Marta y Fina

Doña Marta se encontraba en la unidad de cuidados intensivos del Hospital Doce de Octubre. Se encontraba en un continúo vaivén entre los sueños y una relalidad llena de telerañas. Sintió los nervios de la primera noche en el hotel de Illescas,hacía tanto,tanto tiempo. Tenemos toda la vida por delante. Como siempre Fina había leído su alma. Esa vida maravillosa tocaba a su fin. ¿Amor eterno? No creo que hay más allá Nuestro recuerdos se los llevará el viento. Pero en su cabeza de una manera machacona,como un martillo. -Desde siempre. -Ese carácter tan peleón que tienes. -Quiero saberlo todo de ti. -Cada detalle,cada rincón. -Ahora los sabía. -Todos y cada uno. -¿Y de qué le servía? -Recuerdos,recuerdos y más recuerdos,amontonados en diarios que mandaría quemar tras su muerte. De repente se acordó de la Casa Vieja,paseando descalza sobre el cesped,al lado de las rosas blancas,una chiquilla morena de ojos miel la observaba fijamente. -Vivir había valido la pena... Doña Marta De la Reina se durmió por fin,su pulso era estable,saldría de esta. El gran drama teatral de cinco  jóvenes,casi chiquillas,la esperaba para resolverlo,como una partida de ajedrez,como esas que jugaba consigo mismo en el jardín de la Casa Grande,cubierta con la manta,la nieve cayendo. Siempre independiente,siempre sola,hasta que llegó Fina,no quería dejarla sola,y esperarla en el otro mundo,si este existía. Pero no se puede luchar contra la Muerte,que nos canta una nana hasta que nos dormimos para siempre... La Dra.Valero firmó el parte de alta para el día siguiente. Doña Marta,cuando muera,si es que muere,tiene que hacerlo en casa,con Fina a su lado y oliendo el aroma de sus rosas blancas...