Marta y Fina

Elsa llegó a la casa okupada en la que vivía, la llamaban El Laberinto, había sido una casa señorial, y tenía vistas al Palacio Real y a la Ópera, la Derecha desde el Ayuntamiento y la Comunidad de Madrid, había usado la Ley, La Fuerza y el Dinero, como era de esperar habían fracasado. En el fondo era como un hotel, y como había casi infinitas habitaciones, cada uno podía tener su espacio de privacidad. Elsa abrió la puerta de su cuarto de una patada, lanzó el monopatín al suelo, y se dio de bruces con la foto de la pija con el paraguas y los calcetines rojos. ¡Dios!¡Cómo la amaba! ¡La gorra vintage de los Indians, el amuleto de la suerte para que salieran los tricks del skate! ¡Elsa jodida loca!cuando se dio cuenta estaba hablando en voz alta. Llamaron a la puerta. Solo podía ser Eva, la monitora de yoga,tan educada ella que pedí permiso para entrar en una habitación de una casa oKupada. -¿Molesto? pregunto cautelosa. -Tú nunca molestas, eres como un canuto que tonifica. -Por cierto ¿Tienes un par? -¡Joder Elsa, que yo no fumo, hago vida sana!¡Otra cosa es que sea anarko! -Estás rara en los últimos días, a ti te pasa algo. -Me he enamorado hasta las trancas de una pija. -¡Anda ya! No me lo creo. -No hay nadie que odié más a las pijas que las pijas rebotadas como tú. -Bueno ya te he contado bastante Eva. -Ahora ¡Puerta! Eva se esfumó rápidamente. Elsa sacó el cortaplumas, lo abrió, y lo lanzó con fuerza hacia la pared de enfrente ,a la foto de la pija. La navaja chocó contra la foto y se partió en dos. -¡Joder! exclamó Elsa, la pija es una bruja, me ha partido la hoja. Su pensamiento doy un vuelco. La pija no es una bruja,es un hada, pensó para sus adentros ,y me querrá redimir, y hacerme pija de nuevo. La tenía en el puño, una pija de trece años con un osito en la cremallera de la mochila rosa. Se quitó los sneakers se recostó en el suelo y puso la mente en blanco.