hijo mayor bailaba en su celda un vals imaginario con la más radiante de las sonrisas y un único nombre en los labios, “Steven”. Después que Danny había sido internado cosas extrañas empezaron a pasar en la casa. Las puertas se azotaban por las noches. Los vidrios explotaban. Las cosas salían volando sin que nadie las tocara. Pero lo realmente aterrador lo que empezó a ocurrir una semana exacta después de que Danny hubiese sido internado en el Hospital “Kahi Mohala”. Cada mañana en la pared interior de la puerta principal de la casa aparecían cinco letras que abarcaban de pared a pared, desde el piso hasta el techo.
Solo cinco letras, que más que una palabra eran una orden. DANNO. Danno como desde niño le había llamado su madre, y que nadie más tenia permitido. Revisaban las cámaras a diario pero nunca se veía a una persona escribir. Las letras solo aparecían, mientras en el hospital psiquiátrico Danny solo baila llamando a alguien que nadie conocía
Ella es una loca, loca perdidaEl adora su alma heridaY se amaron bailando sin tiemposPsicofonías que el cantaba en el viento.
Meses después supieron que “Steven” era el nombre del marine que había muerto en la casa. Un hombre bien parecido, aunque algo introvertido. A veces tocaba la guitarra, y más de una vez le había dicho a sus amigos que algún día, cuando se enamorara de la persona correcta compondría una sinfonía solo para su amor, aunque no supiese nada de música
Ella es una loca, loca perdidaÉl se aparece en fuego y policromíasEl fantasma y la loca se quieren casarEl padre de ella no lo quiere aceptar.
Tres meses después de su encierro en el psiquiátrico, la familia Williams con profundo dolor retiraba el cadáver de Danny. Había muerto la noche anterior tras un ataque de risa en el que solo llamaba a su Steve. Tenía treinta años y había soñado desde niño ser detective de la policía.Tal vez, Dios por fin se había apiadado de su alma. Tal vez ya descansaba en paz
Ella es una loca, loca perdidaEl la adora, ella nunca lo olvidaPues la envuelve con psicofonías.
Sin embargo, a veces, en los días tranquilos, se podía escuchar la risa suave de Danny en medio de un “te amo, animal” y casi de inmediato la voz de otro hombre que dice “y yo a ti Danno”.Sus almas por fin habían encontrado la paz
Los muertos nos hablan,Algunos nos aman.