El Hospital
18 de septiembre de 2025, 2:39
Sol se despertó con la boca pastosa,no se acordaba de nada de lo sucedido el día anterior,solo una imagen de una chica con el pelo casi rapado,llena de piercings,hielo,mucho hielo en su cuerpo,y luego un calor amoroso,después la oscuridad más absoluta.
Estaba en la cama del hospital,miró hacia su derecha,una ventana,de nuevo las tinieblas,las tinieblas desmintiendo su nombre.
Se sentó en la cama,casi se cae del mareo,se puso las zapatillas,y fue al cuarto de baño,salió muy refrescada y a gusto.
-¿Por qué lo había hecho?
-Nunca lo sabía,pero siempre volvía a la misma espiral.
Vio una bolsa verde colgada de la puerta,la puso en el suelo,había alguna roba suya y las pulseras,las benditas pulseras,para tapar las muñecas llenas de cortes.
Esperanza,la criada filipina,la única que se había cuidado de ella desde los trece años,sus padres la habían olvidado hacía algunos años,cuando le vino la regla,y empezó con las neuras,las malditas neuras,que ella había seguido alimentando,
Se quitó el camisón,y se puso las bragas,el vaquero,la camisa,los sneakers y las pulseras multicolores,alegría para tapar la tristeza.
Se acercó a la puerta,manipuló el pomo.
Cerrada,sacó la navaja suiza multiusos,que le servía para lo mejor y para lo peor,maniobró un poco,y la cerradura cedió.
Salió al pasillo y miró en ambas direcciones,neón creando un fantasmal juego de espejos.
Probó suerte hacia la derecha,en seguida se encontró ante una puerta acristalada,y al otro lado un segurata durmiendo,conocidos de sobra,de aquella planta del hospital,distinta a las demás,como una caja fuerte,que tanto conocía.
De nuevo probó suerte con la navaja,esta vez le costó más pero lo consiguió,acostumbrada a abrir precintos de botes de pastillas sin que se notara,y a juguetear con los cortes en las muñecas ,le fue fácil.
Paso de puntillas junto al segurata,ahora necesitaba una bata blanca,sabía donde estaba el armario,casi pasaba más tiempo en aquella maldita ala de hospital que en su casa.
Lo abrió con cuidado,buscó una de su talla,ahora era la Dra.Martínez,tal como estaba bordado en el bolsillo superior,jugar a ser otra persona,que bien se lo pasaba de pequeña,era su juego favorito,pero cuantas desgracias le había acarreado.
Descendió las escaleras con cuidado,siete,pisos,el ala de Psiquiatría,en los hospitales siempre estaba tocando el cielo,que contradicción pensó.
Llegó al hall del hospital y salió a la calle,hacía un calor infernal,miró al cielo,mañana luna llena,su gran pasión,la astronomía,pero también las astrología,dos fantasías,concentradas en lo inalcanzable.
Y entonces una cara ,bañada por el sol,pelo rubio,ojos azules.
Ingrid
El Midsommar.
La noche de San Juan.
La rave,cada año en un sitio diferente,siempre observándola de lejos,sin mezclarse en la juerga,con una extraña nostalgia.
Creía que Cata había hecho que se olvidara de ella,Cata su única amiga tan bella,tan pura,tan buena.
Algo le decía que Ingrid estaría ese año en la rave,y ella siempre sabía donde se celebraba.
Buscó la parada de metro más cercana,saltó el torno,en seguida pasó el metro,un vagón,vacío y fantasmal.
Daría vueltas sin rumbo por el metro de Madrid,a comer y a cenar al VIPs,Esperanza le había dejado la cartera en el bolsillo del pantalón,igual que la navaja,nunca hablaba,nunca hacía preguntas,pero la entendía como nadie.
Del alba hasta la noche.
Donde le esperaría la luna llena de su destino.